La versión electrónica del 5º número de la “Revista Comunista Internacional” (http://www.iccr.gr/) que tiene como tema la cuestión de la guerra imperialista ha sido publicada. El KKE ha contribuido con el siguiente artículo:
“La intensificación de los antagonismos imperialistas en la región del Mediterráneo Sudeste y los Balcanes. La posición del KKE sobre la posibilidad de implicación de Grecia en una guerra imperialista.”
“La intensificación de los antagonismos imperialistas en la región del Mediterráneo Sudeste y los Balcanes. La posición del KKE sobre la posibilidad de implicación de Grecia en una guerra imperialista.”
La intensificación de los antagonismos imperialistas en la región del Mediterráneo Sudeste y los Balcanes. La posición del KKE sobre la posibilidad de implicación de Grecia en una guerra imperialista.
“La guerra no ocurre por casualidad, no es un “pecado”, como creen los sacerdotes cristianos (que predican el patriotismo, el humanismo y la paz tan mal como los oportunistas), sino que es una etapa inevitable del capitalismo, una forma de la vida capitalista tan natural como es la paz. La guerra de nuestra época es la guerra de los pueblos. De esta verdad no surge la conclusión que debemos nadar por donde va la corriente “popular” del chovinismo sino que también en período de guerra siguen existiendo y se manifiestan las contradicciones clasistas que dividen a los pueblos”.
El Partido Comunista de Grecia (ΚΚΕ),
que se mantiene fiel al Marxismo-Leninismo y el internacionalismo
proletario, a través de su prisma se ocupa también de la cuestión de la
guerra. La posibilidad de la guerra y la implicación de Grecia en esta,
fue un tema particular en el último, el 19º Congreso del KKE (11-14
abril de 2013). En la Resolución Política se dan direcciones importantes
respecto a la preparación del Partido ante esta posibilidad, ya que
todos los desarrollos justifican plenamente a Lenin, que subrayó que la
guerra es una “fase inevitable del capitalismo, una forma de la vida
capitalista tan normal como la paz”.
La “paz” imperialista prepara nuevas guerras imperialistas. El KKE no se limita a repetir las verdades leninistas sino que las utiliza como base para analizar los desarrollos socioeconómicos y políticos específicos de nuestra amplia región, que son explosivos y crean una situación muy peligrosa para la vida de los trabajadores. El artículo tratará este enfoque del KKE.
La “paz” imperialista prepara nuevas guerras imperialistas. El KKE no se limita a repetir las verdades leninistas sino que las utiliza como base para analizar los desarrollos socioeconómicos y políticos específicos de nuestra amplia región, que son explosivos y crean una situación muy peligrosa para la vida de los trabajadores. El artículo tratará este enfoque del KKE.
1. La región es un “imán” de las contradicciones interimperialistas
La región de los Balcanes (hoy
existen 11 Estados y el protectorado del Kosovo) en el siglo 19º se
caracterizaba como el “polvorín” de Europa debido a las fuertes
contradicciones y los conflictos militares, detrás de las que estaban
las grandes potencias de entonces que pretendían beneficiarse de la crisis del Imperio Otomano feudal y
de la aparición de Estados nacionales burgueses en su lugar, cuyas
fronteras estaban constantemente cuestionadas. De hecho, una situación
similar se formó en el terreno del Imperio Otomano en el Medio Oriente,
después de la Primera Guerra Mundial, donde se introdujeron y se
reforzaron las relaciones de producción capitalistas y se trazaron
fronteras. Después de la Segunda Guerra Mundial se crearon nuevos
Estados burgueses “nacionales” (aproximadamente 20) y se intensificaron
las contradicciones entre las potencias fuertes.
En los últimos años, después de los
acontecimientos contrarrevolucionarios y el derrocamiento del socialismo
en la URSS y los países de Europa del Este, la región del Mediterráneo
Sureste (Medio Oriente) y de los Balcanes, ha sufrido la intervención
imperialista en Yugoslavia[1], en Irak[2], en Libia[3].
Mientras que desde 2011 y hasta la fecha, está en desarrollo la
intervención imperialista de EE.UU., de Francia, de Gran Bretaña en Siria,
donde con la ayuda principal de Arabia Saudita, de los Emiratos Árabes,
de Turquía, de Qatar etc. pretenden derrocar el régimen de Assad,
nuevamente con el pretexto de la “promoción de la democracia”. Los
trabajadores, y ante todo los comunistas, no podemos en ningún caso
aceptar que EE.UU. y la OTAN que son responsables de tantas dictaduras y
masacres, pretenden salvaguardar los derechos democráticos y las
libertades del pueblo de Siria. Ni tampoco podemos creer que los
monarcas y los príncipes de las monarquías del Golfo, se interesen por
la “democracia” en Siria.
Pero ¿qué es lo que atrae la intervención imperialista y la guerra en nuestra región como un “imán”?
La posición geográfica de
dicha región, que es la “encrucijada” de tres continentes (Europa,
Asia, África), objetivamente crea importantes canales de comunicación,
tanto para las actividades económicas como por razones
político-militares. Tal vía es el Canal de Suez, el Bósforo, el Golfo
Pérsico, los tubos de petróleo y de gas natural, que son una red en
constante expansión, los grandes puertos, la infraestructura ferroviaria
y las carreteras, los redes de transporte de electricidad etc. Son las
islas que se utilizan por los imperialistas como “portaaviones”
insumergibles, por ejemplo Creta y Chipre, así como decenas de bases
militares que tienen en la región los EE.UU., la OTAN y, en menor grado,
Rusia.
El control de la infraestructura
económica, la influencia político-militar de cada potencia imperialista
en la región, es una “precondición” adicional para acercarse a otras
regiones que tienen o pueden adquirir una importancia estratégica, como
son el Mar Caspio, el Cáucaso, África etc. Incluso, cuando no pueden
adquirir esta “precondición” están interesadas en que lo pierda su
antagonista.
Como señaló Lenin: “Para el imperialismo
es sustancial la rivalidad de varias grandes potencias en la aspiración
a la hegemonía, esto es, a apoderarse de territorios no tanto
directamente para sí, como para el debilitamiento del adversario y el
quebrantamiento de su hegemonía”.[4]
En la región existen importantes reservas de hidrocarburos.
Además, se han descubierto en el Mediterráneo Oriental reservas que son
la “manzana de la discordia” para los monopolios de energía, debido al
desarrollo de la tecnología minera de yacimientos en gran profundidad,
al ascenso significativo de los precios de los hidrocarburos, siendo una
explotación rentable. El control de las reservas de energía en la
región, que pueden aumentar la rentabilidad de los monopolios, es otro
factor importante de agudización de las contradicciones en dicha región[5].
El retroceso histórico en el desarrollo
de la lucha de clases, tras el derrocamiento del socialismo en la URSS y
los demás países de Europa Central y Este, la crisis capitalista y la
agresividad del capital, la desregulación de los mercados y las
privatizaciones como características de las reestructuraciones
capitalistas crean una nueva situación que provoca la agudización de los
antagonismos y los reordenamientos. La burguesía de los antiguos países
socialistas (Europa Central y Este, Balcanes, antigua Unión Soviética)
así como de aquellos donde ha habido un retraso significativo en el
desarrollo del capitalismo (África del Norte, Medio Oriente) pretende
promover una modernización y reestructuraciones burguesas que
correspondan a la base económica actual, con el fin de aumentar la
rentabilidad del capital, la incorporación en el sistema imperialista y
sus uniones (OTAN, UE etc.). Sin embargo, este objetivo provoca las
contradicciones y los conflictos internos entre los distintos sectores
de la burguesía de cada país, así como de las potencias imperialistas
poderosas ya que en la región se intensifica el esfuerzo de la
penetración, sobre todo económica, por otras potencias también como son
China y Rusia. Así que los monopolios, utilizando también los mecanismos
estatales, se enfrentan fuertemente para repartir y controlar las cuotas del mercado.
