Por: Armiche Padrón. (*)
Especial para TPCuando analizamos otras crisis en momentos y realidades diferentes a los de Venezuela 2014, sucedidas en gobiernos de corte revolucionario (casos de la Revolución Bolchevique de los años 20 y de la Cuba Revolucionaria de los años 80 y 90), como hiciéramos en artículos anteriores, sin lugar a dudas saltan elementos que debemos incorporar en el debate político venezolano, o seguir “corriendo arrugas” y actuando espasmódicamente al calor de las coyunturas que se presentan, demostrando con serios indicios que más que gobernar lo que se hace es ganar elecciones, con toda la carga nociva, clientelar y utilitaria que ello implica.
El primer elemento que resalta de los análisis anteriores, fue el hecho de que la dirigencia revolucionaria, en ambos casos, asumió con seriedad y de acuerdo a la complejidad de cada caso la existencia de la crisis sin negarla, sin maquillarla y demostrando confianza plena en las masas trabajadoras, la dirigencia política revolucionaria y del pueblo revolucionario en general.
Este reconocimiento explícito a la crisis existente, no sólo abarcó el justificado reconocimiento del peso que el Imperialismo, en ambos casos, tenía en la crisis denunciada sino que, y sin ambages, se asumió de igual manera la carga de errores y desviaciones que durante la construcción del proceso se habían cometido y que simplemente daban pie a debilidades que el Imperialismo, y sus socios internos, habían aprovechado.
En este sentido, la dirigencia revolucionaria bolchevique y cubana (ambas comunistas) no se limitaban a acusar al Imperialismo y (en esos casos particulares) a los restos de burguesía de la crisis vivida en el momento. Los quintacolumnas, los ineficientes, los oportunistas, los corruptos también eran parte de la denuncia sobre la cual se debía actuar.
La “guerra económica” anunciada en Venezuela y que adquirió ribetes alarmantes este 2014, tal y como se ha anunciado, y vistos los resultados en los abastos, bodegas y supermercados, la llevamos perdida.
La incapacidad por reconocer que aparte de la incidencia del Imperialismo, navegamos sobre un modelo de acumulación basado en el rentismo petrolero desde hace más de un siglo, que el carácter burgués del Estado venezolano no sólo está incólume, sino que aprovecha la crisis para una aceleración brutal del proceso de acumulación del capital.
La incapacidad por reconocer políticas erradas para favorecer la producción nacional (básicamente en el campo y la industria ligera) lejos de permitir el avance se advierten ya como un retroceso casi definitivo a la hora de la construcción de la Patria Buena.
Retomar la alianza con las masas trabajadoras, revisar y detectar errores y desviaciones, impulsar la definitiva consolidación de un aparato productivo nacional, alejarnos del populismo y del clientelismo, es lo que nos permitirá, a fin de cuentas, poder decir hemos cumplido… y seguiremos venciendo.
(*) Miembro del CC y Secretario Político del CR del PCV en Sucre
Fuente: Tribuna Popular/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com