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miércoles, 27 de agosto de 2008

LAS TESIS DE ABRIL

Por: Vladimir Lenin

«Como no llegué a Petrogrado hasta el 3 de abril por la noche, en la reunión del 4 de abril pude, naturalmente, intervenir con un informe acerca de las tareas del proletariado revolucionario sólo en mi nombre y haciendo constar mi preparación insuficiente.

Lo único que podía hacer, para facilitarme la labor a mí mismo y también a los oponentes de buena fe, era preparar las tesis por escrito. Las leí y entregué el texto al camarada Tsereteli. Las leí dos veces muy despacio: primero en una reunión de los bolcheviques y luego en una de los bolcheviques y mencheviques.

Publico estas tesis personales mías con sólo notas explicativas muy breves, que en mi informe desarrollé mucho más ampliamente.

Tesis

1. En nuestra actitud hacia la guerra —que por parte de Rusia, bajo el nuevo gobierno de Lvov y Cía., sigue siendo indudablemente una guerra imperialista de rapiña, debido al carácter capitalista de ese gobierno—, no es posible tolerar concesión alguna, por pequeña que sea, al «defensismo revolucionario».

El proletariado con conciencia de clase puede dar su asentimiento a una guerra revolucionaria que justifique realmente el defensismo revolucionario sólo bajo las siguientes condiciones:

(a) que el poder pase a manos del proletariado y de los sectores más pobres de los campesinos, aliados al proletariado;

(b) que se renuncie de hecho, y no sólo de palabra, a todas las anexiones;

(c) que se rompa realmente y de modo absoluto con todos los intereses de los capitalistas.

Dada la indudable buena fe de grandes sectores de la masa que creen en el defensismo revolucionario, que admiten la guerra únicamente como una necesidad y no como guerra de conquista, dado que han sido engañados por la burguesía, es preciso explicarles su error de un modo particularmente minucioso, paciente y perseverante, explicarles la ligazón indisoluble que existe entre el capital y la guerra imperialista, y demostrarles que sin abatir el capital es imposible poner fin a la guerra con una paz verdaderamente democrática, una paz no impuesta por la fuerza.

Debe organizarse la propaganda más amplia de estas ideas en el ejército combatiente.

Confraternización.

2. La peculiaridad del momento actual en Rusia es el paso de la primera etapa de la revolución, que ha dado el poder a la burguesía por carecer el proletariado del grado necesario de conciencia de clase y de organización, a su segunda etapa, que debe poner el poder en manos del proletariado y de los sectores pobres de los campesinos.

Este paso se caracteriza, por una parte, por un máximo de legalidad (Rusia es actualmente de todos los países beligerantes el más libre del mundo); por otra parte, por la falta de violencia contra las masas, y finalmente, por la confianza irreflexiva de éstas con el gobierno de los capitalistas, los peores enemigos de la paz y del socialismo.

Esta situación peculiar exige de nosotros capacidad para adaptarnos a las condiciones especiales de la labor del Partido entre grandes masas del proletariado, nunca vistas hasta ahora, que acaban de despertar a la vida política.

3. Ni el menor apoyo al Gobierno provisional; demostrar la falsedad absoluta de todas sus promesas, especialmente las que se refieren a la renuncia a las anexiones. Desenmascarar a este gobierno, que es un gobierno de capitalistas, en vez de «exigir» que deje de ser imperialista, cosa inadmisible y que no hace más que despertar ilusiones.

4. Reconocer que en la mayor parte de los soviets de diputados obreros, nuestro partido está en minoría y, por el momento, una minoría pequeña, frente al bloque de todos los elementos pequeñoburgueses oportunistas, sometidos a la influencia de la burguesía y que llevan dicha influencia al proletariado, elementos que abarcan desde los socialistas populares y los socialistas revolucionarios hasta el Comité de Organización (Chjeídze, Tsereteli, etc.), Steklov, etc.

Explicar a las masas que los soviets de diputados obreros son la única forma posible de gobierno revolucionario, por cuya razón, mientras este gobierno se someta a la influencia de la burguesía, nuestra tarea es explicar de manera paciente, persistente y sistemática, los errores de su táctica, dar una explicación adaptada especialmente a las necesidades prácticas de las masas.

Mientras estemos en minoría, realizaremos la tarea de criticar y señalar los errores, propugnando, al mismo tiempo, la necesidad de que todo el poder del Estado pase a los soviets de diputados obreros para que, sobre la base de la experiencia, las masas superen sus errores.

5. No una república parlamentaria —volver a ella desde los soviets de diputados obreros sería dar un paso atrás—, sino una república de los soviets de diputados obreros, peones rurales y campesinos, en todo el país, de abajo a arriba.

Supresión de la policía, del ejército y de la burocracia.

Los salarios de los funcionarios, todos los cuales son elegibles y amovibles en cualquier momento, no deberán nunca exceder el salario medio de un obrero calificado.

6. En el programa agrario, trasladar toda la atención a los soviets de diputados peones rurales.
Confiscación de todas las tierras de los terratenientes. Nacionalización de todas las tierras del país, de las que dispondrán los soviets locales de diputados peones rurales y campesinos.

Creación de soviets especiales de diputados campesinos pobres. Establecimiento en todas las grandes fincas (con una extensión de 100 a 300 desiatinas, según el lugar y demás condiciones, y conforme determinen los organismos locales) de haciendas modelo bajo el control de los soviets de diputados peones rurales y por cuenta de la comunidad.

7. Fusión inmediata de todos los bancos del país en un banco nacional único, sometido al control de los soviets de diputados obreros.

8. Nuestra tarea inmediata no es la ‘introducción’ del socialismo, sino sólo poner en seguida la producción social y la distribución de productos bajo el control de los soviets de diputados obreros.

9. Tareas del partido:

a) Celebración inmediata de un congreso del partido;

b) Modificación del programa del partido; principalmente: sobre el imperialismo y la guerra imperialista; sobre la actitud hacia el Estado y nuestra reivindicación de un Estado-comuna; modificación del programa mínimo, que ha envejecido.

c) Cambiar el nombre del partido.

10. Renovar la Internacional.

Iniciativa para crear una Internacional revolucionaria, una Internacional contra los socialchovinistas y contra el «centro». Es decir, sustituir el ejército regular por el armamento del pueblo. Es decir, un Estado cuyo prototipo fue la Comuna de París.

En lugar de «socialdemocracia», cuyos dirigentes oficiales han traicionado al socialismo en el mundo entero y se han pasado a la burguesía (los «defensistas» y los vacilantes «kautskistas»), debemos llamarnos Partido Comunista.

Se llama «centro», en la socialdemocracia internacional, a la tendencia que oscila entre los chovinistas («defensistas») y los internacionalistas, es decir Kautsky y Cía. en Alemania, Louguet y Cía. en Francia, Chjeídze y Cía. en Rusia, Turati y Cía. en Italia, MacDonald y Cía. en Inglaterra, etc».

(*) Tesis presentadas por Lenin a la Conferencia del Partido Bolchevique celebrada en abril de 1917.

Fuente: PrensaPopular Comunistas Miranda
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com/
Correo: pcvmirandasrp@gmail.com

EL COMUNISMO ES LA ÚNICA SOLUCIÓN REAL PARA LA HUMANIDAD

Nota Introductoria de la Redacción

Se han cumplido los 88 años de la Revolución de Octubre. El 7 de noviembre de 1917 destacamentos de soldados y obreros rusos asaltaron y tomaron posesión del Palacio de Invierno de San Petersburgo, residencia de los zares y capital del inmenso Imperio, iniciando el más formidable movimiento revolucionario de la historia moderna

El poder del Estado recayó en los «soviets» (consejos) que habían sido creados desde mucho antes por las masas populares y varios partidos y organizaciones políticas revolucionarias, entre las cuales pasó a jugar un papel principal la fracción «bolchevique» del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, encabezado por Lenin.


Presentamos un interesante recuento acerca de la toma del Poder por los bolcheviques, que constituye una importante lección de uso de la estrategia, la táctica y manejo operacional de la lucha revolucionaria.



Ratificamos, una vez más, que sólo el Comunismo, y llegar a él mediante la aplicación en la lucha revolucionaria de las enseñanzas del marxismo leninismo de una manera fiel y a la vez creadora, de acuerdo a las circunstancias de cada país, constituirán el camino para salvar a la humanidad de la explotación del hombre por el hombre y a la tierra de la hecatombe que nos amenaza.



Redacción de Prensa Popular Comunistas Miranda

La Primera Guerra Mundial

Todo se desencadenó con la I Guerra Mundial. Al lado de la Entente (alianza estratégico-militar de Inglaterra y Francia) contra Alemania y Austria-Hungría, también participaba la Rusia zarista. Los partidos socialdemócratas de los países europeos justificaron la guerra de rapiña de sus respectivos gobiernos. También los mencheviques y eseristas rusos se aliaron con la burguesía, encubriéndose con la bandera de la defensa de la patria. Los únicos que actuaron como auténticos revolucionarios internacionalistas fueron los bolcheviques.

En los primeros meses de la contienda Rusia perdió la batalla por la Prusia oriental, aunque venció en Galicia. Pero ya en el siguiente año perdió casi toda Galicia, Polonia y parte de las provincias del Báltico y de Bielorrusia. En el tercer verano de la guerra las tropas rusas mandadas por el general Alexei Brusilov expulsaron a las fuerzas austro-húngaras de Bukovina y Galicia Occidental, obligándolas a replegarse hasta los puertos de los montes de los Cárpatos; en el frente del Cáucaso se lograron grandes victorias sobre las tropas turcas.

Sin embargo, eso no incidió mucho en la marcha de la guerra. Se avecinaban grandes batallas, y la Rusia zarista se preparaba para ellas no sólo en el teatro de operaciones, sino también en la retaguardia. Para mediados de 1916 la producción de material bélico alcanzó máximo nivel, en detrimento, naturalmente, de las industrias civiles y del transporte. Se agravó la crisis de abastecimientos, que era la más evidente manifestación de la desorganización y el quebranto de toda la vida económica del país.

El descontento iba extendiéndose a capas cada vez más amplias de la población trabajadora. En octubre de 1916 en Petrogrado en las huelgas participaron 250.000 obreros. En el verano de ese año estalló una insurrección popular en el Asia Central y Kazajstán, y crecieron las agitaciones campesinas. El movimiento de masas contra la guerra y la autocracia se extendió al ejército: unidades enteras se negaban a atacar, se hicieron más frecuentes los casos de confraternización de los soldados rusos y alemanes.

El inicio de la revolución de febrero 1917

El país estaba en vísperas de la revolución. Ésta empezó el 23 de febrero (8 de marzo) de 1917. La huelga que estalló en la mayor empresa industrial de la capital -la fábrica de Putilov- fue apoyada por millares de obreros de otras empresas. A primeras horas de la tarde en la arteria principal de la ciudad, la avenida Nevski, aparecieron manifestantes, a los que se unieron los estudiantes y empleados. El 25 de febrero se generalizó la huelga política y, al día siguiente, al lado de los obreros empezaron a pasarse unidades militares.


El 27 de febrero casi toda la ciudad estaba ya en manos de los insurrectos. La insurrección armada triunfó. Ese mismo día en el Palacio de Tauride se reunió el Soviet de diputados obreros y soldados de Petrogrado. Debido a que muchos de los dirigentes del Partido bolchevique estaban entonces en la emigración, encarcelados o deportados, los representantes de los partidos pequeñoburgueses lograron imponerse en la dirección del Soviet. Su línea política respondía al viejo esquema de que al zarismo sólo podría sustituirle el poder de la burguesía.

