Día ochenta, quince de septiembre de 2009.
Por: Habla Honduras
El quince de septiembre se celebra la independencia de Centro América, una fiesta tradicionalmente protagonizada por las bandas de guerra, pelotones y palillonas de los colegios de secundaria, quienes compiten entre ellos para tener el primer lugar entre los muchos que marchan en las calles.
Desde siempre, ha sido una oportunidad para la población de ser espectadores del homenaje que los jóvenes le rinden a la patria. Junto con sus familias, miles de personas se instalan desde tempranas horas a orillas de las calles para ver pasar a los colegios y luego trasladarse al estadio nacional en donde termina el desfile. Ha sido, lo que los medios siempre han llamado, una fiesta cívica.
Pero este año fue distinto, este quince de septiembre cobró un significado especial, para unos, una oportunidad para exigir una independencia real de un país secuestrado por la oligarquía, resistir ante un golpe de Estado que amenaza las estructuras frágiles de la democracia y mostrar la fuerza del pueblo que se niega a aceptar a Micheletti Bain como presidente; para otros, una conmemoración de una independencia ideológica de la izquierda de Chavez -según lo explicara canal 8 en su transmisión del evento- y en ultima instancia del mundo, que se ha unido y condena a la clase gobernante y su “re-interpretación” de los principios básicos de la democracia. EN Honduras somos independientes, dijo Micheletti Baín, no dejaremos que ningún país nos influya. Hubo pues dos desfiles paralelos, conmemorando dos independencias, dos países profundamente diferentes.
Por un lado el gobierno de Micheletti organizó un desfile militar. Todos los batallones del ejercito en sus tres ramas desfilaron por las calles de Tegucigalpa reafirmando su poder bélico: helicópteros sobre volaron los cielos, aviones de combate haciendo alarde de complicadas maniobras, ágiles paracaidistas cayendo en el estadio acompañando a los civiles que sacaron sus camionetas Hummer, caballos de lujo y motocicletas Harley Davison para respaldar al Presidente de facto que desde el palco presidencial agradecía al borde de las lágrimas a SU pueblo por el apoyo mostrado.
Si bien hay que reconocer que la demostración de fuerza que el gobierno quiso dar al mundo no resultó muy convincente. El desfile fue corto, apenas duró unas horas y aunque el espectáculo habría sido de agrado para la población hondureña, (a quien siempre nos ha gustado esa clase de circo), lo cierto es que contó con muy poca presencia civil. Muchos de los marchantes eran veteranos de guerra y reservista del ejercito que apenas podían mantener el paso y el Estadio Nacional, que tiene capacidad para albergar a unos 35,000 espectadores, lució vacío, apenas unas cinco mil personas en graderías. Fue necesario hacer uso de los mismo militares que al salir de la pista se sumaban a las graderías para llenar el estadio. La gente simplemente no asistió a la convocatoria del Gobierno y como dijo Armida de López, no muy convencida, hay que celebrar que en Honduras la gente tiene la libertad de hacer lo que quiera. Porque el pueblo fue a la otra marcha.
A unos pocos kilómetros de distancia la resistencia organizó una marcha de independencia, un desfile popular al cual acudieron cientos de miles de personas de toda Tegucigalpa.
Paralelamente cada ciudad del país realizó un desfile similar, lleno de color, diversidad y optimismo por una victoria popular que se siente cada vez más cercana. No hubo incidentes en la marcha del pueblo, unos dicen que porque los infiltrados hoy estaban llenando el estadio nacional. De todos los barrios y colonias de la ciudad, llegaron grupos de personas, esta vez organizados a nivel de base, todos con ese espíritu colectivo que nos recuerda que unidos somos un pueblo fuerte, capaz de derrotar a la dictadura.
Vimos los aviones militares F5 que pasaban cerca de nuestras cabezas molestando nuestros oídos, alardeando, tratando de intimidarnos con su poderío. Pero lejos de darnos miedo nos parecieron desesperados y tristes. El rostro de los policías y soldados que impedían que la manifestación llegara al Estadio Nacional era desencajado, con la miraba baja y desmoralizados. El rostro de Micheletti y su séquito de piratas era igual. Parecía más una procesión fúnebre que una fiesta cívica. Y es que saben que el ejército podrá llenar el estadio para el gobierno golpista, y si bien en nuestro país las Fuerzas Armadas Botan presidentes, los soldados en Honduras no votan.
Entre el pueblo se celebra la decisión del gobierno de Estados Unidos de cancelar las visas a muchas de las figuras principales del golpismo, celebramos no por creer que con ello se resolverá el problema en donde nos encontramos que bien sabemos requiere aun mucho trabajo y sacrificio, sino porque les recordó a los burgueses oligarcas de Honduras, que aunque viven en un mundo paralelo al nuestro, no son sino desechables servidores del imperio y del capital internacional. La burla pública en este caso, se convierte en uno de los castigos más justos.
