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domingo, 1 de marzo de 2015
LOS DOMINGOS DE DÌAZ RANGEL: LA CAMPAÑA
No creo exagerar, pero desde el ascenso de Hugo Chávez al poder (1998), el proceso revolucionario que él, y ahora Nicolás Maduro, han dirigido, vivió severos momentos de inestabilidad hasta que en abril del 2002 fue derrocado, hecho preso y confinado a la isla La Orchila; a las 47 horas, el pueblo y la Fanb lo rescataron y regresaron a Miraflores. El caso es que nunca se había soportado una campaña desde el exterior tan sistemática, continuada, coherente, ininterrumpida, alineada y encadenada, como esta de ahora, y exceptuando los primeros años de la revolución cubana, nunca se vio en toda América Latina. No es fácil comparar, eran tan distintas las condiciones con la existencia de dos bloques hegemónicos.
Hoy, esa ofensiva se desarrolla con activa y planificada participación del sector público y del sector privado. Cuando hablamos del primero, lo estamos haciendo de la Presidencia, del Pentágono, el Departamento de Estado de EEUU y el Comando Sur a la vanguardia; de la ONU, la OEA, la Unión Europea, los gobiernos de algunos países, partidos y dirigentes políticos de la derecha, y en relación al sector "privado", se incluyen los poderosos servicios informativos internacionales, encabezados por CNN y las agencias (AP, Reuters, AFP, etc), capaces de difundir sus noticias (podría entrecomillarlas si es su gusto) por todo el mundo; algunos de los más importantes e influyentes medios de comunicación, como The New New York Times y The Washington Post, cadenas de TV y de radio y varios europeos. Los mismos países e instituciones que apenas se preocupan de los 43 estudiantes desaparecidos en México, y que no levantaron la voz cuando la represión en Venezuela cobró la vida de centenares de personas durante "el Caracazo" de hace 26 años, hoy muestran congoja, alarma, angustia por "la violencia en Venezuela"!!
VENEZUELA: GOLPE EN EL CARIBE
Por: Luis Britto Garcìa
En el mejor sueño de la madrugada el opositor escucha zumbidos de aviones en picada. Una, dos, tres, diez bombas silban hacia el Centro. Cinco se desvían y caen sobre Fedecámaras.
Con superior tecnología, los medios privados interfieren la cadena donde el Presidente electo se dirige a la Nación, y difunden unos la noticia de su muerte, otros la de su renuncia “que él aceptó”.
De sus madrigueras salen encapuchados y disparando decenas de miles de paramilitares que llevan décadas suplantando al hampa criolla.
Los medios conminan a la ciudadanía a denunciar a los partidarios del gobierno, difunden en forma sensacionalista la detención masiva de funcionarios electos, cubren con apagón comunicacional las caravanas de camiones cerrados que aceleran hacia los estadios donde se escuchan descargas de fusilamientos.
En las ruinas de Palacio se reúnen los abajo firmantes de siempre.
Como en grabación que rueda invertida, quienes corrieron el 13 de abril ahora regresan de espaldas hacia la rebatiña que entonces no pudieron concluir.