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miércoles, 17 de febrero de 2016

VENEZUELA: TRIBUNA POPULAR CUMPLE 68 AÑOS DE COMBATE COMO EL PERIÓDICO AL SERVICIO DE LA LUCHA DE CLASES DE LA CLASE OBRERA Y EL PARTIDO COMUNISTA DE VENEZUELA_1948 – 17 DE FEBRERO – 2016-

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No pocas veces a lo largo de estas décadas Tribuna Popular ha sido prohibida, censurada, obstaculizada o asfixiada económicamente por los poderes de turno. En tres momentos diferentes, la publicación, distribución, venta o hasta la simple posesión o lectura de nuestro periódico fueron considerados delitos que se castigaban con cárcel, tortura y muerte

A partir de este nuevo aniversario de Tribuna Popular, se inicia la cuenta regresiva no sólo hacia la conmemoración de los 70 años de nuestro periódico, que se cumplirán en 2018, sino también hacia la publicación de nuestra edición número 3.000, que aparecerá igualmente en ese mismo año.

No es poca cosa que, en este país de transitoriedades y miras cortas, una entidad cualquiera se haya mantenido viva y activa por tantos años. Y, tratándose de un periódico del perfil y las características del nuestro –órgano del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela–, esa longevidad es todavía más sobresaliente; al fin y al cabo, aunque diversos partidos políticos lo han intentado en varias oportunidades, ninguno, ni siquiera los que en épocas sucesivas han ocupado el gobierno nacional a lo largo de estas décadas, ha logrado consolidar y mantener la publicación de su propio periódico.
Como lo señala una reciente resolución del Comité Central del PCV acerca del inicio de los preparativos para la conmemoración del 70º Aniversario y la edición 3.000 de nuestro periódico: «Desde la fundación de Tribuna Popular, el 17 de febrero de 1948, ha transcurrido una historia irreductible de casi siete décadas, en las más adversas condiciones durante la legalidad y la clandestinidad, frente al crimen, la persecución, la cárcel y la tortura; en periodos de flujo y de reflujo, siempre en la defensa de los derechos e intereses del pueblo venezolano». Es ese el contexto en que debe ser valorada la historia de nuestro periódico, una historia que nunca ha sido fácil y a veces ha sido incluso mortalmente difícil para quienes, con disciplina militante, abnegación y hasta heroísmo, se han empeñado en mantener viva esta herramienta de combate al servicio de la clase obrera y el pueblo trabajador.
No pocas veces a lo largo de estas décadas Tribuna Popular ha sido prohibida, censurada, obstaculizada o asfixiada económicamente por los poderes de turno. En tres momentos diferentes, la publicación, distribución, venta o hasta la simple posesión o lectura de nuestro periódico fueron considerados delitos que se castigaban con cárcel, tortura y muerte. En casi todo momento, la continuidad de TP ha estado amenazada por los diversos inconvenientes de todo tipo que una y otra vez surgen en nuestra contra, desde la represión y la censura abiertas o encubiertas, al incremento de costos. Pero aquí seguimos y seguiremos. Y es por todo ello que, con orgullo legítimo, nuestro Comité Central decidió hace un año utilizar la numeración histórica continua de nuestras ediciones, reivindicando y realzando así el acumulado de experiencias, sacrificios y esfuerzos heroicos que nos han permitido alcanzar hasta hoy 2.956 publicaciones en las más diversas circunstancias.
Los inicios de TP
La primera Época de TP se extiende desde la edición inaugural del periódico el 17 de febrero de 1948 hasta el 13 de abril de 1950, cuando ocurrió su suspensión en medio de la agudización de la represión política por la junta militar surgida del golpe de Estado de noviembre 1948. En el mismo mes de abril 1950, se suspendió también la publicación de El Nacional, que era para la época un periódico de orientación progresista y con fuerte influencia comunista. El 1º de mayo de 1950 inició la segunda gran huelga petrolera, y casi de inmediato (el 13 de mayo) se prohibieron definitivamente la publicación de TP y todas las actividades del PCV. En esta época el periódico aparecía todos los días salvo los lunes, con un número de páginas que fue creciendo desde las cuatro originales hasta 12 y 16. Se publicaron en total 552 ediciones bajo la dirección de Gustavo Machado.
