PARA NO PERDER EN 2012 O MEDIANTE CUALQUIER ELECCIÓN
Editorial de Tribuna Popular Nº 183.-
La cantidad, calidad, profundidad, niveles, alcances y variedad de los temas políticos, económicos, sociales, ideológicos y de masas que están en pleno desarrollo en Venezuela hacen complejo referirse a uno o unos pocos de ellos.
La reforma a la Ley de Telecomunicaciones, a la de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, o a la de Universidades; la aprobación de la Ley Habilitante, la de Presupuesto y la de Endeudamiento para 2011, o las que han dado en llamar del “Poder Popular”; la negligencia para la aprobación de la Ley Orgánica del Trabajo y la Especial de los Consejos Socialistas de Trabajadores –contando hasta el 4 de enero de 2011 con las condiciones políticas para hacerlo con contenido revolucionario–; la situación con Globovisión y el otrora 20% de las acciones del Banco Federal –entiéndase Mezerhane–; el cambiante clima y las consecuencias de las lluvias; los análisis que se “filtran” sobre las elecciones del 26S; las nacionalizaciones y expropiaciones de empresas y viviendas; la ocupación o recuperación del Guaraira Repano; el paulatino mejoramiento del Metro de Caracas; los documentos dados a conocer mediante Wikileaks y el arresto de Julian Assange.
Son algunos de esos variados temas que ocupan el grueso de las conversaciones informales y las discusiones políticas.
Telegráficamente nos referiremos a un aspecto que –sin estar en el debate cotidiano actual–, es central y estratégico para las posibilidades reales de que la experiencia revolucionaria que está viviendo Venezuela no se pierda en el 2012 –elecciones presidenciales y regionales–, o en el 2015 –elecciones de Asamblea Nacional–, o en el 2016 –elecciones regionales–, o en el 2018 –elecciones presidenciales–, o mediante cualquier proceso electoral.
Es la dirección colectiva del proceso revolucionario.
Cualquiera de las posibilidades para solventar de raíz los actuales problemas, deficiencias y fallas que tiene la gestión gubernamental –incluso en el actual Estado burgués–, así como para apuntalar verdaderamente las posibilidades del rumbo socialista de este proceso, pasan por iniciar la construcción de esta instancia rectora para el Poder Popular y el nuevo Estado democrático, popular y revolucionario.
Los enunciados planteados en “Las líneas de Chávez”, el pasado 12 de diciembre, como “…la profundización de la Revolución democrática: la aceleración de la marcha hacia el socialismo…”, o la batalla “…contra los viejos vicios y las nefastas prácticas del Estado burocrático.”, el propio llamado a la “¡Guerra a muerte contra el burocratismo: contra la contrarrevolución burocrática!”, o la lucha contra el imperialismo y sus lacayos “…ante la cual no debemos descuidarnos–”, o que “Ahora más que nunca la calle es el campo de batalla de nuestra lucha por la justicia y la igualdad.”, el éxito real de todos –de todos y cada uno de estos enunciados– depende de que se avance en lo que debe ser la línea fundamental de las y los revolucionarios: dirección colectiva del proceso revolucionario.
Desde el PCV, se ha hecho este planteamiento central desde hace décadas, pero con mayor énfasis e insistencia –a pesar las incomprensiones y ataques– durante los doce años de esta fase de la revolución venezolana.
El liderazgo del presidente Chávez, sus significativos niveles de credibilidad y ascendencia en la mayoría del pueblo, su capacidad de trabajo y de deslindarse de prejuicios, su voluntad de estudio y de avanzar en el camino del marxismo consecuente, deben ponerse al servicio de iniciar los pasos para la construcción de este espacio de articulación, coordinación, discusión, construcción de políticas, intercambio y canalización de la crítica y la autocrítica, entre los diversos movimientos y organizaciones políticas, populares, revolucionarias y sociales que impulsamos el proyecto bolivariano y socialista.
Ni el liderazgo, ni la credibilidad, ni la ascendencia se heredan o decretan. Se ganan ante las masas.
Este es el gran reto de las fuerzas revolucionarias y especialmente del presidente Chávez, que tiene –individualmente– la mayor responsabilidad.
La Alianza Patriótica, el Polo Patriótico, o como finalmente se le denomine, clara y definitivamente no puede ser «para el 2012», para otra elección, por muy importante que ésta sea. Y, menos todavía, puede pensarse en «informar» cómo se constituirá.
Debe surgir de la discusión, del debate, de las experiencias, ideas y aportes de las distintas organizaciones. Debe ser un gran proyecto definido, asumido y construido colectivamente.
Ninguna revolución tiene garantizado el éxito. Debe desarrollarse una permanente vigilancia revolucionaria, que no tolere ni permita la mínima violación a los principios, indistintamente del prestigio y cargo del cuadro.
Esa es una enseñanza de la experiencia de la más genuina y profunda revolución conocida por el ser humano, la Gran Revolución de Octubre, en Rusia.
El Partido Comunista de Venezuela, cercano a cumplir sus 80 años de vida orgánica, seguirá dando un paso al frente, cumpliendo con su responsabilidad histórica, con compromiso y firmeza, con la clase obrera y el pueblo trabajador, por el Socialismo!
Fuente: Tribuna Popular/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com/
Correo: pcvmirandasrp@gmail.com
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