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martes, 2 de noviembre de 2010

SIN DIRECCIÓN COLECTIVA PELIGRA EL PROCESO REVOLUCIONARIO

Editorial de Tribuna Popular, Örgano del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela, Martes, 02 de Noviembre de 2010. Publicado por Tribuna Popular Digital el 02 de Noviembre.

Quizás, para muchos y muchas, es ya repetitivo el constante planteamiento del PCV sobre la necesidad de avanzar en la construcción de la dirección colectiva del proceso revolucionario.

Es cierto que durante los últimos años, el PCV, ha expresado de manera sostenida y reiterada que debe trascenderse los escenarios electorales para constituir una instancia de las diversas fuerzas que impulsamos el proceso revolucionario, para articularnos, para coordinarnos, para intercambiar experiencias y propuestas, para cohesionarnos, para criticar y autocriticarnos, para revisar y corregir errores y deficiencias de la gestión gubernamental, para construir políticas de Estado.

En el caso de los comunistas, las propuestas y planteamientos no emanan del antojo, idea, ocurrencia, reflexión, imaginación, pensamiento o línea de ninguna individualidad, por muy alta responsabilidad o cargo que ésta tenga en la organización.

Los comunistas en el mundo –y el PCV ha sido fiel consecuente con este principio–, construimos colectivamente la política que impulsamos.
--La estratégica, a través de los amplios, democráticos y participativos procesos de Congreso;
-- y, la táctica, a través de la libre discusión que representan los Plenos del Comité Central.

Además, todos los organismos de dirección y las responsabilidades individuales en el Partido Comunista, son electos de manera colectiva.

Además, todas las responsabilidades individuales –incluyendo a la propia Secretaría General– pueden ser removidas en cualquier momento por el organismo que la designó.

Además, todos los organismos y militantes tienen una disciplina consciente que les lleva a asumir la obligación de impulsar la política resuelta colectivamente.

Además, el conjunto de la organización se guía –en su discusión teórica y en su aplicación práctica– por una ideología, la de la clase obrera y la revolución socialista: el marxismo-leninismo.

Este es el “secreto” de que, en sus casi 80 años de vida orgánica, el PCV ha tenido una continuidad, presencia, fortaleza, firmeza y constancia, que no ha dependido nunca de ninguna de las muchas destacadas y heroicas personalidades que han formado parte de su Dirección.

Con base en esta experiencia y esta constatación vivencial, es que el PCV expresa su preocupación sobre el peligro que tiene la continuidad histórica de la actual etapa del proceso revolucionario, ante la falta de visualizar e interiorizar –por parte de importantes sectores revolucionarios– la necesidad de iniciar los pasos para constituir un espacio de encuentro de las fuerzas del proceso, que sea el germen de la dirección colectiva política, ideológica, organizativa y de masas del pueblo venezolano.

Este planteamiento, esta necesidad, tiene muchos enemigos y enemigas.

Por eso, durante el pasado proceso electoral se desató una férrea campaña anticomunista, impulsada por las fuerzas de la reacción y validada por varios “amigos” socialistas al marcar distancia en la supuesta disyuntiva entre la revolución bolivariana democrática y el comunismo dictatorial.

Por eso, también, luego del 26-S, han salido reseñados en prensa escrita y digital –identificadas con el proceso revolucionario– señalamientos que pretenden vincular al PCV con el terrible y anticomunista “Pacto de Punto Fijo”. Casos resaltantes los de una Nota pseudohistórica del MINCI y el encartado semanal “Debate Socialista”.

El XIII Congreso Extraordinario del PCV, culminado en marzo de 2007, expresó que:
“Frente a la agudización de las contradicciones internas y externas, y las tareas de profundización del proceso, la defensa de la revolución y de la patria exigen el concurso de la voluntad mayoritaria de nuestro pueblo y su férrea unidad para la construcción del socialismo. Por esta razón, el PCV y la JCV expresan su más firme decisión y voluntad de abonar el camino de la articulación y unidad orgánica de los revolucionarios y revolucionarias, hacia la constitución del instrumento de dirección política colectiva necesario para la construcción del socialismo.”

