Por: Sam Webb
Un Movimiento Heterogéneo
La lucha contra la autocracia es una tarea temporal y provisional de los socialistas, pero de no hacer caso a esta tarea, o no atenderla, sería el equivalente de una traición al socialismo y un servicio a la reacción” (Lenin, Dos tácticas de la social democracia en la revolución democrática).
Un movimiento heterogéneo No debemos reaccionar mal al pensar que la coalición para derrotar a la derecha contenga fuerzas heterogenias. En ninguna etapa de la lucha existen luchas “puras”. Es mejor que la izquierda y el movimiento progresista aprendan esto inmediatamente. Cualquier movimiento masivo contiene varias tendencias. Un programa político en común no significa una perspectiva política singularmente única. De hecho, en coaliciones amplias de varias clases, las relaciones entre tendencias tendrán sus conflictos en el lado de la cooperación.
Cada componente promoverá sus criterios e intentará dejar su impresión en la lucha en general, mientras que no haya una ruptura en la coalición más amplia. Y esta característica se nota aún cuanto más el movimiento vaya extendiendo su ámbito e influencia. ¿Acaso no hemos visto esto precisamente en el movimiento pro-paz? El mantener y el profundizar la unidad es tanto un arte como una ciencia, tal vez más arte. Sea como sea, es algo que todos nosotros en el movimiento tenemos que aprender dominar.
Las elecciones que vienen nos darán un laboratorio práctico para perfeccionarnos en esto, pues consiste de una mezcla heterogénea de fuerzas políticas que están juntando para derrotar la derecha, y cada uno trae sus propios puntos de vista y recursos. Desde el punto de vista de los progresistas y la izquierda, el componente mas molestoso en esta mezcla es el partido Demócrata, que, como todos sabemos, en sí es un partido clasista de la burguesía.
Es incapaz de actuar en una forma consecuentemente democrática. Inclina hacia reformas incompletas y paulatinas. No tiene el deseo de alentar las iniciativas independientes del pueblo ni desea pisotear a las ganancias del capital. No está opuesto a hacer concesiones al pueblo, pero quiere limitarlas. En 2008, el partido Demócrata intentará limitar la extensión tanto del debate político como la agenda política y también la influencia de las organizaciones de base en el proceso electoral. A la vez, es el único instrumento electoral que puede derrotar a la ultra derecha en esta coyuntura.
Mientras que todos deseamos que hubiera otro partido, independiente y poderoso con suficiente liderato y apoyo de las fuerzas claves del movimiento popular, no existe, y tenemos que aceptar esta realidad por el momento. Así que, ¿Qué debe ser nuestra disposición hacia el partido Demócrata en las elecciones venideras? Por un lado, no debemos caer en la trampa de condenar con igual fuerza a ambos partidos, o de negarle apoyo a los candidatos demócratas excepto en los términos más raquíticos. Tampoco debemos actuar como si no importara quien gane.
Por otro lado, no debemos titubear en criticar al Partido Demócrata y sus candidatos. Pero esto debe hacerse dentro del marco de nuestra tarea estratégica de derrotar a la derecha. Y debemos proseguir dándoles a aquellos candidatos el espacio político de moverse en un rumbo progresista. Francamente jamás he aceptado la idea que pregonan demasiadas personas de la izquierda que las personas en el partido Demócrata tienen ilusiones, y que un nuevo partido puede emerger solo si podemos desvanecer esas ilusiones. Ese modo de pensar sobresimplifica una cuestión muy compleja.
¿Quién va a dejar una huella? De modo que mientras que Lenin argumentaba en contra de la idea que “la revolución burguesa sea una revolución que le interese solo a la burguesía”, nosotros podemos argumentar que la derrota de la derecha el año entrante en las aulas de votación no solo le beneficie a los Demócratas y la clase capitalista, sino también al movimiento laboral/popular. De hecho, yo lo tomaría un paso mas adelante, y diría que una victoria decisiva ayudaría más a la clase obrera y al movimiento popular que a cualquier sector de la clase capitalista.
Pero esto no responde a la pregunta: ¿de qué consiste una victoria decisiva? Una victoria decisiva cambiaría el balance de fuerzas en el Congreso y en el país de tal manera que el movimiento laboral/popular se encuentra en una posición para pasar a la ofensiva en 2009.
Para que tal cosa suceda, hay que cumplir con tres condiciones:
Primero, los demócratas tienen que ganar en forma aplastante al nivel de la presidencia y del Congreso.
En segundo lugar, será especialmente importante aumentar el número de progresistas en el Congreso.
En tercer lugar, y mas importante, el movimiento popular con el liderato laboral – no el Partido Demócrata, ni mucho mas la bolsa de valores – debe imponer su punto de vista en el proceso electoral.
Sin duda, esto no será fácil por la razón de que la clase obrera y sus aliados carecen de un partido político propio de gran fuerza. Pero sería un error atroz llegar a la conclusión a partir de esto de que el movimiento laboral/popular no tiene espacio político ni palanca para tener un impacto impresionante y claro en las elecciónes, sus resultados y lo que suceda después. Hay que participar directamente y con vigor
Por consiguiente, la coalición popular dirigida por el sector laboral – y comunistas como una corriente dentro de esa coalición – debe participar con energía en todas las fases del proceso electoral.
Fuente: Documentos CPUSA/ Edición: PrensaPopularSolidaria_ComunistasMiranda
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
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