En la noche del 28 de febrero se crea el Comité Provisional de la Duma de Estado. En él entraron, a excepción de la ultraderecha, representantes de todos los grupos de la Duma, incluidos los eseristas y mencheviques. La directiva menchevique-eserista del Soviet de diputados obreros y soldados de Petrogrado dejó al Comité Provisional de la Duma la iniciativa de formar gobierno, reservándose sólo el derecho de controlar su política. El 2 de marzo se formó el Gobierno provisional burgués. En la noche del 3, bajo la presión de los acontecimientos, Nicolás II firmó el manifiesto abdicativo. La revolución popular había triunfado.

El 27 de marzo de 1917 Lenin salía de Suiza, donde había permanecido desde 1914 debido a la persecución de las autoridades zaristas, y regresó a la Rusia para encabezar personalmente la lucha revolucionaria.

La dualidad de poderes


Como resultado del triunfo sobre el zarismo en febrero de 1917 se dio una situación muy poco frecuente en la historia, que Lenin definió, con el término de dualidad de poderes: nominalmente el poder estatal había pasado a manos del Gobierno provisional burgués, pero las masas populares, que habían realizado la revolución, crearon sus propios órganos de poder, los Soviets de diputados obreros y soldados.

Los eseristas y mencheviques consideraban que la revolución burguesa había terminado y que el país no estaba preparado para la revolución socialista. Por eso seguían una política de entendimiento con la burguesía, detener el desarrollo de la revolución y disolver los Soviets. Por su parte, los bolcheviques demostraban que el Gobierno provisional era contrarrevolucionario, advertían que la burguesía no daría a las masas populares ni paz, ni tierra, ni un régimen estatal democrático y exhortaban al proletariado y a su aliado, el campesinado, a seguir desarrollando la revolución.

Las tesis de abril: ¡Todo el poder a los soviets!


En la noche del 3 de abril llegó Lenin a Petrogrado. En la plaza de la estación de Finlandia, subido en un blindado, pronunció un breve discurso ante la multitud de obreros, soldados y marineros revolucionarios que habían acudido a recibirle. Les expuso las tesis fundamentales de su programa, que pasó a la historia con el nombre de "Tesis de Abril". Su esencia la expresaba la consigna de ¡Todo el poder a los Soviets! En las condiciones de entonces significaba un llamamiento a continuar la revolución, o sea, a terminar con la dualidad de poderes a favor de los Soviets y a pasar de la etapa democrático-burguesa de la lucha revolucionaria a la etapa socialista.

Las Tesis de Abril de Lenin fueron discutidas y aprobadas en la VII Conferencia de toda Rusia del Partido bolchevique, llamada Conferencia de Abril. Entonces se desató una campaña difamatoria contra Lenin y sus partidarios. El hecho de que los mencheviques y los socialistas revolucionarios (eseristas) actuasen al lado de la burguesía, permitió al Gobierno provisional preparar una nueva ofensiva en el frente. Comenzó el 18 de junio, pero pronto fracasó. Como consecuencia, creció la influencia de los bolcheviques entre las masas.


Entonces los dirigentes de los partidos conciliadores dieron el visto bueno al Gobierno provisional para disparar sobre una manifestación que tuvo lugar el 4 de julio, en el centro de Petrogrado, bajo la consigna

Esa fecha fue decisiva; en el país se había acabado la dualidad de poderes, pero a favor de la burguesía. El Gobierno provisional dio la orden de detener a Lenin, quien tuvo que pasar por última vez a la clandestinidad, que duró ciento doce días.

El inicio de la insurrección armada

Sin embargo, la victoria de la burguesía rusa resultó ser la antesala de su derrota definitiva y liquidación como clase gobernante. En aquel momento cambió radicalmente la dirección de la actividad del Partido bolchevique: su VI Congreso, a propuesta de Lenin, señaló la orientación hacia la insurrección armada, indicando que "el nuevo auge de la revolución rusa pondrá en el poder a los obreros y campesinos pobres antes del triunfo de la revolución en los países capitalistas de occidente".

En respuesta a la intentona de la burguesía de establecer en el país una dictadura militar, los obreros de Petrogrado empuñaron las armas y fueron apoyados por unidades de la guarnición de la capital. A la cabeza de las masas revolucionarias iban los bolcheviques. Bajo su dirección inmediata fue aplastado el pronunciamiento reaccionario del general Kornilov. El prestigio de los bolcheviques creció. Comenzó un período de rápida bolchevización de los Soviets.


De un instrumento de política de componendas con la burguesía, que eran bajo la supremacía de los partidos oportunistas, se iban convirtiendo en órganos de lucha abierta contra ella. El 31 de agosto el Soviet de diputados obreros y soldados de Petrogrado aprobó una resolución bolchevique que incluía reivindicaciones programáticas como la paz, la tierra y el control obrero sobre la producción. Unos días después el Soviet de Moscú aprobó una resolución idéntica.


Para no perder definitivamente la confianza de las masas, los dirigentes mencheviques y eseristas se negaron a entrar en un nuevo gobierno de los kadetes (demócratas constitucionalistas). Entonces Lenin les propuso romper el bloque con la burguesía y formar inmediatamente un gobierno responsable ante los Soviets. Lenin subrayaba que la libertad de propaganda y la inmediata aplicación de los principios de la democracia en las próximas elecciones a los Soviets y en el funcionamiento de los propios Soviets podrían asegurar el avance de la revolución, el paso del poder a los Soviets.


Pero los mencheviques y eseristas, encubriéndose con frases sobre la unificación de todas las fuerzas del país y arguyendo que la entrega de todo el poder a los Soviets sería un crimen contra la revolución, emprendieron una campaña contra los Soviets. En vez de reunir un nuevo congreso de los Soviets, decidieron convocar una Conferencia democrática e invitaron a participar en ella a los representantes de las organizaciones de la burguesía y de los grandes terratenientes, de los municipios reaccionarios y los ayuntamientos urbanos, mientras reducían el número de puestos correspondientes a los Soviets, los comités de fábrica y los sindicatos.


La Conferencia constituyó el consejo provisional de la república, o anteparlamento, con los representantes de la gran burguesía. De hecho, los conciliadores habían abandonado definitivamente las posiciones de los Soviets. Las masas populares se pusieron decididamente al lado de los bolcheviques.


Lenin escribía al Comité Central del Partido bolchevique: «El descontento, la indignación y la exasperación reinantes en el ejército, entre los campesinos y entre los obreros van en aumento. La coalición de los eseristas y mencheviques con la burguesía, coalición que lo promete todo y no cumple nada, enerva a las masas, les abre los ojos y les subleva».

El Comité Central del POSDR llama a la insurrección armada

El 7 de octubre Lenin tomó en sus manos la dirección de los preparativos de la insurrección armada. Tres días después se celebró la histórica sesión del Comité Central del Partido bolchevique, en la que se acordó dar comienzo a la insurrección armada. La resolución, redactada por Lenin y aprobada por el Comité Central, decía:

«El Comité Central reconoce que tanto la situación internacional de la revolución rusa (insurrección de la flota alemana, signo agudo de la marcha ascendente de la revolución socialista mundial en toda Europa, luego la amenaza de una paz entre imperialistas con el fin de estrangular la revolución en Rusia), como la situación militar (decisión indudable de la burguesía rusa y de Kerenski y compañía de entregar Petrogrado a los alemanes) y la conquista por el Partido proletario de la mayoría dentro de los Soviets;


Unido todo ello a la insurrección campesina y al viraje de la confianza del pueblo hacia nuestro Partido (elecciones de Moscú); y, finalmente, la preparación manifiesta de una segunda kornilovada (evacuación de tropas de Petrogrado, concentración de cosacos en esta capital, cerco de Minsk por los cosacos, etc.), pone a la orden del día la insurrección armada».

«Reconociendo, pues, que la insurrección armada es inevitable y se halla plenamente madura, el Comité Central insta a todas las organizaciones del Partido a guiarse por esto y a examinar y resolver desde este punto de vista todos los problemas prácticos (Congreso de los Soviets de 1a región Norte, salida de tropas de Petrogrado, acciones en Moscú y Minsk, etc.)»

Kamenev y Zinoviev intervinieron y votaron en contra de la resolución. Como los mencheviques, ellos aspiraban a una República parlamentaria burguesa y afirmaban que la clase obrera no era lo bastante fuerte para la revolución socialista, que no estaba aún capacitada para tomar el poder.

Aunque en esta sesión Trotski no votó abiertamente contra la resolución del Comité Central, presentó una enmienda que, de haberse aceptado, habría hecho fracasar la insurrección. Propuso que no comenzase hasta la apertura del II Congreso de los Soviets, lo que equivalía a dar largas a la insurrección, a fijar de antemano el día en que había de estallar, poniendo en guardia al Gobierno provisional.


El Comité Central del Partido bolchevique envió delegados a todo el país con el fin de organizar sobre el terreno la insurrección y poner en conocimiento de los dirigentes de las organizaciones de base el plan de la insurrección y estimularles a preparar y movilizar sus fuerzas para ayudar al movimiento en Petrogrado.

Se creó, por mandato del Comité Central, el Comité Militar Revolucionario adscrito al Soviet de Petrogrado, que había de asumir las funciones de Estado Mayor de la insurrección.

Al mismo tiempo, la contrarrevolución concentraba sus fuerzas; la oficialidad del ejército se organizó en Liga de Oficiales. Creaban por todas partes Estados Mayores para la formación de batallones de choque. A finales de octubre la contrarrevolución disponía de 43 batallones. El Gobierno de Kerenski propuso su traslado de Petrogrado a Moscú porque esperaba la entrega de Petrogrado a los alemanes para atajar la insurrección en la capital. Pero la protesta de los obreros y soldados de Petrogrado obligó al Gobierno provisional a permanecer allí.

El Comité Militar Revolucionario adscrito al Soviet de Petrogrado dirige la insurreción

El 16 de octubre, se celebró una sesión ampliada del Comité Central del Partido bolchevique que eligió un Centro del Partido encargado de dirigir la insurrección, con Stalin a la cabeza. Este Centro era el núcleo dirigente del Comité Militar Revolucionario adscrito al Soviet de Petrogrado y fue el que dirigió toda la insurrección.

En esta sesión del Comité Central, Zínoviev y Kamenev volvieron a pronunciarse contra la insurrección y combatieron abiertamente desde la prensa a la insurrección y al Partido. El 18 de octubre, el periódico Novaia Zhin (Vida Nueva) publicó una declaración suya manifestando que los bolcheviques preparaban una insurrección. Con ello, ponían en conocimiento de los enemigos la decisión. Este acto era una traición. Lenin escribió al respecto: Kamenev y Zinoviev han delatado a Rodzianko y a Kerenski el acuerdo del Comité Central de su Partido sobre la insurrección armada, y planteó ante el Comité Central la expulsión de ambos.

Los enemigos de la revolución, prevenidos por los traidores, comenzaron a tomar medidas para atajar la insurrección y aplastar al Partido bolchevique. El Gobierno provisional celebró un Consejo de ministros secreto, en el que se acordaron las medidas de represión contra los bolcheviques. El 19 de octubre trajo apresuradamente tropas del frente a Petrogrado; comenzaron a merodear por las calles patrullas reforzadas; en Moscú la contrarrevolución concentró una gran cantidad de fuerzas.


