Por:Manuel Menéndez DíazLa desaparición del llamado "socialismo real" en Europa del Este y la URSS, abrió un nuevo momento histórico con el fin de la bipolaridad en las relaciones internacionales y la guerra fría. Eliminó uno de los factores a tener en cuenta para la defensa y consolidación de las revoluciones, por lo que concluía las posibilidades de apoyo externo para enfrentar al enemigo imperialista y la contrarevolución interna.
Para Cuba en específico significó, además, un severo impacto en su economía, un sólo dato es demostrativo de ello. De 1990 a1993 nuestro Producto Bruto Interno desendio un 34,8% en relación con 1989.
El IV Congreso del Partido, celebrado en las difíciles condiciones de la coyuntura internacional de 1991, trazó la política de salvar la Patria, la Revolución y las conquistas del Socialismo. Sabíamos que comenzaba la etapa más compleja que ha vivido la Revolución.
En la coyuntura de perder de un día para otro el mercado socialista, con el cual realizábamos más del 80% de nuestro comercio, lo que implicaba dejar de recibir o vender renglones básicos para la economía cubana, como los combustibles, el azúcar, el níquel y los productos alimenticios; dejar de contar con los únicos paises que nos daban crédito financieros y comerciales a largo plazo y con bajos intereses, entre otras muchas circunstancias, fue un golpe tal, que el enemigo imperialista pensó que ahora sí podría llegar el momento tan ansiado por ellos, durante más de 30 años, de liquidar la Revolución.
Nuestro país tuvo que adoptar medidas económicas, que en otras circunstancias no habríamos tomado, tales como:
Realizar un gran esfuerzo para atraer capitales externos y crear con ellos asociaciones económicas sobre la base de buscar capital, tecnologías y mercados. Permitir el curso legal del dólar estadounidense en nuestro mercado interno Aumentar tarifas y precios en algunos servicios y productos, procurando sanear las finanzas internas. Priorizar el desarrollo del turismo, convirtiéndose en breve tiempo en uno de los renglones principales. Convertir en cooperativas buena parte de las empresas agrícolas, conservando el estado de propiedad de la tierra. Le descentralización del comercio exterior. La ampliación del trabajo particular personal o familiar.
EL IMPERIO CONTRA CUBA
Es imposible comprender la realidad cubana, así como la política de su Partido, si no analizamos la política norteamericana hacia Cuba.
Recientemente el presidente William Clinton presentó públicamente el documento "Apoyo para una Transición Democrática en Cuba", que resume en un programa la ley Helms-Burton, aprobada el pasado año por el congreso norteamericano.
Estos últimos años se han caracterizado por un reforzamiento del bloqueo, que pretende estrangularnos, haciéndolo más férreo y procura barrernos, cuya máxima expresión fue la aprobación de esa ley, que vino a sumarse al empleo de tácticas sutiles con las que quieren penetrarnos, resblandecernos y desestabilizar el país. Esta última dirección de su política esta expresada en lo que se ha dado en llamar el trac two (carril dos) de la Ley Torricelli, antecesora de la Helms-Burton.
Esta legislación norteamericana, tan divulgada en los últimos meses en Europa por el debate en la Unión Europea acerca del capítulo en ella que se refiere a las sanciones de las empresas que negocian con Cuba, va mucho más lejos que ese aspecto que conoce la opinión pública internacional, esto es, el recurso presentado por la Unión Europea ante la Organización Mundial del Comercio y los recientes acuerdos de los 15 de suspender este recurso, a la vez que el gobierno de Clinton se comprometió a no sancionar a empresas e individuos europeos.
La ley, y el programa de Clinton que es lo mismo, pretenden negar nuestra existencia como Estado soberano, imponernos la servidumbre colonial y esclavisarnos, además de asfixiarnos económicamente, aumentar nuestras dificultades, llegando a utilizar los alimentos y medicinas como armas de guerra.
Sus intentos son intensificar la guerra económica, destruir la Revolución y abrir una etapa, que ellos llaman de "transición democrática", que no es más que el regreso al capitalismo.
Piensan que el camino empleado en Europa del Este, con sus "logros" de revertir la realidad, pueden servir para Cuba, pero se equivocan.
