Al carecer del componente colonial, hablar de una "autodeterminación" catalana se convierte en una mera reivindicación nacionalista, y por tanto, interclasista: el explotado y el explotador pasan de repente a tener intereses comunes. |
Por: Rabioso
El principal logro del "Procés" ha sido convertir el "derecho de autodeterminación" en parte de las reivindicaciones de la izquierda, hasta el punto de que la propia CNT (desde el Comité regional de Catalunya-Baleares hasta el Comité Confederal) han emitido sendos comunicados en este sentido.
El principal logro del "Procés" ha sido convertir el "derecho de autodeterminación" en parte de las reivindicaciones de la izquierda, hasta el punto de que la propia CNT (desde el Comité regional de Catalunya-Baleares hasta el Comité Confederal) han emitido sendos comunicados en este sentido.
Tan lamentable es este abandono inesperado del federalismo como la aceptación de un concepto básico del nacionalismo sin reflexionar sobre sus consecuencias.
Para empezar, el "derecho de autodeterminación" no consiste, en este caso, en liberar a una población de una explotación colonial por una potencia extranjera, que es lo único que permiría conciliar y ver de manera unificada a la población de un territorio con la perspectiva de la lucha de clases. Al contrario, Cataluña es la región más rica de España, y el resto del país es su mayor mercado; basta mirar la estructura económica española y los consejos de administración de las empresas para comprobar que la oligarquía catalana (y la vasca) son parte integrante e importante de la oligarquía española.
Al carecer del componente colonial, hablar de una "autodeterminación" catalana se convierte en una mera reivindicación nacionalista, y por tanto, interclasista: el explotado y el explotador pasan de repente a tener intereses comunes. La base argumental del derecho a la autodeterminación (que se camufla como derecho a decidir) es una abstracción llamada "nación", cuyos imaginarios intereses se ponen por delante de los individuales. El individuo o la organización basada en la libre voluntad siguiendo el modelo federal es rechazada de plano: como ha reconocido el independentista catalán Joan Tardà (ERC), jamás permitirán que Tarragona deje de formar parte de Cataluña.
Al mismo tiempo que se coarta de este modo la capacidad de decisión popular, se usa como argumento la defensa de Cataluña para justificar una alianza entre la casta política neoliberal que gobierna Cataluña desde hace cuatro décadas y las víctimas de sus corruptelas. Ni desde la CNT ni desde el resto de la izquierda se ha dado un argumento válido o minimamente aceptable que justifique por qué hay que apoyar semejante alianza contra natura con las élites nacionalistas que ayudaron a implantar el R78 y han puesto en marcha una brutal reestructuración neoliberal.
Fuente: V.K/PrensaPopularSolidaria
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