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sábado, 17 de abril de 2010

RETROCESO SINDICAL

Por: Jerónimo Carrera

Entre los signos negativos que debemos tomar en cuenta al analizar la actual situación mundial, a la vez que señalamos sus crecientes y muy estimulantes rasgos positivos, todo ello desde el punto de vista revolucionario, sin duda que el deterioro de las organizaciones de las principales corrientes sindicales no puede ser ocultado.

Es un fenómeno que se ha hecho evidente en todos los continentes, y con excepciones de muy contados países. Por ejemplo, en Europa misma, donde como sabemos nació el sindicalismo en el siglo XIX y luego se formaron poderosos sindicatos prácticamente en todos sus países, casi es insignificante el peso que ahora tienen en la grave situación de crisis económica que sufren sus trabajadores.

Quizás por eso mismo ha tenido mucha resonancia la demostración de vitalidad que en Grecia, en días recientes, han hecho los sindicatos. Asimismo, los trabajadores sindicalizados han empezado a mostrar los dientes, frente a los patronos y los gobiernos que están a su servicio, en algunos otros países donde se ha venido agudizando ese problema tan vital que es el desempleo.

No debe olvidarse que el desempleo es un arma de dos filos, ya que si bien es cierto que debería estimular a los trabajadores para luchar por el derecho al trabajo, algo tan elemental, por otra parte los que están trabajando se atemorizan y aceptan las dádivas del patrono, con la idea de no pasar a las filas de los desempleados.

Igualmente, ha surgido en el siglo XX otro factor sumamente dañino para la clase trabajadora, y es la utilización por muchos gobiernos, y en beneficio neto para los patronos, del sindicalismo de Estado, que no es otra cosa que un ardid mediante el cual el Estado asume de una manera directa el papel que corresponde a los sindicatos. Es decir, los gobiernos asumen en forma directa la conducción de las relaciones obrero-patronales.

Esta novedosa forma de conducir los funcionarios gubernamentales tan espinoso problema, que tradicionalmente se hacía de manera que se disfrazaba como tripartita, sin duda que facilita el manejo de la economía por los gobiernos. Pero también hace perder a los trabajadores su natural espíritu de lucha por sus reivindicaciones, y los conduce a la pasividad. En realidad es una fórmula para acabar con los sindicatos.

Lo más triste, digo yo, es que la fórmula del sindicalismo de Estado ha sido aplicada también en los países socialistas, empezando por la propia Unión Soviética, donde no había verdaderos sindicatos y nunca se hizo un esfuerzo por superar tan irregular situación. Sostengo tal opinión por haber sido yo durante largos años (1964-1970), residenciado en su sede en Praga, dirigente de la UIS del Comercio, en la Federación Sindical Mundial.

Tal modelo de sindicalismo también acabó con los sindicatos tanto en México, creando allí lo que se llamó un “sindicalismo charro”, y en la Argentina en tiempos del dictador Juan D. Perón. Aquí en Venezuela la “democracia” de los adecos y copeyanos lo intentaron pero en una forma algo disimulada, yo diría jesuítica.

No puede ser aceptable para la clase trabajadora que sean los gobernantes los encargados de decidir, unilateralmente y sin discutir previamente, lo concerniente a salarios y otras condiciones del trabajo.

Ahora mismo estamos a las puertas de la celebración mundial de la que se considera la fiesta mayor de la clase obrera, el 1° de Mayo, el Día Internacional de los Trabajadores, y hasta ahora no hemos visto ningún detalle que nos indique que los trabajadores venezolanos se estén movilizando ya para tan importante celebración.

El pueblo venezolano está engalanado actualmente para celebrar otras fechas en abril, es cierto, pero para nuestra clase obrera, tan abatida por la crisis capitalista mundial y el consiguiente desempleo como sus hermanos de clase de otros países, es también urgente frenar y superar este peligroso deterioro sindical.

Fuente: PrensaPopularSolidaria http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot/ Correo: pcvmirandasrp@gmail.com

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