El Gobierno provisional había trazado el plan de atacar y tomar el palacio Smolny, sede del Comité Central del Partido bolchevique, la víspera del día en que habían de abrirse las sesiones del II Congreso de los Soviets y aplastar el Centro dirigente de los bolcheviques.

Pero no había ya fuerza capaz de detener la marcha arrolladora de la Revolución socialista. No era extraño que el pueblo no viese ninguna diferencia esencial entre la política del zar y la de la burguesía y transfiriese al Gobierno provisional su odio contra el zarismo. Mientras los socialistas revolucionarios y menchevique conservaron cierta influencia sobre el pueblo, la burguesía pudo atrincherarse detrás de ellos y mantener en sus manos el poder. Pero, después de desenmascararse como agentes de la burguesía imperialista, perdieron su influencia sobre el pueblo; la burguesía y su Gobierno provisional quedaron en el aire.

Lenin dirige el Plan de la insurrección armada

El 21 de octubre, fueron enviados comisarios bolcheviques del Comité Militar Revolucionario a todas las unidades revolucionarias de tropas. Durante los días que precedieron a la insurrección, se desarrolló la labor preparatoria de la lucha armada en el seno de las unidades militares y en las fábricas. Se asignaron también misiones concretas a los barcos de guerra, a los cruceros Aurora y Zaria Svobodi (Amanecer de la libertad).

En la sesión del Soviet de Petrogrado, Trotski se fue de la lengua y delató al enemigo la fecha de la insurrección, el día señalado por los bolcheviques para desencadenar el movimiento. Para no dar al Gobierno de Kerenski la posibilidad de hacer fracasar la insurrección armada, el Comité Central del Partido decidió comenzar y llevar a cabo la insurrección antes de la fecha proyectada, la víspera del día en que habían de abrirse las sesiones del II Congreso de los Soviets.

Kerenski comenzó a actuar en las primeras horas de la mañana del 24 de octubre (6 de noviembre), ordenando suspender el periódico Rabochi Put (La Senda Obrera), órgano central del Partido bolchevique, y enviando los blindados de asalto al local de la redacción del periódico y a la imprenta de los bolcheviques. Pero, hacia las 10 de la mañana, siguiendo instrucciones de Stalin, los guardias rojos y los soldados revolucionarios desalojaron a los carros de asalto y reforzaron la guardia de la imprenta y de la redacción del periódico. Hacia las 11, salió La Senda Obrera con un llamamiento para derribar al Gobierno provisional.

Las fuerzas de la contrarrevolución estaban concentradas en el centro de Petrogrado; cerca del Palacio de Invierno, donde se encontraba el Gobierno provisional, estaban el Estado Mayor de la región militar de Petrogrado y el Almirantazgo.

Al mismo tiempo, el Palacio del Smolny era la sede del Soviet de Petrogrado y del Comité Central del Partido bolchevique, verdadero Cuartel General de la revolución. En el mismo edificio se encontraba el Comité militar revolucionario, el Soviet de diputados obreros y soldados de Petrogrado y el Centro militar revolucionario del Partido para la dirección de la insurrección. De allí salían todas las órdenes de batalla.


Siguiendo instrucciones del Centro militar revolucionario, se concentraron allí los destacamentos de soldados revolucionarios y de guardias rojos.

En la noche del 24 de octubre, Lenin se trasladó al Smolny, para hacerse cargo personalmente de la dirección del movimiento y trazar los planes concretos para la insurrección: cómo debían utilizarse las unidades militares, la flota y los guardias rojos, qué puntos decisivos era necesario ocupar en la capital para garantizar el éxito de la insurrección, etc.


El objetivo era cercar y aislar a Petrogrado, apoderarse de la ciudad mediante un ataque combinado de la escuadra, los obreros y las tropas. La revolución disponía de tres fuerzas de combate principales: los destacamentos de guardias rojos (obreros armados) envolvían el centro de la ciudad por el norte, el este y el sur; las unidades revolucionarias de la guarnición de Petrogrado formaban el segundo semicírculo interior; mientras que del oeste, a la primera llamada del Comité militar revolucionario, entrarían en la desembocadura del Neva las unidades de la armada del Báltico.


Lenin decía:

«La insurrección, para poder triunfar, no debe apoyarse en una conjura, en un partido, sino en la clase de vanguardia. Esto, en primer lugar. En segundo lugar, debe apoyarse en el entusiasmo revolucionario del pueblo. Y en tercer lugar, debe apoyarse en el momento crítico de la historia de la creciente revolución en que sea mayor la actividad de la vanguardia del pueblo, en que sean mayores las vacilaciones en las filas de los enemigos y en las filas de los amigos débiles, inconsecuentes e indecisos de la revolución»

La insurrección comienza

Esta tarea se cumplió en los días 24 y 25 de octubre (6 y 7 de noviembre) de 1917.

La insurrección había comenzado. Con el estruendo de sus cañones, enfilados sobre el Palacio de Invierno, el crucero Aurora anunció, el 25 de octubre, el comienzo de la nueva era, la era de la Revolución Socialista.

Durante toda la noche del 25 al 26 de octubre (7 de noviembre), no cesaron de llegar al Smolny unidades revolucionarias de tropas y destacamentos de guardias rojos. Los bolcheviques los enviaban al centro de la ciudad, a cercar el Palacio de Invierno, donde se había atrincherado el Gobierno provisional, bajo la protección de los kadetes y de los batallones de choque. Aquella noche los destacamentos de la revolució se apoderaron del Palacio de Invierno y del Gobierno provisional.También se apoderaron de las estaciones de ferrocarril, las centrales de Correos y Telégrafos, los Ministerios y el Banco del Estado. Fue disuelto el anteparlamento.

Los obreros de Petrogrado demostraron en estas jornadas que habían pasado, bajo la dirección del Partido bolchevique, por una buena escuela. Las unidades militares revolucionarias, preparadas para la insurrección por la labor de los bolcheviques, cumplían las órdenes de batalla que les daba el Centro y se batían en fraternal compenetración con la Guardia Roja. La marina de guerra no desmereció del ejército. Cronstadt era una fortaleza del Partido bolchevique, donde hacía ya mucho tiempo que no se reconocía al Gobierno provisional.

La insurrección ha vencido, cae el Gobierno provisional

El 25 de octubre se publicó un llamamiento del Partido bolchevique «A los ciudadanos de Rusia». En él se decía que el Gobierno provisional burgués había sido derribado y que el Poder había pasado a manos de los Soviets.

La insurrección armada en Petrogrado había vencido.

El II Congreso de los Soviets de toda Rusia abrió sus sesiones a las 10:45 de aquella misma noche, cuando se hallaba en todo su apogeo la insurrección triunfante en Petrogrado, y el poder, en la capital, había pasado ya a manos del Soviet de la ciudad.

Los bolcheviques obtuvieron una aplastante mayoría. Los mencheviques, los delegados del Bund y los socialistas revolucionarios de derecha, viendo que ya no tenían nada que hacer allí, se retiraron del Congreso, no sin antes declarar que renunciaban a tomar parte en sus tareas. En esta declaración calificaban como una conspiración militar la Revolución. El Congreso puso en la picota a los mencheviques y socialistas revolucionarios, manifestando que no sólo no lamentaba su retirada, sino que se congratulaba de ella, ya que, gracias a la retirada de los traidores, el Congreso se convertía en un verdadero Congreso revolucionario de diputados obreros y soldados.

En nombre del Congreso, fue proclamado el paso de todo el poder a manos de los Soviets. En el llamamiento del II Congreso de los Soviets, se decía:

«Apoyándose en la voluntad de la inmensa mayoría de los obreros, soldados y campesinos y en la insurrección triunfante llevada a cabo por los obreros y la guarnición de Petrogrado, el Congreso toma en sus manos el Poder».

Las primeras medidas del Gobierno Revolucionario de los Soviets

Su primer acuerdo fue aprobar el Decreto sobre la paz, donde la guerra imperialista se declaraba el mayor crimen contra la humanidad y se hacía una declaración dirigida a todos los países beligerantes y sus gobiernos sobre la decisión del Gobierno soviético de firmar inmediatamente la paz en condiciones justas y equitativas para todos los pueblos, una paz sin anexiones ni tributos.


Al tiempo que se dirigía a los gobiernos y a los pueblos de todos los países beligerantes haciendo un llamamiento a los obreros conscientes de las tres naciones más adelantadas de la Humanidad y de los tres Estados más importantes que toman parte en la actual guerra: Inglaterra, Francia y Alemania, instándoles a que ayudasen a llevar rápidamente a término la causa de la paz y, con ella, la causa de la liberación de las masas trabajadoras y explotadas de toda esclavitud y de toda explotación.

Por el segundo decreto del Congreso, toda la tierra pasaba a manos del pueblo, sin indemnización alguna, aboliendo para siempre la propiedad de los terratenientes sobre la tierra, que pasaba a ser sustituida por la propiedad de todo el pueblo, del Estado. Esta ley se aprobó tomando como base un mandato campesino general, redactado con arreglo a los 242 mandatos locales formulados por los campesinos. Las tierras de los terratenientes, de la familia imperial y de la Iglesia fueron entregadas en disfrute gratuito a todos los trabajadores.

Mediante este decreto, la Revolución entregaba a los campesinos más de 150 millones de has. de tierra, que estaban en manos de los terratenientes, de la burguesía, de la familia real, de los conventos y de la Iglesia. Los campesinos quedaban libres de pagar las rentas a los terratenientes. Todas las riquezas del subsuelo (el petróleo, el carbón y los minerales, etc.), los bosques y las aguas pasaban también a ser propiedad del pueblo.

Fue elegido el Comité Ejecutivo Central de los Soviets de toda Rusia, órgano supremo del poder soviético entre los congresos de los Soviets, con funciones legislativas, directivas y de control. El 8 (21) de noviembre fue elegido Presidente del Comité Ejecutivo Central de los Soviets, equivalente al de Presidente de la República, el dirigente bolchevique Jakov Sverdlov.

El Congreso también formó el primer Gobierno soviético: el Consejo de Comisarios del Pueblo, encabezado por Lenin.

El 15 de noviembre de 1917, el Comité Central del Partido aprobó una resolución, desechando todo compromiso con estos partidos contrarrevolucionarios y declarando a Kamenev y Zínoviev esquiroles de la revolución. El 17 de noviembre, Kamenev, Zinoviev, Rikov y Miliutin, desconformes con la política del Partido, declararon que dimitían sus puestos en el Comité Central.

El mismo día 17 de noviembre, Noguin, en su nombre y en el de Rikov, Miliutin, Teodorovich, A. Shliapnikov, D. Riazanov, Yurenev y Larin, que habían entrado a formar parte del Consejo de Comisarios del Pueblo, formuló una declaración de desacuerdo con la política del Comité Central del Partido, anunciando que dimitían sus cargos en el Gobierno Soviético.

Su huída produjo alegría entre los enemigos de la Revolución. Toda la burguesía y sus lacayos se frotaban las manos de gusto, chillando acerca del derrumbamiento del bolchevismo y pronosticando el naufragio del Partido. Pero este puñado de desertores no consiguió hacer que el Partido vacilase. El Comité Central los cubrió con su desprecio, como a desertores de la Revolución y lacayos de la burguesía, sin detenerse un instante en su camino.

