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El reto es profundizar la acumulación de fuerza obrero-popular revolucionaria, para derrotar al enemigo histórico y al reformismo que ha servido a la contrarrevolución y ha frenado los avances |
Por:Edgard Meléndez
El arduo, extenso y complejo trabajo parlamentario del PCV, desde su legalización en 1945, en los distintos momentos políticos de nuestra historia, bien pudiera resumirse como el trabajo más comprometido con la soberanía nacional y la defensa de los intereses populares que organización alguna haya adelantado en nuestro país.
Y hoy, la magnitud de las consecuencias de los resultados electorales del 6D, que constituyen una contundente muestra de la agudización de la lucha de clases en Venezuela, ameritan concentrarnos más en la necesidad de acelerar la acumulación de fuerza obrero-popular revolucionaria.
Una de las cosas que más preocupa, luego de los resultados del 6D, es que algunos voceros y corrientes del gobierno nacional y del proceso bolivariano han pretendido endosarle al pueblo la derrota, endilgándole epítetos como ‘traidores’.
No se ha evaluado autocríticamente que las masas respondieron en primer lugar a la efectividad de la gestión de gobierno en la resolución de sus problemas cotidianos –que incluye varias deudas legislativas del anterior parlamento–, y ya no tanto a las perspectivas de un proyecto histórico que se blande en la teoría –y que no termina de materializarse en la transformación de la base económica nacional necesaria para tener soberanía y autodeterminación–.
Este cuadro, como lo hemos advertido durante varios años, configura un terreno fértil en el que sin mayores esfuerzos prosperan los discursos de la derecha, aunado –como bien señaló Oscar Figuera– a que “existen tendencias reformistas que con discurso revolucionario vienen entregando las conquistas populares”; a todos los cuales debemos derrotar revolucionariamente.
Es urgente frenar el avance de la derecha, su recomposición en espacios de poder tan importantes como la Asamblea Nacional, y su posicionamiento en el seno de las masas como opción válida ante la necesidad de un cambio en la política nacional.
En este sentido, debemos concentrarnos en la recomposición de fuerzas a favor de las transformaciones revolucionarias, de las que el proceso bolivariano de cambios es una importante fase; por lo que tenemos que saber ubicar cada factor político en su espacio dentro de la contradicción principal del momento: nación-imperialismo; siempre con miras a resolverla revolucionariamente en beneficio del objetivo superior: la lucha por el Socialismo.
El parlamento debe consolidarse como espacio para el debate político, siendo que ahora será más fácil desenmascarar a la antipatriótica derecha nacional, para tributar de verdad a la construcción de esa necesaria nueva correlación de fuerzas; pero, también, debemos aprovechar para corregir las fallas y errores de las organizaciones aliadas del proceso.
Fuente. Tribuna Popular/PrenaPopularSolidaria
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