El 21 de mayo de 1950, apenas una semana después de la ilegalización de TP por la dictadura, apareció nuestra primera edición clandestina, con la que se inició la segunda Época, que habría de durar hasta noviembre de 1957, en medio de los llamados de la Junta Patriótica que condujeron a los eventos de 23 de enero de 1958. Debido a la condición de ilegalidad del periódico, y a la persecución policial de que fue víctima, TP no pudo establecer una frecuencia regular de aparición en esta época; sin embargo, a lo largo de estos casi ocho años vieron la luz 43 ediciones pese a los esfuerzos de la dictadura perezjimenista por impedir la publicación del periódico y arrestar a los responsables. Ante la ausencia de Gustavo Machado, quien fue arrestado y expulsado del país tras la primera edición, el PCV tomó las medidas para garantizar la continuidad del periódico con un comprometido equipo editor.
La represión puntofijista y la lucha armada
La tercera Época, que se inició el 1º de marzo de 1958, estuvo marcada por la creciente hostilidad del gobierno del presidente Rómulo Betancourt contra el PCV y en general contra las fuerzas progresistas y de izquierda del país. No obstante, no hubo inconvenientes legales de importancia para la publicación del periódico, que salía a la venta semanalmente todos los sábados bajo la dirección de Gustavo Machado. Se publicaron 124 ediciones.
Con la edición del 9 de agosto de 1960, se inició la cuarta Época de nuestra historia: el periódico volvió a ser diario, como en sus primeros años. Se intensificó entonces la tensión entre el PCV y el gobierno, que se tradujo en censura, ataques y hostigamientos contra TP, tanto por los órganos policiales como por bandas armadas del partido AD. Un incidente particularmente grave ocurrió el 28 de octubre de 1960, cuando fueron asaltados los talleres del periódico. Un mes después, el 29 de noviembre, el gobierno prohibió la publicación de nuestro periódico, y de inmediato el PCV activó mecanismos de emergencia que permitieron la distribución de dos ediciones de TP ese mismo día: la edición regular que ya había sido impresa, y una clandestina impresa en papel tamaño carta. En total, se publicaron en esta época 120 ediciones regulares y dos clandestinas.
La prohibición anticonstitucional contra TP se extendió hasta diciembre de 1961, pese a las gestiones del PCV, que era un Partido legal y con representación parlamentaria, para restablecer los derechos constitucionales de libre expresión pisoteados por el gobierno betancurista. Por ello, a lo largo de ese año el PCV publicó el semanario La Verdad, sin identificación de responsables ni afiliación política explícita. Por fin, el 9 de enero de 1962 reapareció TP y se inició nuestra quinta Época, que habría de ser casi tan breve como la anterior y todavía más agitada: aumentaron la censura y la represión contra el PCV, la redacción de TP fue allanada varias veces, nuestros talleres fueron asaltados y parcialmente destruidos el 22 de enero de 1962, nuestros distribuidores y vendedores fueron perseguidos y hostigados por el gobierno y las bandas armadas del partido AD. Pese a todo ello,  fueron publicadas 58 ediciones diarias hasta el 7 de mayo de 1962, día en que fue derrotada la insurrección cívico-militar conocida como «El Carupanazo». Dos días más tarde, fue oficialmente dado a conocer el Decreto de proscripción de las actividades y publicaciones del PCV y el MIR.
La sexta Época de nuestra historia, segunda clandestina, se extendió desde el 27 de mayo de 1962 hasta mayo de 1968. Durante la mayor parte de estos seis años, el PCV desarrolló la lucha armada en alianza con el MIR, sectores de URD y elementos provenientes de la Fuerza Armada Nacional, todos ellos agrupados en el Frente de Liberación Nacional (FLN) y su brazo armado, las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN). Obviamente, las dificultades derivadas de la clandestinidad y la situación de guerra impidieron regularizar la frecuencia de aparición del periódico. No obstante, en seis años casi exactos, y pese a los esfuerzos de todos los cuerpos de seguridad de los gobiernos de Betancourt y Leoni, se publicaron 120 ediciones regulares y 106 extraordinarias (llamadas «Avances»), a razón de una edición cada nueve días.
Vuelta a la legalidad
El 29 de abril de 1969, exactamente un mes después de la re-legalización del PCV por el gobierno del presidente Caldera, se inició la séptima Época de Tribuna Popular, durante la cual, pese a algunos momentos de tensión e intentos de censura, no hubo inconvenientes legales de importancia para la publicación de nuestro periódico. El edificio Cantaclaro, ocupado por el gobierno desde 1962, fue devuelto al PCV, lo que permitió la instalación de nuestros talleres y oficinas. Se publicaron 116 ediciones semanales, que salieron a la venta rigurosamente todos los jueves siempre bajo la dirección de Gustavo Machado.