Pero, además, el propio Programa del PCV, vigente, aprobado por el VI Congreso, en 1980, resalta que “La Unidad Popular es para los comunistas una concepción estratégica… las clases y capas sociales… oprimidos por el imperialismo y sus aliados locales pueden y deben unirse para conducir a Venezuela por una vía capaz de conquistar para el pueblo el progreso a que tiene derecho. El PCV busca y considera indispensable las alianzas con los partidos y organizaciones coincidentes con esta política.”

Por eso, entendiéndolo como necesidad histórica y sabiendo el peligro que corre el proceso revolucionario en marcha, el PCV decidió invitar a las organizaciones políticas y sociales revolucionarias que coinciden con esta visión a iniciar los contactos e intercambios necesarios para empezar a articular este espacio de unidad.

Ojala que importantes sectores revolucionarios que aún no se han dado cuenta de esta necesidad y este peligro, no esperen para cuando ya sea demasiado tarde.

Fuente: Crédito: Edición impresa de Tribuna Popular Nº 181/Tribuna Popular TP Digital/PrensaPopularSolidaria

http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com/

CARNAVALES ELECTORALES

Por: Jerónimo Carrera

No quisiera yo que se interprete el título de esta columna de hoy, sinceramente lo digo, como una irónica alusión a estas elecciones por celebrarse en nuestro vecino Brasil, aunque no faltará quien de inmediato haga remembranza de los muy famosos carnavales de Río de Janeiro, quizás los más jacarandosos del mundo, según me han dicho.

Pero lo cierto es que no sólo los procesos electorales que allí tienen lugar, sino podemos decir que los de todas partes, son más o menos de esas características, dada la proliferación de disfraces de toda clase y la forma festiva que en general tienen. Con algunas pocas excepciones, cuando se desarrollan episodios dramáticos y hasta sangrientos.

Las elecciones son un espectáculo que se ha originado, igual que tantas otras cosas, en la Inglaterra todopoderosa que se impuso al mundo en el siglo XIX. Luego esta moda se propagó por todos los continentes en el siglo XX, y ahora luce bastante aburrida para las nuevas generaciones, en las que cunde la tendencia al abstencionismo electoral.

Un caso elocuente lo tenemos en Estados Unidos, o sea los mismos ingleses trasladados a nuestro continente americano. Ahora van a celebrarse allí unas elecciones legislativas, supuestamente de una gran importancia, pero casi no se habla de ellas.

Como sucede con todas las modas, y no sólo con las referentes a la vestimenta, ésta de designar los mandatarios, según dicen por “voto universal y secreto”, ya parece estar en su ocaso. En todas partes el número de no participantes en las votaciones se incrementa, y habría que analizar las razones, pese a los medios de comunicación de masas que les hacen tanta propaganda como a unos productos comerciales, y hasta todavía más.

Bien puedo yo recordar la aparición de la fiebre electoral acá en nuestra Venezuela, cuando eso surgió poco después de morir en su cama el terrible tirano J.V. Gómez. Su sucesor, no electo, el general Eleazar López Contreras, que había tomado el mando a fines de 1935, apeló a ese truco electoral poco a poco, con elecciones regionales. Para esto importó a un “especialista” de Colombia, un tal Franco Quijano, que las preparó al estilo usual en su país, y así no perdía ninguna, claro.

Entonces comenzó acá una tradición electorera muy firme, que lleva a nuestra gente del pueblo a decir que “gobierno no pierde elecciones”, y toda la experiencia nos prueba que tienen mucha razón.

Aunque la elección más reciente que hemos tenido, la celebrada el 26 de septiembre último, para el parlamento, produjo algo novedoso, casi increíble. Como lo es eso de que las dos partes contendoras pretenden que triunfaron, cada una con argumentos a su favor, y sin embargo, por suerte, no se han ido a los puños y tampoco han amenazado con hacerlo. Muy felices ambas y dispuestas a seguir con el juego, sensatamente.

