Por: David Delgado/PRCC Canarias
En la última Asamblea Parlamentaria de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (AP OSCE), celebrada en Vilnius (Lituania), se aprobó una resolución anticomunista defendida por el parlamentario eslovaco Robert Batelli, cuyo contenido criminaliza las ideas comunistas, tergiversa la historia del último siglo y pretende asemejar el comunismo con el fascismo.
El título de dicha resolución, “La reunificación de la Europa dividida: promover los derechos humanos y las libertades civiles en la región OSCE en el siglo XXI”, además de ser de naturaleza burguesa, expresa la idea imperialista de consolidar la influencia y el dominio de la Europa capitalista occidental sobre el antiguo bloque socialista del este.
En contra de la resolución se posicionaron la parlamentaria del gobernante Partido Progresista del Pueblo Trabajador de Chipre (AKEL), Skevi Koukouma, los representantes del Partido Comunista de Grecia (KKE), del Movimiento Socialista Panhelénico y el jefe de la delegación rusa, que en forma de protesta retiró su candidatura a la vicepresidencia de la Asamblea.
Los miembros del Partido Comunista Francés (PCF), del Partido Comunista de Bohemia y Moravia y del Partido Comunista de San Marino, emitieron junto a los compañeros del KKE un comunicado conjunto “condenando firmemente la resolución, que bajo el pretexto de combatir el totalitarismo, iguala comunismo y nazismo”.
No es la primera vez, ni será la última que organizaciones europeas supranacionales criminalizan y condenan a la ideología comunista. En esta ocasión, como en otras, se emplean términos como “stalinismo” y “dictaduras comunistas”, para justificar el anticomunismo más infecto. Pero no nos dejemos engañar: en realidad lo que se persigue es la legitimación política para actuar con métodos propios del fascismo contra la ideología, los militantes y las organizaciones comunistas.
Prueba de ello es el párrafo 14 de la resolución, en el cual se señala que los partidos comunistas deberían ser desmantelados, siendo acusados de ser “estructuras con patrones de comportamiento que idealizan el pasado, intentan volver a él o extenderlo hacia el futuro”.
Esta declaración de intenciones demuestra que medidas represivas anticomunistas se están gestando en la Europa de la “democracia” y las “libertades”.
De continuar la trayectoria actual, el resultado será la prohibición, persecución y condena de los comunistas organizados de todo el continente.
A nosotros, los comunistas canarios, nos afecta directamente esta ofensiva reaccionaria, porque aunque no seamos europeos, a efectos legales, como colonia española, sobre nosotros recae todo el peso de la “legalidad” burguesa europea.
La contemporánea caza de brujas desatada desde hace tiempo, especialmente en el este europeo, avanza paralelamente al auge de las ideas, los partidos y la institucionalidad del fascismo.
No está de más recordar la ilegalización de la Unión de Jóvenes Comunistas de la República Checa (KSM), disuelta oficialmente por el Estado Checo el 12 de octubre de 2006.
La alegación del Ministerio del Interior fue que, en su programa, la KSM incluía la necesidad de sustituir la propiedad privada de los medios de producción por la propiedad colectiva. Pocas semanas después de la ilegalización de la KSM, el Senado checo aprobó formar una comisión especial para investigar la legalidad del Partido Comunista de Bohemia y Moravia (KSCM), promovida por una moción presentada por el diputado “verde” Jaromir Stetina.
En Lituania, país anfitrión de la AP OSCE, tras el reciente descubrimiento en el pueblo de Svirplyay de un retrato de Lenin, la policía abrió inmediatamente una investigación para perseguir a los responsables y ser acusados de “mostrar en público símbolos comunistas”.
Esta medida no es anecdótica en el país, puesto que se adoptó en virtud de la legislación anticomunista que ilegalizó al partido en 1991 y sirvió para prohibir el uso de símbolos soviéticos y comunistas en 2008.
