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El Partido Comunista de Venezuela-PCV, actualmente en proceso de discusión, esperando que sea de la mayor amplitud posible, con la participación de su militancia de todas sus Células, de los Núcleos de afiliados, de las agrupaciones de simpatizantes, y amigos, de los Colectivos de la Juventud Comunista, y con el propósito de que el estudio del Documento básico de la discusión pueda ser conocido y analizado, en general, por todos los interesados en el porvenir de la Patria, presenta el Documento completo, en varias entregas, en sus páginas en Internet. PrensaPopularSolidarias lo publicará y de inmediato pasamos a publicar la primera parte para la lectura de nuestros visitantes y amigos. |
DOCUMENTO DE DISCUSIÓN PARA LA XIV CONFERENCIA NACIONAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE VENEZUELA-PCV
El Partido Comunista de Venezuela (PCV), por mandato del VII Pleno de su Comité Central, reunido en Caracas el día martes 19 de diciembre de 2017, y en correspondencia con los principios organizativos y normas estatutarias que rigen nuestra vida orgánica, decidió abrir la más amplia discusión interna sobre el cuadro socioeconómico y político nacional e internacional, las tareas del PCV en la presente coyuntura y la selección de la candidatura del PCV a la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela para las elecciones presidenciales de 2018, cuya decisión final corresponderá a la XIV Conferencia Nacional del PCV.
El cuadro socioeconómico y político de la actual crisis capitalista en Venezuela. La salida revolucionaria y las tareas del PCV
I.- EL CONTEXTO ACTUAL DE LA LUCHA DE CLASES
1) Iniciamos los trabajos preparatorios de la XIV Conferencia Nacional del PCV, a seis meses de finalizado nuestro XV Congreso Nacional, en cuyo llamamiento precisamos que el mismo se desarrollaba «en el marco de una profunda y prolongada crisis del sistema capitalista mundial en su fase imperialista y del agotamiento del modelo rentista de acumulación capitalista dependiente venezolano», cuya «resolución no es posible en el marco caduco del modo de producción capitalista y sus relaciones sociales de explotación de la fuerza de trabajo asalariada, de máxima depredación de la naturaleza y su creciente tendencia a la concentración y acumulación monopólica de toda la vida económica, social, política y cultural de la humanidad, que agudiza las contradicciones de clase» y, a la vez, «pone de relieve y eleva el papel histórico de la clase obrera como única y verdadera fuerza dirigente de los procesos de cambios revolucionarios en la presente época de tránsito del capitalismo al socialismo, ampliando el campo de las alianzas populares frente a un enemigo común representado en las fuerzas del capital monopólico transnacional –encabezado por su fracción financiera especulativa– que descargan sobre los hombros de los pueblos el peso de la crisis que genera el propio sistema de explotación.»
2) Afirmamos, que «En este escenario, se potencian las confrontaciones capitalistas e interimperialistas que crean las condiciones objetivas para elevar las guerras y conflictos locales – generadas en la disputa por la hegemonía global– a la categoría de conflagración mundial, colocando a la humanidad y a todas las formas de vida en la tierra, al borde de la extinción, lo cual convierte en un imperativo de los pueblos la lucha por el desarme y la paz.»
3) Así mismo, expresamos que «El techo del reformismo progresista –que confunde a las masas con su fraseología “socialista”, cuando en esencia no ha hecho más que administrar el modelo capitalista dependiente latinoamericano–, es condición consustancial a la crisis que afecta tales experiencias, las cuales no han roto los mecanismos de dominación y subordinación impuestos por el sistema mundial del imperialismo en el contexto de la división internacional del trabajo».
4) A la luz de los acontecimientos más recientes, es posible afirmar que las tendencias referidas anteriormente se han venido consolidando, produciendo un creciente empobrecimiento en las condiciones de vida y trabajo de las masas populares y trabajadoras de la ciudad y el campo, a la vez que avanza la agresiva e injerencista política del imperialismo estadounidense y europeo, retomando posiciones que había perdido en el primer lustro del presente siglo en distintos países de América Latina, e imponiendo las fracciones políticas de derecha que le son afines, ya sea por la vía de la división de las corrientes progresistas en el marco de los clásicos procesos electorales burgueses – como fue el caso de las presidenciales en Argentina (2015) y como pareciera que serán este año en las de Colombia–, o por diversas modalidades de golpe institucional que desconoce la voluntad popular –como ocurrió en Brasil (2016), con la destitución de Dilma Rousseff, y en Honduras (2017) con el fraude al candidato ganador–, así como por el debilitamiento de gobiernos identificados inicialmente con posiciones de izquierda que, al no contar con un proyecto genuinamente revolucionario, facilitaron el reposicionamiento de sectores social-reformistas, desmarcándose paulatinamente hacia posturas de centro-derecha y reconstruyendo alianzas con el gran capital, como es el caso de Uruguay y, luego de la salida de Rafael Correa, también en Ecuador.
