Frente a un peligro exterior es el momento de que todos reconozcan: el antisovietismo es una forma de la rusofobia, y los que combaten contra la historia soviética son enemigos declarados de Rusia. |
Carta abierta de Guennadi Ziugánov,Presidente del CC del PCFR a los ciudadanos del país:
¡Estimados compatriotas, camaradas, amigos!
Nuestra Patria está enfrentando un
terrible desafío. Muy cerca de nuestras fronteras arde el incendio
armado fratricida. Nuestros “socios occidentales”, utilizando la
situación que ellos mismos han creado en Ucrania, acusan a Rusia de lo
que está sucediendo, articulando un frente unido contra nuestro país.
Sus pregoneros hablan abiertamente de una nueva “guerra fría” y la
necesidad de enseñar a los rusos a ser obedientes.
Se puede constatar que el experimento de
obligarnos a caminar a la zaga de la globalización norteamericana ha
fracasado. Tampoco está funcionando una Europa unida desde Lisboa hasta
Vladivostok. Sobre las buenas intenciones de nuestros socios mejor es no
hablar. Los EEUU y la Unión Europea se esfuerzan cada vez más
evidentemente en negar a la Federación de Rusia el derecho a su
soberanía estatal. Polonia se vuelve a convertir en un “pasillo”, a
través del cual asoman las amenazas contra nuestras fronteras. La última
Conferencia de Múnich también se ha destacado por el tono agresivo y la
grosería de los halcones de la OTAN.
Al igual que hace setenta años, como
arma en la lucha contra nuestro país se usa el fascismo. Pero en los
años de la Segunda Guerra mundial la Unión Soviética y las democracias
burguesas pudieron ser aliadas en la lucha contra la peste parda. Hoy en
día, los estados burgueses más importantes recurren abiertamente al
nazismo con el fin de lograr sus objetivos geopolíticos. Bajo su
protección las semillas fascistas han germinado como brotes venenosos
también en la tierra donde hace mil años se formó la Rus de Kiev, allí
donde empezó la historia común de los rusos, ucranianos y bielorrusos.
Hoy son millones de ucranianos que
quedaron envenenados por la rusofobia y la propaganda antisoviética. La
repugnante ola del vandalismo pasó por muchas de las ciudades de
Ucrania. El primer blanco de los rabiosos revoltosos banderistas es el
fundador del Estado soviético. La destrucción de los monumentos a Lenin y
de los símbolos de la historia y cultura rusas ya no se puede calificar
como “movimiento desde abajo”, puesto que es bendecido abiertamente por
representantes de los órganos del Poder.
Es precisamente esa bacanal la que
refleja lo esencial de los acontecimientos en Ucrania. No hace mucho la
expresó públicamente la ex ministra de educación en el gobierno de
Saakashvili en Georgia, y actualmente cómplice activa de la Junta de
Kiev. Su fórmula suena así: «Nuestro enemigo común es el hombre
soviético”. Estas palabras son lógicas, ya que fue precisamente la
sociedad soviética la que logró formar la inmunidad segura contra el
nacionalismo desenfrenado y el fascismo. Ahora se apresura a erradicar
esa inmunidad.
El antisovietismo y la rusofobia eran
desde el inicio la lucha ideológica no solamente contra el sistema
político en la URSS sino también Rusia como tal. Occidente veía en la
Unión Soviética una doble amenaza. Por un lado, le aterraba el
socialismo como alternativa al orden mundial capitalista. Pero, por el
otro lado, le asustaba que ese país más grande del planeta llamara a
construir un mundo nuevo. Durante muchos siglos sus espacios infinitos
asustaban por su potencial, y sus riquezas incalculables atraían a
muchos ya desde la época de los caballeros de la Orden Teutónica.
La URSS supo aprovechar en plena medida
las potencialidades dadas por la naturaleza y las generaciones de los
antepasados. No se podía asfixiar a la potencia soviética recurriendo a
las sanciones económicas. Tampoco la pudieron vencer usando armas las
hordas hitlerianas. Pero fue socavada desde dentro al formarse la quinta
columna de los disidentes antisoviéticos y los traidores declarados. El
sabio Alexander Zinoviev que otrora estuvo en las filas de los
disidentes reconoció francamente que el verdadero objetivo de quienes
luchaban contra el comunismo era Rusia.
El antisovietismo furibundo se desbordó
en el octubre sangriento de 1993. Para la banda de Yeltsin los Soviets
de diputados populares eran el último obstáculo en el camino de la
criminal privatización y la depredación de la propiedad de todo el
pueblo. La incendiada Casa de los Soviets en Moscú, se convirtió en
precursora del Jatyn de Odesa y de las operaciones punitivas en el Donbás.