La frecuencia de TP volvió a ser diaria a partir del inicio de la octava Época el 14 de septiembre de 1971, como parte de un esfuerzo orgánico del Partido y el periódico para dejar atrás las secuelas del intento liquidacionista que había dado lugar a la división del PCV. Un total de 650 ediciones vieron la luz en esta época con frecuencia diaria, salvo los lunes. Para enero de 1974, dificultades económicas impidieron mantener la continuidad diaria del periódico, con lo cual concluyó esta Época.
Dos meses más tarde se inició la novena Época de TP, con su reaparición, de nuevo como semanario, el 15 de marzo de 1974. En la historia de nuestro periódico, esta fue la época más larga hasta entonces (duró hasta el 14 de diciembre de 1990) y la más estable hasta ahora, pese al fallecimiento de su Director-Fundador Gustavo Machado (el 17 de julio de 1983), a la renuncia de su sucesor inmediato, Américo Díaz Núñez, y al fallecimiento de quien reemplazó a éste (Eduardo Gallegos Mancera el 3 de julio de 1989). Esta sigue siendo también, hasta el día de hoy, la Época más prolífica en número de ediciones publicadas: un total de 797.
La décima Época comenzó en marzo de 1991 en medio de la aguda crisis mundial del movimiento comunista, que se inició con los acontecimientos en los países socialistas de Europa central y oriental en 1989, se agravó el mismo año con la revuelta en la plaza Tianánmen de Beijing, y alcanzó su clímax tras la disolución de la URSS en diciembre de 1991. El PCV y su periódico se vieron seriamente afectados tanto en su organización y su nivel de influencia como en sus finanzas, lo cual se reflejó en la minimización de TP. De todas maneras se logró publicar, con frecuencia aproximadamente mensual y con características de formato y paginación muy variables, un total de 27 ediciones en poco más de dos años y medio.
La Época actual
En marzo de 1994 se dio inicio a la decimoprimera Época de Tribuna Popular, que comenzó todavía bajo el signo de la crisis del movimiento comunista mundial y se ha desarrollado hasta ahora a la par de la progresiva recuperación que ha experimentado el PCV. En los primeros años de esta época, la publicación del periódico fue irregular y accidentada, con pausas en algunos casos de hasta varios meses entre ediciones sucesivas, todo ello debido a las graves limitaciones financieras y organizativas que padecía el Partido. No obstante, el PCV y su periódico se empinaron frente a las dificultades y contra el pesimismo de esos tiempos, levantando con desafiante orgullo el lema «El socialismo sigue siendo la esperanza de los pueblos».
A partir de 2006, con cierta irregularidad, la frecuencia del periódico volvió a ser mensual, y el tiraje comenzó a aumentar de manera sostenida; desde 2011, la frecuencia quedó regularizada cada 21 días, gracias al continuo fortalecimiento del Partido y del equipo del periódico, a la par que continúa el aumento del tiraje y se garantiza el autofinanciamiento producto de la venta de los ejemplares. Y están en desarrollo los planes para elevar la frecuencia de publicación y convertir el periódico en quincenario.
A lo largo de esta época, bajo la supervisión de siete directores sucesivos entre los que destacan el actual Secretario General del PCV, Oscar Figuera, y el fallecido Presidente del Partido, Jerónimo Carrera, se han publicado 241 ediciones hasta la actual (Nº 2.956).
Agitador, formador y organizador
El cambio de numeración, que unificó toda la historia de nuestro periódico desde febrero de 1948, no es simplemente un cambio cosmético ni un acto de auto-celebración. Es un símbolo que reivindica y realza los esfuerzos acumulados por varias generaciones para mantener nuestra continuidad, y una proclamación de la importancia que atribuimos todos los Partidos Comunistas del mundo a la persistencia de nuestros periódicos.
Fue el propio V.I. Lenin, Director-fundador de varios periódicos que sirven de paradigma para el nuestro, quien nos enseñó esta lección: un periódico revolucionario, además de ser un instrumento para la formación del pueblo y para la propaganda y la agitación, es una herramienta para la organización tanto de las masas como del propio Partido que lo publica. Para Lenin, el periódico del Partido es el «andamiaje» y el «cordel guía» en la tarea incesante de construir y fortalecer la organización política de la clase obrera y del pueblo trabajador para la lucha por la toma revolucionaria del poder.
Y porque tenemos conciencia de eso, este periódico no ha desaparecido ni en las épocas más difíciles, ni desaparecerá hasta que se cumpla su misión histórica. Aunque se necesiten tres mil ediciones más.
Fuente: Tribuna Popular/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
Correo: pcvmirandsrp@gmail.com

