Por: Jerónimo Carrera
No puede dejar de llamar la atención, seguramente por razones de índoles contrapuestas, el hecho de que en el presente 2010 estamos conmemorando los venezolanos en forma extraordinaria las jornadas insurreccionales de enero de 1958, con las cuales el pueblo de la siempre rebelde Caracas puso en fuga al guachimán Pérez Jiménez.
Como siempre sucede con los acontecimientos históricos, se procura interpretarlos según las conveniencias de hoy, adaptándolos a la actualidad así sea deformándolos. Por eso vemos ahora como los llamados antichavistas se disputan esta fecha del 23 de enero con los llamados chavistas, todos pretendiendo ser los verdaderos padres de la criatura. Pero la verdad indiscutible, puedo atestiguarlo de modo personal, es que esas jornadas no surgieron de improviso, pues fueron el fruto de toda una década de lucha continua, en la cual el papel que tuvo el Partido Comunista de Venezuela siempre fue de primer plano.
Sin embargo, los comunistas nunca hemos pretendido adueñarnos de estas celebraciones, sino más bien compartirlas de un modo amplio con otros sectores. Por eso mismo, creo que la mejor manera de hacerlo es ratificar la presencia del PCV en la vida política de nuestro país, pese a los vaticinios agoreros, que nunca han faltado desde luego, hasta provenientes de amigos considerados como aliados nuestros.
Con tal perspectiva estamos preparando del modo más apropiado la celebración el año próximo de los ochenta años del PCV, cuya primera célula se creó en Caracas el 5 de marzo de 1931. Un buen primer paso en ese sentido es el que acaba de realizarse con el retorno pleno de sus actividades al edificio “Cantaclaro”, un símbolo para nosotros casi comparable a la hoz y el martillo, a la bandera roja o a nuestro venezolanísimo gallo rojo.
Se trata de la sede del comité central de nuestro partido, en un edificio céntrico de la capital del país, que fue construido por nosotros mismos bajo la dirección de un camarada ingeniero de alta calificación, Francisco Marín, cuya obra ha merecido el reconocimiento de muchos otros profesionales en razón de su solidez y condiciones arquitectónicas.
Ocupa 600 m² y tiene en total seis plantas, siendo quizás su parte principal una magnífica sala de teatro para unos 300 espectadores, de muy buena acústica y cómodas butacas. Razón por la cual el edificio había sido tomado en alquiler hacía unos cuantos años por el gobierno nacional, para sede de una escuela de teatro, y luego se resistían a desocuparlo, pagándonos religiosamente los alquileres. Pero ahora, con la creación de la Universidad de las Artes, ubicada con las escuelas de música y pintura en la que fuera sede del Ateneo de Caracas, por fin desocuparon a “Cantaclaro” según les habíamos solicitado.
Para quienes no lo hayan visitado aún, diré que ese edificio de seis plantas tiene dos subterráneas. Está en una esquina, luce espectacular y llama la atención. Además, a menos de cien metros de una estación del tren subterráneo, la de Capuchinos, cosa que facilita mucho su acceso, y en una zona que ahora es muy comercial.
En suma, quiero señalar que su construcción la inició el PCV a comienzos de la década de los años ’60, al salir de la dictadura perezjimenista, pero poco después fue interrumpida por la policía de una dictadura similar, la de Betancourt-Leoni. Al volver a la legalidad en 1969, con el gobierno del social-cristiano Rafael Caldera, fue cuando se pudo terminar la edificación, a inicios de los años ’80. Por todo esto, el PCV acaba de celebrar junto con muchos amigos, el día jueves 21 y durante todo el día, con especial entusiasmo y optimismo, al recuperar “Cantaclaro” en su totalidad, una verdadera vuelta a casa.
Fuente: PrensaPopularSolidaria_ComunistasMiranda http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com/ Correo: pcvmirandasrp@gmail.com