Por: Jerónimo Carrera
Hace ahora casi veinte años, cuando se desintegró la URSS, y muchos creyeron que dejaba de recorrer no sólo Europa sino el mundo entero, por fin, aquel fantasma del comunismo del cual se hizo mención en el incomparable Manifiesto de 1848, hasta se habló bastante del fin de la historia, proclamado a los cuatro vientos por cierto japonesito…. auspiciado desde Washington.
No han transcurrido dos décadas y ya ese episodio luce remoto y olvidado, pues el tal fantasma recorre los continentes todos, y está muy vivo entre nosotros acá en Venezuela, según lo pueden constatar a diario quienes por ociosidad o lo que sea todavía son clientes de los que llaman “medios informativos”.
En mi OPTICA anterior me referí a la reciente aparición de un libro titulado “Historia de las ideas anticomunistas”, cuyo autor es un gran amigo y camarada, Luis Cipriano Rodríguez, y editado por el Fondo Editorial IPASME. Creo yo que la publicación misma de dicha obra en las actuales circunstancias que estamos viviendo los venezolanos, con una campaña anticomunista feroz y como nunca antes, resulta un gesto de valentía.
Lo más resaltante es que el anticomunismo de entonces, o sea de los años treinta, en el fondo es el mismo que tanto ruido quiere hacer en la actualidad. Se basan en la defensa de un pretendido “derecho a la propiedad”, derecho al cual pueden aspirar muchos y en la realidad lo gozan muy pocos. O sea una falacia completa. Me hace recordar que cierta vez, allá por Catuaro, en mi Estado Sucre, un andrajoso campesino me respondió que él no votaría por los comunistas ya que le quitarían todo… aunque él nada tenía todavía pero sí la esperanza de algún día tener y por eso su voto era para Acción Democrática. Cosas veredes Sancho, me dije yo.
Todo esto nos revela que el anticomunismo, el de antes como el de ahora, tiene su base tanto en la ignorancia como en el más descarado egoísmo. Aunque, si lo analizamos a fondo, nos encontraremos siempre con la mentira como su componente básico. Lo que sí es en verdad novedoso, es su procedencia tanto de la tradicional derecha como de sectores de una llamada izquierda que se las echa de revolucionaria en situaciones como la que en estos tiempos vivimos en nuestra Venezuela.
Todo esto nos está indicando que el anticomunismo se ha venido renovando, apertrechado con nuevo armamento, reconociendo que en las grandes masas populares ya poca gente se traga su anzuelo, y también, debemos reconocerlo, aprovechando los errores que hemos cometido los comunistas en los países donde hemos podido iniciar la construcción socialista, como paso indispensable y previo en la marcha gradual de la humanidad hacia el comunismo.
Aquí y ahora, digo yo, lo que más falta hace es conciencia de que sin proletariado, o sea sin clase obrera industrial, que se coloque a la cabeza del movimiento revolucionario, no se puede derrotar a este anticomunismo actualizado que goza del respaldo de “la nueva Doctrina Monroe del Pentágono”, según ya dijimos en nuestra anterior OPTICA.
P.S.- DOS PÉRDIDAS NOTABLES: A fines de la semana pasada hemos tenido en el movimiento revolucionario venezolano, una tras otra, las muertes de dos formidables camaradas, que yo he llamado los dos Guillermos. Pues Guillermo (William) Lara y Guillermo García Ponce, cada uno a su manera y con su propio estilo, siempre fueron comunistas. Una vez que transcurra esta etapa de las plañideras públicas, muchas de ellas plagadas por la hipocresía, escribiré sobre estos dos camaradas.---
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