Fuente: Tomado de INDEPENDENCIA Y SOCIALISMO, Periódico Digital del PRCC
Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias
Desde la integración del Estado español en la Unión Europea (UE), se nos ha vendido la moto de que esta era una fuente inagotable de dinero y subvenciones para Canarias, que compensaban la entrega de nuestro país a las directrices del imperialismo europeo y la renuncia a un modelo económico propio. Durante veinte años, principalmente a través de los Fondos Europeos para el Desarrollo Regional (FEDER), millones de euros llegaron a Canarias y un puñado de grandes capitalistas y nuevos ricos acrecentó espectacularmente su capital con elloS.Cierto que no todo ese dinero se quedó aquí. Los paraísos fiscales se convirtieron en el 90% de la inversión exterior canaria. A lo que contribuyó, sin duda, la exención de impuestos conocida como Reserva para Inversiones en Canarias (RIC). El PIB aumentaba año tras año a un ritmo superior a la media europea y a la media del Estado, si bien el paro se mantenía en torno a las cien mil personas y los salarios de las canarias y los canarios han sido los más bajos de todos los territorios bajo soberanía de la UE. Añadamos a eso la jornada laboral la más larga y más del 28% de la población canaria bajo el umbral de la pobreza.
La fanfarria europeizante ocultaba, desde luego, que esos fondos sólo servían para asegurar mercados cautivos a las grandes multinacionales europeas y oportunidades de negocio a las grandes corporaciones financieras que han sacado a cambio el ciento por uno del dinero público que venía destinado a Canarias.
Sin embargo, ese dinero europeo, que se materializaba en hormigón y en liquidez de capitales, dependía de que el PIB canario no superase el 75% de la media europea. Antes de la ampliación de la UE a 27, ya se estaba sobrepasando ese límite. Después de la ampliación, Canarias ya no tiene derecho a esos fondos al sobrepasar ampliamente una media que cayó con la entrada de los países del este de Europa. Y que caerá aún más con la previsible entrada de Croacia y Turquía.
El periodo 2006-2013 es el de la desaparición acelerada de esos fondos, hasta llegar a cero euros.Para evitar este final del cuento de la lechera, el gobierno autonómico, con la unanimidad de CC, PP, PSOE y hasta NC, apostó por el reconocimiento institucional (y constitucional) de Canarias como “región ultraperiférica” de la UE, una figura que recoge a las colonias europeas en ultramar y que, a su juicio, les permitiría esquivar el límite del 75% de la media del PIB europeo para poder seguir recibiendo fondos.
La cosa no ha cuajado. Por una parte, el tratado constitucional europeo se ha ido al traste ante el rechazo cada vez mayor que genera entre los pueblos de Europa. Por otra, la irrupción de la crisis de las economías imperialistas ha arrasado las expectativas de seguir recibiendo la sopa boba.
Significativas en ese sentido han sido las recientes declaraciones del director del Instituto de Política Económica de la Universidad de Colonia, Juergen Donges, de que Canarias deberá “olvidarse” de fondos estructurales y debe empezar a estudiar cómo desarrollarse sin ellos tras la ampliación de la Unión Europea. Donges añadió que el concepto de ultraperiferia sirve “para el chantaje político”, pero no tiene sentido “desde un punto de vista económico”, subrayando que “ultraperiféricos lo somos todos según hacia donde miremos, también Alemania es ultraperiférico si miramos hacia China”. Y apuntando a la yugular al subrayar que “cuando alguien depende de las ayudas se mantienen las actitudes ineficientes”.
La posición de este influyente catedrático de economía alemán desvela que los llantos, el victimismo y la actitud pedigüeña, ya no sirven ante una Europa que afronta una grave crisis y que pelea ferozmente por no perder comba en sus intereses y en sus posiciones imperialistas. Atrás queda un Archipiélago con una economía cuya dependencia se ha multiplicado y con una población cada vez más empobrecida.
A dos mil kilómetros de un continente que no nos va a resolver nada, colonizada por una potencia europea de segunda fila, los dos millones de canarias y canarios afrontamos un sombrío futuro si permanecemos atados a la fantasía de que somos europeos. Es la mentira de otros: a nosotros no nos sirve
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