Ha sido todo como en un juego de beisbol cuando se produce ante unos miles de espectadores, todos más o menos a igual distancia de los jugadores, la misma jugada y unos la ven de una manera y otros la ven de manera completamente opuesta. Y le toca al umpire o juez decidir, claro..

Pues bien, debo confesar que yo -como me creo discípulo de dos insignes maestros, Karl Marx y V.I. Lenin- dejé de interesarme por esos carnavales electorales hace bastante tiempo, y además pienso que estoy muy viejo para ahora ponerme a jugar carnaval. Eso es para muchachos, pero parece que ellos tampoco quieren portar disfraces. En fin, los enmascarados abundan también sin carnavales.

Fuente: PrensaPopularSolidaria

LA GRAN REVOLUCIÓN SOCIALISTA DE OCTUBRE


“…más temprano que tarde han de presentarse en toda su brutalidad,
las expresiones antagónicas entre el imperialismo y nuestra nación,
y entre la burguesía y nuestro proletariado de la ciudad y del campo…”

Por: Italo González,
Miembro del BP del Comité Central del PCV

El 7 de noviembre de 2010 se cumplen 93 años del triunfo de la Gran Revolución Socialista en Rusia, mediante la cual el poder político y el gobierno pasaron a las manos de los obreros y campesinos, a través de los Soviets, órganos de poder popular dirigidos y orientados por los bolcheviques, es decir, por el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR), el Partido Comunista.

Acontecimientos de esta naturaleza corresponden a un largo acumulado histórico, que para el caso, empieza desde el momento mismo en que ocurre otro igual, la Revolución Francesa en 1789, que deja atrás el sistema de producción feudal y da nacimiento al sistema capitalista de producción, que ya venía gestándose por la descomposición del anterior. Es importante ver los fenómenos sociales desde la óptica del desarrollo materialista-dialéctico de la historia, para entender cómo al surgir un elemento, en su interior trae ya a su contrario que ha de destruirlo posteriormente.

Nos referimos a la presencia de los socialistas utópicos, cuando apenas nacía y llegaba al poder político la clase revolucionaria burguesa, que dio al traste con reyes, coronas y señores de la tierra, para imponer su sistema de dominación planetario, el capitalismo, que conocemos hoy como el imperialismo, en cuyo seno se incubó desde siempre, la clase proletaria llamada a ser su enterrador, mediante el paso al socialismo científico como el nuevo modo de producción en desarrollo actual.

La revolución Rusa, hubo de enfrentar, como ninguna otra, enormes tragedias en la que se vio envuelta no sólo la URSS, sino la humanidad entera. La consolidación del nuevo sistema soportó los avatares de la Primera Guerra Mundial, el cerco económico y las conspiraciones internas y externas, hasta mediados de los años treinta, cuando por fin logra industrializar al país, elevar las fuerzas productivas, dejando atrás la pobreza y la miseria de la población, porque ya fue capaz de mantener de manera eficaz, la alimentación, salud, educación, el trabajo y elevar a niveles superiores la creación artística, literaria y cultural en general incluyendo sus relaciones internacionales.

La segunda Guerra Mundial, desde 1939 hasta 1945, dejó en el vasto territorio de la URSS, más de mil pueblos y ciudades arrasadas y a un precio de más de 20 millones de sus mejores hijos e hijas, el Ejército Rojo, logró liberar su territorio y el de otras naciones, hasta acorralar y eliminar al último reducto nazi en Alemania y librar a la humanidad de semejante peste política y militar.

Después y en sólo cinco años, reconstruyó su economía y puso nuevamente al país de los Soviets a la par con los EEUU, que ya había lanzado la bomba atómica contra Hiroshima y Nagasaki en Japón, para notificarle al mundo que era su amo y señor a quien se debía subordinación y vasallaje.