En las repúblicas bálticas, los partidos comunistas están prohibidos desde hace años. En Estonia, en enero de 2007 el Parlamento aprobó una ley que prohíbe el uso de símbolos comunistas excepto para, según dijo el ministro de Justicia Rein Lang, “su uso en investigaciones o representaciones teatrales”.
En abril, el mismo gobierno ordenó retirar un monumento dedicado a los soldados del Ejército Rojo que murieron en la Segunda Guerra Mundial en combate contra la ocupación nazi en 1944, mientras a los genocidas nazi-fascistas se les conmemora y homenajea.
La lista de actuaciones anticomunistas en diversos países es extensa: condenas de dos años de prisión, por “injurias”, a la dirección del Partido Comunista de los Trabajadores Húngaros, el fascismo de los hermanos Kazcynsky en Polonia y las medidas racistas de Berlusconi son sólo algunas.
Lo que está en juego, más allá de las medidas represivas concretas, es la adopción generalizada de métodos menos “democrático-burgueses” y más fascistas en toda Europa, para criminalizar, combatir, ilegalizar y perseguir a las organizaciones comunistas, ante el temor de que las ideas revolucionarias avancen.
Más aún en los tiempos que corren, en los que los trabajadores europeos no ven esa Europa idílica que nos venden, sino un continente en el que la pobreza, el desempleo, la pérdida de derechos y libertades, la desigualdad y la disminución del poder adquisitivo están en un constante e inexorable crecimiento.
Fuente: Independencia y Socialismo_Partido Revolucionario de los Comunistas Canarios/Edición de: PrensaPopularSolidaria_ComunistasMiranda
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
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lunes, 13 de julio de 2009
EL DOBLE ERROR DE ROBERT Mc NAMARA
Translated lundi 13 juillet 2009, par J.A. Pina
Robert McNamara, secretario de Estado norteamericano de Defensa y luego Presidente del Banco Mundial, activo partidario de la intervención en Vietnam y feroz anticomunista, acaba de morir a la edad de 93 años.
Sus actuaciones entre 1961 y 1981 contribuyeron a dar forma a la economía mundial de hoy. En el momento de los balances Damien Millet y Éric Toussaint revelan la amplitud de los desastres causados en su carrera, apoyada en el tríptico comercio, guerra y deuda.
Primer Presidente - Director General de la multinacional automovilística Ford sin ser miembro de la familia Ford, McNamara sólo permanecerá en este cargo cinco semanas antes de llegar a ser Secretario de Defensa de los Estados Unidos, bajo la presidencia de John F. Kennedy (1961-1963), cargo que mantendrá con el presidente Lyndon B. Jhonson (1963-1968), McNamara es uno de los principales artífices de la agresión militar de los EE.UU. a Vietnam, guerra a menudo denominada “la guerra de McNamara”.
Ejerció continuas presiones para enviar allí más tropas militares, en total más de 500 000 soldados. Alrededor de 1 millón de combatientes comunistas y patriotas vietnamitas y 4 millones de civiles fueron asesinados entre 1961 y 1975.
Años más tarde, McNamara reconocería sus errores : “Nosotros, los miembros de las administraciones Kennedy y Johnson, participes directos en las decisiones sobre Vietnam (…) nos equivocamos, estábamos terriblemente equivocados.” Además añadirá : “Yo nunca había visitado Indochina, y no comprendía nada de su historia, de su lengua, de su cultura, de sus valores. Era totalmente insensible a todo ello. (…) Cuando se trataba de Vietnam, estábamos en posición de decidir una política para una tierra desconocida para nosotros.”
En 1968, cuando la situación llego a ser muy difícil para los EE.UU., McNamara es nombrado presidente del Banco Mundial, donde se va a comportar como un misionero, continuando la campaña anticomunista. Su llegada marca un giro significativo en el Banco Mundial que da un acelerón a la deuda, al utilizarla como una verdadera arma geopolítica. De 1968 a 1973, el Banco Mundial concertó más préstamos que durante todo el periodo 1945-1968. Se incitaba a los países del Sur a pedir préstamos masivamente, para financiar la modernización de su aparato de exportación y para vincularles más estrechamente al mercado mundial.
