Todos han notado la contradicción de los que hasta hace poco calificaban el Emirato Islámico de «combatientes de la libertad», cuando esa organización operaba en Siria, y ahora se indignan ante sus fechorías en Irak. Pero ese discurso –de por sí incoherente– resulta perfectamente lógico en el plano estratégico: los mismos individuos debían ser presentados como aliados ayer y hoy como enemigos, aunque siempre estuvieron –y siguen estando– a las órdenes de Washington.
Thierry Meyssan revela el lado oculto de la política estadounidense a través del caso particular del senador John McCain, organizador de la «primavera árabe» y, desde hace mucho tiempo, interlocutor del califa Ibrahim.
Todo el mundo conoce a John McCain como el líder de los republicanos estadounidenses que perdió las elecciones presidenciales en 2008. Pero, como vamos a verlo, eso es sólo una parte de su verdadera biografía, la parte que le sirve de cobertura para dirigir acciones secretas a nombre del gobierno de Estados Unidos.