En cuanto a los socialistas revolucionarios de izquierda, deseando no perder su influencia entre las masas campesinas, que simpatizaban claramente con los bolcheviques, decidieron no romper con éstos y mantener, el frente único con ellos. El Congreso de los Soviets campesinos, celebrado en noviembre, reconoció todas las conquistas de la Revolución Socialista de Octubre y los decretos del poder soviético.


Se pactó un acuerdo con los socialistas revolucionarios de izquierda, algunos de los cuales (Kolegaiev, Spiridonova, Proshian y Steinberg) fueron incluidos en el Consejo de Comisarios del Pueblo. Pero sólo se mantuvo en pie hasta la firma de la paz de Brest-Litovsk y la constitución de los Comités de campesinos pobres; las diferencias de clases que se produjo entonces entre los campesinos, hizo que los socialistas revolucionarios de izquierda, cuya posición reflejaba cada vez más los intereses de los kulaks, desencadenaran una sublevación contra los bolcheviques, siendo aplastados por el poder Soviético.

Con la elección del nuevo Gobierno, terminó sus tareas el histórico II Congreso de los Soviets.
No en todas partes fue tan rápido el paso del poder a los Soviets. Si en Petrogrado la insurrección había triunfado rápidamente, en Muscú, donde la contrarrevolución aún disponía de considerables fuerzas (academias militares, escuelas de oficiales y ciertas unidades regulares), se reñían furiosos combates armados que duraron siete días. Antes de consentir que el poder pasase a manos del Soviet de Moscú, los partidos contrarrevolucionarios, unidos a los guardias blancos y a los kadetes, desencadenaron la lucha armada contra los obreros y los soldados.

La revolución soviética se extiende a todo Rusia

Los delegados del II Congreso de los soviets se diseminaron por el país, para difundir la noticia del triunfo de los Soviets en Petrogrado y asegurar la victoria del poder soviético en toda Rusia. Desde octubre de 1917 hasta enero-febrero de 1918, la revolución soviética logró extenderse por toda Rusia. Tan rápido fue el ritmo con que el poder de los Soviets se fue instaurando a lo largo del territorio del inmenso país, que Lenin hablaba de la marcha triunfal del poder soviético. Pronto al Smolny comenzaron a llegar ininterrumpidamente telegramas con noticias de que en una ciudad tras otra de Rusia los obreros se adueñaban del poder.

Algunas de las causas fundamentales del triunfo de la revolución

La Revolución Socialista había triunfado. Entre las diversas causas que determinaron este triunfo conviene destacar, como fundamentales, las siguientes:

La Revolución de Octubre se enfrentó con un enemigo relativamente frágil, mal organizado e inexperto políticamente, como la burguesía rusa, económicamente débil. No tenía ni la independencia política ni la iniciativa necesarias para encontrar una salida a la situación. No poseía esa experiencia en manipulaciones políticas en gran escala que posee en otros paises.


Al subir al poder, la burguesía rusa que, días antes de la revolución de febrero se esforzaba en llegar a un acuerdo con el zar, continuó la política del aborrecido autócrata. Lo mismo que el zar, abogaba por la guerra hasta la victoria final, a pesar de que la guerra arruinaba y agotaba al país y dejaba exhaustas las energías del pueblo y del ejército.


Defendía, lo mismo que el zar, la conservación de la propiedad de los terratenientes sobre la tierra, a pesar de que los campesinos perecían por falta de tierras y sucumbían bajo la opresión.


En cuanto a la política seguida respecto a la clase obrera, la burguesía rusa iba todavía más allá que el zar, pues no sólo se esforzó en mantener y robustecer la explotación de los patronos, sino que, además, la hacía insoportable, mediante la aplicación de cierres de fábrica en masa.

A la cabeza de la Revolución de Octubre figuraba una clase revolucionaría como la clase obrera, templada en las luchas, que había pasado en poco tiempo por dos revoluciones y había sabido conquistar, en vísperas de la tercera revolución, la autoridad de dirigente del pueblo, en su lucha por la paz, por la tierra, por la libertad y por el socialismo.

La clase obrera de Rusia contaba con un aliado fundamental como eran los campesinos pobres, que formaban la aplastante mayoría de la población campesina. La experiencia de ocho meses de revolución, que valía por decenas de años de desarrollo normal, no había pasado en vano para las masas trabajadoras del campo.


Durante estos meses, habían tenido ocasión de pulsar en la realidad a todos los partidos de Rusia y convencerse de que no eran otros que los bolchevique los que pelearían contra los terratenientes y derramarían su sangre por los campesinos; de que sólo había en Rusia un partido que no se hallaba vinculado con los terratenientes y que estaba dispuesto a aplastar a éstos para satisfacer las necesidades de los campesinos, y este partido era el Partido bolchevique.


Esta circunstancia fue la que sirvió de base para la alianza del proletariado con los campesinos pobres. Sin esta alianza la Revolución de Octubre no hubiera podido vencer. de Rusia contaba con un aliado fundamental como eran los campesinos pobres, que formaban la aplastante mayoría de la población campesina.


La clase obrera tenía a su cabeza un Partido experimentado en la lucha política. Sólo un partido como el bolchevique, era suficientemente intrépido para conducir al pueblo al asalto decisivo y suficientemente prudente para sortear todos los obstáculos que se alzaban en el camino hacia la meta; sólo un partido así podía fundir en un gran torrente revolucionario movimientos tan diversos como el movimiento democrático general por la paz, el movimiento democrático-campesino por la incautación de las tierras de los terratenientes, el movimiento de liberación nacional de los pueblos oprimidos por la igualdad de derechos de las naciones y el movimiento socialista de la clase obrera por el derrocamiento de la burguesía y la instauración de la dictadura del proletariado.


La fusión de estas diversas corrientes revolucionarias en un poderoso torrente revolucionario único fue lo que decidió la suerte del capitalismo en Rusia.

La Revolución de Octubre estalló en un momento en que la guerra imperialista estaba aún en su apogeo, en que los principales Estados burgueses se hallaban divididos en dos campos enemigos, en que estos Estados, empeñados en una guerra de unos contra otros y debilitándose mutuamente, no podían inmiscuirse a fondo en los asuntos de Rusia, interviniendo activamente contra la Revolución. Esta circunstancia facilitó considerablemente el triunfo de la Revolución Socialista.de Octubre.-

La Situación Actual:

El Comunismo es la solución real para acabar con la explotación del hombre por el hombre, salvar a la humanidad y a la tierra de la destrucción y de la hecatombe de la humanidad y del propio planeta, evitar la liquidación de todas las especies y la vida en la tierra.

El Comunismo es la única solución real para la Humanidad.

Fuente: Envíos a Nuestro Correo/Grupo de Cuadernos de Educación Comunista/Prensa Popular Comunistas Miranda

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Correo: pcvmirandasp@gmail.com


EL CONOCIMIENTO Y LAS RELACIONES DE PRODUCCION SOCIALISTA

Por Alonso D. Ojeda

En todos los tiempos, salvo durante las etapas tempranas de surgimiento de las sociedades comunitarias de nuestros aborígenes, el acceso al conocimiento ha estado restringido a una elite, que ha devenido en una mayor apropiación de los conocimientos con fines de dominio y mercado.

Lo nuevo hoy, al reconocer el papel del conocimiento, es el paso de viejas estructuras de producir conocimiento basadas en formas atomizadas y superespecializadas, hacia formas de organización que permiten producir conocimientos integrados, surgidos de espacios transdisciplinarios.

En la actualidad, el conocimiento se esta duplicando cada 7 años y, específicamente en el campo técnico, se estima que la mitad de lo que un estudiante aprende en el primer año de universidad, es obsoleto para el momento de su graduación. El ritmo de los cambios en las innovaciones, por ejemplo, del procesador informático modelo INTEL 386, que tuvo un monopolio del mercado por 4 años, ha evolucionado a PENTIUM III, cuyo monopolio en el mercado apenas duró 3 meses; y más aun, el chip del ADN, cuyo prototipo es capaz de realizar en 3,5 segundos, tareas que requieren más de 5 horas en un computador avanzado.

Sin lugar a dudas, el siglo XXI hereda importantes avances científicos y tecnológicos junto a globales problemas que amenazan la conservación de los ecosistemas y la vida sobre el planeta. Pero estos importantes logros de la ciencia y la tecnología crecen al mismo tiempo que 1.500 millones de habitantes del planeta viven actualmente en condiciones de extrema pobreza. En 42% se estima la población del mundo que vivirá en países con insuficiencias de agua para satisfacer las necesidades de uso agrícola, domestico e industrial para el 2050.

La destrucción del bosque tropical en una extensión equivalente a 3 veces la superficie de Francia y la contaminación atmosférica, por emisiones de dióxido de carbono, en un 60% procedente del mundo industrializado, se ha cuadruplicado en los últimos 40 años y constituye la causa principal del recalentamiento mundial de la atmósfera que afecta mayormente a los países más pobres.

Los adelantos de la ciencia y de la tecnología son adelantos de la civilización, y por tanto no deben ser monopolizados por un modelo de desarrollo que está fundamentalmente al servicio de los monopolios y del capital financiero, por el contrario, deben estar dirigidos a satisfacer las necesidades materiales, sociales, culturales y humanas de toda la sociedad y a ejercer la creatividad en todas las dimensiones de la vida, esto es, hacia un desarrollo social, económico y ambientalmente sostenible.

Sólo en la perspectiva del socialismo se inscriben las soluciones de los problemas generados por los modelos capitalistas de desarrollo. ¿Por qué?. Porque las soluciones que demandan dichos problemas están íntimamente asociadas a una racionalidad basada en valores de cooperación, solidaridad y protección ambiental, inherentes a las clases sociales explotadas, cuyo papel dirigente en la formación económica socialista, demanda garantizar a las generaciones futuras, un desarrollo sostenido en lo social, económico y cultural.

Por el contrario, las clases sociales explotadoras, acumuladoras de las riquezas y cuyas fortunas han surgido de la apropiación injusta e inmoral, aunque con frecuencia legal, de gran parte del valor social de la producción de los bienes y servicios, muestran valores e intereses irreconciliables, como el individualismo, el egoísmo y la destrucción del ambiente, con tal de obtener los máximos niveles de ganancia dentro la lógica capitalista del mercado. La revolución científica y tecnológica tiene carácter global, universal y complejo, al abarcar el mundo, influir en todas las esferas de la vida social y al fundir orgánicamente los cambios científicos y tecnológicos.

Los conocimientos científicos se incorporan cada vez más a la actividad de los trabajadores de la producción. La ciencia actúa como base teórica de todos los procesos de producción. La revolución científica y tecnológica intensifica la inestabilidad interna del capitalismo, exacerba sus contradicciones y contribuye a crear las premisas para la revolución socialista.

Fuente: PrensaPopularSolidaria
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EL SOCIALISMO Y EL HOMBRE EN CUBA

Por: Ernesto Ché Guevara

Estimado compañero. Acabo estas notas en viaje por el África, animado del deseo de cumplir, aunque tardíamente, mi promesa. Quisiera hacerlo tratando el tema del título. Creo que pudiera ser interesante para los lectores uruguayos. Es común escuchar de boca de los voceros capitalistas, como un argumento en la lucha ideológica contra el socialismo, la afirmación de que este sistema social o el período de construcción del socialismo al que estamos nosotros abocados, se caracteriza por la abolición del individuo en aras del Estado.