Una simple ojeada al informe del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo nos explica esos "logros". El Producto Interno Bruto en 1995 de los paises de Europa Central y Oriental, no pasaba del 88% del nivel que alcanzaron en 1989, y en los estados del antiguo territorio soviético ese porcentaje era del 48%. La producción industrial de los primeros decreció entre el 33 y 60%, la agrícola alrededor del 30% en relación con 1989, el desempleo llegó entre el 12 y 14%, el consumo cayó hasta el 20 o 25%.
La mítica riqueza de la sociead de consumo para las grandes mayorías se ha quedado sólo en imágenes. Esa es un pequeña muestra de lo que significa el retorno al capitalismo, que en nuestro caso sería más agudizado.
El proyecto de Clinton promete una ayuda de unos mil milones de dólares anuales durante 6 años, posterior a la liquidación de la Revolución. Similar promesa se les hizo a los nacaragüenses, haitianos y panameños y nuca llegó. Esos supuestos prestamos no se acercan ni a la mitad de la cifra que mueve nuestra economía, aún en condiciones de bloqueo. Esa supuesta ayuda es una suerte de recompensa al pueblo cubano si eliminara al gobierno actual.
El esquema se entrelaza con la concepción, de esta administración norteamericana, de actuar en la dirección de una máxima penetración ideológica.
Esas direcciones principales van, desde el intercambio de información con el empleo de medios electrónicos y automatizados, el incremento de los intercambios académicos, facilidades para las comunicaciones telefónicas y contactos personales entre los emigrados y sus familiares en Cuba, intercambios culturales e informativos, hasta la intensificación de la propaganda subversiva esencialmente a través de la radio.
En este sentido ocupa un lugar destacado la campaña internacional por los derechos humanos y la democracia, según sus patrones, en Cuba. En esto tratan de sumar a los gobiernos y entidades europeas, muestra de ello es que aparece ese compromiso en el comunicado dado a conocer por la suspención del recurso de la Unión Europeo en la OMC contra la Helms-Burton.
La complejidad que nos ha tocdo vivir al terminar este milenio, y de la cual Cuba no puede estar ajeno, nos obliga a ser muy pragmáticos, pero sin despegarnos un ápice de nuestros principios.
Hoy el mundo se hace cada vez más interdependiente, con una nueva dimensión en que se ensancha el abismo, entre los grandes del centro del poder capitalista, representados esencialmente por el grupo de los 7, y los paises del llamado Tercer Mundo.
Asistimos a un mundo globalizado y unipolar. Esta globalización de la economía mundial no es más que el proceso del capitalismo actual, impulsado por las corporaciones transnacionales.
Hay quienes nos presentan esta fórmula como el triunfo definitivo del sistema, la abolición de las clases sociales, el cuestionamiento del Estado Nación, a la vez que implica la cancelación de las transformaciones revolucionarias.
Junto a ese proceso anda la regionalización de la economía mundial, con sus momentos contradictorios, que apuntan a un escenario de choques inter imperialistas.
REALIDADES DE LA LABOR IDEOLOGICA
Nuestra realidad, y creo que la de todos, pone el tema ideológico a la orden del día.
Vivimos una etapa de reflujo contrarevolucionario, pero el pensamiento de Marx conserva todo su alcance y su aporte continúa siendo una referencia incuestionable para responder a las exigencias contemporaneas.
En Cuba siempre hemos entrelazado el marxismo con las tradiciones nacionales, esencialmente con el pensamiento de José Martí, quién expresó con profundidad las primeras ideas antimperialistas en nuestro país. El mostró los objetivos y el papel del imperialismo norteamericano, cuando este sólo comenzaba a afirmarse como tal.
Avisoró el papel hegomónico que se reservaba EE.UU, en relación con nuestra América y alertó a los pueblos contra el peligro de esa dominación.La conjunción de ese rico pensamiento, con las vigentes ideas de Marx, es lo que nos permite en el campo ideológico basarnos en un marxismo creador que tiene su mayor exponente, en nuestra realidad, en el pensamiento del compañero Fidel Castro.
La labor del enemigo, que no subestimamos, y las decisiones adoptadas en los últimos años complican nuestra labor ideológica.
Las transformaciones económicas en Cuba provocaron un cambio en los esquemas sociales. Los trabajadores estatales se han reducido por el cierre de centros de trabajo o racionalización de personal. El 42% de las tierras del país han dejado de explotarse por empresas estatales y se han convertido en cooperativas, no obstante que el Estado conserva la propiedad del suelo. Aunque de manera limitada, se han entregado algunas decenas de miles de hectareas a personas para que fomenten fincas particulares. Hoy más de 160000 personas han engrosado el trabajo privado personal.