ESPAÑA:LA EMANCIPACIÓN DE LOS TRABAJADORES SERÁ OBRA DE ELLOS MISMOS. Y QUIEN NO ES CAPAZ DE GANARSE LA VIDA FUERA DEL PARTIDO NO ES CAPAZ DE GANAR A LAS MASAS PARA EL PARTIDO

PCA Vélez Málaga: “Quien no es capaz de 

ganarse la vida fuera del partido, no puede representar al pueblo”


  • Todos conocemos dirigentes pegados al cargo como un caracol a su casa. La figura del aprendiz de burócrata, liberado desde la tierna juventud debe desaparecer. Lo mismo que los que cambian de cargo público u orgánico pero llegan a empalmar 30 años viviendo de los ciudadanos o de los camaradas.
  • Este tipo de dirigentes se convierten en elementos reaccionarios que obstaculizan y frenan todo lo que no controlan, lo que se mueve con frescura en las Agrupaciones, lo que viven como una amenaza. El primer día juran por Lenin. El segundo nos invitan a confluir con Podemos. El tercero te enteras que se han repartido los cargos de la Mancomunidad de la Axarquía con PP, PSOE o que han enchufado a 50 amigos y primos en un Ayuntamiento.
  • Lo más grave es que tiran por tierra el trabajo decente y ejemplar que afortunadamente desarrollan diariamente otros muchos compañeros en las instituciones.
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Soplan vientos en todos los partidos de participación, de dar la palabra a las bases. No es una moda, es el último eslabón de la democracia… burguesa, claro está. Primero se desinforma, luego se manipula, a continuación se desideologiza. Y cuando ya el espíritu crítico está en encefalograma plano, se le pide opinión.
La dirección en los partidos obreros y especialmente en el Partido Comunista ha tenido una enorme ascendencia entre la militancia. Esto se explica, históricamente, porque los dirigentes surgían de manera espontánea de la clase, de sus mejores elementos, los más honestos, íntegros y luchadores. El Partido, intelectual y organizador colectivo, los convertía en sólidos cuadros políticos y sindicales, en auténticos referentes para la clase en general y para sus camaradas en particular. De su determinación, de su audacia y sobre todo, de su valía humana y política emanaba su autoridad.
Hoy la situación varía “ligeramente”. Décadas de reformismo, de abandono de la organización en los tajos, de cretinismo parlamentario, de selección de los más dóciles, los más afines o los más mediocres nos lleva a la actual dirección. La que no pudiendo dar una explicación marxista de los acontecimientos, ni unas mínimas directrices para una sudorosa asamblea veraniega de las de Ahora en Común (donde dejábamos el carnet y la mochila política en casa para coger la mochila de la botella de agua y el buen rollo), pregunta a la militancia: ¿quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos, estamos solos en la galaxia o acompañados?
Tenemos pues los militantes de a pie una enorme responsabilidad. Para ayudarnos se nos plantean unas preguntas a modo de guión. Pero nos surgen otras:
-¿Para qué sirve un Partido Comunista, cual es su misión?
Nosotros pensamos que solo tiene una: dirigir a la clase obrera hacia la toma del poder y la construcción del socialismo.
-Ya pero eso, ¿no está pasado de moda? ¿Sigue existiendo la clase obrera y sigue siendo el sujeto revolucionario?
No solo sigue existiendo, sino que es más numerosa y decisiva que nunca. Su papel en la producción hace que sea la única clase objetivamente socialista. Que la terciarización y la precarización de la economía española haya variado su estructura interna nos obliga, eso si, a ser más audaces y flexibles en nuestra intervención.