No pretenderé refutar esta afirmación sobre una base meramente teórica, sino establecer los hechos tal cual se viven en Cuba y agregar comentarios de índole general. Primero esbozaré a grandes rasgos la historia de nuestra lucha revolucionaria antes y después de la toma del poder.Como es sabido, la fecha precisa en que se iniciaron las acciones revolucionarias que culminaron el primero de enero de 1959, fue el 26 de julio de 1953.

Un grupo de hombres dirigidos por Fidel Castro atacó la madrugada de ese día el cuartel de Moncada, en la provincia de Oriente. El ataque fue un fracaso, el fracaso se transformó en desastre y los sobrevivientes fueron a parar a la cárcel, para reiniciar, luego de ser amnistiados, la lucha revolucionaria.Durante este proceso, en el cual solamente existían gérmenes de socialismo, el hombre era un factor fundamental.

En él se confiaba, individualizado, específico, con nombre y apellido, y de su capacidad de acción dependía el triunfo o el fracaso del hecho encomendado.Llegó la etapa de la lucha guerrillera. Esta se desarrolló en dos ambientes distintos: el pueblo, masa todavía dormida a quien había que movilizar y su vanguardia, la guerrilla, motor impulsor de la movilización, generador de conciencia revolucionaria y de entusiasmo combativo. Fue esta vanguardia el agente catalizador, el que creó las condiciones subjetivas necesarias para la victoria.

También en ella, en el marco del proceso de proletarización de nuestro pensamiento, de la revolución que se operaba en nuestros hábitos, en nuestras mentes, el individuo fue el factor fundamental. Cada uno de los combatientes de la Sierra Maestra que alcanzara algún grado superior en las fuerzas revolucionarias, tiene una historia de hechos notables en su haber.

En base a éstos lograba sus grados.Fue la primera época heroica, en la cual se disputaban para lograr un cargo de mayor responsabilidad, de mayor peligro, sin otra satisfacción que el cumplimiento del deber. En nuestro trabajo de educación revolucionaria, volvemos a menudo sobre este tema aleccionador. En la actitud de nuestros combatientes se vislumbraba al hombre del futuro.En otras oportunidades de nuestra historia se repitió el hecho de la entrega total a la causa revolucionaria.

Durante la Crisis de Octubre o en los días del ciclón Flora, vimos actos de valor y sacrificio excepcionales realizados por todo un pueblo. Encontrar la fórmula para perpetuar en la vida cotidiana esa actitud heroica, es una de nuestras tareas fundamentales desde el punto de vista ideológico.En enero de 1959 se estableció el Gobierno Revolucionario con la participación en él de varios miembros de la burguesía entreguista.

La presencia del Ejército Rebelde constituía la garantía de poder, como factor fundamental de fuerza.Se produjeron enseguida contradicciones serias, resueltas, en primera instancia, en febrero del 59, cuando Fidel Castro asumió la jefatura de Gobierno con el cargo de Primer Ministro. Culminaba el proceso en julio del mismo año, al renunciar el presidente Urrutia ante la presión de las masas.Aparecía en la historia de la Revolución cubana, ahora con caracteres nítidos, un personaje que se repetirá sistemáticamente: la masa.

Este ente multifacético no es, como se pretende, la suma de elementos de la misma categoría (reducidosa la misma categoría, además, por el sistema impuesto), que actúa como un manso rebaño. Es verdad que sigue sin vacilar a sus dirigentes, fundamentalmente a Fidel Castro, pero el grado en que él ha ganado esa confianza responde precisamente a la interpretación cabal de los deseos del pueblo, de sus aspiraciones, y a la lucha sincera por el cumplimiento de las promesas hechas.

La masa participó en la Reforma Agraria y en el difícil empeño de la administración de las empresas estatales; pasó por la experiencia heroica de Playa Girón; se forjó en las luchas contra las distintas bandas de bandidos armadas por la CIA; vivió una de las definiciones más importantes de los tiempos modernos en la Crisis de Octubre y sigue hoy trabajando en la construcción del socialismo.

Vistas las cosas desde un punto de vista superficial, pudiera parecer que tienen razón aquéllos que hablan de la supeditación del individuo al Estado, la masa realiza con entusiasmo y disciplina sin iguales las tareas que el gobierno fija, ya sean de índole económica, cultural, de defensa, deportiva. La iniciativa parte en general de Fidel o del alto mando de la Revolución y es explicada al pueblo que la toma como suya.

Otras veces, experiencias locales se toman por el Partido y el Gobierno para hacerlas generales, siguiendo el mismo procedimiento. Sin embargo, el Estado se equivoca a veces. Cuando una de esas equivocaciones se produce, se nota una disminución del entusiasmo colectivo por efectos de una disminución cuantitativa de cada uno de los elementos que la forman, y el trabajo se paraliza hasta quedar reducido a magnitudes insignificantes; es el instante de rectificar.

Así sucedió en marzo de 1962 ante la política sectaria impuesta al Partido por Aníbal Escalante.Es evidente que el mecanismo no basta para asegurar una sucesión de medidas sensatas y que falta una conexión más estructurada con la masa. Debemos mejorarla durante el curso de los próximos años pero, en el caso de las iniciativas surgidas en los estratos superiores del Gobierno utilizamos por ahora el método casi intuitivo de auscultar las reacciones generales frente a los problemas planteados.

Maestro en ello es Fidel, cuyo particular modo de integración con el pueblo sólo puede apreciarse viéndolo actuar. En las grandes concentraciones públicas se observa algo así como el diálogo de dos diapasones cuyas vibraciones provocan otras nuevas en el interlocutor. Fidel y la masa comienzan a vibrar en un diálogo de intensidad creciente hasta alcanzar el clímax en un final abrupto, coronado por nuestro grito de lucha y de victoria.

Lo difícil de entender, para quien no viva la experiencia de la Revolución, es esa estrecha unidad dialéctica existente entre el individuo y la masa, donde ambos se interrelacionan y, a su vez, la masa, como conjunto de individuos, se interrelaciona con los dirigentes.En el capitalismo se pueden ver algunos fenómenos de este tipo cuando aparecen políticos capaces de lograr la movilización popular, pero si no se trata de un auténtico movimiento social, en cuyo caso no es plenamente lícito hablar de capitalismo, el movimiento vivirá lo que la vida de quien lo impulse o hasta el fin de las ilusiones populares, impuesto por el rigor de la sociedad capitalista.

En ésta, el hombre está dirigido por un frío ordenamiento que, habitualmente, escapa al dominio de su comprensión. El ejemplar humano, enajenado, tiene un invisible cordón umbilical que le liga a la sociedad en su conjunto: la ley del valor. Ella actúa en todos los aspectos de su vida, va modelando su camino y su destino.Las leyes del capitalismo, invisibles para el común de las gentes y ciegas, actúan sobre el individuo sin que éste se percate. Solo ve la amplitud de un horizonte que aparece infinito.

Así lo presenta la propaganda capitalista que pretende extraer del caso Rockefeller -verídico o no-, una lección sobre las posibilidades de éxito. La miseria que es necesario acumular para que surja un ejemplo así y la suma de ruindades que conlleva una fortuna de esa magnitud, no aparecen en el cuadro y no siempre es posible a las fuerzas populares aclarar estos conceptos.

(Cabría aquí la disquisición sobre cómo en los países imperialistas los obreros van perdiendo su espíritu internacional de clase al influjo de una cierta complicidad en la explotación de los países dependientes y cómo este hecho, al mismo tiempo, lima el espíritu de lucha de las masas en el propio país, pero ése es un tema que sale de la intención de estas notas).

De todos modos, se muestra el camino con escollos que, aparentemente, un individuo con las cualidades necesarias puede superar para llegar a la meta. El premio se avizora en la lejanía; el camino es solitario.Además, es una carrera de lobos: solamente se puede llegar sobre el fracaso de otros.Intentaré, ahora, definir al individuo, actor de ese extraño y apasionante drama que es la construcción del socialismo, en su doble existencia de ser único y miembro de la comunidad.Creo que lo más sencillo es reconocer su cualidad de no hecho, de producto no acabado.
Las taras del pasado se trasladan al presente en la conciencia individual y hay que hacer un trabajo continuo para erradicarlas.El proceso es doble, por un lado actúa la sociedad con su educación directa e indirecta, por otro, el individuo se somete a un proceso consciente de autoeducación.La nueva sociedad en formación tiene que competir muy duramente con el pasado. Esto se hace sentir no sólo en la conciencia individual en la que pesan los residuos de una educación sistemáticamente orientada al aislamiento del individuo, sino también por el carácter mismo de este período de transición con persistencia de las relaciones mercantiles.