La actual agudísima crisis en Rusia fue
fabricada en los “laboratorios” de la CIA. Pero ella no pudo estallar
sin que le prestaran ayuda los prooccidentales domésticos que levantaron
las tres olas de la rusofobia y el antisovietismo. La primera ola
destruyó a la URSS y la unión multisecular de los pueblos bajo el amparo
de Rusia. La segunda ola bloqueó los procesos de integración e hizo
nulos los intentos de restaurar el poderío de antaño. La tercera,
provocó la guerra fratricida en Ucrania y el chantaje abierto a la
Federación de Rusia por parte del Occidente que creyó que al fin ya se
podría arrinconar a nuestro país. El nacionalismo banderista apoyado por
los EEUU desató la guerra contra nosotros en Novorrusia. Si los nuevos führer
no reciben allí una merecida respuesta, las bases de la OTAN se
instalarán en cercanías de Járkov. Lo que significa ello para los
ciudadanos de Rusia creo que incluso lo entienden Navalny, Nemtsov y
otros lisonjeros de los norteamericanos.
A pesar de las lecciones trágicas
recibidas en Rusia de hoy todavía se sienten cómodamente los
antisoviéticos de toda calaña que asestan golpes contra la economía, la
ciencia y la educación, la grandeza histórica de la Patria. En los
medios impresos, en las pantallas de cine y televisión aparecen a menudo
las repugnantes falsificaciones que pintan con color negro los logros
de la época soviética, incluyendo la Gran Victoria.
Es difícil aceptar la situación cuando
las cadenas de TV gastan dinero para propagandizar las ideas de los
rusofobos agresivos y antisoviéticos. Una compañía de televisión grande
ha desplegado hoy una campaña publicitaria y ha empezado a presentar un
serial histórico con pretensiones a la verdad documental. El odio
visceral de su autor -Nikolai Svanidze- hacia todo lo soviético y
popular no deja lugar para la esperanza de la objetividad en la
evaluación de los acontecimientos históricos. El propio Svanidze,
siempre resulta la parte perdedora en los debates televisivos y le apoya
sólo la minoría absoluta de los ciudadanos. Y cuando la opinión de un
pseudohistriador es rechazada repetidas veces por la sociedad, no hay
ninguna justificación para imponérsela a nuestros compatriotas y, sobre
todo, a costa de sus impuestos.
Orgullosamente y por todo el país tienen
que escucharse las voces de naturaleza absolutamente distinta. Son
voces de quienes tienen el aprecio del pasado, quienes guardan la
memoria de las proezas históricas. Y es a ellos precisamente a quienes no oyen
los funcionarios. En la antesala del aniversario de la victoria del
pueblo soviético en la Gran Guerra Patria el Estado no tiene recursos ni
incluso para filmar una película dedicada a la proeza de los soldados
de Panfilov. Los fondos para filmarla se recolectaban por todo el mundo.
No solamente en Ucrania sino también en
Rusia los monumentos de la herencia histórico-cultural soviética son
blanco de las agresiones. Lamentablemente, hay muchos ejemplos de ello:
desde el deterioro del monumento a Lenin en la estación de Finlandia en
San Petersburgo en abril de 2009 hasta los últimos hechos de vandalismo
en Novosibirsk. Pero todo empezó mucho antes, en los “turbulentos años
90”. Y sigue hasta hoy por la sencilla razón de que no recibe una
respuesta contundente de las autoridades. Más, en varias ocasiones
algunos de los representantes de las autoridades son iniciadores del
traslado de los monumentos, del cambio de los nombres de las calles e,
incluso, de la profanación de las tumbas.
Los señores de aspecto respetable con
una tenacidad que sería digna de un mejor uso proponen incansablemente
demoler el mausoleo Lenin y todo el necrópolis del muro de Kremlin,
aunque saben perfectamente que allí están sepultados los restos de los
mejores hijos de nuestro país del siglo XX, verdaderos héroes de la
Potencia Soviética. Ello significa que no es vana su grandilocuencia.
Tal es su opción vital. Sus llamamientos descubren la identificación
entre los antisoviéticos rusos y los vándalos banderistas.
El antisovietismo es agresivo,
insistente, ingenioso y, por consiguiente, contagioso. Sus bacilos
incentivan a las autoridades a disfrazar pudorosamente el edificio del
mausoleo durante los actos solemnes en la Plaza Roja. El mausoleo Lenin,
testigo de los grandes acontecimientos, fue ocultado a los ojos de los
ciudadanos incluso en el sagrado día del 70 aniversario del desfile
militar del 7 de noviembre de 1941. El 9 de mayo de 2015, día del 70
aniversario de la Gran Victoria, esto no debería repetirse ya que a los
pies del mausoleo fueron echadas las banderas de las huestes hitlerianas
derrotadas. Ocultarlo en el sagrado Día de la Victoria es directamente
ofensivo para los veteranos vivos o los que nos dejaron ya. Es
humillante para todos nosotros, herederos directos de los héroes
triunfadores.