Desde siempre los ricos y famosos pudieron disfrutar de los precios bajos de la mano de obra nacional, tomar sus ganancias y trasladarse en primera clase a los lujosos centros comerciales de las ciudades norteamericanas. La visa, para ellos, era parte de su identidad. En el norte tienen sus casas, sus clubes, sus empresas y sus ahorros. En el norte estudian sus hijos, vacacionan, se relajan alejándose de las calles polvosas y bulliciosas de Honduras. Ahora que están condenados a compartir con los demás hondureños la suerte en que nos han metido, se llenan la boca diciendo que jamás les importó la visa y que están dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias.
Dos datos interesantes sobre las famosas visas. Quienes las perdieron, son figuras menores de la oligarquía. Los grandes señores dueños de Honduras, los grandes socios y amigos del capital extranjero aun se mueven con libertad por el mundo y hace pensar que los han dejado a un lado para que sean ellos quienes tomen la decisión final sobre el retorno de Mel. Es a ellos, y a los candidatos presidenciales de los partidos tradicionales que les tocará dirigir el proceso de transición para el retorno de Mel, convencer a Micheletti y Romeo Vasquez para que cedan en sus posturas en favor de sus intereses económicos. Por otro lado se supo que la visa le fue cancelada a catorce de los quince magistrados de la Corte Suprema de Justicia, la duda surge en el magistrado que aun cuenta con visa, ¿Quién es?
Surge ahora el famoso escándalo de corrupción de Latinnode, empresa norteamericana que fue condenada el 2008 en Estados Unidos por corrupción y la que vinculó a altos funcionarios de la administración Zelaya. Ya habían salido a la luz pública el nombre de los funcionaros B, C y D, Marcelo Chimirri entre ellos, ex gerente de Hondutel y quien en la actualidad guarda prisión, pero se guardó con sumo recelo el nombre del Funcionario A, supuertamente el más improtante y quien en su momento se dijo era Zelaya. Ahora se filtra en la prensa que dicho personaje podría ser el Ex Ministro de la Presidencia, hijo de Jaime Rossental, poderoso empresario de la costa norte, dueño de canal 11 y diario Tiempo críticos actuales del régimen y quien desde siempre ha contado con una cuota de poder dentro de los gobiernos liberales.
Rossental, desde el principio del golpe de estado y antes aún del mismo, ha mantenido una cierta distancia con el grupo protagonista del rompimiento constitucional, no porque difieran de los objetivos económicos con los mismos, o porque no se le considere parte de la oligarquía nacional. Sus razones no me son aún muy claras, imagino habrá cierto conflicto económico que lo empuja a un lado más que al otro. Pero llama sí la atención ver, que las familias más influyentes dentro del golpe de estado son palestino descendientes, algunos aún con fuerte vínculos con las Organización para la Liberación del Palestina (contradicciones históricas para hablar largo rato).
Los Rossental, son judío descendientes y no se me ocurre una familia judía matriculada de lleno con el golpe de la Oligarquía. La cosa es que con la aparición ahora del nombre de Yanny Rossental como el funcionario A de Latinnode, los Rossental podrían verse empujados a presentar una postura menos crítica con el gobierno de Micheletti.
La campaña de las elecciones de la Oligarquía sigue avanzando si bien con grandes dificultades. Elvin Santos se vio en la necesidad de militarizar la ciudad de la Ceiba para poder efectuar su concentración política, que luego anunció en la prensa nacional como un éxito indiscutible, muestra contundente que el pueblo hondureño apoya las futuras elecciones. Por otro lado Pepe Lobo, quien ha intentado desde el inicio separarse del golpe de estado, si bien su partido es uno de los principales garantes del mismo, denuncia ahora el sabotaje que sufre su material de campaña que aparece, por todos lados, con el cartel “golpista” bajo la foto de su cara.
Mañana los diferentes candidatos presidenciales asistirán a la reunión convocada por Oscar Arias en San José de Costa Rica, discutirán sobre los problemas que enfrentarán las elecciones generales de continuar el conflicto.
Carlos H Reyes ha dicho que no asistirá, dijo que tiene cita en el Seguro Social para revisar su fractura luego de la represión del El Durazno. Dijo además, que la resistencia no apoya el plan de San José porque desconoce a la Constituyente como la salida a la crisis social de Honduras. La resistencia no piensa abandonar la lucha por una nueva constitución, con o sin Zelaya. Esto era lo que intentaba Micheletti evitar con el golpe de Estado. Esto es lo que intenta evitar Washington con el Plan San José.
¡NO PASARÁN!
Fuente: Habla Honduras/http://www.hablahonduras.com
Edición de: PrensasPopularSolidaria_ComunistasMiranda
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
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