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viernes, 1 de enero de 2010

UN MUNDO DIVIDIDO

Por: Jerónimo Carrera

Seguramente el rasgo que caracteriza de manera más ostensible al conjunto de la humanidad, cuando entramos en este año final de la primera década del siglo XXI, es el de una creciente anarquía que se viene extendiendo en el vital campo de las relaciones internacionales.

Luego de haberse extinguido el aparentemente sólido statu quo que surgió como resultado de la II Guerra Mundial, en 1945, cuya expresión en términos del Derecho Internacional fue la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la aprobación de modo unánime -por los vencedores en esa guerra- de su Carta, no ha sido posible hasta ahora que la comunidad internacional logre crear otra fórmula que le garantice al menos una nueva etapa de estabilidad.

Si bien se ha evitado el estallido de otro conflicto mayor, de las proporciones bélicas de esos dos grandes choques armados que sufrió la humanidad en el siglo XX, brotaron por doquier entonces guerras locales de todo tipo y en las cuales siempre han estado metidas de un modo u otro las manos de ciertas grandes potencias. Etapa que recibió la denominación de guerra fría, como todos sabemos.

Se hablaba falazmente de un mundo bipolar, cuando en realidad ya había surgido en Bandung, en 1948, un tercer bloque, el de los países no alineados, tras del cual estaban potencias asiáticas como China, India, Indonesia y además Egipto y la europea Yugoslavia.

Sin embargo, todo este cuadro sufrió una tremenda sacudida justo poco antes de cumplir su medio siglo ese mundo basado en la Carta de la ONU, a comienzos de los años noventa, cuando por motivos más que nada internos se desintegró la Unión Soviética y los Estados Unidos comenzaron a dar señales igualmente de una profunda crisis interna. En ambos casos, desastres provenientes de una muy alocada y perenne carrera armamentista, ruinosa en extremo para sus economías.

Pues bien, ahora vivimos en un mundo plagado de muy graves problemas, y de calamidades generadas, justamente, por esta nueva fase del prolongado proceso de internacionalización de la vida económica que habían detectado Marx y Engels, en 1848, en su genial Manifiesto del Partido Comunista. Una fase que los plumíferos al servicio de los imperialistas han pretendido bautizar como globalización.

Los desajustes que ahora se presentan en las economías internas de todos los países, sin excepción, nos están indicando que hemos pasado a un mundo que requiere de un esfuerzo conjunto, sin predominio de los más poderosos, para poder instaurar un nuevo statu quo, basado en el respeto de los intereses vitales de todos los pueblos. Y esto requiere, naturalmente, de un nuevo ordenamiento jurídico.

Se ha venido hablando de unas reformas en la Carta de la ONU, para subir de rango a ciertas potencias medianas, simplemente. Lo cual nos pondría a los venezolanos, por ejemplo, bajo la tutela de más bien tres o cuatro “hermanos mayores”, aliados con el que hemos tenido hasta ahora. Asimismo, nada se dice sobre la necesidad fundamental que tiene toda la humanidad, sin duda, como es el la del desarme general y completo, si es que vamos a tener un mundo distinto, sin guerras de ninguna clase.

Aquí en nuestra parte del mundo, desde fuera se nos ha querido dividir en dos grandes bandos, el de los llamados “chavistas” y el de los “anti-chavistas”, con la intención aviesa de ponernos a pelear. Al mismo tiempo esas fuerzas funestas pretenden mantener divididos en bandos opuestos a los pueblos de este continente americano, y si es posible provocar guerras entre nosotros.

Por lo que me respecta, sinceramente les deseo a todos y cada uno de los lectores de esta Optica, sin diferencias políticas o de otra naturaleza, un Feliz Año 2010. Aunque vivamos en un mundo dividido, dolorosamente, por ahora.

Fuente: PrensaPopularSolidaria http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com Correo: pcvmirandasrp@gmail.com

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