De otra parte, la necesidad de aceptar inversiones de capital extranjero, el desarrollo acelerado del turismo, llamado a convertirse en sector determinante de la economía, el aumento de los contactos con la emigración, junto al signifacado positivo, en el orden económico, traen consigo incuestionables influencias ideológicas negativas.
Para tener una idea más acabada, a lo anterior debemos sumar la guerra radial, que financiada por EE.UU. se dasata contra Cuba. Diariamente 15 emisoras contrarevolucionarias transmiten contra nuestro territorio, entre 205 y 216 horas diarias por 28 frecuencias.
El Patido Comunista de Cuba es consiente de qua tanto uno, como otros factores repercuten en la conciencia de las personas y nos ponen ante un enorme reto ideológico.
A la vez la coyuntura cubana es mucho más compleja por la política norteamericana que ya apuntabamos. Y aunque no hay una oposición interna que tenga alguna capacidad de convocatoria, tampoco podemos subestimarla.
Una de las campañas ideológicas más fuertes que se lleva a cabo contra nuestro país es, porque, según dicen, no respetamos los derechos humanos.
La propaganda imperialista levanta la defensa de unos derechos humanos que se circunscriben al derecho burgués.
La Revolución ha demostrado que entre otros, se hizo para defender los derechos más sagrados de las masas populares: el derecho a la vida, a una salud y educación gratuitas, el acceso a la cultura, al trabajo y el más importante derecho político; a ejercer realmente el Poder por los mecanismos que creamos para la participación ciudadana, y no por el simple derecho burgués de asistir a las urnas electorales a depositar su voto.
Nuestro sistema de trabajo ideológico brinda respuesta a los asuntos cotidianos y los problemas coyunturales que se nos presentan, pero nos empeñamos a fortalecerlo, a aumentar su profesionalidad.
Enfocamos la busqueda de la sociedad que aspiramos sin imposiciones, sin compulsiones, sino con el convencimiento y las motivaciones.
En las circunstancias de hoy, cuando los referentes se autodestruyeron erigimos una sociedad socialista con los ribetes cubanos sin pretender convetirla en un fenomeno paradigmático.
Para llevar adelante este propósito existen todas las posibilidades, en primer término la sistematización de nuestra experiencia revolucionaria, la lucidez de la dirección de nuestra Revolución, que no hizo concesiones a la interpretación esteril y falta de originalidad del marxismo y sobre todo, la consistente prédica de Fidel Castro.
NUESTRO CAMINO
Cuba está hoy en capacidad de probar que el capitalismo ha fracasodo y que en nuestro camino socialista tenemos una opción viable.
La economía latinoamericana, mientras muestra una disminución de la inflación y el déficit fiscal, que es el resultado que más exhibe el neoliberalismo, acusa un aumento del desempleo, su balanza comercial presenta un precario comportamiento y la deuda externa crece con fuerza marcando la tendencia a estropear las pretenciones de la política neoliberal, de querer mostrarse salvador del sistema, cuando apunta sólo a una nueva etapa que ya tiene innumerables signos de fracaso.
Los análisis nos presentan la cruda realidad del mundo: el abismo que se ansancha entre los paises pobres y ricos.
Un informe sobre desarrollo humano del PNUD apuntó que, mientras en la década de 1960, el 20% más rico de la población mundial recibió ingresos 30 veces más elevados que los del 20% más pobre, ahora en la década de los años 90, el 20% más rico recibía 60 veces más.
Si queremos ver más clara esta tragedia, veamos este otro dato, actualmente el 20% más rico recibe el 83% de los ingresos totales del mundo, en tanto el 20% más pobre sólo el 1,4% de ello.
A pasado ya un quinquenio del programa político que aprovamos cuando el IV Congreso del Partido en 1991. La crisis económica que se nos vino encima por causas esencialmente exógenas, no deribó en crisis política.
Nos impusimos la tarea de resistir, salvar las conquistas del socialismo en nuestra tierra y desarrollarnos.
