Por: Jerónimo Carrera
Acá en nuestra Venezuela, al parecer, el racismo se expresa de una sola manera, o sea en contra de aquella parte de nuestra población de orígenes indígenas. Es decir, que únicamente va en detrimento de quienes son vistos como los descendientes muy directos de los primitivos pobladores de estas tierras, o sea de las diversas tribus que los invasores provenientes del continente europeo encontraron en lo que ellos denominaron como continente americano, a partir del 12 de octubre de 1492.
Así se explica que tal fecha haya recibido sucesivamente muy variadas denominaciones. Aquí, hasta hace poco, se le llamaba “Día de la Raza”, mientras que en el norte del continente, en Estados Unidos concretamente, se le conoce con el muy singular apelativo de “Día de Colón”.
Ahora, como tenemos el empeño de cambiarlo todo, y ojalá no sea esto para que nada cambie, según la celebrada formulación de cierto pensador humorista, se le ha bautizado como “Día de la Resistencia Indígena”, lo cual creo que suena muy bien pero explica muy poco el problema concreto del racismo.
En efecto, los prejuicios raciales no son originarios del continente americano, y en verdad son tan antiguos como lo es la humanidad. Lo cierto es que saltan por encima de barreras de cualquier tipo, sean geográficas o del color de la piel.
En algunas de sus manifestaciones, claramente encontramos un elemento religioso, pues a primera vista, por ejemplo, resulta muy difícil, por no decir imposible, distinguir en la zona del llamado Medio Oriente, entre la población judía y la mahometana. Sin embargo, en toda esa parte del mundo la división impera del modo más primitivo y virulento, aunque debe reconocerse que ha estado y sigue estando atizada por las potencias europeas que se autodenominan cristianas.
Los imperialistas yanquis, como continuadores de sus antepasados europeos, han proseguido y perfeccionado la técnica de dividir a los pueblos con malabarismos étnicos, empezando por su propio y multirracial pueblo. Esa es la técnica que ahora se aplica acá en nuestra Venezuela, separándonos artificialmente.
Como comunista de toda la vida, que soy, no creo sino en lo que es básico para un auténtico revolucionario, que es la división en clases sociales, contra la cual luchamos. Rechazamos por lo tanto esas falsas categorías de “afrodescendientes”, “amerindios”, “indígenas”, etc., que sólo contribuyen a facilitar y remachar la dominación yanqui. Esas no son sino otras formas de racismo, sin duda.
P.S.- ¿UN PELON DE VANESSA? En un suplemento del diario “Correo del Orinoco”, titulado precisamente “Empezaron Mal”, del miércoles 6-10-10, pág. 12, se dice esta barbaridad: “1958. El 31 de octubre AD, COPEI, URD, y PCV firman el Pacto de Punto Fijo.” Me pregunto yo: ¿IGNORANCIA o ANTICOMUNISMO? Jamás el PCV firmó ese pacto, que en realidad había sido firmado ya en Nueva York, amiga Vanessa.
Otro P.S.- Muerte de un gran camarada, GUILLERMO BETANCOURT: Este pasado jueves 7-10-10 ha fallecido en Caracas, a los 83 años de edad, uno de esos comunistas ejemplares. Modesto en extremo, y a la vez firme, era un intelectual, abogado, que dedicó muchos años a “Tribuna Popular”, órgano periodístico del PCV, como su eficiente administrador. Bien lo conocí desde 1945, en el Liceo Andrés Bello, de Caracas, siempre comunista y buen amigo. Condolencias a su viuda y demás familiares. ---
Fuente: PrensaPopularSolidaria
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