La Guerra Fría, que se inicia desde 1945, después de la Segunda Guerra Mundial, culmina con la derrota del modelo socialista en la URSS y su desintegración en 1992, gracias a enormes conspiraciones internacionales y a los errores en la conducción del Estado, que vale la pena analizar hoy sin apasionamientos ni estereotipos, porque existen otros procesos revolucionarios, que persistiendo en la necesidad histórica del socialismo no lo niegan, pero tampoco reconocen que son estos errores, producidos desde la cumbre del poder político y en los partidos que lo ostentan, lo que definitivamente impide el avance más rápido y en mayor proporción hacia la superación del sistema capitalista actual.

Ahora bien, regresando a la Gran Revolución Socialista, las fuerzas materiales y teóricas que la gestan, se remontan a los orígenes mismos de la clase social, única capaz de llevarla a cabo, la clase obrera, pero también a las herramientas, métodos y medios que utilizó para ello, comenzando por sus partidos políticos, sin los cuales, no existe vanguardia revolucionaria capaz de tamaña proeza. Por ello, los bolcheviques (primer Partido Comunista) se formaron en el crisol de los clásicos del Marxismo y con Vladímir Ilich Lenin continuaron su labor teórica, que habría de dotar a esa clase revolucionaria, de la vanguardia esclarecida y necesaria para conducir la lucha por el poder y defenderlo.

Por ello, en el corto periodo de febrero a noviembre de 1917, la clase obrera, su Partido y aliados, logran superar las dificultades y peligros que los acechan, hasta culminar con la toma del Palacio de Invierno, designar los órganos del nuevo poder y enfrentar la guerra civil que se inicia a continuación. El gran conductor de la revolución, fue el Partido Comunista y al frente de él, su más esclarecido dirigente Vladimir Ilich, Lenin.

La escuela de las revoluciones de mitad del siglo XVIII, la Comuna de París, la insurrección de 1905 en Rusia y la experiencia del Movimiento Comunista Internacional, forjaron a los militantes comunistas, bajo los principios científicos de la conducción de la lucha de clases y a la luz de la filosofía materialista, para lograr la victoria del Octubre Rojo que se recuerda con profunda admiración en todo el mundo del trabajo.

Todo revolucionario que aspire a serlo seriamente, está obligado a estudiar, aprender y practicar con éxito, las diversas tareas que requiere la toma del poder político por la clase obrera y sus aliados, combinar unas y otras formas de lucha, de manera simultánea o no, pero en todo caso sin equivocarse al elegir la principal en el momento más cambiante de la historia y cuando más favorables sean las condiciones objetivas y subjetivas para obtener el éxito total sobre los enemigos.

Los Bolcheviques lo hicieron magistralmente: a la vez que organizaban a los obreros y campesinos, trabajaban al interior del ejército en las ciudades y en los frentes de la guerra; creaban los Soviet como nuevos órganos del poder y llevaban a cabo las labores parlamentarias que culminaron con la derrota de los mencheviques y la hegemonía de los Soviets, que a partir de ese momento, lo primero que aprobaron fueron los decretos sobre la tierra y la paz.

Esas experiencias siguen vigentes hoy y han de ser sistematizadas y aprovechadas al máximo, especialmente en Venezuela, por cuanto más temprano que tarde han de presentarse en toda su brutalidad, las expresiones antagónicas entre el imperialismo y nuestra nación, y entre la burguesía y nuestro proletariado de la ciudad y del campo, porque sigue vigente aquello de que el poder no es dejado voluntariamente por quienes lo detentan y la confrontación será inevitable, si de verdad se aspira a abrirle camino al socialismo científico, como lo manifiesta reiteradamente el Presidente Hugo Chávez Frías.

Crédito: Edición Impresa de Tribuna Popular Nº 181
Fuente: Tribuna Popular Impresa/Tribuna Popular Digital/PrensaPopularSolidaria