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domingo, 18 de mayo de 2008

AH...Y DE QUE LEGALIDAD Y QUE RESPETO PUEDE HABLAR LA MONARQUIA ESPAÑOLA....

Dos grupúsculos de la ultraderecha española presentaron denuncia contra cinco miembros de Batasuna, contra dos miembros del Partido Socialista de Euskadi y contra el Propio Presidente Vascongado. Les acusaban de desobediencia a la ley ya que los segundos y terceros se habían reunido en 2006 y 2007 con lo primeros; hecho que la legislación española prohíbe por tratarse Batasuna de un partido político ilegalizado por el Tribunal Supremo.

Los denunciantes son viscerales antivascos; como lo es la legislación vigente en la que ellos se amparan. Tras haber seguido la denuncia el curso establecido, el juez instructor determinó el 30 de octubre que procede el enjuiciamiento de los acusados ya que aprecia en su conducta indicios de criminalidad. Sí se celebrará la vista oral, y todos ellos se sentarán en el banquillo de los acusados enfrentando una posible condena de varios años de cárcel.

Para los interlocutores de la izquierda se pide el doble de pena ya que participaron en más reuniones. Cuando la ley no promueve la justicia sino la venganzaTodo lo que ha sucedido es ajustado al derecho (español). La vigente Ley de Partidos considera que Batasuna es una "formación política ilegal por ejercer el terrorismo ya que está integrada en ETA".

Según tales principios, cualquier ciudadano que se reúne con terroristas incurre en el delito de colaboración con banda armada. Los fascistas que promovieron la acusación han resultado ser demasiado benignos: podían haber denunciado colaboración en vez de desobediencia y hubieran incrementado el volumen de la potencial condena.

Desde el punto de vista político, resulta una aberración propia de la Edad Media que la Ley persiga el diálogo y que la justicia siente en el banquillo a quienes han promovido las conversaciones para buscar la solución a un conflicto. La misma Ley se podría aplicar contra el Gobierno español que se reunió repetidas veces con Batasuna y con ETA.

Según dicha legislación, incurrió en delito todo el Congreso de los Diputados cuando autorizó al Gobierno reunirse y hablar con ETA... Se trata de una barbaridad desde el punto de vista ético, político, humano… pero es el marco jurídico por el que se rige la sociedad española. No se trata de una legislación arrastrada desde el franquismo.

Es la legislación que promovieron el PSOE y el PP para liquidar a Batasuna porque no condena a ETA (¿Quién condena la violencia del Estado? ¿Sirven para algo las condenas?). La Ley de Partidos es una legislación viciada por destinativa; formulada para ejercer la venganza contra un colectivo determinado. Una aberración jurídica que se asemeja a la que daba cobertura a los tribunales de la inquisición pero que, por desgracia, es la que rige en un Estado como el español que se pretende democrático y moderno.

El Partido Socialista, entre la espada y la pared.Los socialistas se encuentran atrapados en la misma trampa que ellos prepararon. Defensores a ultranza de una Constitución que ahora se vuelve contra ellos; promotores de la Ley de Partidos que ahora los juzga a ellos por haber declarado delito las ideas de los independentistas. Se sienten incómodos, pero no tienen margen de maniobra. No pueden descalificar ni movilizarse contra el estado de derecho en el que se cobijan para mantener sus ventajas.

Han advertido que no participarán en ninguna iniciativa que cuestione la separación de poderes (¿existe de verdad?) y el enjuiciamiento anunciado. La sorprendente perplejidad de quienes gobiernan en las Provincias VascongadasEl PNV, al que pertenece el Presidente vascongado, y el Gobierno Tripartito que preside, han reaccionado con una mezcla de rabia, indignación y perplejidad.

Ahora, y sólo ahora, han descubierto que la justicia española está politizada, que estamos sometidos a una legislación que criminaliza las ideas, que el Estado español utiliza los tribunales para procesar al País Vasco, que no podemos quedarnos cruzados de brazos ante un abuso de poder y ante una utilización vergonzosa de la justicia. Tienen razón en lo que dicen hoy. Por eso resultan mucho más indignas sus actuaciones de hoy, de ayer, de anteayer... Quienes ahora reclaman contestación popular son los que imponen a diario el sometimiento. Los que cumplen y hacen cumplir las leyes que ellos consideran injustas. Los que utilizan esa misma legislación inquisitorial para perseguir a sus paisanos, los que trasladan atestados policiales a la instancia más inquisitorial de la justicia española: a la Audiencia Nacional, los que imputan pertenencia a banda armada a jóvenes por participar en manifestaciones. Se indignan pero sólo cuando les toca a ellos.

Practican la persecución contra la izquierda vasca incluso en los días en que la amenaza es común. Uno de los miembros del Tripartito, Izquierda Unida, ha propuesto que se haga una movilización de repudio al juicio sin contar con la izquierda vasca.

Todos los medios de comunicación han centrado sus noticias y comentarios en el hecho de que la justicia siente en el banquillo al Presidente Vasco y a miembros del Partido socialista (2). El hecho de que miembros de la izquierda vasca (5) estén entre los acusados, no merece ningún tratamiento informativo. Se da por supuesto que el lugar idóneo para estos es la cárcel. Según ese coro de fingidos, es normal que los dirigentes de la izquierda vasca sean enjuiciados, condenados y cumplan íntegramente la condena.

La izquierda vasca, siempre perseguida por la inquisición españolaHay una gran diferencia con los otros encausados. Contra los encausados del PNV y del PSE hay una petición de cárcel que nunca cumplirán. Cuatro de los cinco miembros de la izquierda vasca, ya están encarcelados en aplicación de la misma Ley de Partidos y por la misma acusación: ser independentistas en un país que criminaliza esta opción.

La izquierda vasca ha repetido hasta la saciedad lo mismo que ahora dicen los autonomistas. Nadie les ha hecho caso. Más aún, les han perseguido porque el autonomismo tiene como su mayor enemigo al independentismo. La izquierda reitera ahora lo que tantas veces ha dicho: el carácter inquisitorial del Estado español.

Estos días manifiesta su indignación ya que los medios de comunicación que censuran la actuación de la judicatura siguen justificándola; con su silencio cómplice dan por bueno que la Ley castigue con cárcel a los independentistas. Esta actitud mezquina contrasta con la actitud solidaria de otras formaciones europeas que se están acercando a la prisión en la que está encarcelado Arnaldo Otegi: portavoz de Batasuna, interlocutor de la izquierda vasca durante el proceso de negociaciones y decidido partidario del diálogo.

La izquierda vasca se ha comprometido a trasladar a instancias internacionales la información de lo que está ocurriendo. Cuenta con la solidaria colaboración de otras formaciones políticas y de numerosas organizaciones internacionalistas. No se va a quedar de brazos cruzados cuando la justicia inquisitorial española condena la conciencia soberanista de nuestro pueblo. Euskal Herria,

http://www.askapena.org/

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