Por supuesto, estos conflictos inter-capitalistas, pueden ser
escondidos bajo otros “mantos” como por ejemplo la “Primavera Árabe”, utilizando contradicciones interburguesas internas,
así como las luchas y las aspiraciones de las masas obreras y populares
para los derechos políticos, sindicales y democráticos.
2. Nuevos asuntos en la región, ante el fondo de los viejos
Desde hace años, en la región hay graves problemas que afectan la evolución de los desarrollos, como son la ocupación de Palestina por Israel, la ocupación continua del 40% de Chipre por Turquía, la “independización” de Kosovo, las consecuencias de la ocupación de Irak por EE.UU., la ocupación de territorios sirios y libaneses por
Israel, los desarrollos en Irán donde coexiste la búsqueda de un
compromiso con respecto a las armas nucleares y las amenazas lanzadas
por EE.UU. e Israel.
En los Balcanes y en el Mediterráneo Oriental hay una multitud de nacionalidades y religiones, minorías nacionales y religiosas de formas de organización social precapitalistas en
los Estados existentes. Por supuesto, estas contradicciones, que no han
sido “absorbidas” por el desarrollo capitalista, se reflejan también en
la superestructura, en el relativo atraso de formación de un sistema
político burgués representativo. Todo ello facilita la política de
“divide y reina”, la política de agitación de asuntos de minorías y de
fronteras que implementan los imperialistas para promocionar sus planes.
Esta situación se utiliza también por las clases burguesas para atrapar
a los trabajadores en el marco del nacionalismo y del expansionismo [6].
Es cierto que los cambios de las fronteras, la fragmentación de los
Estados no se hacen sin derramamiento de sangre, sin la implicación de
intereses imperialistas antagónicos. La consigna que dicen los
manifestantes en las concentraciones antiimperialistas en Grecia “Los
imperialistas reparten de nuevo los territorios y marcan las fronteras
con la sangre de los pueblos” captura la verdad[7].
En estos asuntos las posiciones y los
análisis del KKE son bien conocidas. Por esta razón nos enfocamos en los
temas más recientes.
Unos de ellos es la llamada “Primavera Árabe”, como fueron caracterizados los acontecimientos en Egipto y en Túnez, en la que hay una combinación de factores internos y externos, donde los internos son predominantes. Esto tiene que ver con la actividad de sectores de la burguesía, de las capas medias, que tienen una mayor participación, y de la juventud,
que buscan la modernización de la base económica y la adaptación
burguesa parlamentaria del sistema político a la economía capitalista
desarrollada. Este objetivo moviliza además a fuerzas obreras.
A menudo, nuevos o viejos
sectores de la burguesía se entrelazan con nuevos o viejos aliados
extranjeros. Así que estos desarrollos –la movilidad, los
enfrentamientos- están ligados con la intervención de grandes
Estados imperialistas para el control más eficaz de la región. En todo
caso, los planes de EE.UU. sobre el control del llamado “Gran Oriente
Medio” no son desconocidos.
Hemos visto que durante los últimos tres
años bajo la influencia de los problemas populares agudizados, al
principio se organizaron grandes movilizaciones obreras y populares,
levantamientos primero en Túnez y luego en Egipto cuyas
demandas básicas fueron la confrontación de la pobreza, del desempleo,
de la corrupción, la ampliación de los derechos y las libertades
democráticas, la eliminación de los regímenes autoritarios de Ben Ali y
de Mubarak cuyos partidos fueron miembros de la Internacional
Socialista. Como resultado, al principio, surgieron en el poder las
fuerzas del llamado “Islam político”, mientras que en Egipto estas
fuerzas (“Hermanos Musulmanes”, presidencia de Morsi) fueron
violentamente desplazadas por el gobierno del país, tras el golpe
militar, que se aprovechó de las condiciones que se formaron a través de
estas movilizaciones organizadas por fuerzas burguesas y
pequeñoburguesas, liberales y socialdemócratas, que se unieron
temporalmente bajo el “paraguas” de la “laicidad”. Tanto en el primero
como en el segundo caso, estos cambios en la cima de la superestructura
política se llamaron arbitrariamente “revolución”, lo cual por supuesto
no tiene ninguna relación con la realidad, y esto para los más
escépticos lo demuestran los acontecimientos del último período.
Se ha demostrado que las luchas de las
fuerzas populares contra el desempleo, la pobreza, la indigencia, la
represión estatal, la corrupción, el saqueo de los recursos naturales de
sus países por los monopolios nacionales y extranjeros, cuando se
limitan sólo a la alternancia de los gobiernos antipopulares, a derechos
democráticos burgueses, no tienen el resultado esperado en favor del
pueblo. Rápidamente, las expectativas del pueblo han sido desmentidas
por las fuerzas políticas que prevalecieron en la llamada Primavera
Árabe. Los intereses populares no se pueden satisfacer ni por el
gobierno de Morsi y los Hermanos Musulmanes, que impusieron una política
antilaboral de apoyo a los monopolios, ni por el sector de la burguesía
que ha apoyado el golpe de Estado militar y eligió como presidente de
la República al general Sisi.
La crisis en el sistema político burgués
de Egipto está conectada también con los antagonismos de centros
imperialistas para asegurar los recursos naturales de la región amplia y
de las rutas de transporte de energía.
La burguesía de Egipto tiene soluciones
alternativas para salvaguardar sus intereses; el papel del ejército y
de los llamados movimientos religiosos son algunas de ellas. Es
necesario que la clase obrera, los sectores populares pobres no se
limiten solamente a que se vaya uno u otro gobierno, que no se atrapen
en soluciones supuestamente transitorias que preparan el próximo
gobierno antipopular.
Los acontecimientos revelan que cuando
la clase obrera no tiene un Partido Comunista con independencia
estratégica de la burguesía, entonces el descontento popular y la
protesta se convierten en parte de los planes de reforma del sistema
político.
Desde hace más de tres años está en desarrollo la intervención imperialista en Siria que
está claramente vinculada con los demás desarrollos en la región como
por ejemplo con la intervención de la OTAN y los acontecimientos que
están en desarrollo en Libia, así como los desarrollos en Irak.
Es claro que los acontecimientos en Siria tienen sus raíces en el
interior del país, dado que Siria está en el camino de desarrollo
capitalista y a ello se deben los problemas económicos, sociales y
políticos que sufren la clase obrera y los demás sectores populares. Se
trata de problemas que se agudizaron en los últimos años antes de la
intervención imperialista, debido a la política de privatizaciones, de
reducción de los derechos laborales y populares y de los sueldos, que se
promueven a favor de la burguesía nacional.
Paralelamente a las reacciones populares
frente a las medidas antipopulares, se llevó a cabo una intervención
imperialista abierta por parte de EE.UU., la UE, Israel, Turquía, Arabia
Saudita, Qatar etc.
Es evidente que algunas potencias imperialistas están interesadas en la desestabilización y el debilitamiento de las fuerzas políticas burguesas dominantes del régimen burgués sirio que mantiene relaciones estrechas con Rusia y que por sus propias razones entró en conflicto con el “aliado más leal” de los EE.UU. en la región, Israel, y constituye un aliado de otras fuerzas en Palestina, en Líbano, que luchan contra diversos planes imperialistas.
Es evidente que algunas potencias imperialistas están interesadas en la desestabilización y el debilitamiento de las fuerzas políticas burguesas dominantes del régimen burgués sirio que mantiene relaciones estrechas con Rusia y que por sus propias razones entró en conflicto con el “aliado más leal” de los EE.UU. en la región, Israel, y constituye un aliado de otras fuerzas en Palestina, en Líbano, que luchan contra diversos planes imperialistas.
El debilitamiento de estas fuerzas que son lideradas por el presidente Assad o
incluso su derrocamiento facilitó los planes imperialistas de ataque
contra Irán bajo el pretexto de su programa nuclear. Incluso puede
llevar a nuevos desmembramientos de Estados en la región y a un dominó
de desestabilización y derramamiento de sangre, lo cual traerá nuevas
guerras e intervenciones imperialistas.
