Por: Jerónimo Carrera
En el antes llamado “arte del buen gobierno”, que cada día tiene más de ciencia que de arte, las faltas de previsión de parte de los gobernantes las sufren luego los ciudadanos. Al igual que en cuanto a la salud personal, la regla de oro para todo gobernante debería ser aquella que nos recomienda todo buen médico: más vale prevenir que curar. Tal es la única manera de evitar males mayores.
Por lo tanto, empezaré hoy con un aplauso para unos funcionarios que en Maracaibo anuncian una reparación del puente sobre el lago, en el cual “los rieles y láminas habían sufrido un proceso de oxidación por la falta de servicio durante años”. Según lo leo en el novel diario caraqueño Correo del Orinoco, (N° 170, pág. 23, del 17-2-2010), bajo la prestigiosa dirección de Vanessa Davies, antigua compañera nuestra en la redacción de Tribuna Popular, el veterano vocero comunista.
Esto me ha llevado a rememorar lo relativo a una terrible tragedia ocurrida en ese mismo puente, hace ya cerca de medio siglo. Esa obra espectacular, orgullo de todos los venezolanos sin duda, había sido construida muy poco antes. Pero será mejor reproducir aquí algo de una nota que apareció entonces en la edición N° 22, clandestina, del 8-4-1964, de Tribuna Popular, bajo el llamativo título de “Imprevisión oficial causa del accidente en el Puente del Lago”:
“El grave accidente ocurrido en el Zulia cuando el tanquero Esso Maracaibo embistió la estructura del Puente sobre el Lago de Maracaibo, causando importantes daños a la obra y la muerte de unas veinte personas que viajaban en automóviles, es el trágico saldo de la improvisación que presidió todas las actividades del gobierno betancuriano preocupado –más que por construir buenas y duraderas obras- por acelerar electoralmente los trabajos, siguiendo la política perezjimenista a este respecto.
Los primeros planes del Puente contemplaban –además de vías férreas al lado de la carretera- sistemas de seguridad que hubiesen impedido la catástrofe ocurrida. Estos sistemas hidráulicos costaban unos 20 millones de bolívares, pero se prefirió que ese dinero quedara en manos de los comisionistas amigos del régimen, antes que gastarlo en dar mayor seguridad a la vía. Ahora la reparación del puente, según cálculo a primera vista, costará más de 50 millones, siendo irreparable la dolorosa pérdida de vidas.”
Debo decir ahora que he querido comenzar por citar tan triste caso de imprevisión oficial, de tiempos adecos que no deben ser olvidados, ni tampoco ignorados por las nuevas generaciones de venezolanos, no como un simple hecho histórico sino por la actual discusión alrededor de la grave crisis que en nuestro país se nos ha creado, poco a poco, por la evidente imprevisión de los organismos oficiales encargados de garantizarnos un adecuado suministro de agua y electricidad.
De nada o muy poco valen las escurridizas declaraciones que con especial empeño a diario nos suministran -en vez de esos dos elementos tan vitales- los funcionarios de los organismos respectivos.
Pienso que el verdadero problema que confrontamos no es realmente de índole política. Si vamos al fondo de la cuestión tendremos que admitir, así nos duela mucho, que es un problema sociológico, ligado al grado de desarrollo que en general hemos alcanzado como nación. Es mucho lo que todavía aquí nos hace falta -como diría ese insigne maestro que es, y no digo “que fue” porque siempre nos ha de seguir enseñando, el revolucionario Simón Rodríguez- de aquello que sin duda necesita todo pueblo para poder alcanzar una verdadera y definitiva liberación: trabajo y estudio.
Mientras tanto, podemos esgrimir todas las excusas que se nos ocurran para tratar de “escurrir el bulto” ante los problemas endémicos que nos genera la imprevisión, hija comprobada de la falta de planificación.
Fuente: PrensaPopularSolidaria http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com/ Correo: pcvmirandasrp@gmail.com
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