Por: Jerónimo Carrera
Seguramente no serán pocos los lectores que adivinarán a cual guerra voy a referirme en esta ocasión, ya que en estos mismos días se están cumpliendo setenta años del inicio, en setiembre de aquel trágico 1939, de la hecatombe que se conoce como II Guerra Mundial.
Aunque no serán tantos los que supondrán –por no haberla visto de cerca unos y ser jóvenes otros- lo destructiva que puede resultar una guerra moderna, para todos sus participantes, sean ellos de los supuestos vencedores o de los vencidos. Una destrucción tal como la que yo encontré en Europa al llegar allí todo un año después de haber terminado dicha guerra, todavía con una hambruna de la que en la vencedora Francia yo tuve que sufrir personalmente las duras consecuencias.
Así sería incluso la derivada de una guerra considerada en pequeña escala y local, con certeza digo esto, como la planificada desde Washington para Colombia y Venezuela, y actualmente en vías de su realización.
Por eso resulta asombroso que de ambos lados de “esa frontera que Bolívar no quiso”, haya tanta gente que no se ha dado cuenta aún de lo que semejante choque armado traería para nosotros en el futuro inmediato y también en el lejano futuro. Es el momento para decirlo claramente, y hasta gritarlo: este patrioterismo actual no cabe entre nosotros, venezolanos y colombianos.
Pero volvamos a lo de la II Guerra Mundial, tenida por todos como la más devastadora que registra la historia de la humanidad, y en cuanto a sus verdaderos responsables. En realidad, no debería sorprender ahora a nadie que veamos el esfuerzo que la propaganda yanqui-imperialista hace por culpar a la Unión Soviética de esa guerra, colocando al camarada Stalin al mismo nivel, y hasta peor, que Adolf Hitler.
Efectivamente, y según era de esperarse, con motivo de la fecha del 70° aniversario del comienzo de esa guerra han aparecido en la prensa capitalista venezolana despachos de agencia muy reveladores de sus verdaderos propósitos divisionistas. Veamos por ejemplo lo que aparece en el diario El Nacional, de Caracas, el 2-9-09:
“Putin volvió a criticar los pactos de no agresión firmados por diversos países con la Alemania nazi entre 1934 y 1939, y exigió su condena explícita. Recordó que Rusia ya aceptó su culpa y condenó en la Duma como inmoral el pacto entre Hitler y Stalin en 1939.”
Luego, en ese acto conmemorativo en Gdansk: “eludió una vez más pedir perdón por los crímenes cometidos por la Unión Soviética.”
Y comenta uno de los despachos que después de iniciada la invasión alemana en Polonia: “Diez días más tarde, la Unión Soviética invadió Polonia por el este, en virtud del pacto firmado días antes de la guerra entre Adolfo Hitler y Stalin. ‘Ese día, Polonia recibió una puñalada por la espalda’, dijo el presidente de esa nación, Lech Kaczinski.”
Y termina diciendo: “Esta polémica no impidió que la reunión posterior entre Tusk y Putin se produjese en un clima amigable.”
Digamos que el tal Tusk es el nuevo primer ministro, aunque un desconocido en lo internacional, de la actual Polonia.
Según se puede constatar, esa reunión resultó una confabulación de gobernantes anti-comunistas, de los más reaccionarios. Ya en una oportunidad anterior he emitido mi opinión, sustentada en los hechos históricos, de que el pacto firmado entre los ministros de relaciones exteriores de Alemania y la URSS, conocido como el pacto de no agresión
Ribbentrop-Molotov, finalmente salvó a la humanidad de la esclavitud bajo los nazis.
Esa es la verdad histórica irrefutable.
Fuente: PrensaPopularSolidaria_ComunistasMiranda (PPS_SM)
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
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