Haciendo un breve repaso histórico, podemos evaluar que después de la II Guerra Mundial, gracias a la influencia de
la URSS, debido a su contribución a la Victoria Antifascista, a la
superioridad del socialismo en cuanto a la reconstrucción del país, la
formación de regímenes socialistas en Europa Este, el colapso del
colonialismo, se llevaron a cabo procesos positivos en la correlación de
fuerzas internacional. Por supuesto, estos procesos han sido
sobreestimados por el movimiento comunista, porque el sistema
imperialista internacional permanecía fuerte y justo después del fin de
la guerra, el imperialismo, bajo la hegemonía de EE.UU., inició la
“Guerra Fría” y elaboró una estrategia para socavar el sistema
socialista y reagrupar fuerzas.
En aquel período, en una serie de
países, como en Siria, predominó la cuestión de la conquista de la
independencia nacional como primera condición para la superación del
retraso que predominaba en todos los sectores de la vida social. La URSS
y los demás Estados socialistas elaboraron una política de cooperación
económica etc. y de apoyo a los nuevos regímenes y entre ellos el de
Siria, para que no se asimilaran en el mercado capitalista
internacional, en las uniones imperialistas, para fortalecer las fuerzas
en el interior del frente gubernamental que se posicionaban a favor de
la “orientación socialista”.
Este esfuerzo de la Unión Soviética de
desarrollar relaciones económicas, e incluso alianzas, con algunos
Estados capitalistas contra potencias imperialistas más fuertes, era
legítimo y comprensible, dado que se debilitaba el frente único de los
imperialistas, se desprendían fuerzas de ellos, al menos temporalmente,
se utilizaban las contradicciones en el campo imperialista. El problema
es que cuando aquella opción (estatal) coyuntural de la URSS, que se
manifestaba a nivel económico, diplomático u otro hacia algunos países
fue considerada como un principio, fue teorizada y se hablaba de la
llamada “vía de desarrollo no capitalista” en estos países que se
vinculaban con la percepción sobre una “transición pacífica”. Esto
condujo a las fuerzas comunistas y consecuentemente al movimiento obrero
a convertirse en muleta de las fuerzas burguesas.
De hecho, hasta hoy día algunos
interpretan erróneamente las palabras de Lenin quien señaló que “el capitalismo
monopolista de Estado es la preparación material más completa para el
socialismo, es su antesala, es el peldaño de la escalera histórica entre
el cual y el peldaño llamado socialismo no hay ningún peldaño
intermedio” [8],
para justificar el apoyo activo y la participación de los comunistas en
la gestión burguesa. A pesar de que esta gente entiende el capitalismo
monopolista estatal meramente como la existencia de un sector estatal
fuerte en la economía y no como el imperialismo, la fase superior del
capitalismo, como lo había descrito Lenin, cabe subrayar algo más: Lenin
nunca llamó a los comunistas a contribuir desde posiciones gubernamentales
u otras posiciones a la gestión y el fortalecimiento del capitalismo
monopolista estatal. Los que revocan esta frase concreta de Lenin para
justificar su participación en gobiernos burgueses “de izquierdas”,
“patrióticas” etc. la han concebido erróneamente. Unas líneas antes de
este pasaje, Lenin había escrito que “La guerra imperialista es la
víspera de la revolución socialista” [9],
sin embargo, esto no significa que los comunistas debemos saludar la
guerra imperialista, o participar en esta al lado de la burguesía de
nuestro país. Según la historia, Lenin fue él que levantó la bandera del
internacionalismo proletario, contra la participación en la Primera
Guerra Mundial Imperialista, una bandera que fue abandonada por la
Segunda Internacional.
Así que la distinción equivocada de la
burguesía en sección “patriótica” y sección “servil a los extranjeros”,
la participación en gobiernos burgueses, pueden llevar al Partido
Comunista y a los trabajadores a luchar bajo una “bandera ajena”, y
Lenin había advertido de este peligro.[10] Es
más, ya que en la práctica se demostró que no existe una “tercera vía
hacia el socialismo”, tal como no existen etapas intermedias entre el
capitalismo y el socialismo. Esto se ve también en el caso de Siria.
Señalamos estos puntos porque
consideramos necesario aclarar que la posición del KKE contra la
intervención imperialista en Siria no significa una identificación con
el régimen de Assad, ni tampoco nuestra oposición al ataque imperialista
contra Irán significa que renunciamos a la oposición de nuestro Partido
al régimen burgués de este país.
Los comunistas determinamos nuestra
postura de la posición de ruptura con las opciones y los planes de la
burguesía de nuestro país, como es la participación de Grecia en la
guerra imperialista. Nuestra oposición a la guerra imperialista, la
organización de la lucha del pueblo contra la implicación del país,
contra el uso de los territorios, de los mares y del espacio aéreo de
nuestro país como punto de partida para el ataque contra otro pueblo, es
hoy día un asunto crucial que nos da la posibilidad de poner en el
orden del día la cuestión del poder, llamando al pueblo griego y a los
demás pueblos de nuestra región a organizarse y derrocar la barbarie
capitalista que da lugar a la guerra.
Además, entendemos que el movimiento
obrero revolucionario en Siria no puede ser indiferente ante la
intervención imperialista extranjera, que se lleva a cabo actualmente en
su país, ni con respecto a los planes de ocupación y desmembramiento de
Siria; no es posible que no sea involucrado en la resistencia contra la
intervención imperialista. Desde este punto de vista, expresamos
nuestra solidaridad con la resistencia del pueblo sirio contra la
intervención imperialista extranjera y al mismo tiempo consideramos que
esta puede tener un resultado positivo solamente si está ligada a la
lucha por una patria libre de capitalistas, fuera de las coaliciones
imperialistas, una patria donde la clase obrera será el propietario de
la riqueza que produce, donde la clase obrera estará en el poder.
Los últimos acontecimientos en Irak, con
la actividad del llamado Estado Islamico (EI) que fue apoyado por
Arabia Saudita, Turquía y por supuesto por los EE.UU. y otras potencias
de diversas maneras con el fin de promover sus propios intereses en la
región, pueden funcionar como un catalizador para los desarrollos. No
sólo porque pueden ofrecer el pretexto de una nueva intervención militar
de los imperialistas en la región, sino además porque por primera vez
en décadas están allanando el camino para un posible cambio, temporal o
permanente, en las “alianzas” en la región y una gestión diferente de
parte de EE.UU. y UE, de la burguesía de Irán y tal vez de Siria. La
postura del movimiento obrero y popular en este caso también no puede
ser de apoyo de los imperialistas contra los “títeres” oscurantistas que
ellos mismos crearon. Lo que se necesita es la emancipación del
movimiento obrero de los planes burgueses-imperialistas en la región, la
elaboración y el trazado de su propia estrategia, algo que sin embargo
se hace difícil por la falta de un partido comunista fuerte con
estrategia revolucionaria en Irak.
Por supuesto, esta conclusión es válida también para los acontecimientos peligrosos en nuestra región en general, como en Ucrania.
El conflicto sangriento se estalló en el terreno de la vía de
desarrollo capitalista que sigue este país, con la intervención de la UE
y de EE.UU. en los acontecimientos en Ucrania, en dura competencia de
estas potencias con Rusia, por el control de los mercados, de las
materias primas y las redes de transporte del país.
El derrocamiento del gobierno de
Yanukovich no constituye un “desarrollo democrático” dado que con el
apoyo de la UE y de EE.UU. surgieron en la superficie fuerzas
reaccionarias, hasta incluso fascistas, utilizadas por la UE y EE.UU.
para promover sus objetivos geopolíticos en la región de Eurasia.
