Carta abierta del Profesor Gustavo MoncayoDomingo 14 de Marzo de 2010 10:55
Estimado amigo (a).
Un fraternal y afectuoso saludo de mi parte.
Mi nombre es Gustavo Guillermo Moncayo Rincón. Mi vocación de servicio, de entrega y de amor por mis semejantes me llevó a tomar la decisión desde muy joven de convertirme en maestro, profesión que desafortunadamente tuve que dejar de ejercer por circunstancias que son de público conocimiento. He residido con mi familia en el municipio de Sandoná, departamento de Nariño. Estoy casado con la también docente del área de humanidades, María Estela Cabrera.Como seguramente sabes, soy el padre del cabo segundo del ejercito de Colombia Pablo Emilio Moncayo Cabrera, hecho prisionero de guerra por las FARC EP en la madrugada del 21 de diciembre de 1.997, tras la toma de la base militar de comunicaciones del ejército, localizada en el cerro de Patascoy, en límites entre Nariño y Putumayo.
Desde hace 12 años mi familia y yo hemos venido viviendo día a día en carne propia los rigores y el sufrimiento de la guerra absurda que desangra a nuestro hermoso país. He hecho todo lo humanamente posible y he tocado todas las puertas que he podido en procura de la libertad de mi hijo y de sus compañeros de infortunio. Se que Usted por su hijo, por su hermano, por su amigo, o por cualesquiera de sus seres cercanos hubiese hecho lo mismo que yo.
Desde junio 17 de 2.007, en un día del padre, decidí caminar con varios objetivos:
1. Sensibilizar a Colombia y al mundo frente a nuestro dolor y el de muchas otras familias cuyo calvario no se conoce;
2. Romper la indiferencia frente a un drama como éste cuya magnitud no se comprende hasta que se padece en carne propia.
3. Intentar mandarle un mensaje a la guerrilla y al gobierno sobre la necesidad de poner fin a nuestro sufrimiento y al de nuestros muchachos, jóvenes que hoy lamentablemente se pudren en las selvas ante la indiferencia de las instituciones a las que le servían y le entregaron lo mejor de su juventud.A lo largo de éstos años y de tantas caminatas he podido conocer lo más valioso que tiene nuestro país aparte de sus hermosos paisajes y riquezas: La gente.
He sido recibido y acogido con inmerecido amor, solidaridad y gratuidad por gentes de todas las condiciones sociales y económicas. He recibido aliento y palabras que nos han permitido a mi y a mi familia sobrellevar nuestro dolor. He aprendido en el contacto día a día con la gente muchísimas cosas valiosas, entre muchas otras por ejemplo, que no nos merecemos nuestro actual destino. Somos un país con innumerables riquezas en el que sus habitantes, desafortunadamente, no vivimos como nos lo mereceríamos y solo unos pocos usufructúan y se benefician de nuestras potencialidades.
He tenido que ser además testigo presencial de escenas desgarradoras que conmueven, parten y hieren el alma. Con tristeza he contemplado en muchos espacios los horrores de la miseria. La pobreza de muchos hermanos campesinos despojados de su tierra; la triste historia de trabajadores víctimas de salarios injustos y de tratos no acordes con su dignidad; he presenciado la angustia de amas de casa y madres cabeza de familia cuya supervivencia diaria es una proeza; he departido con familias que viven bajo puentes o casas de cartón; he llorado ante niños sin zapatos y sin colegios; he contemplado los rostros de jóvenes sin universidad y sin trabajo cuya única opción termina siendo loa delincuencia o la guerra; he visto padecer a miles sin salud y sin recursos para medicinas y a tantos y tantos desesperanzados, frente a unos gobernantes indiferentes, injustos y excluyentes cuyos apellidos se repiten y perpetúan en nuestra historia como la pobreza y la ausencia de oportunidades para un mejor vivir.
Por todos ellos; por Pablo Emilio, mi hijo; por los demás soldados y policías cuyos nombres a veces ni se conocen (ver listado); por quienes aún a pesar de la ingratitud del estado siguen como quisiera estarlo yo, en la dura brega de enseñar, creo necesario dar nuevos pasos. Mi vida ya no es ni volverá a ser la misma. No podría aún con Pablo liberado refugiarme en la tranquilidad de mi hogar y olvidarme de tantos rostros, de tantos dramas, de tantas historias, de tanto sufrimiento, de tantas esperanzas y expectativas de los que no tienen voz ni son importantes y/o existen para los grandes medios de comunicación.Por ello, igual a como sentí que era mi deber moral renunciar a mi trabajo y luchar con todas las fuerzas de mi ser por la vida y la libertad de mi hijo y de sus compañeros, creo imperativo intentar llegar al espacio en donde se toman las grandes decisiones que nos afectan o perjudican a todos: El Congreso.
Hay que recuperar la política y los cargos de elección popular para la gente limpia, para la gente sencilla, para la gente de bien. Somos más y no debemos ni podemos seguir resignándonos a que los mismos de siempre nos mal gobiernen.Se que por mi solo no sería posible hacerlo. Por eso acudo a ti. Por eso hoy toco a tu puerta, a tu corazón. Por eso acudo a tu inteligencia y buen juicio, porque se que al igual que muchísimos otros más estas cansado de el actual estado de cosas.
Se que sueñas, al igual que yo, con un mejor país para nuestros hijos y nietos. Se que no te queda grande el reto, de aportarle a la construcción de un nuevo país, de un nuevo tipo de sociedad, humanista, justa e inclusiva. Es posible! Es necesario creer que lo es! Podemos entre todos hacerlo!
Es perfectamente posible dibujar y construir un nuevo país con tu mano y con mi mano, con las manos de muchos, de miles. Es importante que logremos la superación del actual "Estado Antisocial De Hecho", por un verdadero "Estado Social de Derecho".
Debemos empezar éste 14 de marzo. Nuestro punto de partida debe ser la recuperación por el pueblo de escenarios como el Congreso para que realmente sirva a los intereses de las grandes mayorías nacionales. Históricamente quienes han sido representantes y senadores no han hecho nada diferente que legislar para sus propias y mezquinas ambiciones, Usted y yo sabemos que es así.
Es nuestro deber multiplicarnos, convencer a nuestra familia, a nuestros vecinos, a nuestros amigos, a nuestros compañeros de que nos acompañe a hacer historia; a ser protagonistas del inicio de una nueva historia.Hoy los colombianos y colombianas de bien, los que estamos por la paz y no por la guerra; los que estamos por la vida y no por la muerte; los que militamos con la justicia y no con la injusticia, los que optamos por el amor y no por el odio, tenemos un deber y una cita que vamos a cumplirAcompáñame.
Se en el fondo de mi corazón que puedo contar con personas valiosas como tu en mi aspiración de llegar al Senado. Quiero con tu ayuda ser la voz de los que no han tenido voz. Por eso sin pretensiones; con la humildad que me caracteriza, no prometo ni ofrezco nada diferente a transparencia y trabajo serio por nuestro país. No podría mentirte, como lo hacen muchos diciendo y prometiendo lo divino y lo humano.
No es mi pretensión imponer, sino invitarte a construir. Porque mis propuestas deben y tienen que ser las tuyas. Llegó la hora. Podemos hacerlo. Ahora le toca al pueblo!Jesús Dios nos ilumine y posibilite mejores tiempos para nuestro amado país y sus gentes.
GUSTAVO MONCAYO RINCÓNFuente: Redglobe/ PrensaPopularSolidaria http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com Correo: pcvmirandasrp@gmail.com