Por: Mario Huamán
El país atraviesa una grave crisis política que involucra a los partidos políticos que han gobernado el Perú desde los años 90. Estamos ante un sistema casi institucional que permite redes de corrupción entre grandes empresas nacionales e internacionales, hacia altos funcionarios del Estado, incluyendo presidentes.
La corrupción se alimenta de la impunidad, de la falta de fiscalización de la Contraloría de la República, de la ineficiencia del Ministerio Público y los fiscales, y principalmente porque el Poder Judicial está cooptado por intereses que no desean juzgar ni sancionar a los corruptos.