El KKE ha evaluado que para el pueblo
ucraniano tampoco es una solución la vinculación de Ucrania con la Rusia
capitalista actual. El esfuerzo de dividir al pueblo de Ucrania en base
étnica y lingüística y llevarle a una masacre, con consecuencias
incalculables y trágicas para él mismo y para su país, para elegir entre
una u otro unión capitalista interestatal es completamente ajeno a los
intereses de los trabajadores. Hemos expresado nuestra convicción de que
el pueblo trabajador de Ucrania debe organizar su propia lucha
independiente teniendo como criterio sus intereses, no a quién
imperialista elige una u otra sección de la plutocracia ucraniana. Debe
trazar el camino hacia el socialismo que es la única alternativa ante
los impasses del camino de desarrollo capitalista. El pueblo de Ucrania
ha experimentado lo que significa el socialismo. En gran medida añora
las enormes conquistas sociales para la clase obrera y los demás
sectores populares. El KKE ha exigido que nuestro país no tenga ninguna
participación, ni implicación en los planes imperialistas de la OTAN, de
EE.UU. y de la UE en Ucrania. Destacando que la crisis capitalista y
las guerras imperialistas van mano a mano y que el pueblo no tiene
ningún interés de la participación de Grecia en estos planes.
3. La crisis capitalista y la agudización de las contradicciones interimperialistas
La experiencia histórica demuestra que
tanto la Primera como la Segunda Guerra Mundial fueron el resultado de
la gran agudización de las contradicciones interimperialistas por el
nuevo reparto del mundo. Estas contradicciones se intensificaron aún más
debido a la existencia de la Unión Soviética en combinación con la
crisis económica capitalista mundial (1929-1933). Estos desarrollos
económicos en el mundo capitalista de aquella época fueron analizados en
el informe del 18º Congreso del Partido Comunista (b) de la URSS, poco
antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, el 10 de marzo de 1939,
donde se destacaba que: “Claro está que este giro tan desfavorable de
los asuntos económicos ha tenido necesariamente que conducir a la
agudización de las relaciones entre las potencias. Ya, la crisis
anterior había revuelto todas las cartas y había recrudecido la lucha
por los mercados y por las fuentes de materias primas”[11].
Hoy día, el KKE considera que “con la
profunda crisis de sobreacumulación de capital en 2008 - 2009, que en
varias economías capitalistas en realidad no ha sido superada, se hizo
más evidente la tendencia de cambios importantes en la correlación entre
los Estados capitalistas, bajo la influencia de la ley de desarrollo
capitalista desigual. Esta tendencia tiene que ver con los niveles
superiores de la pirámide imperialista (…)[12].
Las contradicciones interimperialistas que en el pasado llevaron a
decenas de guerras locales y regionales y a dos guerras mundiales,
todavía conducen a duros conflictos económicos, políticos y militares
independientemente de la composición o recomposición, los cambios en la
estructura y el marco de objetivos de las organizaciones imperialistas
internacionales, la llamada “nueva arquitectura”. En todo caso, “la
guerra es la continuación de la política por otros medios”, sobre todo
en condiciones de una profunda crisis de sobreacumulación de capital y
de cambios significativos en la correlación de fuerzas en el sistema
imperialista internacional donde el reparto de los mercados rara vez se
hace sin derramamiento de sangre”[13].
La relación capitalismo-crisis-guerra
conduce al aumento de los armamentos, a la creación de nuevas alianzas
militares, a la actualización de más antiguas, como es la OTAN. En este
período cabe destacar la carrera de potencias capitalistas emergentes
como son China, Rusia e India para confrontar sus deficiencias y
aumentar su fuerza militar en correspondencia con el nivel de influencia
de sus grupos empresariales. Todo lo anterior intensifica aún más las
contradicciones también en nuestra región, que tiene una importancia
esencial en cuanto al reparto del botín de la enorme riqueza y de los
recursos de energía en la región[14],
las rutas de transporte de las mercancías. La confrontación puede, en
uno u otro grado, ampliarse en toda la región (Mediterráneo Oriental,
Oriente Medio y África del Norte, Golfo Pérsico, Balcanes, Caspia).
4. La posición de Grecia en los antagonismos interimperialistas en la región
Grecia, como un Estado capitalista que
está en la fase imperialista del desarrollo del capitalismo, desde hace
décadas se ha integrado en los organismos imperialistas de la OTAN
(1952) y de la UE (1981) y participa activamente en los antagonismos
interimperialistas que se desarrollan en la región. Después del
derrocamiento contrarrevolucionario en los países balcánicos, la
burguesía de Grecia se benefició y logró una acumulación importante y
exportación de capitales en forma de inversiones directas que
contribuyeron al fortalecimiento de empresas griegas y grupos
monopolistas. Las exportaciones de capitales se expandieron a Turquía,
Egipto, Ucrania, China así como a Gran Bretaña, EE.UU. y otros países.
La burguesía de Grecia participó activamente en todas las intervenciones
y guerras imperialistas, como por ejemplo contra Yugoslavia, Irak,
Afganistán, Libia etc.
Al mismo tiempo, desde hace décadas la
burguesía del país ha desarrollado una relación de competencia así como
de cooperación con la burguesía de Turquía, la cual, sin embargo, ha
trazado una política muy agresiva hacia Grecia y no reconoce la
Convención Internacional sobre el Derecho del Mar (1982), considera que
muchas regiones en el mar Egeo, conocidas también como “zonas grises”,
están en disputa, mientras que no acepta que las islas griegas tienen
plataforma submarina y Zona Económica Exclusiva (ZEE). Al mismo tiempo,
la burguesía turca pretende utilizar, igual que en otros países de los
Balcanes, las cuestiones de la minoría musulmana en Tracia Occidental.
Estas cuestiones llevan al aumento de los armamentos así como a
tensiones en el Egeo, “actos hostiles”, enfrentamientos aéreos etc.
Además, la participación de Grecia en la
OTAN, las dependencias político-económicas y político-militares de la
UE y EE.UU. restringen los límites de las maniobras independientes de la
burguesía de Grecia, dado que todas las relaciones de alianza del
capital se rigen por el antagonismo, la desigualdad y en consecuencia
por la posición ventajosa de los más poderosos, se forman como
relaciones de interdependencia desigual.
Sin embargo, no existen contradicciones
solamente con Turquía, sino además con Albania donde se refuerzan las
fuerzas políticas que plantean reivindicaciones territoriales a expensas
de Grecia, mientras que varios oficiales han hecho declaraciones
respectivas, dada la prioridad que da el nuevo gobierno albanés a la
cooperación estratégica que está desarrollando con Turquía. Al mismo
tiempo, el acuerdo sobre las fronteras marítimas de los dos países ha
sido cancelado por el Tribunal Constitucional albanés.
Todavía permanecen los problemas con
ARYM (donde el nacionalismo se alimenta entre ambos lados), con respecto
al nombre de este país, mientras que queda pendiente la determinación
de la ZEE en relación con Egipto y Libia. Se trata de problemas que
tienen más complicaciones, debido a los desarrollos en estos
países.todavñia
Así, en el marco del antagonismo feroz,
que se está desarrollando en la región, todavía quedan muchos “asuntos
pendientes” y no se puede excluir nada, ni siquiera una guerra
imperialista.
Además, en los desarrollos que toman
lugar en nuestra región, desde el punto de vista de los “planes
operativos”, las bases militares de la OTAN en Grecia y Turquía, así
como en el Oriente Medio juegan un papel importante. Las bases son los
puntos de partida para el lanzamiento de ataques cuando están en su fase
activa, mientras que son útiles para el abastecimiento, el
estacionamiento y en general el apoyo de las operaciones combativas. Los
imperialistas estadounidenses lo pensarían mejor a lanzar ataques
basándose solamente en sus portaaviones, en sus bombarderos
estratégicos, que puedan volar durante muchas horas, si no existieran
bases e infraestructura, como es la base de Souda, el aeropuerto militar
de Kalamata y las demás bases en la región de los Balcanes y del
Oriente Medio[15].
En este punto cabe señalar que tras el
estallido de la crisis, se ha deteriorado la situación de la economía
griega capitalista en el marco de la zona Euro, en la UE y en la
pirámide imperialista internacional en general. Los gobiernos burgueses
griegos que antes de la crisis habían decidido en común sobre las
reestructuraciones capitalistas antipopulares en el marco de la UE y
encaminaron su implementación, han acordado en un memorándum con la
Troika de los prestamistas (UE, FMI, Banco Central Europeo), en base al
cual se implementan en el país duras medidas antipopulares que reducen
los salarios y las pensiones, ponen la carga de la crisis en las
espaldas de los trabajadores para que se recuperen los ritmos de
rentabilidad del capital.
