Por: Jerónimo Carrera
Estoy cada día más alarmado –y esto lo digo muy sinceramente- con el giro que han venido tomando últimamente las relaciones oficiales de nuestro país con Colombia. La verdad es que históricamente dichas relaciones nunca han sido buenas, ya que desde la misma ruptura de las cadenas que sometían a todos estos pueblos americanos al yugo de la corona española, a comienzos del siglo XIX, Inglaterra con la estrecha colaboración de sus hijos de Estados Unidos maniobró para impedir nuestra unificación.
Así fue derrotado incluso un dirigente tan genial como Bolívar, en el Congreso de Panamá en 1826. Todo esto con la estupidez ciega de hombres como Santander, en Bogotá, y Páez en Valencia.
A partir de aquella triste ruptura inicial, los malentendidos y choques se han venido repitiendo de tiempo en tiempo, aunque han sido siempre a nivel gubernamental ya que los dos pueblos siguen compartiendo sentimientos de hermandad muy firmes.
Por todo eso digo que es alarmante lo que ocurre actualmente en esa “frontera que Bolívar no quiso”, donde a diario se han venido produciendo incidentes cada vez más graves y peligrosos. De parte y parte se lanzan acusaciones, como también insultos que desbordan ya los límites tolerables entre Estados, y más si son vecinos.
Creo indispensable que tanto acá como allá empiecen a oírse con un vigor y frecuencia mayores los llamados a la serenidad, al manejo diplomático de las diferencias, incluso con la ayuda de terceros.
Lástima, por ejemplo, que nuestro gobierno se dejó ganar por el de Colombia en cuanto a la iniciativa muy lógica de acudir, como está previsto en la Carta de las Naciones Unidas para la solución pacífica de las controversias entre Estados, en hacer tal solicitud. Venezuela tiene allí nuestros posibles aliados de la mayor utilidad.
De nada sirve estar echándonos las culpas unos a otros, y si para la peor desgracia llega a producirse entre nosotros una chispa que desate un choque armado, entonces para la historia no habría ni inocentes ni culpables.
Eso es lo que pretenden provocar ahora mismo los imperialistas yanquis, y deberíamos todos, tanto allá como acá, entenderlo por fin. Entender que sin una plena cooperación entre colombianos y venezolanos, como la buscó Simón Bolívar, jamás podrá lograrse la integración de los pueblos todos que vivimos “al sur del Río Grande”. Por lo tanto, es urgente que dejemos de seguir “echándole leña al fuego”….
P.S.- Atropellado en el Metro de Caracas: Hago llegar por esta vía un saludo de solidaridad al camarada Víctor Bravo, veterano militante del PCV, quien sufrió un bestial atropello en uno de los trenes subterráneos de la capital venezolana. Empujado por un grupo de jóvenes, abusadores ante la falta de vigilancia, en la caída uno de sus pies le quedó atrapado entre el andén y el vagón. Después de varias semanas todavía sigue con ese pie inutilizado.
Otro P.S.- Para hacer llegar mis felicitaciones más cordiales al joven –y ya veterano- periodista Ernesto Villegas, por el éxito más que extraordinario que tuvo el acto de presentación, el 11-11-09, de un libro suyo que lleva el título de “Abril, golpe adentro”, (Editorial Galac, 398 págs.). Referente a aquellos bochornosos sucesos del año 2002, hasta ahora muy poco aclarados.
Asistió tanto público a esa presentación, en la sala denominada “José Félix Ribas” del gran Teatro “Teresa Carreño”, de Caracas, que no cabía todo en dicha sala, y Ernesto tuvo el gesto de salir a la calle para también dirigir unas palabras a quienes no pudieron entrar. Esto fue algo muy digno de este vástago menor de nuestro recordado camarada Cruz Villegas y de su esposa María, enferma ahora. Allí estaban desde luego Mario y Vladimir, sus hermanos también periodistas muy destacados, y claro, sus hermanas.
Fuente: PrensaPopularSolidaria_ComunistasMiranda http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com pcvmirandasrp@gmail.com
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