Por:Javier Parra
Simultáneamente a que el PCE empezase a adoptar sus formas organizativas para la batalla electoral, renunciando a organizarse en los centros de trabajo, se fue abandonando también uno de los frentes principales de lucha para un Partido Comunista: el frente cultural. La primera batalla que perdimos no fueron las reformas laborales, ni las reformas educativas, ni los recortes en sanidad, en educación, en derechos, las privatizaciones, etc. La primera batalla que perdimos, y que de alguna manera fue decisiva en el devenir de las batallas posteriores, fue la batalla cultural.
El capitalismo nunca habría podido vencer el asalto del siglo XX si no hubiese inundado el mundo con todas las formas posibles de expresión cultural para difundir los valores sobre los que se sostiene: el individualismo, la competitividad y la guerra…(y por supuesto el anticomunismo). Para ello ha utilizado todos los medios a su disposición: la televisión, el cine, la música, los videojuegos, los libros, las revistas, los periódicos, la publicidad.
El capitalismo logró imponer la cultura del individualismo ante la inacción y la incapacidad para responder culturalmente desde las organizaciones de clase, que además de no saberse adaptar e intervenir ante la nueva composición de la clase trabajadora, fueron incapaces de dar impulso a una nueva cultura de la solidaridad que pusiese a la clase trabajadora en el centro de la transformación social, y que lograse que el conjunto de esta se sintiese parte del mismo sujeto transformador; es decir, la mayoría de la clase trabajadora dejó de considerarse a sí misma como clase trabajadora, y por tanto abandonó su aspiración para disputar la hegemonía y el poder a las clases dominantes.