Aunque no es raro que un Estado
capitalista, que está en crisis, reciba ayuda y apoyo de sus aliados
internacionales, esto “alimentó” a algunas fuerzas políticas burguesas y
oportunistas, como es el partido de los “Griegos Independientes”, el
Amanecer Dorado fascista, así como la fuerza creciente de la
socialdemocracia, SYRIZA, a hablar de “ocupación de Grecia”,
“sometimiento”, “desaparición de la soberanía”, “dependencia” etc. En
este marco se describe también la postura del gobierno griego en los
antagonismos interimperialistas en la región como “servil a los
extranjeros” o “subyugado”.
En realidad, estas evaluaciones omiten
el hecho de que la burguesía de Grecia con la participación del país en
el sistema imperialista (en base a su fuerza económica, militar y
política) objetivamente durante décadas ha cedido ciertos derechos
soberanos con el objetivo de fortalecer su posición, beneficiarse de su
posición en estas y reclamar su cuota del “botín” imperialista.
Es indicativo que a pesar de la crisis
capitalista, sectores de la burguesía del país como es el capital
naviero, es uno de los más poderosos en el mundo. Así pues la
participación de Grecia en los antagonismos imperialistas en la región, a
veces con su participación activa en las guerras y otras veces con el
intento de formar “ejes” (por ejemplo con Israel[16]) o en ocasión de retirada ante las pretensiones de la burguesía de Turquía[17],
no tiene que ver con lα “entrega” y el “sometimiento” a los
extranjeros, sino con la posición de Grecia en la “pirámide”
imperialista y su esfuerzo de lograr nuevas ganancias[18]
y cada vez los partidos gubernamentales pretenden llevarla el manto del
“interés nacional”. En este punto es muy útil el recordatorio de Lenin
sobre lo que fue en realidad el “interés nacional” en el caso de Bélgica
de aquel entonces: “Las inversiones extranjeras de la burguesía belga
son aproximadamente tres mil millones de francos. La salvaguarda de
estas inversiones mediante el uso de cualquier tipo de fraude y
maquinación es el verdadero “interés nacional” de la “Bélgica galán”.[19] Hoy
día, la conexión orgánica de los intereses de la burguesía de Grecia
con los planes imperialistas de la OTAN y de la UE es similar y
claramente más profunda.
5. El movimiento obrero y comunista ante la agudización de las
contradicciones interimperialistas y la posibilidad de una guerra
imperialista
Los comunistas toman una posición ante los acontecimientos que se desarrollan; no pueden oponerse a toda guerra de manera general. La guerra verdaderamente justa en la época actual es la confrontación armada clasista por el poder, que es la tarea de los comunistas. Esto es algo que les distingue de los pacifistas. Juzgan cada vez concretamente en base a sus intereses clasistas que están en conflicto, las causas, las potencias implicadas, los objetivos de cada parte.
Las guerras imperialistas, las guerras
por la conquista de mercados, de territorios, de control político
directo, son típicos de la época contemporánea del capitalismo, y
expresan la necesidad por una nueva distribución de mercados, por nuevos
“acuerdos” de paz, en base al avance del desarrollo capitalista
desigual.
Lenin, a principios del siglo 20, en
referencia a la Primera Guerra Mundial, la describía en los siguientes
términos: “La guerra europea y mundial tiene el claro y definido
carácter de una guerra burguesa, imperialista y dinástica. Una lucha por
los mercados y por la libertad de saquear países extranjeros, un
intento por reprimir el movimiento revolucionario del proletariado y la
democracia en los países individuales, el deseo de engañar, desunir y
masacrar a los proletarios de todos los países, llevando a los esclavos
asalariados de una nación contra los de otra para que se beneficie la
burguesía; este es el único y verdadero contenido y significado de la
guerra” [20].
Hoy día, la burguesía beneficiada
también por la correlación de fuerzas internacional negativa, ha pasado a
una “ofensiva” ideológica buscando ganar no sólo una tolerancia pasiva
sino además el apoyo activo de las masas obreras y populares a sus
planes imperialistas, sobre temas de intervenciones y guerras
imperialistas. Por ello se utilizan, aparte de la cuestión de la defensa
de la “patria”, otros pretextos nuevos como es la “promoción de la
democracia”, las “causas humanitarias”, la “guerra contra el
terrorismo”, la “lucha contra la piratería”, la “no proliferación de
armas de destrucción masiva” etc.
Es necesario que los Partidos Comunistas
refuercen su lucha contra todos estos argumentos y en general contra el
intento de los burgueses y los oportunistas de desorientar a los
trabajadores y convertirles en “carne de cañón” de las guerras
imperialistas.
Veamos algunos de los argumentos contemporáneos básicos de nuestros oponentes.
5.1. La invocación de la “obligación nacional”
Las clases burguesas tratan de engañar y
convencer a las masas trabajadores que la participación de Grecia en
intervenciones imperialistas, en la preparación y conducción de la
guerra imperialista sirve los intereses de la “patria”, es una
“obligación nacional”. Esto lo hacen también en condiciones de paz
pidiendo el “consenso social” y la “unanimidad nacional” para que la
“patria” se haga más fuerte, así como en condiciones de guerra. En
realidad, en ambos casos –de guerra y de paz- la burguesía pide a los
trabajadores a hacer un esfuerzo para que se mejore la posición del país
en la “pirámide” imperialista, para que se promuevan sus intereses.
Además, según la fase en que está el
capitalismo (desarrollo o crisis capitalista) ae adaptan también las
consignas, por ejemplo actualmente en Brasil hay un crecimiento
capitalista (aunque últimamente se ha frenado), el llamamiento de la
burguesía es que el país sea más fuerte y que “se libre de la
dependencia del imperialismo estadounidense”, mientras que en Grecia,
que sufre la crisis capitalista pide a los trabajadores que traguen el
veneno de sus medidas para que el país “recupere su soberanía”. Sin
embargo, particularmente en condiciones de guerra imperialista se
promueven consignas como la “organización patriótica unificada”, la
“reconciliación nacional”, el “beneficio nacional” etc. Un ejemplo
característico en Grecia de hoy es la base aérea-naval de EE.UU. en
Souda (en la isla de Creta), que desempeña un papel importante en varias
operaciones de los EE.UU, y de la OTAN en el Mediterráneo, como fue la
guerra contra Libia. Los círculos ideológicos y políticos dominantes en
el país hacen un esfuerzo de consolidar el argumento de que la
existencia de esta base funciona a favor de los intereses económicos de
los residentes de la isla y que debe haber un apoyo unánime en cuanto a
la permanencia de esta base. Al mismo tiempo silencian y ocultan de los
trabajadores las consecuencias y los peligros que conlleva la base de
Souda, así como la participación de Grecia en los planes imperialistas,
para los trabajadores y las familias populares. Estos peligros y
consecuencias han sido revelados por el KKE.
5.2. La UE y la OTAN son una “garantía de seguridad”
Los partidos burgueses argumentan que
Grecia es un “país pequeño” que “necesita alianzas internacionales” y
promueven la necesidad de participación de Grecia en la UE y la OTAN,
que se presentan como “garantes de la seguridad” del pueblo griego, en
particular contra el peligro de Turquía. De esta manera justifican y
llaman al pueblo a respaldar la participación del país en las
intervenciones y los planes imperialistas de la UE y la OTAN.
En realidad la adhesión de Grecia en
estos dos organismos imperialistas no ha servido como garantía a la
seguridad del país. Al contrario, han complicado las cosas y son la base
de la retirada de los derechos soberanos del país, a lo que proceden
los gobiernos burgueses para asegurar su posición en estos organismos y
para acerarla ante el movimiento obrero-popular.
