Del fracaso del euro alemán, se extrae una conclusión: un euro todavía más alemán. Tesis 8
Por: Peter Mertens
"¿Cómo mantener este mosaico? Eso dependerá no sólo de factores
económicos, sino también políticos.
Dos enfoques son posibles:
El
primero, es el aumento del autoritarismo en una Europa centralizada que
sacrifica la soberanía de los Estados miembro.
El segundo, es un retorno
al nacionalismo. En esta lucha política, las contradicciones internas de
Alemania juegan el papel principal”, escribí en 2011 en ¿Cómo se atreven?
Esto es precisamente lo que está sucediendo.
Para Ángela Merkel, su
estricto pacto fiscal de 2013 no era suficiente. A finales de 2013, la
canciller soñaba abiertamente con instrumentos vinculantes para imponer
la disciplina fiscal y presupuestaria en los países que no están bajo la
tutela de la Troika. Los países como Grecia, en los que la Troika está
en el poder, deben aceptar las medidas obligatorias incluidas en sus
memorandos.
Otros países no. Merkel quiere establecer los llamados contratos de competitividad, un contrato bilateral entre los Estados miembros y la Comisión Europea en el que se definen reformas estructurales a cambio de ayuda financiera. Es decir: un memorando a medida de cada país. La proximidad de las elecciones europeas de 2014 hizo que la propuesta finalmente no se materializase. Pero sin embargo el 23 de octubre de 2013 el Parlamento Europeo aprobó una moción sobre el Semestre Europeo. Se dice que la Comisión debe desarrollar rápidamente un instrumento de competitividad. Democristianos, liberales, y también socialdemócratas y Verdes votaron a favor de la moción. Siguen manteniendo su fidelidad con una Europa competitiva. Sólo el Grupo de la Izquierda Unitaria (GUE / NGL) votó en contra.
En medio de las nubes de polvo levantadas por la crisis en Grecia, el 22 de junio, los presidentes de las instituciones de la Unión Europea y de la UE presentaron su "Informe de cinco presidentes".
El informe pide "más Europa" y una transferencia adicional de soberanía a Bruselas.
En una primera etapa (hasta 2017), deben respetarse todas las reglas de manera más estricta. Todo debe ser presentado con antelación a la Comisión Europea y se imponen sanciones si las medidas no se ejecutan. Esta es la misma lógica y la misma política que se ha aplicado a Grecia. La única diferencia es que en Grecia se aplicaron medidas más extremas y radicales, lo que fue posible gracias a la toma de control por parte de la Troika.
En una segunda fase (a partir de 2017), los cinco presidentes quieren llegar a establecer una especie de gobierno europeo con un modelo federal.
En el informe se propone que cada país de la zona euro establezca lo que podríamos llamar una Autoridad de competitividad. Esta Autoridad se reforzará con tecnócratas y se asumirá que es una "entidad independiente". Su misión: comparar las tendencias salariales con las de los países vecinos y emitir en base a ello "recomendaciones". Estas Autoridades de competitividad, que no son electas, coordinarán sus políticas a nivel de la UE.
Podemos recordar que en Grecia, con la misma lógica, basándose en las recomendaciones de los "expertos" se violaron y suprimieron una serie de convenios colectivos de trabajo. Se formaliza la competencia entre los trabajadores de los distintos Estados miembros. Se enfrenta a todos entre sí y los países que recortan los salarios más drásticamente sirven como modelo. Los interlocutores sociales de cada país deben basarse en las recomendaciones de la Autoridad como hilo conductor en sus negociaciones salariales.
Esto es lo que ocurre con las negociaciones salariales libres. Si se exige a los interlocutores sociales seguir las "recomendaciones" se entraría en violación abierta de las convenciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Los países que no sigan los "mejores ejemplos" de Europa serán castigados con las sanciones previstas en el Six-Pack.
El euro desde el principio estuvo grabado en hierro alemán. Tras la crisis bancaria, se ha acelerado el proceso. Una y otra vez, a petición de Merkel y de los círculos financieros de Alemania. Salvo el grupo de Izquierda Unitaria (GUE / NGL), todos los grupos parlamentarios europeos apoyaron esta tendencia en diversos grados. Incluso los socialdemócratas y verdes.
El domingo 12 de julio, Merkel tomó el control y dio órdenes de manera pública.
Esto no era algo inesperado. Los seguidores alemanes de la línea dura llevan ocupados desde hace años fijando su lógica implacable - aquella con la que han dejado KO a los griegos- en una camisa de fuerza de pactos y tratados. También extraen lecciones del caso de Grecia. Menos laxitud, más control, más disciplina, más sanciones para imponer la política de ahorro rígido en todas partes. Es la parte trágica de esta historia.
Del fracaso del euro alemán, sacan la siguiente lección: un euro aún más alemán, con puño de hierro.
Peter Mertens, De WereldMorgen: 24 de julio de 2015.
Fuente: Solidnet/PrensaPopularSolidaria
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