Escrito por Tribuna Popular/Jerónimo Carrera
22.01.2009
En homenaje al pueblo venezolano
Caracas, 22 ene. Tribuna Popular TP.- Mañana se cumplen 51 años de ese histórico y aun latente 23 de enero de 1958, cuando el pueblo de Venezuela a través de una gran movilización y lucha popular puso fin a la dictadura pro-yanqui de Marcos Pérez Jiménez. Dentro de las principales fuerzas políticas que encabezó el alzamiento popular estaba el Partido Comunista de Venezuela. Por ello, a continuación publicamos el articulo del actual Presidente de nuestro Partido, Jerónimo Carrera, que bajo el título de “El 23 de enero y los comunistas”, escrito el 20 de enero del 2004, en el cual, analiza el aporte del PCV en dicho acontecimiento histórico.
El 23 de Enero y los comunistas
Por: Jerónimo Carrera (*)
Hoy en día parece estar fuera de toda discusión la apreciación de la fecha del 23 de enero de 1958 –cuando el dictador pro-yanqui Marcos Pérez Jiménez fue puesto en fuga, acobardado ante una violenta y masiva insurrección de características populares- como marcando históricamente una línea divisoria en el siglo XX venezolano. Aparte de dicha apreciación, sobre la importancia de lo ocurrido ese día, difieren en cuanto a explicaciones de las causas y el desarrollo mismo de los hechos quienes al respecto han venido escribiendo.
Con cierta insistencia, por ejemplo, últimamente algunos comentaristas han comenzado a subrayar las intentonas golpistas de índole militar que contra el dictador brotaron desde el inicio de aquel mes de enero. Se quiere así dar la impresión, falsa del todo, de que no hubo realmente de parte del pueblo un rechazo de Pérez Jiménez y su pandilla, e incluso hay voces que abiertamente les cantan loas.
Se hace evidente la intención actual de semejante actitud, en busca de posibles aspirantes en las filas militares de nuevos Pérez Jiménez, que con el beneplácito obvio de George Bush y sus socios tipo Aznar, Uribe y Lagos, les permitan “salir de Chávez” en cualquier forma.
Asimismo, es de notar la tendencia a desconocer lo más posible el papel de primer plano que tuvo el Partido Comunista de Venezuela no solamente en los sucesos de esos días de enero de 1958, sino a todo lo largo de aquellos nefastos diez años de la dictadura perezjimenista.
EL PAPEL DEL PCV
Sin el menor ánimo de distorsionar a nuestro favor la historia, y mucho menos de minimizar las aportaciones de otros sectores políticos o militares, pienso que es un deber ineludible para los militantes comunistas de entonces, y que ahora continuamos como siempre con el mismo fervor revolucionario inherente al PCV, dejar constancia para el futuro de nuestras experiencias y recuerdos personales relativos a tan singular momento de la historia nacional.
Desde luego que la insurgencia generalizada en el mes de enero no se produjo accidentalmente, ni tampoco por un capricho del Departamento de Estado, supuestamente disgustado a raíz de una propuesta hecha por Pérez Jiménez -en una reunión, en Panamá, de esas que ahora llaman “cumbres”- para que los países ricos ayudaran a sus hermanos pobres. Tesis peregrina esta de un dictador anticomunista obsesivo, condecorado y alabado por el propio John Foster Dulles, y luego “derrocado por Washington” en plena guerra fría, un año después de haber presentado dicha propuesta.
Igualmente es absurdo atribuir al obispo Arias Blanco el mérito de la caída de Pérez Jiménez, en virtud de una simple pastoral leída en algunas iglesias. Ese dictador le otorgó más beneficios a los curas que ningún otro gobernante anterior, y sólo fue sobrepasado luego en tal sentido por Rómulo Betancourt con la firma del Concordato que le puso fin a la tradición bolivariana del patronato. En todo caso, si con pastorales se tumbasen gobiernos ya hace tiempo Hugo Chávez no estaría gobernando.
