Por: Jerónimo Carrera
Si bien es cierto que ser ingrato es uno de los reproches más fuertes que se le puede hacer a un ser humano, no es menos verdad que tal defecto no se le aplica a los pueblos, o sea cuando esos seres actúan en forma colectiva. Se ha dicho, como explicación de este fenómeno, que los pueblos no tienen memoria. Algo que parece ser verdad, si nos atenemos a numerosos casos históricos.
Un aleccionador ejemplo de ingratitud colectiva que no debemos olvidar los venezolanos, aunque poco se hable al respecto, es la que tuvieron nuestros antepasados de entonces con Simón Bolívar. Se llegó a hablar de él en los términos más denigrantes, no se le permitió entrar más al país y esto lo llevó a morir en el exilio.
Finalmente sus restos no fueron repatriados sino después de más de una década de su muerte. Ahora últimamente se ha pretendido buscar la causa de su defunción, pero sin mencionar la inmensa tristeza que en sus días finales debió agobiarle.
Esta conducta de los pueblos no es común solamente respecto a casos de personalidades individuales, a dirigentes destacados y figuras meritorias en diversos campos de actividad, sino también en cuanto a sus deberes de gratitud hacia otros pueblos.
En estos mismos días me ha hecho reflexionar sobre el particular la forma, casi podría decirse que inexplicable, como la humanidad ha echado al olvido todo lo extraordinario que la hoy desaparecida Unión Soviética significó a lo largo del siglo XX para el progreso de todos los demás pueblos del mundo, sin excepción, hasta en los casos de aquellos cuyas clases dominantes hicieron los esfuerzos mayores por impedir que cundiera su ejemplo, como lo hicieron los gobiernos de Inglaterra, Francia, Alemania, Japón y Estados Unidos, sucesivamente, para no mencionar sino las grandes potencias.
Para los trabajadores del mundo entero, en especial, fue la aparición en la escena internacional de un Estado distinto de los tantos existentes hasta entonces, de un Estado obrero-campesino, lo que impulsó grandes conquistas laborales en todas partes, desde la jornada de ocho horas diarias, el concepto de igual salario para igual trabajo que tanto ayudó a las mujeres, a los derechos de las organizaciones sindicales, hasta la fundación misma de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT).
En su labor mercenaria de denigrar de la URSS, los agentes del imperialismo yanqui escogieron la figura de Iosif Stalin como el centro de sus ataques desde hace años, y que ahora han redoblado al fracasar en su vano intento de hacer creer que los partidos comunistas habían desaparecido.
Por eso mismo ha sido recibido con gran interés la publicación reciente de un libro del escritor italiano Domenico Losurdo, con título de “Stalin, Historia y crítica de una leyenda negra” (que en Italia publicó Carocci Editore, D.p.A., Roma. 2008) y del cual me he enterado por un magnífico trabajo del camarada portugués Miguel Urbano Rodríguez, cuya lectura es apasionante y recomiendo a quienes se interesan en este tema histórico:. http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com/2009/09/stalin-historia-y-critica-de-una.html
Lo indiscutible es que todos los procesos revolucionarios que se han desarrollado en el mundo en el último siglo, y son unos cuantos, han sido productos directos de la Gran Revolución de Octubre de 1917 en Rusia.
Pero lo doloroso es constatar como actualmente, en general, hay un creciente olvido de ese gran acontecimiento, cultivando en todo lo posible el desconocimiento de esa verdad, y por lo tanto también la ingratitud hacia el pueblo ruso.
Y por eso hemos visto que este 7 de noviembre acaba de pasar realmente inadvertido. Es decir, se comprueba así que la política y el agradecimiento rara vez marchan juntos.
(Artículo de Miguel Urbano Rodríguez, Stalin,Historia y Crítica de una Leyenda Negra, en PrensaPopularSolidaria en el enlace: http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com/2009/09/stalin-historia-y-critica-de-una.html )
Fuente: PrensaPopularSolidaria_ComunistasMiranda http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com/ Correo pcvmirandasrp@gmail.com
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