5.3. La demanda de “disolución de la OTAN”, en lugar de la retirada de esta
Vemos que en todo caso las fuerzas
oportunistas con su actitud funcionan como apoyo de la burguesía, tanto
en condiciones de paz como en el caso de una guerra. Por ejemplo, es
indicativa la postura que mantuvieron las fuerzas oportunistas en la
guerra contra Yugoslavia, cuando a través de los gobiernos de la
centroizquierda en Francia e Italia participaron en los bombardeos de la
OTAN. Pero también en otros casos, son las fuerzas que aceptan y
promueven entre los sectores populares los pretextos imperialistas, tal
como ocurrió, por ejemplo, recientemente en el caso de Libia por las
fuerzas del Partido de la Izquierda Europea, que participan en GUE/NGL.
Las fuerzas oportunistas de SYRIZA en
Grecia que son más “atentas” debido a la existencia, la actividad y la
influencia de las posiciones del KKE, han encontrado su propia manera de
responder a la demanda de retirada del país de las uniones
imperialistas como es la OTAN. Por lo tanto, promueven la demanda de la
“disolución de la OTAN”. Pero ¿cómo es posible disolver este organismo
imperialista si no se ve debilitado por la retirada de cada país?
Actualmente, para que la retirada signifique un verdadero desenredo de
toda unión imperialista, solamente puede ser garantizada por el poder
obrero. En realidad la postura de los oportunistas es en general
pacifista y solamente en palabras “contra la OTAN”; en la práctica no
afecta en absoluto la existencia y la actividad del organismo
imperialista de la OTAN ni tampoco la participación del país en los
planes imperialistas. Además, se fomenta el consentimiento y el
derrotismo por la opinión, que también adopta SYRIZA, que su oposición a
la OTAN no es por el presente porque no lo permite la correlación de
fuerzas, remitiéndola deliberadamente a un vago futuro, tal como hacen
los oportunistas con respecto a la cuestión de la lucha por el
socialismo, que esto también se remite a las “calendas griegas”.
Nuestra evaluación está justificada por los comentarios de la cabeza de
SYRIZA: “Lo digo de la profundidad de mi alma; Grecia pertenece a la UE
y la OTAN, esto es indiscutible.”[21]
5.4. La UE debe ser
“democratizada” y su papel debe reforzarse, a través del refuerzo de la
política exterior y de seguridad común de la UE
Como es bien sabido, en 2013 el premio
Nobel por la paz fue concedido a la UE. Miles de trabajadores en todo el
mundo sintieron disgusto por esta decisión. Nuestro partido destacó
que: “este premio es un acto de decadencia y horror tanto por los que lo
dieron como por los que lo recibieron” recordando el papel de la UE en
las guerras contra Yugoslavia, así como las más recientes.
Al mismo tiempo, las fuerzas
oportunistas de SYRIZA argumentan que si la EU se democratiza, si
“cambia” a través del surgimiento de gobiernos “izquierdas” y además se
refuerza su papel, si adquiere “independencia” ante la OTAN, y adquiere
“su propia” política exterior y política de defensa, entonces
constituiría un “agente de la paz”, “se convertiría en una fuerza
mundial” y demostraría que merece este premio.
Los oportunistas pretenden desorientar a
los trabajadores fomentando una aproximación sin referencia clasista
con respecto a las uniones interestatales capitalistas. Sin embargo, es
bien conocido que la UE se ha formado desde el principio, como “Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA)” (en 1951) y como Comunidad Económica Europea (CEE)(en
1957), para servir a los intereses del gran capital. Para hacer más
eficaz la explotación de los trabajadores en los Estados miembros y para
que los monopolios europeos puedan competir con los monopolios de otros
centros imperialistas. El KKE considera que la UE es una construcción
reaccionaria, depredadora, que no se puede transformar por dentro y
convertirse en un “agente de la paz” porque tiene en su ADN la ganancia
capitalista, la causa básica que provoca en estos días las guerras
imperialistas. El llamamiento de SYRIZA que pide que el “lobo” ponga la
ropa de una oveja es engañoso.
5.5. La solución del “mundo multipolar”
Algunas fuerzas consideran como
imperialismo sólo el “imperio” de los EE.UU. y en esta base saludan el
surgimiento de potencias capitalistas emergentes en los asuntos
mundiales, así como la aparición de nuevas uniones interestatales
(BRICS, Organización de Cooperación de Shangai, Organización del Tratado
de la Seguridad, ALBA etc.) constituidas por Estados capitalistas, de
contenido económico, político y militar. Estos desarrollos han sido
saludados como el principio de un “mundo multipolar” que “reformará” y
dará “un nuevo aire” a las Naciones Unidas y los demás organismos
imperialistas, para escapar de la “hegemonía” de los EE.UU. Estos
argumentos concluyen a que de este modo se puede asegurar también la
paz.
En realidad las fuerzas políticas de
matices ideológicos diferentes reconocen las contradicciones
interimperialistas y el aparente reordenamiento en el sistema mundial y
caracterizan como “democratización” las relaciones internacionales, como
“mundo multipolar” la tendencia de que cambie la correlación, tal como
se formó después del derrocamiento del socialismo en los países
socialistas, así como la ampliación e intensificación de la actividad de
la OTAN, de la UE en los últimos 20 años. La nueva correlación incluye
el fortalecimiento de Alemania, Rusia, China, Brasil y otros Estados.
Sus diferentes propuestas como son la
ampliación del Consejo de Seguridad de la ONU con otros países o el
aumento del papel mundial de la UE o incluso de Rusia y China en los
asuntos internacionales, no son capaces de controlar los desarrollos.
Esto es porque no pueden impedir las contradicciones interimperialistas
que se manifiestan por las materias primas, la energía y las rutas de
transporte, la lucha por las cuotas de mercado. El antagonismo
monopolista conduce a intervenciones militares y guerras locales y
generalizadas. Este antagonismo se lleva a cabo con todos los medios que
tienen los monopolios y los Estados capitalistas que expresan sus
intereses, se refleja en los acuerdos interestatales que son
continuamente disputados debido al desarrollo desigual. Este es el
imperialismo, fuente también de ataques militares de menor o mayor
alcance.
La discusión acerca de la “nueva
gobernabilidad democrática mundial” con “transparencia”, “participación”
y “solidaridad social”, sembrada por fuerzas socialdemócratas y
oportunistas tiene como meta embellecer ideológicamente las nuevas
correlaciones en la barbarie capitalista, imperialista, con el objetivo
de desorientar a los trabajadores.
Los trabajadores no tienen ningún
interés en creer que es posible “democratizar” el capitalismo y las
relaciones internacionales y elegir el imperialista que supuestamente lo
llevará a cabo.
Cabe mencionar que Lenin se posicionaba
ante este asunto empleando un ejemplo muy concreto: “Un país digamos que
posee tres cuartas partes de África mientras que otro una cuarta. El
contenido objetivo de su guerra es el nuevo reparto de África. ¿De qué
país debemos desear el éxito? El problema, tal como lo afirmó
anteriormente, es absurdo, porque hoy día no valen los antiguos
criterios de evaluación: No hay un largo proceso de un movimiento
burgués por la liberación, ni el largo proceso de la decadencia del
feudalismo. La democracia contemporánea no tiene por qué ayudar el
primer país de consolidar su “derecho” sobre las tres cuartes de África,
ni tampoco ayudar al segundo país (incluso si este se ha desarrollado a
nivel económico más rápidamente que el primer país) para controlar las
tres cuartas.
La democracia contemporánea se
mantendrá fiel a sí misma sólo si no se une con ninguna clase burguesa
imperialista, sólo si dice que ambos son igualmente malos, sólo si desea
a cada país la derrota de la burguesía imperialista. Cualquier otra
solución será prácticamente nacional-liberal y no tendrá que ver nada
con el internacionalismo genuino”[22].