La mercancía es la célula económica de la sociedad capitalista; mientras exista, sus efectos se harán sentir en la organización de la producción y, por ende, en la conciencia.En el esquema de Marx se concebía el período de transición como resultado de la transformación explosiva del sistema capitalista destrozado por sus contradicciones; en la realidad posterior se ha visto cómo se desgajan del árbol imperialista algunos países que constituyen las ramas débiles, fenómeno previsto por Lenin.
En éstos, el capitalismo se ha desarrollado lo suficiente como para hacer sentir sus efectos, de un modo u otro, sobre el pueblo, pero no son sus propias contradicciones las que, agotadas todas las posibilidades, hacen saltar el sistema. La lucha de liberación contra un opresor externo, la miseria provocada por accidentes extraños, como la guerra, cuyas consecuencias hacen recaer las clases privilegiadas sobre los explotados, los movimientos de liberación destinados a derrocar regímenes neocoloniales, son los factores habituales de desencadenamiento. La acción consciente hace el resto.
En estos países no se ha producido todavía una educación completa para el trabajo social y la riqueza dista de estar al alcance de las masas mediante el simple proceso de apropiación. El subdesarrollo por un lado y la habitual fuga de capitales hacia países «civilizados» por otro, hacen imposible un cambio rápido y sin sacrificios. Resta un gran tramo a recorrer en la construcción de la base económica y la tentación de seguir los caminos trillados del interés material, como palanca impulsora de un desarrollo acelerado, es muy grande.Se corre el peligro de que los árboles impidan ver el bosque.
Persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de las armas melladas que nos legara el capitalismo (la mercancía como célula económica, la rentabilidad, el interés material individual como palanca, &c.), se puede llegar a un callejón sin salida. Y se arriba allí tras recorrer una larga distancia en la que los caminos se entrecruzan muchas veces y donde es difícil percibir el momento en que se equivocó la ruta. Entre tanto, la base económica adaptada ha hecho su trabajo de zapa sobre el desarrollo de la conciencia.
Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo.De allí que sea tan importante elegir correctamente el instrumento de movilización de las masas. Ese instrumento debe ser de índole moral, fundamentalmente, sin olvidar una correcta utilización del estímulo material, sobre todo de naturaleza social. Como ya dije, en momentos de peligro extremo es fácil potenciar los estímulos morales; para mantener su vigencia, es necesario el desarrollo de una conciencia en la que los valores adquieran categorías nuevas.
La sociedad en su conjunto debe convertirse en una gigantesca escuela.Las grandes líneas del fenómeno son similares al proceso de formación de la conciencia capitalista en su primera época. El capitalismo recurre a la fuerza, pero, además, educa a la gente en el sistema. La propaganda directa se realiza por los encargados de explicar la ineluctabilidad de un régimen de clase, ya sea de origen divino o por imposición de la naturaleza como ente mecánico. Esto aplaca a las masas que se ven oprimidas por un mal contra el cual no es posible la lucha.
A continuación viene la esperanza, y en esto se diferencia de los anteriores regímenes de casta que no daban salida posible.Para algunos continuará vigente todavía la fórmula de casta: el premio a los obedientes consiste en el arribo, después de la muerte, a otros mundos maravillosos donde los buenos son premiados, con lo que se sigue la vieja tradición. Para otros, la innovación; la separación en clases es fatal, pero los individuos pueden salir de aquella a que pertenecen mediante el trabajo, la iniciativa, &c.
Este proceso, y el de autoeducación para el triunfo, deben ser profundamente hipócritas: es la demostración interesada de que una mentira es verdad. En nuestro caso, la educación directa adquiere una importancia mucho mayor. La explicación es convincente porque es verdadera; no precisa de subterfugios. Se ejerce a través del aparato educativo del Estado en función de la cultura general, técnica e ideológica, por medio de organismos tales como el Ministerio de Educación y el aparato de divulgación del Partido.
La educación prende en las masas y la nueva actitud preconizada tiende a convertirse en hábito; la masa la va haciendo suya y presiona a quienes no se han educado todavía. Esta es la forma indirecta de educar a las masas, tan poderosa como aquella otra. Pero el proceso es consciente; el individuo recibe continuamente el impacto del nuevo poder social y percibe que no está completamente adecuado a él. Bajo el influjo de la presión que supone la educación indirecta, trata de acomodarse a una situación que siente justa y cuya propia falta de desarrollo le ha impedido hacerlo hasta ahora. Se autoeduca.
En este período de construcción del socialismo podemos ver el hombre nuevo que va naciendo. Su imagen no está todavía acabada; no podría estarlo nunca ya que el proceso marcha paralelo al desarrollo de formas económicas nuevas. Descontando aquellos cuya falta de educación los hace tender el camino solitario, a la autosatisfacción de sus ambiciones, los hay que aun dentro de este nuevo panorama de marcha conjunta, tienen tendencia a caminar aislados de la masa que acompañan.
Lo importante es que los hombres van adquiriendo cada día más conciencia de la necesidad de su incorporación a la sociedad y, al mismo tiempo, de su importancia como motores de la misma.Ya no marchan completamente solos, por veredas extraviadas, hacia lejanos anhelos. Siguen a su vanguardia, constituida por el Partido, por los obreros de avanzada, por los hombres de avanzada que caminan ligados a las masas y en estrecha comunión con ellas.
Las vanguardias tienen su vista puesta en el futuro y en su recompensa, pero ésta no se vislumbra como algo individual; el premio es la nueva sociedad donde los hombres tendrán características distintas: la sociedad del hombre comunista.El camino es largo y lleno de dificultades. A veces, por extraviar la ruta, hay que retroceder; otras, por caminar demasiado aprisa, nos separamos de las masas; en ocasiones por hacerlo lentamente, sentimos el aliento cercano de los que nos pisan los talones.
En nuestra ambición de revolucionarios, tratamos de caminar tan aprisa como sea posible, abriendo caminos, pero sabemos que tenemos que nutrirnos de la masa y que ésta sólo podrá avanzar más rápido si la alentamos con nuestro ejemplo.A pesar de la importancia dada a los estímulos morales, el hecho de que exista la división en dos grupos principales (excluyendo, claro está, a la fracción minoritaria de los que no participan, por una razón u otra en la construcción del socialismo), indica la relativa falta de desarrollo de la conciencia social.
El grupo de vanguardia es ideológicamente más avanzado que la masa; ésta conoce los valores nuevos, pero insuficientemente. Mientras en los primeros se produce un cambio cualitativo que le permite ir al sacrificio en su función de avanzada, los segundos sólo ven a medias y deben ser sometidos a estímulos y presiones de cierta intensidad; es la dictadura del proletariado ejerciéndose no sólo sobre la clase derrotada, sino también individualmente, sobre la clase vencedora.
Todo esto entraña, para su éxito total, la necesidad de una serie de mecanismos, las instituciones revolucionarias. En la imagen de las multitudes marchando hacia el futuro, encaja el concepto de institucionalización como el de un conjunto armónico de canales, escalones, represas, aparatos bien aceitados que permitan esa marcha, que permitan la selección natural de los destinados a caminar en la vanguardia y que adjudiquen el premio y el castigo a los que cumplen o atenten contra la sociedad en construcción.
Esta institucionalidad de la Revolución todavía no se ha logrado. Buscamos algo nuevo que permita la perfecta identificación entre el Gobierno y la comunidad en su conjunto, ajustada a las condiciones peculiares de la construcción del socialismo y huyendo al máximo de los lugares comunes de la democracia burguesa, trasplantados a la sociedad en formación (como las cámaras legislativas, por ejemplo). Se han hecho algunas experiencias dedicadas a crear paulatinamente la institucionalización de la Revolución, pero sin demasiada prisa.
El freno mayor que hemos tenido ha sido el miedo a que cualquier aspecto formal nos separe de las masas y del individuo, nos haga perder de vista la última y más importante ambición revolucionaria que es ver al hombre liberado de su enajenación.No obstante la carencia de instituciones, lo que debe superarse gradualmente, ahora las masas hacen la historia como el conjunto consciente de individuos que luchan por una misma causa. El hombre, en el socialismo, a pesar de su aparente estandarización, es más completo; a pesar de la falta de mecanismo perfecto para ello, su posibilidad de expresarse y hacerse sentir en el aparato social es infinitamente mayor.
Todavía es preciso acentuar su participación consciente, individual y colectiva, en todos los mecanismos de dirección y de producción y ligarla a la idea de la necesidad de la educación técnica e ideológica, de manera que sienta cómo estos procesos son estrechamente interdependientes y sus avances son paralelos. Así logrará la total conciencia de su ser social, lo que equivale a su realización plena como criatura humana, rotas las cadenas de la enajenación.
Esto se traducirá concretamente en la reapropiación de su naturaleza a través del trabajo liberado y la expresión de su propia condición humana a través de la cultura y el arte.Para que se desarrolle en la primera, el trabajo debe adquirir una condición nueva; la mercancía-hombre cesa de existir y se instala un sistema que otorga una cuota por el cumplimiento del deber social. Los medios de producción pertenecen a la sociedad y la máquina es sólo la trinchera donde se cumple el deber. El hombre comienza a liberar su pensamiento del hecho enojoso que suponía la necesidad de satisfacer sus necesidades animales mediante el trabajo.
Empieza a verse retratado en su obra y a comprender su magnitud humana a través del objeto creado, del trabajo realizado. Esto ya no entraña dejar una parte de su ser en forma de fuerza de trabajo vendida, que no le pertenece más, sino que significa una emanación de sí mismo, un aporte a la vida común en que se refleja; el cumplimiento de su deber social.Hacemos todo lo posible por darle al trabajo esta nueva categoría de deber social y unirlo al desarrollo de la técnica, por un lado, lo que dará condiciones para una mayor libertad, y al trabajo voluntario por otro, basados en la apreciación marxista de que el hombre realmente alcanza su plena condición humana cuanto produce sin la compulsión de la necesidad física de venderse como mercancía.
Claro que todavía hay aspectos coactivos en el trabajo, aun cuando sea voluntario; el hombre no ha transformado toda la coerción que lo rodea en reflejo condicionado de naturaleza social y todavía produce, en muchos casos, bajo la presión del medio (compulsión moral, la llama Fidel). Todavía le falta el lograr la completa recreación espiritual ante su propia obra, sin la presión directa del medio social, pero ligado a él por los nuevos hábitos. Esto será el comunismo.
El cambio no se produce automáticamente en la conciencia, como no se produce tampoco en la economía. Las variaciones son lentas y no son rítmicas; hay períodos de aceleración, otros pausados e incluso, de retroceso.Debemos considerar, además como apuntáramos antes, que no estamos frente al período de transición puro, tal como lo viera Marx en la Crítica del Programa de Gotha, sino a una nueva fase no prevista por él; primer período de transición del comunismo o de la construcción del socialismo.
Este transcurre en medio de violentas luchas de clase y con elementos de capitalismo en su seno que oscurecen la comprensión cabal de su esencia.Si a esto se agrega el escolasticismo que ha frenado el desarrollo de la filosofía marxista e impedido el tratamiento sistemático del período, cuya economía política no se ha desarrollado, debemos convenir en que todavía estamos en pañales y es preciso dedicarse a investigar todas las características primordiales del mismo antes de elaborar una teoría económica y política de mayor alcance.
La teoría que resulte dará indefectiblemente preeminencia a los dos pilares de la construcción: la formación del hombre nuevo y el desarrollo de la técnica. En ambos aspectos nos falta mucho por hacer, pero es menos excusable el atraso en cuanto a la concepción de la técnica como base fundamental, ya que aquí no se trata de avanzar a ciegas sino de seguir durante un buen tramo el camino abierto por los países más adelantados del mundo. Por ello Fidel machaca con tanta insistencia sobre la necesidad de la formación tecnológica y científica de todo nuestro pueblo y más aún, de su vanguardia.
En el campo de las ideas que conducen a actividades no productivas, es más fácil ver la división entre necesidad material y espiritual. Desde hace mucho tiempo el hombre trata de liberarse de la enajenación mediante la cultura y el arte. Muere diariamente las ocho y más horas en que actúa como mercancía para resucitar en su creación espiritual. Pero este remedio porta los gérmenes de la misma enfermedad: es un ser solitario el que busca comunión con la naturaleza. Defiende su individualidad oprimida por el medio y reacciona ante las ideas estéticas como un ser único cuya aspiración es permanecer inmaculado.
Se trata sólo de un intento de fuga. La ley del valor no es ya un mero reflejo de las relaciones de producción; los capitalistas monopolistas la rodean de un complicado andamiaje que la convierte en una sierva dócil, aun cuando los métodos que emplean sean puramente empíricos. La superestructura impone un tipo de arte en el cual hay que educar a los artistas. Los rebeldes son dominados por la maquinaria y sólo los talentos excepcionales podrán crear su propia obra. Los restantes devienen asalariados vergonzantes o son triturados.
