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domingo, 16 de agosto de 2015

BÈLGICA; TRAS LA BANDERA DE LA UE ALEMANIA IMPONE "DISCIPLINA FISCAL", AUSTERIDAD Y ROBA SOBERANÌA A LOS PAÌSES VASALLOS

Con el Pacto Fiscal los 
grandes capitales de
Alemania y su gobierno
usan la UE para imponer 
austeridad y robar soberanìa,
crear Paìses con dos banderas,
de las que se impone la "colec-
tiva" de la UE como dominante,
por encima de la propia, Asì 
acaba de ocurrir en Grecia.

 

El Pacto Fiscal es el puño de hierro de Alemania para imponer la política de austeridad. Tesis 7

 Por: Peter Mertens

El Consejo Europeo y la Comisión Europea se han beneficiado de las nubes de polvo levantadas por la crisis para hacer lo que nunca se habrían atrevido a hacer a la luz del día. Han puesto toda la política social y económica de Europa bajo la tutela de "expertos" directamente salidos de los grandes grupos financieros y económicos. Se han apropiado de competencias que no están vigiladas por ningún tipo de control ni basadas en decisión democrática alguna, e invaden el poder soberano de decisión de los Estados nacionales.

Mayor austeridad para ahorrar, mayor disciplina fiscal, eso es lo que escuchábamos de Alemania tras la crisis bancaria y del euro. Ni hablar de grandes programas de inversión, para invertir precisamente en tiempos de crisis. Nada de déficit spending - gastos deficitarios- o de políticas keynesianas para reiniciar el motor. No, debe proseguirse con la lógica de la zona euro. E incluso endurecerla. 

Durante el diseño de la moneda única, ya se había introducido esta lógica en las normas presupuestarias del Tratado de Maastricht (1992). Cinco años más tarde, en el Pacto de Estabilidad (1997), a estas normas se añaden las sanciones. Que Alemania y Francia en el año 2003 hayan sido los dos primeros países en violar dichas normas no debe perturbar la fiesta. No se envió a la troika o a Wolfgang Schäuble a París o Berlín. Se hizo la vista gorda y se pasó de página.
La lección que ha sacado Alemania de la crisis bancaria y del euro era que hacía falta un puño de hierro. Una camisa de fuerza de la que nadie pudiese escapar. Después de la moneda única, Europa todavía necesitaba una política única y ésta debía concretarse lo más posible en tratados y pactos. Lo que en tiempos de normalidad hubiera requerido mucha paciencia y esfuerzo, los círculos patronales lo lograron con gran facilidad. La UE, ya entonces, bajo la dirección de Merkel, dio tres pasos esenciales.

El viernes 25 de marzo de 2011 adoptó el Pacto Europlus, una gran declaración de guerra contra el "costo de la mano de obra". ¿La política monetaria es demasiado rígida? ¿Fracasa a la hora de proteger a los Estados miembros de las turbulencias de los mercados financieros? Bueno, sólo hay que flexibilizar el resto, especialmente los salarios.

Si no podemos devaluar la moneda, devaluemos los salarios. Pero los salarios, como el mercado de trabajo y la seguridad social, son competencia de los Estados nacionales. No hay problema, el pacto Europlus obliga a los países europeos a presentar un plan de competitividad anual. 
Tras su aprobación cada país será evaluado de acuerdo a una serie de indicadores para vigilar su capacidad competitiva frente a los países vecinos. La comparación es, por supuesto, para comparar a la baja los costes salariales de unos y otros.
 
En una segunda etapa se estableció un marco jurídico para la imposición de sanciones. El jueves 23 de junio de 2011 se aprueban por primera vez seis ordenanzas (votadas definitivamente el 28 de septiembre de 2011). Estas ordenanzas se han dado en llamar el Six-Pack. Bajo el pretexto de la lucha contra los "desequilibrios macroeconómicos", a partir de ahora la Comisión puede intervenir incluso en áreas que no son de su competencia. Los grupos liberales y conservadores defendieron los textos con entusiasmo. Recientemente, John Crombez (sp.a) afirmaba en Knack: "En el Parlamento Europeo, hemos rechazado el six-pack." [xvi] Eso no es cierto.

Todos los diputados verdes y socialdemócratas de nuestro país aprobaron al menos dos de los seis textos. Estuvieron de acuerdo con un marco  en el que comparar competitivamente a unos y en otorgar a la Comisión la facultad de imponer sanciones.
Esto se hace evidente dos años  después en la tercera etapa. En marzo de 2013, se aprobó el Two-Pack, que obliga a los Estados miembros a presentar cada año antes del 15 de octubre sus propuestas presupuestarias a la Comisión.

La dura doctrina alemana de austeridad y los mecanismos de sanción se colaron posteriormente en un tratado de austeridad llamado Pacto Fiscal (TECG). El Parlamento belga aprobó el pacto fiscal neoliberal en mayo de 2012 con el apoyo del PS y Sp.A. En Ecolo, como de costumbre reina la hipocresía: los ecologistas, en la oposición en el Parlamento federal, votaron en contra, pero en el Parlamento de Bruselas y Valonia, donde están en la mayoría, votaron a favor.

Los diversos partidos gubernamentales acordaron que nuestro gobierno respetase ciegamente todas y cada una de las reglas de la disciplina fiscal y de la deuda pública. Y de esta manera  nuestro país se somete a los dictados que la Comisión Europea puede dictar para enderezar los llamados "desequilibrios macroeconómicos".

Uno se pregunta qué sentido tiene votar en el Parlamento Europeo contra cuatro de las seis ordenanzas del Six-pack, si a continuación se vota en los parlamentos belgas que nuestro país obedezca a las seis ordenanzas. Mientras que la UE está cada vez más estrechamente confinada en la camisa de fuerza alemana, los socialdemócratas y los verdes siguen hablando de "etapas para una Europa social". Al aprobar el pacto fiscal, hacen exactamente lo contrario.
Peter Mertens, De WereldMorgen: 24 de julio de 2015. 
Notas: 
[xvi] Knack.be, 16 de julio 2015

Fuente: Solidnet/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
Correo: pcvmirandasrp@gmail.com 

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