Y concluyó diciendo: “Sin embargo, en
realidad hoy es indiscutible que la democracia actual no puede ir a
remolquede la burguesía imperialista reaccionaria – independientemente
de qué “color” será está burguesía (…)”
5.6. La postura del KKE en relación con las contradicciones y el caso de una guerra
El KKE con sus resoluciones del 19º
Congreso, está preparando y orientando a las masas obreras y populares
para el posible caso de intervención de nuestro país en una guerra
imperialista. El Programa del KKE, aprobado en 19º Congreso, señala que:
“Se están aumentando los peligros en la amplia región, de los Balcanes
hasta el Oriente Medio, de una guerra imperialista generalizada y la
participación de Grecia en esta. La lucha por la defensa de las
fronteras, los derechos soberanos de Grecia, desde el punto de vista de
la clase obrera y de los sectores populares es inseparable de la lucha
por el derrocamiento del poder del capital. No tiene nada que ver con la
defensa de los planes de uno u otro polo imperialista, la rentabilidad
de uno u otro grupo monopolista”[23].
En esta base se entiende que el KKE
trata con criterios clasistas la cuestión de la defensa del país
(fronteras, derechos soberanos generales) es decir desde el punto de
vista de la clase obrera y de los sectores populares; que la conecta con
la lucha por el desencadenamiento de los planes y las uniones
imperialistas, por el derrocamiento del capitalismo y la construcción de
la sociedad socialista.
De todos modos es una enseñanza
histórica que incluso en condiciones de ocupación, de eliminación de la
formación nación-Estado, la clase obrera no puede dar la lucha contra la
ocupación desde el mismo punto de partida con la burguesía, no puede
aliarse con ninguna de sus secciones. Para la clase obrera y los
sectores populares pobres la guerra y la ocupación son la continuación
de la explotación capitalista, producto del dominio económico y político
del capital. La clase obrera lucha contra la indigencia, la opresión y
la violencia del ocupador, la intensidad de la explotación, contra los
acuerdos imperialistas internacionales. Su “patria” es una patria
liberada de los capitalistas, fuera de las coaliciones imperialistas,
una patria que será el propietario de la riqueza que produce, donde la
clase obrera estará en el poder. La guerra de la burguesía por su propia
“patria” –independientemente de si se alía con la ocupación extranjera o
si resiste- de nuevo se llevará a cabo para los intereses de los grupos
monopolistas, para la rehabilitación de un acuerdo sobre el reparto de
los mercados que favorecerá los monopolios nacionales, no los intereses
obreros y populares.
El KKE ha sacado conclusiones necesarias
de la lucha armada que llevó a cabo durante la Segunda Guerra Mundial,
contra la ocupación extranjera fascista triple (alemana, italiana,
búlgara) del país. En aquel entonces, a pesar de la superioridad de los
grupos armados de EAM – ELAS, guiados por el KKE, nuestro Partido,
desafortunadamente, no se logró vincular la lucha antifascista, la lucha
contra la ocupación extranjera con la lucha por el derrocamiento del
poder del capital en el país porque en sus filas no se ha elaborado una
estrategia respectiva. Hoy día, sacando conclusiones valiosas de la
trayectoria histórica de nuestro Partido, trazamos una estrategia frente
a los peligros de implicación de nuestro país en nuevas guerras
imperialistas locales, regionales o más generalizadas.
La Resolución Política del 19º Congreso
destaca: “En todo caso, sea cual sea la forma que tome la participación
de Grecia en la guerra imperialista, el KKE debe estar listo para
dirigir la organización independiente de la resistencia obrera y
popular, para conectarla con la lucha por la derrota de la burguesía
nacional y extranjera como invasor.” [24]
En las condiciones de una guerra
imperialista, la vanguardia política de la clase obrera, su Partido,
debe destacar la necesidad de la unidad clasista de los trabajadores, de
la alianza con las fuerzas populares, la dimensión internacionalista de
la clase obrera y las tareas que derivan de esta. La postura ante la
guerra es la postura ante la lucha de clases y la revolución socialista,
es la lucha por la transformación de esta guerra en lucha clasista
armada, la “única guerra por la liberación”, según decía Lenin. Son
valiosas las elaboraciones de Lenin que mientras desarrollaba la teoría
del eslabón débil, es decir entreviendo la posibilidad deuna mayor
agudización de las contradicciones, la formación de una situación
revolucionaria previamente en un país o grupo de países, estableció
científicamente la posibilidad de que la revolución prevalezca al
principio en uno o más países. Consecuentemente, en tal guerra la
coordinación, las consignas comunes y la actividad común con el
movimiento comunista de otros países constituyen una condición
importante para la perspectiva de estallido y victoria de la revolución
socialista en más países, la posibilidad de otro tipo de cooperación o
unión de Estados, en base a la propiedad social, la planificación
central con el internacionalismo proletario.
Al mismo tiempo, el KKE está
intensificando su lucha contra el oportunismo porque como señaló Lenin
“la lucha contra el imperialismo es una frase vacía y falsa si no va
ligada indisolublemente a la lucha contra el oportunismo” [25].
Nosotros, los comunistas que basamos
nuestros análisis en la teoría del socialismo científico, sabemos muy
bien que la guerra es la continuación de la política por otros medios,
en particular violentos. La guerra surge en el terreno del conflicto de
los intereses económicos distintos, que trascienden todo el sistema
capitalista. Es por eso que, aunque la guerra en condiciones del
capitalismo es inevitable (tal como las crisis económicas, el desempleo,
la pobreza etc), al mismo tiempo no es un fenómeno natural. Es un
fenómeno social ya que está conectado a la naturaleza de la sociedad en
que vivimos. La sociedad que tiene como “piedra angular” la rentabilidad
de los que poseen los medios de producción. Los monopolios y su poder
dan lugar a la guerra imperialista. En conclusión, nuestra lucha por una
sociedad donde los medios de producción sean propiedad popular (y no
propiedad de la minoría), donde la economía funcione de manera
planificada a nivel central y controlada por los propios trabajadores,
teniendo como objetivo la satisfacción de las necesidades populares (no
el aumento de las ganancias de los capitalistas), está conectada
indisolublemente a la lucha contra la guerra imperialista, contra la
“paz” que imponen los imperialistas con la pistola en la cabeza del
pueblo y que prepara las nuevas guerras imperialistas.
Sin embargo, esta constatación, que
mientras existe el capitalismo existirán las condiciones que dan lugar a
la guerra, no es fatalismo. Lo contrario. Nos dirigimos a la clase
obrera del país, a los pueblos de nuestra región y destacamos que sus
intereses se identifican con la lucha común anticapitalista,
antimonopolista, por la retirada de los organismos imperialistas, el
desmantelamiento de las bases militares extranjeras y de las armas
nucleares, el regreso de las fuerzas militares de las misiones
imperialistas, la manifestación de solidaridad con cada pueblo que lucha
y pretende trazar su propio camino de desarrollo. Por el
desencadenamiento de nuestro país de los planes y las guerras
imperialistas. Para que la consigna “¡Ni territorio ni mar a los
asesinos de los pueblos!” se convierta en realidad. Esta es una lucha
diaria. Una lucha con objetivos concretos, llevada a cabo por los
comunistas de manera unificada con la lucha por el poder, no separada de
ella.
Porque siguen siendo actuales las
posiciones de Lenin que subrayó que: “las consignas de pacifismo, de
desarme internacional en las condiciones del capitalismo, de los
tribunales de arbitraje etc. son más que una utopía reaccionaria, son un
engaño abierto de los trabajadores cuyo objetivo es desarmar al
proletariado y distraerlo de su tarea de desarmar a los explotadores.
Sólo la revolución proletaria, comunista
puede sacar a la humanidad del callejón sin salida que han creado el
imperialismo y las guerras imperialistas. Sean cuales sean las
dificultades de la revolución y los posibles reveses temporales, o las
olas de la contrarrevolución, la victoria final del proletariado es
inevitable”. [26]
[1]La
intervención de la OTAN se hizo bajo el pretexto del “genocidio” de los
albaneses de Kosovo por Milosevic, en 1999 y condujo al desmembramiento
de Serbia.
[2]La
intervención de EE.UU. y de sus “aliados” se hizo bajo el pretexto de
las “armas de destrucción masiva” que supuestamente tenía el régimen de
Saddam Hussein, en 2003, una intervención que puso Irak en un estado de
peculiar trisección en desarrollo (región chiita, sunita y curda).