El deterioro violento de la economía logramos pararlo en 1994, cuando después de varios años de caída del PIB, tuvo ese año un crec imiento del 0,7%, pasando después al 2,5% en 1995, el 7,8% en 1996 y nos proponemos crecer este año entre un 4 y 5%.
El conjunto de medidas que debimos adoptar en 1993 para sanear las finanzas internas y desarrollarnos, tuvieron siempre el respaldo popular. Incluso todas las medidas de corte monetario fueron discutidas en asambleas con los trabajadores, quienes hicieron sus propias propuestas que fueron consideradas.
En estos años, como siempre ha sido la práctica de la Revolución cubana, hemos pulsado el sentir de las masas. Nuestros estudios entre 1993 hasta 1996 apuntan que entre el 80 y el 87% del pueblo aprovó las medidas económicas que se adoptaron en cada momento.
Esos resultados tienen sólo una explicación política, pues refleja un alto nivel de madurez ideológica, de convicciones patrióticas y revolucionarias forjadas en más de 35 años de Revolución, bajo la conducción del Partido Comunista.
Uno de los rasgos particulares de la Revolución cubana ha sido el apego permanente del Partido con las masas. Si dejara de existir, entonces podría significar el comienzo de nuestro fin. Pero presisamente lo que nos ha caracterizado ha sido una estrecha relación entre pueblo, Partido y Gobierno. Esto es lo que nos permite gozar de estabilidad social.
Asistimos en nuestro proceso a una identificación real y no ficticia con los intereses de la mayoría en el ejercicio del Poder. Contamos con el concenso de las masas, y no se produce una dicotomía entre gobernados y gobernantes.
El imperialismo pensó que también a Cuba le había llegado su hora y no podría resistir, pero la vida se ha ancargado de demostrarles su profunda equivocación.
Los comunistas cubanos convocamos a nuestro V Congreso para octubre de este año. En el analisaremos la experiencia acumulada en estos años de resistencia e inicio de la recuperación económica.
El Congreso además, reafirmará los principios ideológicos en que se fundamenta el proceso revolucionario cubano, el papel insustituible del Partido y el sistema político que hemos forjado a lo largo de nuestra historia.
Como hemos señalado, mucho cambió el mundo en estos años, pero el compromiso que hicimos hace 36 años, de construir el socialismo, se mantiene muy firme.
Esa certeza, de manera esquemática, la basamos en que:
--Hemos precervado la unidad del pueblo.
--Jamas traicionaremos los principios ideológicos básicos de nuestra Revolución.
--El Partido Comunista de Cuba vive en estrecha vinculación con el pueblo y se debe a él.
--El pueblo tiene plena conciencia que el imperialismo norteamericano es su enemigo principal y nunca nos dejaremos chantajear por su política hostíl.
--Mantendremos la propiedad social como la fundamental en nuestra economía.
--Continuamos con nuestra política de justicia social, dignidad del hombre, solidaridad y cooperación social.
--Nos atenemos, y perfeccionamos, a nuestra democracia en la cual el pueblo tiene en sus manos los hilos conductores para maniobrar y elegir a sus gobernantes.
--Mantenemos nuestra doctrina de Guerra de Todo el Pueblo para defender la Revolución ante cualquier agresión.
--Por último, si fueran necasarios nuevos argumentos, diremos sólo lo que ha pasado con la integración a nuestro Partido en estos duros años.
--Mientras en la década de los 80 el promedio de ingreso anual al Partido era de 27.000 trabajadores, en estos difíciles años ese promedio se elevó a unos 46.000. Al Partido ingresaron entre 1992 y 1996 unos 232.500 nuevos militantes, que significan el 30% de nuestra militancia total.
--Anque estas cifras sonh alagüeñas, lo más importante es la decisión irrenunciable de seguir adelante con nuestra Revolución.
--Hoy somos más fuertes y el prestigio del país crece, sabemos, como dijo recientemente nuestro Primer Secretario Fidel Castro, "que somos realmente -y no son palabras- la esperanza de cientos y tal vez miles de millones de personas en el mundo que odian y repudian cada vez más este mundo unipolar, en que el poderoso imperio disimula cada vez menos su condición de presunto dueño del mundo".
--Compañeros: estén seguros que nuestro pueblo jamás entregará la Revolución y el Socialismo y que la victoria será nuestra.
Muchas gracias
Fuente: Cuba Debate/Prensa Popular Comunistas Miranda