De hecho, McNamara empuja a los países de Sur a someterse a las condiciones asociadas a estos préstamos, a aceptar infraestructuras inútiles, presupuestos sociales insuficientes, a construir grandes presas ruinosas en un medioambiente saqueado, a deudas colosales… El cebo utilizado : liquidez puesta a disposición de gobiernos locales sin ningún mecanismo de lucha contra la corrupción y la malversación de fondos públicos. A cambio de esta liquidez, los gobiernos aceptan la mayor parte de las recomendaciones del Banco Mundial.
¿A quién se otorgan estos préstamos ? En plena guerra fría, el Banco Mundial interviene para oponerse a la influencia soviética y a las diferentes tentativas nacionalistas y antiimperialistas. La estrategia fue doble. Por una parte, el Banco Mundial apoyó a los aliados estratégicos de los EE.UU. en las diferentes regiones del planeta (Mobutu en Zaire, Suharto en Indonesia, Pinochet en Chile, las dictaduras brasileña y argentina…) para reforzar el área de influencia estadounidense. Por otro lado, el Banco Mundial prestó de manera condicionada a países que intentaban aplicar políticas en ruptura con el modelo capitalistas dominante, para poder ejercer un control sobre sus políticas económicas (Nasser en Egipto, N´Krumah en Ghana, Manley en Jamaica, Sukarno en Indonesia…)
Al principio de los años 1980, los países del Sur, endeudados en exceso, sufren de lleno el alza brutal de las tasas de interés y la caída de los precios de las materias primas, cuya producción aumentan sin cesar para pagar su deuda, lo cual que acreciente la competencia entre ellos, al mismo tiempo que la demanda no crece en el Norte. Las consecuencias serán terribles para los pueblos del Sur que están obligados por el FMI y el Banco Mundial a desangrarse para pagar a los ricos acreedores.
McNamara se equivocó en Vietnam al organizar una guerra colonial absurda, y se equivocó en el Banco Mundial al conducir a los países del Sur a un sobreendeudamiento trágico. La gestión de McNamara durante veinte años tenía dos objetivos llevados a buen término : recuperar la ventaja sobre los países que habían afirmado su voluntad de independencia y aumentar la dominación sobre los pueblos del Sur. Hoy, es triste que McNamara no haya sido obligado a rendir cuentas al respecto.
« McNamara es uno de los artífices de la agresión militar de los Estados Unidos a Vietnam. que costó la vida de 1 millón de combatientes y 4 millones de civiles »
Fuente: l"Humanité/ Edición de: PrensaPopularSolidaria_ComunistasMiranda
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com/
Robert McNamara, secretario de Estado norteamericano de Defensa y luego Presidente del Banco Mundial, activo partidario de la intervención en Vietnam y feroz anticomunista, acaba de morir a la edad de 93 años.
Sus actuaciones entre 1961 y 1981 contribuyeron a dar forma a la economía mundial de hoy. En el momento de los balances Damien Millet y Éric Toussaint revelan la amplitud de los desastres causados en su carrera, apoyada en el tríptico comercio, guerra y deuda.
Primer Presidente - Director General de la multinacional automovilística Ford sin ser miembro de la familia Ford, McNamara sólo permanecerá en este cargo cinco semanas antes de llegar a ser Secretario de Defensa de los Estados Unidos, bajo la presidencia de John F. Kennedy (1961-1963), cargo que mantendrá con el presidente Lyndon B. Jhonson (1963-1968), McNamara es uno de los principales artífices de la agresión militar de los EE.UU. a Vietnam, guerra a menudo denominada “la guerra de McNamara”.