[3]En
2001, la OTAN, bajo el pretexto de la “promoción de la democracia” en
el marco de la llamada “Primavera Árabe” procedió a la intervención
imperialista con consecuencias trágicas para el pueblo de Libia.
[5]Según
informes de los EE.UU., el primer ministro de Grecia, Antonis Samaras,
durante su reunión con el presidente de EE.UU., Barak Obama, el 9/8/2013
en Washington, le informó de que el gas natural en el subsuelo de
Grecia (Mar Jónico-Sur de Creta) se estima a unos 4,7 billones metros
cúbicos. Estas cantidades, junto con los 4,5 billones de metros cúbicos
en la ZEE de Chipre y de Israel, pueden cubrir el 50% de la demanda de
la UE por 30 años.
[6]Son
características las posiciones peligrosas que expresan figuras del
gobierno de Albania, que promueven reivindicaciones territoriales a
expensas de muchos Estados vecinos, de anexión de territorios, en el
nombre de la “autodeterminación” o de la “Gran Albania”.
Reivindicaciones similares se promueven en Rumania a expensas de Moldava
y Ucrania. Respectivamente, la burguesía de Turquía, con el gobierno de
Erdogan y el “neo-otomanismo” como vehículo, trata de utilizar la
religión, las tradiciones y las minorías de la región, para atrapar a
los trabajadores en un plan de fortalecimiento de su papel no sólo en
los asuntos regionales sino además internacionales jugando ya un papel
sucio en los acontecimientos en Siria, y también promoviendo
reivindicaciones a expensas de Grecia en el mar Egeo.
[7]Cabe
destacar en este punto que nosotros, los comunistas, no tratamos el
asunto de la autodeterminación fuera de la posición leninista que: “las
distintas reivindicaciones de la democracia, incluyendo la de la
autodeterminación, no son algo absoluto, sino una “partícula” de todo el
movimiento democrático (hoy socialista) mundial. Puede suceder que, en
un caso dado, una particular se halla en contradicción con el todo;
entonces hay que desecharla.» (V.I.Lenin:
Balance de la discusión sobre la autodeterminación, Obras Completas, v.
30, p. 39).Particularmente sobre el asunto kurdo, que destaca
directamente (debido a la trisección de Irak, de la actividad armada
independiente de la población kurda en Siria, así como a las discusiones
del líder encarcelado de los curdos de Turquía, A.Ocalan con el
liderazgo turco), es muy actual la evaluación establecida en elComunicado Común del Partido Comunista de Turquía y del KKE,
que: “Los dos Partidos Comunistas consideran que un asunto clave en la
región, que se entrelaza con varios planes imperialistas en el Oriente
Medio, en los Balcanes, en Eurasia, es la cuestión kurda.
Aunque para la clase obrera la cuestión kurda es una cuestión de
igualdad, de justicia, de libertad, para los imperialistas es una
cuestión de promoción de unos y otros intereses económicos, de
correlaciones geopolíticas, de antagonismos y equilibrios, de control
sobre los depósitos energéticos y de las rutas de transporte. Para
nosotros es obvio que la cuestión kurda no se puede resolver a favor de
los pueblos de la región con las contribuciones de EE.UU., la OTAN y la
UE., en función de sus propios objetivos. La cuestión curda no se puede
resolver mediante la supuesta “apertura democrática” delΑΚΡ, que está
siendo promovida para establecer en realidad su propio poder burgués, de
facilitar la rentabilidad del capital a través del sentimiento
religioso. La cuestión kurda se resolverá a favor de los pueblos de la
región solamente si está ligado a la acción antiimperialista
consecuente, la lucha por la victoria y la consolidación del poder
obrero, la lucha por el socialismo. La cuestión kurda será resuelto a
través de procesos revolucionarios, con ideales revolucionarios, no con
los planes y las “garantías” de los imperialistas” (diario Rizospastis,
sábado 26 de marzo de 2011).
[12] Los
EE.UU. sigue siendo la principal potencia económica, pero con una
reducción significativa de su cuota en el Producto Bruto Mundial. Hasta
2008, la zona Euro en su conjunto, mantenía la segunda posición en el
mercado capitalista internacional, pero la perdió durante la crisis. Ya
China se ha convertido en la segunda potencia económica, ha sido
fortalecida la alianza BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) en
las uniones capitalistas internacionales, como son el FMI, el G-20. El
cambio en la correlación de fuerzas entre los Estados capitalistas, trae
también cambios en las alianzas ente ellos, dado que se intensifican
las contradicciones interimperialistas sobre el control y el reparto de
territorios y mercados, zonas de influencia económica, sobre todo de
recursos energéticos y naturales, de rutas de transporte de mercancías.
[14]En
condiciones de dominio del poder del capital, los recursos naturales
son la “manzana de la discordia” entre los monopolios y los Estados
capitalistas que compiten por el control y la explotación de los
recursos naturales sin vacilar en masacrar a los pueblos, destruir el
medio ambiente para asegurar sus ganancias mientras que el pueblo paga
ya demasiado caro el petróleo y el gas natural, la energía. Del propio
desarrollo surge la necesidad de utilizar los recursos naturales a favor
de los trabajadores también a través de la cooperación mutua de los
pueblos. Una precondición para esta perspectiva es que en cada país el
poder pase a las manos de la clase obrera, para que abra el camino de la
socialización de los recursos naturales, de los medios de producción
concentrados, que deben convertirse en propiedad popular, y que la
economía se desarrolle en base a la planificación central y el control
popular.
[15]No
es una casualidad que Irán, que en esta fase apoya Siria, comentó que
un ataque contra Siria será también un ataque contra Irán y que en tal
caso Irán atacará contra bases de los EE.UU. en la región. Así que el
“fuego” que encienden los imperialistas puede tomar grandes dimensiones y
los peligros para el pueblo de Grecia son más que obvios. Creta, y en
concreto la base de Souda dista 2000 kilómetros de Irán (2,5 miles de
kilómetros de Tejerán). El alcance de los misiles iraníes Sangil es de
2,5 miles de kilómetros.
[16]Durante
los últimos años, sobre todo después de la intensificación en las
relaciones entre Israel y Turquía, se promueve por la burguesía de
Grecia una cooperación más estrecha con Israel. Esta cooperación prevé
tanto la promoción de los intereses económicos (p.ej. eje para la
utilización del gas natural, instalación de un cable eléctrico que
conectará Grecia-Chipre-Israel), sí como la cooperación con objetivos
estratégicos, en que participan aviones militares de Israel en
ejercicios militares en Grecia. A pesar de las reacciones del KKE
ejercicios tienen lugar a menudo cerca de Creta, donde están instalados
los sistemas anti-aviones de construcción rusa C 300, con el objetivo de
preparar a los pilotos israelíes en un ataque posible contra Irán.
[17]Los
gobiernos griegos, tanto de la ND derechista, como del PASOK
socialdemócrata, en el marco de las cumbres de la OTAN y de la UE, han
firmado en los últimos 30 años varias alianzas que constituyen un
retroceso de los derechos soberanos de Grecia en el mar Egeo.
[18]La
burguesía de Grecia pretende fortalecer sus alianzas internacionales
para encontrar capitales extranjeros para cooperar en cuanto a la
explotación de recursos naturales, para convertir el país en un “nodo”
para las necesidades energéticas y comerciales de la UE, y para que se
beneficie del reparto del “botín” tras las intervenciones imperialistas,
p.ej. con términos más favorables a la exportación de capitales por
empresas nacionales de construcciones, empresas de telecomunicaciones,
sector bancario etc.
[20] V.I.Lenin:Las
tareas de la socialdemocracia revolucionaria en la guerra europea,
Obras Completas, ed. Sinchroni Epochi,v. 26, p. 1.
[22] V.I.Lenin: Bajo una bandera ajena, Obras Completas, ed.Sinchroni Epochi,v. 26, pp. 140-141 y 146.
[25] V.I.Lenin: El imperialismo, fase superior del capitalismo, Obras Completas, ed. Sinchroni Epochi, v.27, p. 424.
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