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jueves, 21 de abril de 2011

BELIGERANTES Y REVOLUCIONARIOS

Por: Samuel Trigueros

Hasta el momento, en un acto de alta disciplina, la masa resistente ha respetado y corroborado la permanencia en sus cargos de gran parte de la conducción del Frente; pero esta no debe confundir la disciplina con falta de criterio o conocimiento de qué es lo que se busca con la
lucha emprendida.

La insurrección barrial, la lucha campesina, la valentía de la diversidad sexual, la insobornable presencia feminista, la inquebrantable barricada estudiantil, el constante aporte del sector cultural, la resistencia indígena y negra, etc., han demostrado en muchos momentos superar las agallas de la dirigencia, que con su participación fallida en momentos coyunturales como el Acuerdo San José-Tegucigalpa, el Acuerdo Guaymuras y ahora en nuevos capítulos de ese coqueteo con la estructura enemiga, ha desperdiciado voluntad y acción dispuestas para darle vuelta revolucionariamente a la estructura que nos oprime.

Hemos estado dispuestos a morir por esta lucha y hemos asumido, también, que la crisis económica que genera para el régimen mantener su posición de reprimir al pueblo, de no garantizar el retorno seguro e incondicional de los exiliados, de no castigar a los culpables también nos golpea a nosotros; pero ya pocos en esas alturas hablan de profundizar la crisis para crear ingobernabilidad y desgastar y botar al régimen.

Nos han robado hasta el lenguaje de lucha y nos lo han cambiado por uno donde “las buenas costumbres” moderan la reacción popular y satisfacen a vuesa merced oligárquica.

El espacio temporal en que ocurren los acontecimientos de Cartagena de Indias y de Caracas no es, de ninguna manera, fortuito. Al más puro y descarado estilo de la casta política que por décadas ha manipulado los hilos de la vida nacional, las negociaciones para “reconciliarnos”, darnos besitos en la nuca y abrazarnos “como en familia” con los golpistas ocurre precisamente en vísperas de la rendición de informe de la Comisión de la verdad blanquita y de la Asamblea de la OEA, todo bajo el signo de la cruz de ceniza de Semana Santa, que por la fuerza de costumbre apuesta a que nos enrabiemos, protestemos y, finalmente, olvidemos.

Lo cierto es que poco a poco nos vamos hartando de estos manipuleos, de esa arrogancia con que nuestros dirigentes y sus cajitas de resonancia se erigen como preclaras cabezas que no necesitan consultar al soberano para decidir y ejecutar hasta lo que les está prohibido, en virtud de la lucha que libramos

¿Acaso hay un solo, una sola, resistente que no merece ser consultado por la dirigencia del FNRP?

¡Cuánto se parece eso a las razones históricamente acumuladas que nos levantaron en insurrección y nos mantienen enfrentados contra la oligarquía y el capitalismo!

¿Se espera que rectifiquen su proceder? Sí, claro que sí.

Caso contrario, estarán alimentando la posibilidad de que la resistencia, como masa organizada, más temprano que tarde, rebase la actual conducción y elija a quienes en verdad representen su interés revolucionario, aún contra el fundamentalismo mítico–religioso en el cual muchos confían para elegirse por aclamación como líderes de la resistencia.

La rectificación comienza con una rendición de cuentas transparente y con el respeto a los procedimientos y estructuras organizadas al interior del Frente.

No se trata, como algunos han propuesto, de simple parricidio ideológico, sino de exigir a quienes nos representan (viejos o jóvenes) coherencia entre discurso y acción, visión revolucionaria, respeto a los mártires y a quienes sustentamos con nuestras vidas la lucha popular.

Se trata de que mantengan en su mente la cuarta urna y de que la pongan a disposición nuestrapermanentemente en los temas fundamentales de la lucha; se trata de que no permitiremos que nos adulteren el sueño de una patria socialista.

Por lo demás, larga vida a nuestros líderes; unidad y lucha permanentes, hasta la victoria siempre.

Fuente: Envíos a Nuestro Correo/Morazán Resiste/PrensaPopularSolidaria


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