Se inventa la investigación artística a la que se da como definitoria de la libertad, pero esta «investigación» tiene sus límites, imperceptibles hasta el momento de chocar con ellos, vale decir, de plantearse los reales problemas del hombre y su enajenación. La angustia sin sentido o el pasatiempo vulgar constituyen válvulas cómodas a la inquietud humana; se combate la idea de hacer del arte un arma de denuncia.Si se respetan las leyes del juego se consiguen todos los honores; los que podría tener un mono al inventar piruetas.
La condición es no tratar de escapar de la jaula invisible.Cuando la Revolución tomó el poder se produjo el éxodo de los domesticados totales; los demás, revolucionarios o no, vieron un camino nuevo. La investigación artística cobró nuevo impulso. Sin embargo, las rutas estaban más o menos trazadas y el sentido del concepto fuga se escondió tras la palabra libertad. En los propios revolucionarios se mantuvo muchas veces esta actitud, reflejo del idealismo burgués en la conciencia.
En países que pasaron por un proceso similar se pretendió combatir estas tendencias con un dogmatismo exagerado. La cultura general se convirtió casi en un tabú y se proclamó el summum de la aspiración cultural, una representación formalmente exacta de la naturaleza, convirtiéndose ésta, luego, en una representación mecánica de la realidad social que se quería hacer ver; la sociedad ideal, casi sin conflictos ni contradicciones, que se buscaba crear.
El socialismo es joven y tiene errores. Los revolucionarios carecemos, muchas veces, de los conocimientos y la audacia intelectual necesarias para encarar la tarea del desarrollo de un hombre nuevo por métodos distintos a los convencionales y los métodos convencionales sufren de la influencia de la sociedad que los creó. (Otra vez se plantea el tema de la relación entre forma y contenido.) La desorientación es grande y los problemas de la construcción material nos absorben.
No hay artistas de gran autoridad que, a su vez, tengan gran autoridad revolucionaria. Los hombres del Partido deben tomar esa tarea entre las manos y buscar el logro del objetivo principal: educar al pueblo.Se busca entonces la simplificación, lo que entiende todo el mundo, que es lo que entienden los funcionarios. Se anula la auténtica investigación artística y se reduce el problema de la cultura general a una apropiación del presente socialista y del pasado muerto (por tanto, no peligroso).
Así nace el realismo socialista sobre las bases del arte del siglo pasado.Pero el arte realista del siglo XIX también es de clase, más puramente capitalista, quizás, que este arte decadente del siglo XX, donde se transparenta la angustia del hombre enajenado. El capitalismo en cultura ha dado todo de sí y no queda de él sino el anuncio de un cadáver maloliente en arte, su decadencia de hoy.
Pero, ¿por qué pretender buscar en las formas congeladas del realismo socialista la única receta válida? No se puede oponer al realismo socialista «la libertad», porque ésta no existe todavía, no existirá hasta el completo desarrollo de la sociedad nueva; pero no se pretenda condenar a todas las formas de arte posteriores a la primer mitad del siglo XIX desde el trono pontificio del realismo a ultranza, pues se caería en un error proudhoniano de retorno al pasado, poniéndole camisa de fuerza a la expresión artística del hombre que nace y se construye hoy.
Falta el desarrollo de un mecanismo ideológico cultural que permita la investigación y desbroce la mala hierba, tan fácilmente multiplicable en el terreno abonado de la subvención estatal.En nuestro país, el error del mecanicismo realista no se ha dado, pero sí otro signo de contrario. Y ha sido por no comprender la necesidad de la creación del hombre nuevo, que no sea el que represente las ideas del siglo XIX, pero tampoco las de nuestro siglo decadente y morboso. El hombre del siglo XXI es el que debemos crear, aunque todavía es una aspiración subjetiva y no sistematizada.
Precisamente éste es uno de los puntos fundamentales de nuestro estudio y de nuestro trabajo y en la medida en que logremos éxitos concretos sobre una base teórica o, viceversa, extraigamos conclusiones teóricas de carácter amplio sobre la base de nuestra investigación concreta, habremos hecho un aporte valioso al marxismoleninismo, a la causa de la humanidad. La reacción contra el hombre del siglo XIX nos ha traído la reincidencia en el decadentismo del siglo XX; no es un error demasiado grave, pero debemos superarlo, so pena de abrir un ancho cauce al revisionismo.
Las grandes multitudes se van desarrollando, las nuevas ideas van alcanzando adecuado ímpetu en el seno de la sociedad, las posibilidades materiales de desarrollo integral de absolutamente todos sus miembros, hacen mucho más fructífera la labor. El presente es de lucha; el futuro es nuestro.Resumiendo, la culpabilidad de muchos de nuestros intelectuales y artistas reside en su pecado original; no son auténticamente revolucionarios. Podemos intentar injertar el olmo para que dé peras, pero simultáneamente hay que sembrar perales.
Las nuevas generaciones vendrán libres del pecado original.Las posibilidades de que surjan artistas excepcionales serán tanto mayores cuanto más se haya ensanchado el campo de la cultura y la posibilidad de expresión. Nuestra tarea consiste en impedir que la generación actual, dislocada por sus conflictos, se pervierta y pervierta a las nuevas. No debemos crear asalariados dóciles al pensamiento oficial ni «becarios» que vivan al amparo del presupuesto, ejerciendo una libertad entre comillas. Ya vendrán los revolucionarios que entonen el canto del hombre nuevo con la auténtica voz del pueblo. Es un proceso que requiere tiempo.
En nuestra sociedad, juegan un papel la juventud y el Partido.Particularmente importante es la primera, por ser la arcilla maleable con que se puede construir al hombre nuevo sin ninguna de las taras anteriores.Ella recibe un trato acorde con nuestras ambiciones. Su educación es cada vez más completa y no olvidamos su integración al trabajo desde los primeros instantes.
Nuestros becarios hacen trabajo físico en sus vacaciones o simultáneamente con el estudio. El trabajo es un premio en ciertos casos, un instrumento de educación, en otros, jamás un castigo. Una nueva generación nace. El Partido es una organización de vanguardia. Los mejores trabajadores son propuestos por sus compañeros para integrarlo. Este es minoritario pero de gran autoridad para la calidad de sus cuadros.Nuestra aspiración es que el Partido sea de masas, pero cuando las masas hayan alcanzado el nivel de desarrollo de la vanguardia, es decir, cuando estén educados para el comunismo.
Y a esa educación va encaminado el trabajo. El Partido es el ejemplo vivo; sus cuadros deben dictar cátedras de laboriosidad y sacrificio, deben llevar, con su acción, a las masas, al fin de la tarea revolucionaria, lo que entraña años de duro bregar contra las dificultades de la construcción, los enemigos de clase, las lacras del pasado, el imperialismo...Quisiera explicar ahora el papel que juega la personalidad, el hombre como individuo de las masas que hacen la historia. Es nuestra experiencia, no una receta.
Fidel dio a la Revolución el impulso en los primeros años, la dirección, la tónica siempre, pero hay un buen grupo de revolucionarios que se desarrollan en el mismo sentido que el dirigente máximo y una gran masa que sigue a sus dirigentes porque les tiene fe; y les tiene fe, porque ellos han sabido interpretar sus anhelos.No se trata de cuántos kilogramos de carne se come o de cuántas veces por año pueda ir alguien a pasearse en la playa, ni de cuántas bellezas que vienen del exterior puedan comprarse con los salarios actuales.
Se trata, precisamente, de que el individuo se sienta más pleno, con mucha más riqueza interior y con mucha más responsabilidad. El individuo de nuestro país sabe que la época gloriosa que le toca vivir es de sacrificio; conoce el sacrificio. Los primeros lo conocieron en la Sierra Maestra y dondequiera que se luchó; después lo hemos conocido en toda Cuba. Cuba es la vanguardia de América y debe hacer sacrificios porque ocupa el lugar de avanzada, porque indica a las masas de América Latina el camino de la libertad plena.
Dentro del país, los dirigentes tienen que cumplir su papel de vanguardia; y, hay que decirlo con toda sinceridad, en una revolución verdadera a la que se le da todo, de la cual no se espera ninguna retribución material, la tarea del revolucionario de vanguardia es a la vez magnífica y angustiosa.Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad. Quizás sea uno de los grandes dramas del dirigente; éste debe unir a un espíritu apasionado una mente fría y tomar decisiones dolorosas sin que se contraiga un músculo.
Nuestros revolucionarios de vanguardia tienen que idealizar ese amor a los pueblos, a las causas más sagradas y hacerlo único, indivisible. No pueden descender con su pequeña dosis de cariño cotidiano hacia los lugares donde el hombre común lo ejercita.Los dirigentes de la Revolución tienen hijos que en sus primeros balbuceos, no aprenden a nombrar al padre; mujeres que deben ser parte del sacrificio general de su vida para llevar la Revolución a su destino; el marco de los amigos responde estrictamente al marco de los compañeros de Revolución. No hay vida fuera de ella.
En esas condiciones, hay que tener una gran dosis de humanidad, una gran dosis de sentido de la justiciay de la verdad para no caer en extremos dogmáticos, en escolasticismos fríos, en aislamiento de las masas. Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización. El revolucionario, motor ideológico de la revolución dentro de su partido, se consume en esa actividad ininterrumpida que no tiene más fin que la muerte, a menos que la construcción se logre en escala mundial.
Si su afán de revolucionario se embota cuando las tareas más apremiantes se ven realizadas a escala local y se olvida del internacionalismo proletario, la revolución que dirige deja de ser una fuerza impulsora y se sume en una cómoda modorra, aprovechada por nuestros enemigos irreconciliables, el imperialismo, que gana terreno. El internacionalismo proletario es un deber pero también es una necesidad revolucionaria. Así educamos a nuestro pueblo.Claro que hay peligros presentes en las actuales circunstancias.
No sólo el del dogmatismo, no sólo el de congelar las relaciones con las masas en medio de la gran tarea; también existe el peligro de las debilidades en que se puede caer. Si un hombre piensa que, para dedicar su vida entera a la revolución, no puede distraer su mente por la preocupación de que a un hijo le falte determinado producto, que los zapatos de los niños estén rotos, que su familia carezca de determinado bien necesario, bajo este razonamiento deja infiltrarse los gérmenes de la futura corrupción.
En nuestro caso, hemos mantenido que nuestros hijos deben tener y carecer de lo que tienen y de lo que carecen los hijos del hombre común; y nuestra familia debe comprenderlo y luchar por ello. La revolución se hace a través del hombre, pero el hombre tiene que forjar día a día su espíritu revolucionario.Así vamos marchando.
A la cabeza de la inmensa columna -no nos avergüenza ni nos intimida el decirlo va Fidel, después, los mejores cuadros del partido, e inmediatamente, tan cerca que se siente su enorme fuerza, va el pueblo en su conjunto sólida armazón de individualidades que caminan hacia un fin común; individuos que han alcanzado la conciencia de lo que es necesario hacer; hombres que luchan por salir del reino de la necesidad y entrar al de la libertad.
Esa inmensa muchedumbre se ordena; su orden responde a la conciencia de la necesidad del mismo, ya no es fuerza dispersa, divisible en miles de fracciones disparadas al espacio como fragmentos de granada, tratando de alcanzar por cualquier medio, en lucha reñida con sus iguales, una posición, algo que permita apoyo frente al futuro incierto.Sabemos que hay sacrificios delante nuestro y que debemos pagar un precio por el hecho heroico de constituir una vanguardia como nación.
Nosotros, dirigentes, sabemos que tenemos que pagar un precio por tener derecho a decir que estamos a la cabeza del pueblo que está a la cabeza de América. Todos y cada uno de nosotros paga puntualmente su cuota de sacrificio, conscientes de recibir el premio en la satisfacción del deber cumplido, conscientes de avanzar con todos hacia el hombre nuevo que se vislumbra en el horizonte.
Permítame intentar unas conclusiones:Nosotros, socialistas, somos más libres porque somos más plenos; somos más plenos por ser más libres.El esqueleto de nuestra libertad completa está formado, falta la sustancia proteica y el ropaje; los crearemos.Nuestra libertad y su sostén cotidiano tienen color de sangre y están henchidos de sacrificio.Nuestro sacrificio es consciente; cuota para pagar la libertad que construimos.El camino es largo y desconocido en parte; conocemos nuestras limitaciones.
Haremos el hombre del siglo XXI: nosotros mismos.Nos forjaremos en la acción cotidiana, creando un hombre nuevo con una nueva técnica.La personalidad juega el papel de movilización y dirección en cuanto que encarna las más altas virtudes y aspiraciones del pueblo y no se separa de la ruta.Quien abre el camino es el grupo de vanguardia, los mejores entre los buenos, el Partido.
La arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud, en ella depositamos nuestra esperanza y la preparamos para tomar de nuestras manos la bandera.Si esta carta balbuceante aclara algo, ha cumplido el objetivo con que la mando.Reciba nuestro saludo ritual, como un apretón de manos o un «Ave María Purísima». Patria o muerte.

