Por: Jerónimo Carrera
Si nos atenemos a las realidades de la vida, podemos pensar que uno de los rasgos más característicos en los seres humanos, como en cualquier otro animal, es su tendencia a tomar para sí lo que necesita o cree que puede necesitar. Esto quizás explica esa histórica práctica de la humanidad, tomada en su conjunto, que hace que ciertos pueblos se consideren con derecho de invadir a otros.
Podría decirse también que tal práctica equivale a aplicar una ley fundamental en la naturaleza, como es la ley del más fuerte. En todo caso, hay todavía ciertos pueblos que pese a tantos siglos de lo que llamamos civilización, siguen aplicando esta ley de una u otra manera a los pueblos menos fuertes que ellos.
Es el hasta no hace mucho legal derecho a la guerra, que después de la II Guerra Mundial resultó abolido según el Derecho Internacional. No obstante, en las poco más de seis décadas transcurridas a partir de la creación de la Organización de Naciones Unidas (ONU), como el organismo encargado de evitar las guerras y castigar a los posibles invasores de otros países, la cantidad de pueblos que han sufrido y sufren invasiones ha ido en aumento, sin que la ONU pueda evitarlo.
Incluso muchas de estas invasiones han sido autorizadas por dicho organismo mundial, utilizando variados pretextos e invocando fines humanitarios hipócritas. Lo mismo exactamente que durante todos los siglos anteriores hicieron ciertos países europeos.
Aunque lo novedoso en todo esto es que un país no europeo, poco a poco y desde hace ya dos siglos, ha llegado a convertirse en el más grande invasor de todos. Incluso se le puede calificar como el invasor de invasores, puesto que ha invadido gran parte de Europa, superando en esto hasta a las hordas de un Atila o un Gengis Kan. Es obvio que me estoy refiriendo a Estados Unidos.
La expansión territorial de los famosos peregrinos del “Mayflower” no tiene paralelos en la historia. Primero “civilizaron” a los pueblos indígenas, y así se apoderaron de casi toda norteamérica, desalojando a otros invasores. Luego hicieron del Caribe su “Mare nostrum”, hasta convertirse en potencia mundial rival de las europeas.
Esto lo han logrado, como se dice, “a punta de pistola” y matando gente por doquier, al modo de sus gangsters que no son solamente del cine. Son los descendientes de aquellos puritanos, que lo eran sólo de la boca para afuera… como dice nuestro pueblo.
Actualmente se habla mucho de que los yanquis nos pueden invadir, simplemente por querer nosotros seguir la orientación de Bolívar, y no la de aquel yanqui Monroe que lanzó la consigna de “América para los americanos”, o sea para los yanquis. Pero la verdad es que si examinamos este asunto de modo realista, sin prejuicios patrioteros, tendremos que admitir esta dolorosa verdad: ya estamos invadidos por esos yanquis.
La actual generación de venezolanos seguramente no se ha podido dar cuenta de esa realidad, de la forma de vida “pitiyanqui” que tenemos aquí, suplantando la que habíamos tomado antes de los invasores españoles. Hace algunos años se hablaba acá de la intención yanqui, con agentes suyos como Rómulo Betancourt, de “puertorriqueñizar” a Venezuela. Algo que en verdad han hecho con bastante éxito, aunque ahora no queramos admitirlo, y contra lo cual habrá que luchar por largo tiempo.
Para lograr su propósito los yanquis nos han invadido con una enorme cantidad de sectas religiosas, de sectarios racistas que nos predican eso de “afroamericanos”, por ejemplo, o un indigenismo retrógrado, para confrontar el racismo traído después de la II Guerra Mundial por una masa de inmigrantes europeos con sus familias enteras.
Hasta acaban de completar su invasión dividiéndonos, como allá en su país con los republicanos y los demócratas, en dos grandes y aparentemente irreconciliables bandos.
Fuente: PrensaPopularSolidaria http://prensapopular-comunistasmiranda/ Correo: pcvmirandasrp@gmail.com
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