Por: Ramón Losada Aldana
Para Althusser el modo de producción está formado por una determinada totalidad social. Preferimos el criterio general de los autores marxistas que lo conciben -según se ha visto- como la unidad de las fuerzas productivas y las relaciones de producción. En términos diferentes, puede decirse que el modo de producción es el conjunto de las relaciones técnicas y las relaciones sociales de producción.
Esa unidad tiene su dialéctica. Por tanto, es una realidad en movimiento impulsada por la fuerza de las contradicciones. De esa unidad la parte de mayor impulso, la portadora de más intenso dinamismo, la más revolucionaria, corresponde a las fuerzas productivas. Los cambios y modificaciones en éstas se reflejan necesariamente en las relaciones de producción.
Es lo que se ha denominado ley de correspondencia entre el carácter de las fuerzas productivas y las relaciones de producción.
Esa correspondencia implica una de las características básicas del modo de producción: si las relaciones de producción responden al carácter de las fuerzas productivas, aquéllas devienen en el factor fundamental del desarrollo de éstas. Si, por el contrario, no se da esa correspondencia, entonces las relaciones de producción se transforman en el mayor obstáculo para el avance de las fuerzas productivas.
Entonces se abre, como dice Marx, una época de revolución social, signada por la exigencia o necesidad histórica de poner en concordancia ambos integrantes del modo de producción.
Pongamos por caso el modo de producción capitalista. Éste surge como consecuencia de la descomposición y hundimiento del modo de producción feudal, una vez que las relaciones de producción de este régimen dejaron de corresponder al carácter de las fuerzas productivas desarrolladas en el seno mismo de la sociedad feudal.
Dicho de diferente modo, en esta sociedad las fuerzas productivas adquirieron un carácter capitalista y, en consecuencia, exigieron el cambio de la sociedad en su conjunto, o sea, plantearon la necesidad histórica de sustituir la sociedad feudal por la sociedad burguesa: se abría, así, la época de las revoluciones capitalistas y el paso hacia este tipo de sociedad, en el cual nos encontramos todavía, con excepción de algunos países.
Actualmente, en la sociedad capitalista, de manera especial en las naciones con modo de producción imperial se manifiesta una situación semejante a la época de hundimiento del feudalismo: dentro del modo de producción capitalista opera una contradicción fundamental: mientras las fuerzas productivas tienen un carácter cada vez más socializado, las relaciones de producción se hacen cada vez más privadas, a tales extremos que han conducido al capitalismo monopolista.
Vale decir, el carácter social de la producción exige la socialización de las relaciones productivas, especialmente en lo que se refiere a los nexos de propiedad.
Se abre, de esta manera, la época de las revoluciones socialistas, signo vertebral de nuestro tiempo.
Fuente: Prensa Popular Comunistas Miranda
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