5) El ahondamiento de la crisis estructural y general del modo de producción capitalista mundial en su fase imperialista, producto, entre otras causas, de la caída tendencial de la tasa de ganancia, profundiza el conjunto de contradicciones inherentes al sistema: la contradicción fundamental del tiempo histórico entre el capital y el trabajo, en virtud a que sólo es posible recuperar en parte la tasa de ganancia del capital intensificando la explotación de la fuerza de trabajo y la depredación de la naturaleza por las grandes corporaciones transnacionales capitalistas, a cuyo efecto requieren subordinar a sus intereses los Estados nacionales, generando con ello la exacerbación de la contradicción nación-imperialismo y el desarrollo de las contradicciones interimperialistas en disputa por el control de las fuentes de energía, de los mercados, la fuerza de trabajo calificada y barata, los descubrimientos científico-técnicos, la biodiversidad y fuentes de agua dulce, las rutas comerciales, el posicionamiento geopolítico.
6) Como queda demostrado, se desarrolla una aguda confrontación geoestratégica de carácter económico, política, militar, científica, tecnológica y cultural por mantener, recuperar, ampliar o conquistar zonas de influencias y/o de dominación, que en la práctica se expresa en un nuevo reparto del mundo, que está en curso entre las tradicionales grandes potencias imperialistas estadounidense y europeas, de una parte, y el bloque de países encabezados por China y Rusia en calidad de potencias emergentes, de la otra. Venezuela y, en general, América Latina y el Caribe, están en el centro y son parte activa en esa disputa. La reconquista –por parte del imperialismo estadounidense y europeo– de estos territorios con todas sus riquezas y potencialidades, junto a la subordinación de sus gobiernos, les colocaría en ventaja estratégica frente a China y Rusia, a la vez que remacharía la condición de dependencia de sus economías y, en general, del conjunto de la sociedad.
7) En esa realidad de agudización de las diversas contradicciones sistémicas del capitalismo en su fase imperialista, se inscribe la sostenida agresión económica-financiera y de presiones políticomilitares del imperialismo estadounidense y europeo contra el pueblo y gobierno venezolanos; al igual que actúan contra otros gobiernos y pueblos (entre los que se cuentan Cuba, República Popular Democrática de Corea, Palestina, República Árabe Saharaui Democrática, Siria e Irán), que no se le subordinan, e impulsan políticas de multipolaridad, de ruptura de la hegemonía imperialista estadounidense y de alianza con el bloque de potencias emergentes encabezadas por China, Rusia e India, en procura de construir un desarrollo independiente y soberano.
8) Al caracterizar el contexto actual de la lucha de clases a nivel nacional e internacional, al evaluar los combates por la liberación de nuestros pueblos y por su desarrollo soberano e independiente, al considerar el surgimiento acelerado de corrientes ultraderechistas y fascistas, al analizar el proceso de acumulación de fuerzas y la perspectiva socialista en el continente y mundialmente, al precisar el estado actual de la correlación de fuerzas internas y externas, no cabe duda para las y los comunistas, que el imperialismo estadounidense y europeo, continúa siendo el enemigo principal de los pueblos del mundo y es necesario construir y desarrollar, en el marco de profundas contradicciones y diferencias ideológicas, políticas y prácticas, la más amplia alianza antiimperialista y antifascista.
9.- La XIV Conferencia Nacional del PCV nos ha señalado que no es desdeñable la resistencia frente al imperialismo estadounidense y europeo, de gobiernos dirigidos por liderazgos progresistas de sectores de capas medias, pequeña burguesía e indígenas que se mantienen, bajo un sostenido acoso, en diversos países latinoamericanos y caribeños. Por eso, la unidad en la diversidad, entre pueblos, fuerzas políticas revolucionarias, movimientos sociales populares y gobiernos progresistas, se mantiene como un imperativo de estos tiempos.
10) Pese a los avances en la recomposición de la dominación imperialista en el continente latinoamericano y caribeño, constatamos una renovada voluntad de lucha y resistencia de los pueblos y su clase trabajadora frente a las políticas del gran capital monopólico local y transnacional, y de los gobiernos a su servicio. Tales son los casos de los grandes combates obrero-populares y campesinos que se vienen librando especialmente en Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Paraguay y Honduras en defensa de los derechos democráticos y socioeconómicos de los pueblos, amenazados por la dictadura del capital.
11) El PCV y la JCV reafirman su solidaridad y compromiso militante con todos los pueblos en lucha por su soberanía e independencia, asimismo con quienes combaten desde las propias cárceles de las potencias imperialistas, como son, entre otros, los casos de los camaradas Ilich Ramírez Sánchez (Francia) y Simón Trinidad (EEUU).
12) Los nuevos combates en desarrollo, en la medida en que la clase obrera y el pueblo trabajador de la ciudad y el campo, con el fundamental papel de dirección clasista-revolucionaria de los Partidos Comunistas, asuman el liderazgo de los procesos progresistas a nivel nacional y continental, se podrán perfilar como procesos de genuina profundidad transformadora que, objetiva y científicamente, apunten al derrocamiento de la dictadura del capital e instaurar la dictadura del proletariado –máxima y verdadera democracia de las mayorías obreras y populares–, para la construcción del socialismo, en la perspectiva de la formación económico-social comunista.
Fuente: PCV/PrensaPopularSolidaria
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