Por: Jerónimo Carrera
La pasada semana, al referirnos a la proximidad de este Primero de Mayo que acaba de celebrarse, como una jornada de lucha para la clase obrera internacional en vista de la actual crisis económica generada por el capitalismo, escribimos lo siguiente en esta columna:
“Acá en Venezuela, igualmente, y esto luce como una paradoja, con la revolución bolivariana se ha acentuado el divisionismo sindical y casi se puede decir que nuestra clase obrera ha quedado ahora sin sindicatos.”
Lamentablemente, dicha apreciación quedó confirmada por los hechos al menos en Caracas, donde las dos manifestaciones realizadas dieron la impresión de ser actos de otra naturaleza y no sindicales. Ambos, en verdad y en esto coincidían, fueron de características políticas, abiertamente partidistas.
No creo yo que la clase obrera debe alejarse de la política, desde luego, pues como comunista pienso que debe ser todo lo contrario, ya que con su participación en la vida política es como el proletariado podrá liberarse de la explotación patronal. Pero esa participación le es provechosa sólo si es orientada por sus propios intereses, nunca por los de la burguesía o la pequeña burguesía.
En otras palabras, la experiencia histórica mundial nos demuestra que los trabajadores deben primero que todo adquirir conciencia de clase, requisito indispensable para poder participar exitosamente en la lucha de clases que de modo inexorable se libra en cualquiera de los diferentes tipos de sociedades divididas en clases, sean ellas de las llamadas desarrolladas o subdesarrolladas.
Venezuela no puede ser una excepción, naturalmente, e incluso con la actual revolución bolivariana se nos plantea este dilema: el país sigue bajo el control de la burguesía sometida al imperialismo yanqui o pasa a manos de la pequeña burguesía.
Esa pequeña burguesía es aliada lógica del proletariado durante un período histórico, pero debe tenerse en cuenta que una vez en el poder ella misma tiende a crecer, es decir, se convierte finalmente en burguesía. Pueden citarse en este sentido los ejemplos de muchos países donde hubo revoluciones populares bastante profundas.
En fin, lo que trato de poner de relieve es que la clase trabajadora venezolana debería actuar con más independencia, con sentido de clase, dando pleno apoyo a las medidas progresistas y criticando todos los aspectos negativos de la presente situación. Para ello es necesario contar con un movimiento sindical fuerte, que sea independiente del gobierno y de los partidos políticos, y con más razón de la patronal.
En este sentido, he leído hace poco con mucho interés un excelente artículo de Vladimir Villegas, nuestro antiguo compañero de Tribuna Popular, y uno de los hijos de ese gran sindicalista que fue el camarada Cruz Villegas.
De dicho artículo, titulado “La vigencia del sindicato”, me permito copiar los siguientes conceptos:
Respecto a la crisis mundial y nosotros dice Vladimir: “Pero el fantasma sigue rondando y las declaraciones de ciertos funcionarios de alto nivel gubernamental hacen temer tiempos duros y difíciles, sobre todo para lo poco que existe de movimiento sindical organizado.” Y más adelante añade: “La dirigencia sindical, principalmente la que está identificada con el gobierno del presidente Hugo Chávez, tiene una responsabilidad enorme en el destino de las organizaciones…” (El Nacional, 28-4-09).
Sinceramente, yo como antiguo sindicalista, fundador de un sindicato en la General Electric y uno de los fundadores tanto de la CTV como de la CUTV, y luego en Praga, dentro de la Federación Sindical Mundial (FSM) por largos años, no puedo dejar de expresar ahora la preocupación que me ha dejado el reciente Primero de Mayo en Caracas. Además, ya nos dijo Lenin que “el sindicato es una escuela de Comunismo"
Fuente: PrensaPopularSolidaria ComunistasMiranda
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
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