Por:Humberto Vargas Carbonell
Los pactos políticos no son malos en sí
mismo, su calificación depende de quiénes se reúnen, con qué propósitos y
principalmente de sus resultados.
A menudo los resultados suelen ser
engañosos, silenciados o enmascarados. Casi nunca se dice la verdad a
quienes tienen pleno derecho de conocerla: los electores. José María
Figueres, quien ahora es apenas presidente del PLN podría exonerarse de
esa obligación, pero no quien es Presidente de la República.
Luis Guillermo Solís ganó las elecciones
haciendo campaña señalando cargos morales y políticos al Partido
Liberación Nacional; ofreciendo un “cambio” que lo diferenciara de
viejas prácticas, nefastas por entreguistas e inmorales. Ya se ha
cumplido el primer año de gobierno, en unos pocos días tendrá que
presentar su Primer Informe al Pueblo y que le dirá al pueblo. Podrá
justificar su retorno al redil liberacionista.
Cada día se hace más evidente la
impresión--bastante más que simple impresión-- de que estamos
padeciendo el quinto año del gobierno de Laura Chinchilla y que es
ella quien gobierna por interpósita persona.
¿Qué es lo nuevo? Nada.
Cuando doy opiniones como esta algunos amigos me dicen: --Es muy poco el tiempo que ha corrido.
No es poco, es mucho si se trata de
sentar las bases de los cambios prometidos, pero estas “bases” no
aparecen por ninguna parte.
Buenos anuncios si hubiese detenido la
concesión a APM Terminal y no hubiera tomado los muelles de Limón para
reprimir a los trabajadores de Japdeva, quienes defendían los más puros
intereses nacionales. Si hubiera puesto en discusión un proyecto de
justicia fiscal que hiciera realidad la vieja consigna del Presidente
Alfredo González Flores: “Los ricos paguen como ricos y los pobres como
pobres”. Nada.
Pasó la legislatura extraordinaria y
podríamos decir que se desperdició la oportunidad de levantar las
banderas de las reivindicaciones populares y patrióticas. No se hizo
nada positivo.
No aparecen siquiera atisbos de un proyecto con contenido popular y patriótico.
Parece que Solís imita a los
gobernantes que tiemblan ante los editoriales de La Nación o de Canal
Siete. Voceros privilegiados de la oligarquía y del imperio.
Ni siquiera en el terreno administrativo
se han mostrado cambios significativos, muchos de los cuales no
requieren la promulgación de leyes. Por ejemplo la eliminación de
puestos e instituciones que no aportan nada positivo y que solamente
sirven para liberar a los Ministros de sus responsabilidades políticas y
otras que simplemente despilfarran miles de millones o quizás
billones.
Podríamos continuar citando cuestiones y
hechos. Pero basta decir que todo sigue igual a lo que el pueblo
repudió con un millón trescientos mil votos a favor de la elección del
señor Solís.
Después de las conversaciones entre el
Presidente con José María Figueres el panorama político es oscuro.
Esta penumbra política genera inquietudes ciudadanas. ¿Cuál será el
rumbo inmediato del Gobierno?
Puede ser que continúe con el liberacionismo remozado o sin remozar. Por ningún lado se perciben cambios positivos.
Igualmente se quiere volcar los
problemas fiscales sobre los hombros de los trabajadores y de todo el
pueblo, mientras los multimillonarios viven felices en un paraíso
verduzco por el color de los dólares que se asoman a las puertas de sus
cajas fuertes.
La entrega vergonzosa de la frontera y
de la naturaleza a un monopolio de tan malos antecedentes como APM
terminals es el anuncio nefasto de que el entreguismo se mantendrá
intacto.
La lucha contra la pobreza no pasa de ser un sainete que se repite con la misma música de fondo pero absolutamente ineficaz.
La corrupción, tan campante como en los
últimos decenios, ni una lucha ni una denuncia. Los oligarcas siguen
blindados, intocables por la ley penal.
Llegó la hora de hacer una auditoria
seria y honesta sobre la deuda externa y comenzar a construir una cárcel
para encerrar a los sinvergüenzas.
Los actos más sonados, la Trocha, por
ejemplo, deben ser investigados, pero no se hace. Entonces de qué lucha
contra la corrupción se habló durante la campaña electoral. Todo
pareciera indicar que no se ha logrado ni siquiera la lucha contra la
corrupción de las galletas y los cafecitos de la “soda” llamada
“Asamblea Legislativa”; causa amada por Ottón Solís.
Mañana el Presidente Solís hará su
primer informe en la Asamblea Legislativa, que se supone que es ante el
pueblo soberano. Debe ser oído y esculcado con atención y mucha
seriedad. Habrá que separar el grano de la paja, si es que hay grano.
Eso sí el análisis requiere mucha seriedad. Está en juego la vida social, política, económica y cultural del país.
Fuente: Vanguardia Popular(Comunistas Costa Rica/Solidnet/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
Correo: pcvmirandasrp@gmail.com
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