Por: Jerónimo Carrera
Una de las cosas novedosas que nos ha traído esta nueva situación que ahora estamos viviendo en Venezuela, a todas vistas, es la viva discusión que se ha desatado alrededor de las interpretaciones que se le están dando a los términos socialismo y comunismo. Pero creo que lo más curioso es el significado tan alejado de la realidad que por lo general se les otorga, con frecuencia mal intencionado y por razones obviamente políticas, o mejor dicho, sectarias.
Por eso me he decidido hoy a emitir mi criterio al respecto, sin pretender decir la última palabra en tal tema, ni tampoco dármelas de gran conocedor en materias tan extensas y complejas como son la filosofía, la economía y la sociología, según ahora en este país se hacen presentar muchos de nuestros autodenominados expertos, y que son los campos fundamentales del conocimiento humano para una seria discusión en este asunto.
Lo que sí puedo es alegar el hecho de ser un estudioso asiduo del marxismo desde hace ya más de sesenta años, y además practicante continuo de sus ideas durante todo ese periodo. Supongo que nadie se atreverá a negar que Karl Marx y Friedrich Engels, con sus numerosas y extraordinarias obras, constituyen el punto de partida y son para nosotros hoy el pensamiento básico en esta cuestión.
Desde luego que antes de ellos ya se había hablado de socialismo, como lo señalan en su incomparable Manifiesto del Partido Comunista, aparecido en 1848. Que por cierto, y esto es muy importante que se tenga en cuenta en la presente discusión, no lo titularon ya entonces como socialista sino como comunista, marcando así una diferencia de fondo, de mucho significado hoy. Pues no son de ningún modo términos equivalentes, como suponen algunos acá por una mera ignorancia, aunque tampoco son opuestos diametralmente según lo pregonan otros con toda una mala intención.
Lo esencial es entender el concepto de clase social, sobre el cual se basa la idea de la lucha de clases como algo que será inevitable hasta cuando esa sociedad llegue finalmente al comunismo.
Toda sociedad dividida en clases sociales genera una lucha continua entre esas clases, a veces con matices poco observables o atenuados en ciertos momentos. En momentos de crisis económica esa lucha pasa por una fase de agudización, ya que los explotadores buscan echar el peso de esa crisis sobre los explotados.
Tal sucede todavía con mayor empeño cuando hay una disputa entre esas dos fuerzas por el poder político, o sea el control del Estado, y la clase gobernante se encuentra amenazada por “los de abajo”. Con el propósito de desviar esa lucha la clase dominante se divide en varios partidos políticos, en apariencia opuestos entre sí, pero en realidad representando los mismos intereses opuestos a los del proletariado.
Eso es lo que califican como “juego democrático” y que ya hemos conocido los venezolanos durante todo un medio siglo. Para un juego en el cual los procesos electorales son indispensables, creando las ilusiones de posibles cambios.
Asimismo, a la presencia política de la pequeña burguesía se le concede un papel de importancia, contando con ella para un cambio aparente. Pero esa pequeña burguesía puede hablar mucho de “ir” hacia el socialismo, pero nunca lo intentará. Vemos que en la Internacional Socialista, por ejemplo, están por Venezuela, Acción Democrática a la vez que el MEP, el MAS, PODEMOS, y no se sabe si lo estará este novedoso PSUV porque allí están los socialistas de Nicaragua, o sea de lo que ha quedado del sandinismo.
El comunismo es otra cosa, muy distinta, y puede definirse como la fase superior del socialismo. En fin, será algún día, todavía un tanto lejano, de una sociedad sin clases.
Fuente: PrensaPopularSolidaria_ComunistasMiranda (PPS_CM)
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
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