Ejerció continuas presiones para enviar allí más tropas militares, en total más de 500 000 soldados. Alrededor de 1 millón de combatientes comunistas y patriotas vietnamitas y 4 millones de civiles fueron asesinados entre 1961 y 1975.
Años más tarde, McNamara reconocería sus errores : “Nosotros, los miembros de las administraciones Kennedy y Johnson, participes directos en las decisiones sobre Vietnam (…) nos equivocamos, estábamos terriblemente equivocados.” Además añadirá : “Yo nunca había visitado Indochina, y no comprendía nada de su historia, de su lengua, de su cultura, de sus valores. Era totalmente insensible a todo ello. (…) Cuando se trataba de Vietnam, estábamos en posición de decidir una política para una tierra desconocida para nosotros.”
En 1968, cuando la situación llego a ser muy difícil para los EE.UU., McNamara es nombrado presidente del Banco Mundial, donde se va a comportar como un misionero, continuando la campaña anticomunista. Su llegada marca un giro significativo en el Banco Mundial que da un acelerón a la deuda, al utilizarla como una verdadera arma geopolítica. De 1968 a 1973, el Banco Mundial concertó más préstamos que durante todo el periodo 1945-1968. Se incitaba a los países del Sur a pedir préstamos masivamente, para financiar la modernización de su aparato de exportación y para vincularles más estrechamente al mercado mundial.
De hecho, McNamara empuja a los países de Sur a someterse a las condiciones asociadas a estos préstamos, a aceptar infraestructuras inútiles, presupuestos sociales insuficientes, a construir grandes presas ruinosas en un medioambiente saqueado, a deudas colosales… El cebo utilizado : liquidez puesta a disposición de gobiernos locales sin ningún mecanismo de lucha contra la corrupción y la malversación de fondos públicos. A cambio de esta liquidez, los gobiernos aceptan la mayor parte de las recomendaciones del Banco Mundial.
¿A quién se otorgan estos préstamos ? En plena guerra fría, el Banco Mundial interviene para oponerse a la influencia soviética y a las diferentes tentativas nacionalistas y antiimperialistas. La estrategia fue doble. Por una parte, el Banco Mundial apoyó a los aliados estratégicos de los EE.UU. en las diferentes regiones del planeta (Mobutu en Zaire, Suharto en Indonesia, Pinochet en Chile, las dictaduras brasileña y argentina…) para reforzar el área de influencia estadounidense. Por otro lado, el Banco Mundial prestó de manera condicionada a países que intentaban aplicar políticas en ruptura con el modelo capitalistas dominante, para poder ejercer un control sobre sus políticas económicas (Nasser en Egipto, N´Krumah en Ghana, Manley en Jamaica, Sukarno en Indonesia…)
Al principio de los años 1980, los países del Sur, endeudados en exceso, sufren de lleno el alza brutal de las tasas de interés y la caída de los precios de las materias primas, cuya producción aumentan sin cesar para pagar su deuda, lo cual que acreciente la competencia entre ellos, al mismo tiempo que la demanda no crece en el Norte. Las consecuencias serán terribles para los pueblos del Sur que están obligados por el FMI y el Banco Mundial a desangrarse para pagar a los ricos acreedores.
McNamara se equivocó en Vietnam al organizar una guerra colonial absurda, y se equivocó en el Banco Mundial al conducir a los países del Sur a un sobreendeudamiento trágico. La gestión de McNamara durante veinte años tenía dos objetivos llevados a buen término : recuperar la ventaja sobre los países que habían afirmado su voluntad de independencia y aumentar la dominación sobre los pueblos del Sur. Hoy, es triste que McNamara no haya sido obligado a rendir cuentas al respecto.
« McNamara es uno de los artífices de la agresión militar de los Estados Unidos a Vietnam. que costó la vida de 1 millón de combatientes y 4 millones de civiles »
Fuente: l"Humanité/ Edición de: PrensaPopularSolidaria_ComunistasMiranda
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