En Berlín: Neonazis lanzan agresión contra Diario Marxista, y terminan... Protegidos por la policía...
Así comenzó Hitler, y fue protegido por los mismos que hoy protegen a los agresores y no a los agredidos
La extrema derecha alemana puede seguir contando con el apoyo y la protección por la policía. El viernes por la tarde, pocas decenas de neonazis se concentraron en el centro de Berlín, exactamente entre la sede del partido La Izquierda (Die Linke) y el edificio en que reside el diario independiente marxista »junge Welt«. Protegidos por varios centenares de policías, el jefe del Partido Nacionaldemócrata (NPD), neonazi, Udo Voigt, lanzó un discurso, que salvo sus pocos seguidores, nadie podía escuchar. Manifestantes antifascistas y vecinos del lugar insultaron a los fascistas, realizaron un cacerolazo muy fuerte y tocaron música antifascista. Desde la sede del »junge Welt« y de la casa »Karl Liebknecht« del partido La Izquierda ondearon banderas rojas y cubanas. Además, los neonazis tuvieron que protegerse contra aguas que cayeron sobre ellos desde un edificio vecino.
Inicialmente, los neonazis habían anunciado su concentración al frente de la casa »Karl Liebknecht«, la sede de La Izquierda. Por eso, el partido denunció que ese lugar fuera una provocación especial. Hasta la llegada al poder de los nazis en Alemania, en 1933, la casa era la sede del Comité Central del Partido Comunista de Alemania (KPD). Allí trabajaba su presidente Ernst Thälmann, asesinado por los nazis en 1944. A partir de la liberación por las tropas soviéticas en 1945, el edificio fue recuperada por los comunistas. Hasta 1989, allí funcionaba la dirección regional de Berlín del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED), el partido comunista gobernante de Alemania Oriental.
Por una »decisión política«, como confesaron policías a reporteros del »junge Welt«, las autoridades de Berlín, gobernado por una coalición de La Izquierda y del Partido Socialdemócrata (SPD), decidieron permitir la concentración de los neonazis no al frente, sino por detrás de la casa de La Izquierda – y así en frente de la sede del »junge Welt«, a pocos metros de un monumento para Rosa Luxemburg, cofundadora del Partido Comunista y asesinada por paramilitares de extrema derecha en 1919. Dietmar Koschmieder, director ejecutivo de la editorial »8 de mayo«, que publica el diario, se mostró indignado por el hecho de que la policía permitió a los fascistas concentrarse en ese lugar y por el hecho de que las autoridades no informaron a los vecinos del sitio sobre la concentración fascista.
Miembros de la redacción del »junge Welt« y de su editorial permanecieron en sus oficinas por razones de seguridad y para observar el desarrollo de la provocación derechista. De eso se desarrollaron protestas espontáneas contra los neonazis. Ese rechazo bien visible y audible de los periodistas obviamente no gustaba a la policía. Cerraron el acceso al edificio e intentaron a penetrar las instalaciones del diario, lo cuál fue rechazado por el personal presente, porque los funcionarios no pudieron presentar una autorización judicial.
Aunque los neonazis ya se habían alejado e ignorando los carnets de prensa, policías detuvieron por unas dos horas al gerente Koschmieder, y a otros empleados y visitantes del diario, acusándolo por supuestas violaciones de la ley desde las instalaciones del diario.
La editorial, la redacción y la cooperativa propietaria del »junge Welt« protestaron contra esa provocación estatal. Denunciaron que la política y la policía pretendieron provocar una escalada de la situación. Ni la policía había protegido suficientemente a las instalaciones del diario ni se había alejado a los neonazis del lugar. »Y ahora quieren criminalizar la protesta justa contra la escenificación nazi«, criticaron en un comunicado.
Fuente: Redglobe/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com/
Correo: pcvmirandasrp@gmail.com
Así comenzó Hitler, y fue protegido por los mismos que hoy protegen a los agresores y no a los agredidos
La extrema derecha alemana puede seguir contando con el apoyo y la protección por la policía. El viernes por la tarde, pocas decenas de neonazis se concentraron en el centro de Berlín, exactamente entre la sede del partido La Izquierda (Die Linke) y el edificio en que reside el diario independiente marxista »junge Welt«. Protegidos por varios centenares de policías, el jefe del Partido Nacionaldemócrata (NPD), neonazi, Udo Voigt, lanzó un discurso, que salvo sus pocos seguidores, nadie podía escuchar. Manifestantes antifascistas y vecinos del lugar insultaron a los fascistas, realizaron un cacerolazo muy fuerte y tocaron música antifascista. Desde la sede del »junge Welt« y de la casa »Karl Liebknecht« del partido La Izquierda ondearon banderas rojas y cubanas. Además, los neonazis tuvieron que protegerse contra aguas que cayeron sobre ellos desde un edificio vecino.
Inicialmente, los neonazis habían anunciado su concentración al frente de la casa »Karl Liebknecht«, la sede de La Izquierda. Por eso, el partido denunció que ese lugar fuera una provocación especial. Hasta la llegada al poder de los nazis en Alemania, en 1933, la casa era la sede del Comité Central del Partido Comunista de Alemania (KPD). Allí trabajaba su presidente Ernst Thälmann, asesinado por los nazis en 1944. A partir de la liberación por las tropas soviéticas en 1945, el edificio fue recuperada por los comunistas. Hasta 1989, allí funcionaba la dirección regional de Berlín del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED), el partido comunista gobernante de Alemania Oriental.
Por una »decisión política«, como confesaron policías a reporteros del »junge Welt«, las autoridades de Berlín, gobernado por una coalición de La Izquierda y del Partido Socialdemócrata (SPD), decidieron permitir la concentración de los neonazis no al frente, sino por detrás de la casa de La Izquierda – y así en frente de la sede del »junge Welt«, a pocos metros de un monumento para Rosa Luxemburg, cofundadora del Partido Comunista y asesinada por paramilitares de extrema derecha en 1919. Dietmar Koschmieder, director ejecutivo de la editorial »8 de mayo«, que publica el diario, se mostró indignado por el hecho de que la policía permitió a los fascistas concentrarse en ese lugar y por el hecho de que las autoridades no informaron a los vecinos del sitio sobre la concentración fascista.
Miembros de la redacción del »junge Welt« y de su editorial permanecieron en sus oficinas por razones de seguridad y para observar el desarrollo de la provocación derechista. De eso se desarrollaron protestas espontáneas contra los neonazis. Ese rechazo bien visible y audible de los periodistas obviamente no gustaba a la policía. Cerraron el acceso al edificio e intentaron a penetrar las instalaciones del diario, lo cuál fue rechazado por el personal presente, porque los funcionarios no pudieron presentar una autorización judicial.
Aunque los neonazis ya se habían alejado e ignorando los carnets de prensa, policías detuvieron por unas dos horas al gerente Koschmieder, y a otros empleados y visitantes del diario, acusándolo por supuestas violaciones de la ley desde las instalaciones del diario.
La editorial, la redacción y la cooperativa propietaria del »junge Welt« protestaron contra esa provocación estatal. Denunciaron que la política y la policía pretendieron provocar una escalada de la situación. Ni la policía había protegido suficientemente a las instalaciones del diario ni se había alejado a los neonazis del lugar. »Y ahora quieren criminalizar la protesta justa contra la escenificación nazi«, criticaron en un comunicado.
Fuente: Redglobe/PrensaPopularSolidaria
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