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sábado, 26 de septiembre de 2009

EN PICO DE ZAMURO

Por: Jerónimo Carrera

Así es como mejor se puede calificar –en buen lenguaje criollo, del que empleábamos todos los venezolanos antes de ser invadidos por los modismos del norte que exhiben ahora aquí los cada día más abundantes pitiyanquis- la muy delicada situación por la que atraviesa actualmente la ya algo vetusta Organización de las Naciones Unidas.

Efectivamente, esta primera semana de sesiones plenarias de la 64ª Asamblea anual de la ONU, en su sede de Nueva York, nos ha demostrado de manera muy clara que tan importante organismo se encuentra gravemente enfermo, y en riesgo si no de desaparición sí de caer en un estado de paralización.

Algo así como ya antes le sucedió, en los años ’30 del pasado siglo, a su predecesora en el papel de organización internacional fundamental, o sea la denominada Sociedad o Liga de las Naciones, desaparecida de un modo gradual y en forma definitiva al estallar en 1939 la que se conoce como II Guerra Mundial.

En la actual tanda de sesiones, prácticamente todos los jefes de Estado o de gobierno que han intervenido han expuesto lo que bien podemos denominar un rosario de quejas y propuestas sobre el funcionamiento de la ONU. Casi podemos deducir de ello que dicha organización no sirve para nada, que está muerta y sólo falta que se le entierre oficialmente.

Es cierto que el mundo ha cambiado bastante desde aquel histórico 26 de junio de 1945, cuando en la ciudad yanqui de San Francisco la Carta fue firmada por los representantes de todos los países que de un modo u otro aparecieron del lado vencedor en esa terrible guerra, y entre ellos nuestra Venezuela, que se sumó a última hora conminada al igual que muchos otros países por el gobierno de Estados Unidos, interesado en contar con una aplastante mayoría frente a los cuatro o cinco votos que estaban al lado de Unión Soviética entonces.

De allí que el papel fundamental de la ONU haya sido el de evitar que la confrontación natural entre Estados Unidos y la URSS, o sea entre el capitalismo y el cada día más fuerte socialismo, llevara al mundo a una nueva hecatombe, que se hizo más peligrosa con las armas nucleares. Y nadie podría negar hoy que ese papel tan vital para el conjunto de la humanidad lo cumplió a cabalidad.

Tanto Estados Unidos como la URSS cayeron en la falacia de creer que el mundo se había hecho bipolar, sin darse cuenta que en la lejana Asia había despertado un gran dragón con el triunfo magnífico de la Revolución China, triunfo que todos deberíamos celebrar, el Primero de Octubre de 1949.

De inmediato surgió entonces un nuevo y poderoso polo, el del movimiento de países no alineados, inspirado por el genial estadista chino Zhou Enlai, con la cooperación de Sukarno, Nehru, Nasser y Tito, de Indonesia, India, Egipto y Yugoslavia respectivamente, que así confirmaron la multipolaridad mundial que siempre ha existido.

Debería tenerse en cuenta que los gobernantes de Estados Unidos nunca han respetado el Derecho Internacional, y por eso ellos no se dejan atar por organismos internacionales. No entraron en la Sociedad de Naciones, y en la ONU lo hicieron para controlarla.

Hoy la ONU ya no les sirve, y serían los primeros en celebrar su desaparición, para quedar con las manos libres y poder iniciar guerras por todas partes del mundo, ya que viven de las guerras y de la producción de armamento de toda clase, empezando por las llamadas armas cortas o menores.

P.S.- Primero de Octubre, día de la fundación de la República Popular China.- Como admirador que soy de esta república y del Partido Comunista de China, no puedo estar de acuerdo con quienes califican a China de país capitalista. Sucia labor en la cual están empeñados, entre otros, los trotskystas de la divisionista columna periodística Un Grano de Maíz, bajo la firma de un tal Antonio Aponte (Diario VEA, Caracas, 25-9-09, pág

Fuente: PrensaPopularSoplidaria_ComunistasMiranda http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com Correo: pcvmirandasrp@gmail.com

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