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martes, 30 de diciembre de 2008

LA COEXISTENCIA PACIFICA TRIUNFÓ EN EL CARIBE

Blas Roca
Por: Jerónimo Carrera

Al cumplirse, este Primero de Enero del ya entrante año 2009, los cincuenta años de aquel espectacular triunfo de los muy audaces y combativos jóvenes cubanos que dos años antes habían desembarcado del yate “Granma” en una playa del Oriente cubano, es conveniente que los revolucionarios de todo nuestro continente americano reflexionemos en profundidad sobre el significado que hoy tiene tal hazaña.

Pienso yo que la ahora cincuentenaria Revolución Cubana representa para nosotros no un modelo, que en materia de revoluciones no pueden existir, sino un ejemplo, pues sin duda todas las revoluciones son y serán ejemplares. Brindan a los pueblos lecciones valiosas, sobre lo que se debe y no se debe hacer en un proceso revolucionario.

Pero cada revolución se desarrolla en un escenario propio, que no es transferible, y en un contexto de tiempo que con seguridad puede decirse que es irrepetible. Por ello el marxismo nos enseña que los revolucionarios debemos siempre tomar en cuenta las circunstancias, con la mayor precisión posible, de lugar y tiempo, para proceder a la acción con probabilidades de éxito.

El inmenso mérito de Fidel Castro y sus compañeros de lucha, fue el haber actuado plenamente de acuerdo con tales principios. Cuba estaba madura para una revolución de independencia nacional, y era una independencia por la cual luchaban los cubanos desde tiempos de Carlos Manuel de Céspedes, José Martí, Julio Antonio Mella, Antonio Guiteras (aquel “Tony” a cuyo lado también cayó en combate el revolucionario venezolano Carlos Aponte), héroes todos ellos de esa misma causa llevada al triunfo definitivo por Fidel en 1959. En fin, un siglo entero estuvo el pueblo cubano produciendo en forma sucesiva el personaje que esa tarea requería, según nos enseña también el marxismo.

Asimismo, debemos poner atención a otro rasgo muy decisivo de la experiencia revolucionaria cubana, como es su acertada inserción en el contexto internacional prevaleciente. Baste con señalar la forma en que obtuvo el respaldo pleno de la Unión Soviética, indispensable para enfrentar las represalias imperialistas de Estados Unidos. Cosa que no pudo lograr la revolución guatemalteca, en 1954, apenas pocos años antes de la revolución cubana.

Todo esto último como resultado de una correcta política interna, basada en la más firme cooperación entre el Movimiento 26 de Julio, dirigido por Fidel, y el partido de los comunistas cubanos, el PSP, cuyo dirigente principal, el camarada Blas Roca, gestionó el apoyo soviético de inmediato. En este sentido, puede afirmarse que todo el curso ulterior de la revolución en Cuba ha sido y es el resultado de una visita que Anastas Mikoyan, bolchevique armenio y miembro eminente del buró político del PCUS desde la época de Stalin, hizo a Cuba en aquellos momentos decisivos. El informe presentado por el sagaz Mikoyan, a su regreso a Moscú, hizo trizas al texto de la llamada “Doctrina Monroe”…

Semejante audacia revolucionaria de los dirigentes de la URSS y de Cuba puso a la humanidad, en octubre de 1962, al borde mismo de una catástrofe nuclear, es cierto, pero le aseguró al pueblo cubano su derecho a iniciar la construcción de una sociedad socialista.

Me complace ahora poder decir que a raíz de aquel dramático e histórico episodio que conmovió al mundo entero, escribí yo lo siguiente: “Creemos que el proceso revolucionario cubano sale consolidado de esta crisis, revigorizado por el respaldo recibido de las masas en un momento de tanto peligro.” (Jerónimo Carrera, Hacia la coexistencia pacífica en el Caribe, Ediciones del Consejo Venezolano por el Desarme y la Paz, Caracas, noviembre de 1962, 36 págs.)

La vigorosa solidaridad actual entre Venezuela y Cuba, es producto evidente de tal coexistencia.

Fuente: PrensapopularSolidaria Comunistas Miranda

http://prensapopular.comunistasmiranda.blogspot.com

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