Aunque es de creer que a la iglesia católica no le agradó la amplia protección que Pérez Jiménez le brindó a un colega, el dictador argentino Juan Domingo Perón, tras de ser derrocado éste por tolerar la quema de templos y por ello quedar excomulgado. Puedo atestiguar que el 23 de enero del ’58, aquí en Caracas, Perón estuvo a punto de morir a manos de personas que lo asediaban en la embajada donde había tomado refugio, acusado de sostener negocios con un odiado policía torturador, Pedro Estrada, el brazo derecho de Pérez Jiménez.
Lo que en realidad derribó a la dictadura fue la vigorosa coalición de fuerzas políticas que llegó a unir en una Junta Patriótica a los cuatro partidos existentes entonces en Venezuela. Y la verdad es que esa Junta fue el resultado de un largo y paciente trabajo unitario de los comunistas, pues el PCV era el único partido cuya dirección nacional pudo mantenerse -de modo organizado y actuando todo el tiempo- en la clandestinidad dentro de país. Esto puede comprobarse con la rica colección de su prensa clandestina de la época, la legendaria Tribuna Popular que este próximo 17 de febrero cumple 61 años de combativa existencia.
Los dirigentes de AD y COPEI, y más aún los de URD, habían salido todos al exterior y no regresaron sino después del 23 de Enero, a reclamar sus abandonados puestos de dirección. Que encontraron habían sido tomados en su ausencia por jóvenes inexpertos, a quienes poco después forzaron a devolvérselos, y que terminaron siendo expulsados, como en el caso de los fundadores del MIR.
EL DETONANTE FINAL
Hasta noviembre de 1957 Pérez Jiménez lucía todopoderoso y nadie podía vaticinarle un pronto derrocamiento. Pero tal como ha sucedido tantas veces en nuestros países, de repente la masa estudiantil se movilizó y comenzó a protestar abiertamente contra el dictador. El 21 de noviembre, exactamente, con motivo del día internacional de los estudiantes que mundialmente celebraban las organizaciones que seguían a la UIE y la FMJD, internacionales de los estudiantes y de la juventud de izquierda respectivamente, estalló en Caracas en la Universidad Central una protesta encabezada por jóvenes comunistas.
Bien puedo recordar la repercusión de tal protesta, dando inicio a un proceso acelerado que en apenas dos meses culminó con el estallido de una huelga general el 21 de enero de 1958, en Caracas y algunas otras ciudades del interior, y dos días más tarde con la huída de Pérez Jiménez hacia República Dominicana.
Esto fue el producto de una inteligente política de aislamiento, al máximo posible, de Pérez Jiménez y su pequeña camarilla. Toda esa política había sido trazada por la dirección del PCV, con la consigna de unidad nacional contra aquella dictadura que estaba al servicio de los monopolios estadounidenses.
El contenido antimperialista de esa política había calado en muy amplios sectores de la sociedad, tal como se puso en evidencia más aún con la violenta protesta, cuatro meses más tarde, que el 13 de mayo siguiente se produjo a la llegada de Richard Nixon, entonces vice-presidente de Estados Unidos, quien hubo de ser rescatado en helicóptero mientras portaviones yanquis amenazaban con invadir a Venezuela.
La política acertada del PCV sirvió de detonante final, sin duda, para hacer caer la dictadura el 23 de enero de 1958. Pero de allí en adelante, una cadena de errores oportunistas -muy bien aprovechados por el imperialismo y sus agentes criollos- hizo posible la frustración del movimiento de masas, restableciendo por cuarenta años más la plena dominación de Estados Unidos en Venezuela. Una dominación que ha durado ya todo un siglo, y que al parecer se aproxima ahora al ocaso definitivo.
(*) Escrito el 20 de enero de 2004
Fuente: Tribuna Popular T.P.
Edición: PrensaPopularSolidaria ComunistasMiranda
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com