Fuente: Granma: Envíos/Prensa Popular Comunistas Miranda

CRIMINAL ASESINO, VENGATIVO ATAQUE ESTADOUNIDENSE EXTERMINA MAS DE CIEN CIVILES EN AFGANISTAN EN UN CRIMEN DE GUERRA MAS DE LA CAMARILLA IMPERIALISTA

La ONU admite que noventa civiles afganos, entre ellos sesenta niños, murieron en ataque estadounidense

En Afganistán, una investigación de la ONU confirmó las afirmaciones de que un gran número de civiles murió en un ataque aéreo estadounidense que tuvo lugar el jueves pasado.

La misión de la ONU en Kabul sostiene que los investigadores descubrieron que aproximadamente noventa civiles, entre los que se encontraba sesenta niños, perdieron la vida en el ataque. Se teme que el número de muertos pueda seguir aumentando a medida que se quiten los escombros.

Se dice que los niños que murieron tenían entre tres meses y 16 años de edad. Todos fallecieron mientras dormían. Otras quince personas resultaron heridas.

Al ser confirmado, este es el ataque estadounidense contra civiles afganos más letal que haya tenido lugar desde que comenzó la invasión en el año 2001.

El Pentágono dice que está investigando, luego de haber afirmado inicialmente que 25 militantes de la Resistencia y cinco civiles habían muerto en el ataque, en un comunicado mentiroso, y donde tratan de engañar a las agencias internacionales para que el crimen no trascienda.

Este ataque, además de lo letal que ha sido, de la cantidad de personas que asesinaron los cobardes aviadores yanquis, validos de su superioridad de fuerzas, tiene el agravante de al haber realizado el reconocimiento, que gracias a su tecnología pueden hacerlo, para establecer la realidad del sitio que iban a atacar, ya sabían que no era un nido de resistentes sino una institución civil.

Pero, aún peor, es la motivación. En realidad es una venganza criminal, porque las fuerzas de tierra en la semana anterior habían sido sorprendidas, atacadas por la resistencia, cuyas fuerzas les infringieron unas cuatro bajas mortales, y heridos, cuando los comandantes yanquis del sector habían garantizado haber logrado ya la limpieza del sector de integrantes de la resistencia.

Esta acción corresponde al desarrollo de una política de atemorización de la población civil afgana, conscientes como están las fuerzas criminales invasoras yanquis y de otros países criminales también como Alemania, España, Italia, que se dicen "civilizados", conscientes de que están derrotados, de que la gran mayoría de los afganos lo que quieren es que las fuerzas invasoras se vayan.

O sea que, por venganza, el ejército norteamericano en Afganistán ataca y mata a una cantidad de niños indefensos. La población de los Estados Unidos en su conjunto, la de los otros países invasores de Afganistán, salvo sus grupos dominantes en sus gobiernos y componentes de las clases explotadoras están de acuerdo con esta invasión.

La población de esos países, en general, están avergonzados de este proceder cobarde, vengativo, criminal, antihumano, propio de gansters, de asesinos, igual a los que en las calles de Nueva York o cualquier ciudad de los Estados Unidos matan cobardemente por rencillas del comercio de drogas, que es lo que mantiene a estos ejércitos en Afganistan, como es el dominio del cultivo y el comercio del opio, hoy en manos en Afganistán de los altos mandos de los ejércitos invasores.

El mundo, indignado, protesta por este criminal atentado de los integrantes de las fuerzas aéreas de los Estados Unidos, invasores de Afganistán, junto a otros cobardes ejércitos europeos. Todos deben salir ya de Afganistán. Deben reconocer que desde hace ya bastante tiempo han sido derrotados por el pueblo afgano, e irse de Afganistán. Debe ser el pueblo afgano el que decida el derrotero de su sociedad, de su gobierno.

Fuente: Agencias/Prensa Popular Comunistas Miranda
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com/
Correo: pcvmirandasrp@gmail.com

POR LA PAZ, CONTRA EL IMPERIALISMO...APOYO URGENTE AL PUEBLO PALESTINO


Nota de la Redacción:

Hoy, como cada día anterior y los que seguirán, los peligros de que el mundo entre en una guerra que se haga global estarán permanentemente a la orden del día. Y el peligro es que el imperialismo ve en proceso ascendente su pérdida progresiva en cuanto a la posibilidad de mantener su dominio como único poder dominante en todo el mundo.

El Imperialismo hace --y hará cuanto sea posible-- para asegurar el dominio global. Y los pueblos del mundo a la vez harán todo lo posible para que esto no ocurra. El combate está en marcha.Lo aceleró y profundizó la tumbada de las torres de Nuevayor, hechas por el imperialismo para legalizar su terror guerrero.

Y a la vez, con la técnica de "al ladrón...al ladrón... como ladrones al fin que ellos son, buscar una cabeza de turco --de árabes en este caso, con el tal Al Kaeda-- para colocarlo como un "culpable" permanente de cuanto ocurra de malo en el mundo.Hasta de los huracanes que azoten a las costas de Florida y resto de los EEUU!!

Sobre todo para mandar a la CIA, el MOSSAD, otros cuerpos, paramilitares, y demás, a realizar actos terroristas, para culpar a los movimientos revolucionarios de los pueblos que luchan por su liberación. En esto están, partiendo de acercarse cada día más a/y contra China, por manpuesto, para cercarla, con acciones aparentemente contra otros países. Para esto es que actúan los yanquis con su apoyo a Israel para que siga en su expansionismo que haga posible el Plan Secreto del "Gran Israel", que abarcaría todo el Medio Oriente, con Irak, Siria, Jordania, Líbano, además de Palestina, como objetivos a terrofaguear, mientras que por otro lado se avanza en la preparación para atacar a Irán, viejo Plan al cual nos hemos referido en otras oportunidades.

Es ilustrativo el artículo de Aníbal Pantoja, publicado originalmente como comentario en otro artículo en la Página Bellaciao.Org, y ampliado de comentario a artículo propio y publicado después en esa misma Página, del cual lo toma Prensa Popular Comunistas Miranda para su Reproducción, con base al pedido de Solidaridad para el pueblo Palestino por la situación de graves enfrentamientos y represión brutal israelí contra los Palestinos.

APOYO URGENTE AL PUEBLO PALESTINO

Por: Cdt. Aníbal Pantoja, 10 de Julio de 2.006

""""Muy bien el relato de los hechos actuales, pero, perdòn, creo que es buerno precisar las cosas. Esto es algo que no se hace si no hay una autorización del Imperialismo estadounidense.Es desde allí de donde salen las órdenes y ya se vió con las declaraciones de la Secretaria de Estado Condoleezza Rice en la reunión de los ocho como llega al cinismo de decir que son los palestinos quienes tienen la culpa, por haber secuestrado a un soldado israeli. Eso es solo un pretexto. Esa operacion estaba preparada ya ,y si no se presentaba esa situación de toma de un soldado israelí preso en territorio palestino, en acción de espionaje y/o presunto terrorismo, algo habría preparado el MOSSAD COMO EXCUSA, sin descartar que el soldado haya sido enviado expresamente para tal fin y provocación.

ES QUE LA AUDAZ POLÍTICA DE HAMAS DE OFRECER reconocimiento por paz y territorios de acuerdo a resoluciones de la ONU, le desarma la política al imperialismo, que lo que busca es una intensificación de la guerra en todo el cercano oriente para poder involucrar totalmente a la Union Europea y la ONU, porque la idea de invadir a Iran se les pone lejos y hay muchas dudas en sus aliados.Buscan usar en su juego político no el ajedrez, usar peones, fijar un alfil en fiancheto en una diagonal contra el rey contrario, montar en el centro del tablero un peón que defiende caballo enlazado con otro caballo.Las piezas no le dan.

En el alfil Irak, el gobierno no domina realmente ni a la Capital Bagdad. El peón kurdo no le quiere servir de respaldo a esa posición solo para cogerse parte de Irak, sino que reclama su integridad, y eso afecta al caballo-- Turquía-- ,que así queda desguarnecido. Y el otro caballo,Afganistàn, que cubre escaques contrarios para control, hacia Rusia, China e Irán, ya los talibanes se recuperaron, controlan el campo, pasaron a nivel de Distritos y ciudades medias, y van por las grandes. Por el ajedrez la operación se les cae.

Y entonces los imperialistas norteamericanos y Bush acuden al juego al que era muy aficionado su colega Al Capone, como juego y como estrategia, el billar. Golpear a una (bola)-x banda mafiosa-haciendo aparecer el hecho como si fuera otra banda mafiosa y no la de él la que golpea, para que sus enemigos se mataran entre sí, o para crear condiciones para empujar a una , y con esta a la otra y asi sucesivamente, hasta llegar al que le interesa.

Por eso, aviones israelies, por orden americana, vuelan sobre Siria. Es decir, giopean a Palestina, provocan a Siria,montan una provocación contra ésta (recordar el Maine, el Golfo de Tonkín,las armas de destrucción masiva en Irak), y como Siria es aliado de Irán con pacto donde la agresión contra uno lo es contra el otro, así llegan a lo que les interesa Irán y su petróleo para repartirlo con la Unión Europea y así neutralizarla.

Este panorama nos indica lo importante que es en este momento detener la mano imperialista en Palestina.Puede que no parezca, pero ante la desesperación de Bush por las elecciones que tiene perdidas al Congreso y porque se encuentra atascado en Afganistán e Irak, ese es su juego.Y ganarles esta partida es coger la punta de la soga que permitirá amarrarsela al cuello para liquidarles sus designios imperialistas y así abrir cauce a un desarrollo progresista y multipolar en el mundo,

Por eso en este momento es crucial el apoyo a los Palestinos: recoger firmas en todo el mundo, lograr acuerdos de protesta de los Parlamentos, sindicatos y organizaciones sociales, realizar marchas y protestas ante las embajadas de Israel y EU, recoger ropas, suministros, alimentos y medicinas, para ponerles barcos llenos con ellos y con banderas neutrales, blancas y de la Cruz Roja en las costas de Gaza y asì obligarlos a romper el bloqueo.

Es ya y ahora o nunca.Reconocimiento a la Nacion y el Estado Palestino ya, y negociacion con ellos, tropas de todos los países invasores fuera de Irak y Afganistán, cese a las provocaciones a Siria, negociaciones con Irán en base al derecho de todos los países de usar recursos energéticos atómicos con fines de paz.- """"

Hasta allí el Artículo citado. Lo vigente actual y urgente, para los comunistas y para el movimiento revolucionario, democrático, ecologista y humanista, es luchar por la Paz y contra el terrorismo imperialista --ellos si son los terroristas-- y por el avance del mundo sin poderes dominantes únicos.

Fuente: Bellaciao.Org/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com