(Para Sean Edwards, en Irlanda,
mi viejo camarada y gran amigo)
Por: Jerónimo CarreraLas relaciones entre los gobiernos de nuestra Venezuela y la hermana Colombia, desde hace ya dos siglos, cuando ambas decidieron sacudirse del yugo de la corona española, se han asemejado a las de esas parejas que tienen sus disputas por cualquier motivo y se separan, pero poco después lo piensan mejor y de nuevo se unen. Sólo que en el caso de las relaciones gubernamentales de estos dos países nuestros, los pleitos siempre han sido instigados por un muy conocido tercero, ducho en intrigas de este género.
Lo cierto es que desde 1823, cuando los yanquis bajo la guía de sus progenitores ingleses adoptaron la política de oponerse, con la engañosa “doctrina Monroe”, a la intención proclamada por Bolívar de federar en un Estado único a todas las ex colonias españolas, las discordias entre los gobernantes de Colombia y Venezuela no han cesado de repetirse.
Por su posición geográfica, justo en el medio del continente y enlazando a la zona centroamericana y caribeña con los países del sur, sin un pleno entendimiento entre Colombia y Venezuela nunca será posible la realización de tan vital propósito bolivariano.
Lo más triste, además, es que los yanquis también siempre han contado a tales fines con la colaboración servil de todas nuestras clases dirigentes, haciendo inútiles los esfuerzos de unificación de los sectores genuinamente revolucionarios.
En la actualidad, precisamente, vemos un desarrollo continuo de estos vaivenes gubernamentales entre Caracas y Bogotá, puesto que la necesidad de un entendimiento es perentoria para ambas partes. Por encima de las discordias políticas, cobran fuerza mayor hoy los aspectos económicos, las urgencias comerciales… De hecho, ya no hay fronteras posibles, pues allí se ha creado “una tierra de nadie”, con una población binacional.
Asimismo, se puede constatar un fortalecimiento creciente de los factores políticos positivos, que siempre los ha habido, y que en la actualidad se expresan con mayor vigor. Me refiero a las fuerzas revolucionarias en ambos países, y en primer lugar a sus partidos comunistas.
Quiero hacer mención especial, por ejemplo, a la repercusión que en estos mismos días ha tenido el centenario del nacimiento de Gilberto Vieira (5-4-l9ll/25-2-2000), una de las grandes figuras del comunismo en nuestro continente y secretario General del Partido Comunista Colombiano durante muchos años. Nacido el día 5 de abril de 1911, fue igualmente un notable y muy valiente intelectual. Prueba de ello es su brillante trabajo “Sobre la estela del Libertador, El criterio marxista acerca de Bolívar”.
Editado primero como folleto, en 1942, circuló en Colombia como un desafío a las opiniones entonces prevalecientes. Aquí en Venezuela ha sido reproducido, por ejemplo, en un libro con varios autores, titulado “Bolívar visto por marxistas”, compilación y prólogo de Jerónimo Carrera, del Fondo Editorial Carlos Aponte, 2ª edición, Caracas 2006. Edición que por cierto también está agotada.
En Bogotá, ahora con motivo de este centenario del nacimiento de Vieira, su hija Constanza Vieira, muy destacada periodista que ha estado en Caracas no hace mucho, ha abierto un interesante blog con informaciones sobre su padre, por lo cual la felicito.
Para cerrar la presente OPTICA semanal, quiero decir que estoy muy complacido con los recientes pasos de los presidentes tanto de Venezuela como de Colombia, para mejorar todo lo más posible nuestras relaciones. Eso es lo inteligente y positivo para ambos países, y ojalá esto no resulte una luna de miel más.
Fuente: PrensaPopularSolidaria
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