Publicado por primera vez en 1.924. en la Recopilación de Lenin Hay indicios de que un viraje se operó o se está operando; es decir, un viraje de la guerra imperialista hacia la paz imperialista. Un profundo e indudable agotamiento de ambas coaliciones imperialistas; la dificultad de continuar la guerra; la dificultad que tienen los capitalistas en general y el capital financiero, en particular, de arrancar a los pueblos algo más fuera de todo lo que le han birlado en forma de escandalosas ganancias "de guerra"; la saciedad del capital financiero de los países neutrales, Estados Unidos, Holanda, Suiza y otros, que se acrecentó gigantescamente en la guerra y al cual no le es fácil proseguir en esa "ventajosa" economía por la escasez de las materias primas y de las reservas alimenticias; los intentos renovados de Alemania para separar uno u otro aliado de su principal rival imperialista, Inglaterra; las declaraciones pacifistas del gobierno alemán y, con él, las de una serie de gobiernos de los países neutrales; he ahí los indicios principales.
¿Existen probabilidades de una pronta terminación de la guerra o no? Es muy difícil contestar a esa pregunta con una aserción. Dos posibilidades se perfilan a nuestro parecer con bastante nitidez:
--La primera es que se concluya una paz por separado entre Alemania y Rusia, aunque no sea en la forma corriente de un tratado formal escrito.
--La segunda es de que tal paz no se concluya. Inglaterra y sus aliados todavía tienen fuerzas para sostenerse un año, dos, etc. En el primer supuesto, la guerra cesaría ineluctablemente, de no ser ahora, en un futuro próximo, y no se pueden esperar serias variantes en su curso. En el segundo, podría continuar indefinidamente.
Detengámonos en el primer caso.
Que la paz por separado entre Alemania y Rusia se estuvo negociando recientemente; que el mismo Nicolás II o la influyente camarilla cortesana es partidaria de una paz semejante; que en la política mundial ya se delineó un viraje de alianza imperialista entre Rusia e Inglaterra contra Alemania, hacia una alianza, no menos imperialista, entre Rusia y Alemania contra Inglaterra; todo esto está fuera de duda.
La sustitución de Sturmer por Trepov, la declaración pública del zarismo de que el "derecho" de Rusia sobre Constantinopla está reconocido por todos los aliados, la creación por Alemania de un Estado polaco separado, son indicios que parecieran señalar el hecho de que las negociaciones sobre una paz por separado fracasaron.
¿Quizás el zarismo haya hecho negociaciones solamente para extorsionar a Inglaterra, para obtener de ella un reconocimiento formal e inequívoco de los "derechos" de Nicolás el Sangriento sobre Constantinopla y de tales o cuales garantías "serias" de ese derecho?
Dado que el contenido principal, fundamental, de la guerra imperialista en cuestión es el reparto del botín entre los tres principales rivales imperialistas, entre los tres bandidos, Rusia, Alemania e Inglaterra, nada tiene de improbable tal suposición.
Por otra parte, cuanto más se perfila para el zarismo la imposibilidad práctica y militar de recuperar Polonia, de conquistar Constantinopla, de quebrar el férreo frente alemán que Alemania ajusta, acorta y fortifica magníficamente con sus últimas victorias en Rumania, tanto más se ve obligado el zarismo a concluir una paz por separado con Alemania, esto es, a pasar de su alianza imperialista con Inglaterra contra Alemania a una alianza imperialista con Alemania contra Inglaterra.
¿Por qué no? ¿No estuvo Rusia acaso a un paso de la guerra con Inglaterra por la competencia imperialista de ambas potencias en el reparto del botín en Asia Central?
¿No se realizaron acaso negociaciones entre Inglaterra y Alemania sobre una alianza contra Rusia, en 1898, habiéndose comprometido secretamente, entonces, Inglaterra y Alemania a repartirse entre sí las colonias de Portugal en "la eventualidad" de que ésta no cumpliera sus obligaciones financieras?
La marcada tendencia de los círculos imperialistas dirigentes de Alemania hacia una alianza con Rusia contra Inglaterra, se definió ya algunos meses atrás. La base de la alianza será, evidentemente, el reparto de Galitzia (para el zarismo es de la mayor importancia ahogar el centro de agitación y de libertad ucranianas), de Armenia ¡y quizá de Rumania! ¡Se deslizó en un diario alemán la "insinuación" de que se podría dividir a Rumania entre Austria, Bulgaria y Rusia!
Alemania podría acordar algunas "menudas concesiones" más al zarismo con tal de concertar una alianza con Rusia y también, quizá, con Japón contra Inglaterra. La paz por separado pudo haber sido concluida entre Nicolás II y Guillermo II en secreto. En la historia de la diplomacia existen ejemplos de tratados secretos que nadie conocía, ni siquiera los ministros, a excepción de dos o tres personas.
En la historia de la diplomacia existen ejemplos de cómo "las grandes potencias" concurrían a un congreso "paneuropeo", habiendo negociado previamente lo principal, en secreto, entre los grandes rivales (por ejemplo el acuerdo secreto entre Rusia e Inglaterra sobre el saqueo de Turquía antes del Congreso de Berlín de 1878).
¡Nada habría de asombroso en el hecho de que el zarismo rechazara una paz formal por separado entre gobiernos, considerando, entre otras cosas, que en la situación actual de Rusia su gobierno podría encontrarse en manos de Miliukov y Guchkov o de Miliukov y Kerenski, y que, al mismo tiempo, concluyera un tratado secreto, no formal, pero no menos "firme", con Alemania en el que se establecicra que ambas "altas partes contratantes" mantendrían juntas una determinada línea en el futuro congreso de la paz!
No se puede saber si esta conjetura es correcta o no. De todos modos está mil veces más cerca de la verdad, es una descripción mucho mejor del real estado de cosas que las piadosas frases sobre la paz que intercambian los gobiernos actuales o los gobiernos burgueses en general, basadas en el rechazo de las anexiones, etc. Esas frases son, o bien ingenuos anhelos, o bien hipocresía y mentira que sirven para ocultar la verdad. La verdad de la situación actual, de la guerra actual, del momento actual en que se hacen tentativas para concluir la paz consiste en el reparto del botín imperialista.
Allí está lo esencial, y comprender esa verdad, expresarla, "enunciar aquello que realmente es", tal es la tarea fundamental de la política socialista, a diferencia de la burguesa, para la cual lo principal está en ocultar, en esfumar esa verdad.
Ambas coaliciones imperialistas saquearon una detcrminada cantidad de botín, habiendo sido precisamente Alemania e Inglaterra los dos buitres principales y más fuertes, los que más saquearon. Inglaterra no perdió un palmo de su tierra ni de sus colonias,
"adquiriendo" las colonias alemanas y parte de Turquía (Mesopotamia). Alemania perdió casi todas sus colonias, pero adquirió territorios inmensamente más valiosos en Europa, al apoderarse de Bélgica, Servia, Rumania, parte de Francia, parte de Rusia, etc.
Se trata de dividir ese botín, debiendo el "cabecilla" de cada banda de asaltantes, es decir, tanto Inglaterra como Alemania, recompensar en una u otra medida a sus aliados, los cuales, a excepción de Bulgaria y en menor escala de Italia, sufrieron pérdidas muy grandes.
Los aliados más débiles son los que más perdieron: en la coalición inglesa fueron aplastados Bélgica, Servia, Montenegro, Rumania; en la alemana, Turquía perdió a Armenia y parte de Mesopotamia.
Hasta ahora el botín de Alemania es sin duda considerablemente mayor que el de Inglaterra. Hasta ahora triunfó Alemania, quedando inmensamente más fuerte de lo que nadie hubiera podido suponer antes de la guerra. Se entiende, por lo tanto, que sería conveniente para Alemania concluir la paz cuanto antes, pues su rival aún podría, en la oportunidad más ventajosa imaginable para él (si bien poco probable), poner en juego una más numerosa reserva de reclutas, etc.
Tal es la situación objetiva. Tal es el momento actual de la lucha por el reparto del botín imperialista. Es completamente natural que este momento haya engendrado aspiraciones, de claraciones y manifestaciones pacifistas preferentemente entre la burguesía y los gobiernos de la coalición alemana y luego de los países neutrales.
Es igualmente natural que la burguesía y sus gobiernos estén obligados a emplear todas sus fuerzas para burlar a los pueblos, encubriendo la repugnante desnudez de la paz imperialista, el reparto de lo saqueado, por medio de frases, frases enteramente falsas acerca de una paz democratica, acerca de la libertad de los pueblos pequeños, acerca de la reducción de los armamentos, etc.
Pero si es natural en la burguesía que trate de burlar a los pueblos, ¿de qué manera cumplen su deber los socialistas? De esto se tratará en el artículo (o capítulo) siguiente.