El gobierno ya diseñó y adoptó el
programa de celebración del 100 aniversario del nacimiento de Solzhenitsin.
Pero incluso los compañeros de lucha estimaban de una manera inunívoca
la obra de ese escritor. Ellos le incriminaban las acciones dirigidas a
“los éxitos individualistas con todos los accesorios provocativos”. Sí,
la propaganda occidental le convirtió a Solzhenitsin en un ícono del
antisovietismo. ¿Pero será suficiente el motivo para priorizar ese
aniversario en comparación con el 200 aniversario del nacimiento del
brillante maestro de la palabra I. S. Turguénev, o el 100 aniversario
del desatacado escritor K.М. Símonov, el 150 aniversario del gran
pintor V.A.Serov, o el 100 aniversario del genial compositor G.V.
Svirídov? ¡¿Acaso el aporte de Solzhenitsin a la cultura rusa sea
superior a la obra de ellos?!
Solamente dignificando los nombres
verdaderamente grandes es posible esperar nuevos logros culturales. En
vez de ello la cultura clásica rusa es arrinconada en el programa
escolar. Tales valores como el colectivismo, que es tan natural para
nuestro pueblo desde siempre y que lo salvaba en los tiempos más duros,
se declaran como secuelas deplorables del pasado. Y en vez de los
auténticos valores se imponen los sucedáneos liberal-occidentales.
Previendo tal peligro el gran Mijail Shólojov, en el lejano año 1978
escribió a L.I. Brezhnev: «Uno de los blancos principales de la ofensiva
ideológica en estos momentos es la cultura rusa, que constituye la base
histórica, el principal acervo de la cultura socialista de nuestro
país. Menoscabando el rol de la cultura rusa en el proceso espiritual
histórico, tergiversando sus altos principios humanistas, negando su
carácter progresista y la originalidad creativa, los adversarios del
socialismo así tratan de denigrar al pueblo ruso como la principal
fuerza internacional del Estado multinacional soviético y mostrarlo como
impotente espiritualmente, incapaz para la creatividad intelectual».
Los adversarios del socialismo de los
que habló Sholójov, hicieron su trabajo. Desbancaron a nuestro país a la
vía de la degradación y descomposición. Pero no quieren tranquilizarse
con ello. Las caretas han caido. No necesitan a una Rusia cualquiera que
fuese: imperial, socialista o burguesa. Para defender nuestro derecho
al futuro hay que dejar de torturar y denigrar el pasado de nuestra
Patria. Además de las exposiciones dedicadas a los periodos de gobierno
de los Rurik y los Románov se debe organizar una exposición no menos
grandiosa sobre la época soviética. Hay que enaltecer los logros de
nuestra cultura. Proponemos editar 100 tomos de la colección de obras
clásicas rusas que lleguen a cada biblioteca y escuela. Llamamos a
reanimar tales eventos excelentes como las jornadas y fiestas de la
amistad de los pueblos.
Los niveles de la popularidad del poder
actual, según los sociólogos, no deben alimentar la ilusión de que todo
le está permitido. Ese anticipo de la confianza popular fue recibido en
los días de la reunificación de Crimea y Sebastopol con Rusia. Y eso
tiene su explicación puesto que la parte sana de nuestra sociedad
todavía representa la mayoría. Está dispuesta a apoyar los pasos que
correspondan a los intereses nacionales y conduzcan al renacimiento de
la Patria. Pero mientras la carcoma del antisovietismo siga atacando la
“vertebra del poder”, cualquier iniciativa útil puede ser enterrada o
desacreditada.
El antisovietismo es la bandera de los
traidores y derrotistas. Empuja a nuestro país hacia el abismo. Los
inspiradores y los patrocinadores del antisovietismo hoy son las mismas
fuerzas políticas foráneas de los tiempos de la “guerra fría” con la
URSS. La clase gobernante del Occidente imperialista nunca olvidará que
durante más de medio siglo nuestro país era obstáculo en su camino
hacia el poderío mundial. No nos perdonarán nuestro pasado socialista.
Van a vengarse por la industrialización y la construcción de una
potencia sobresaliente. Por el victorioso mayo de 1945 y el vuelo
especial histórico de Yuri Gagarin. Por la creación de la paridad
coheteril-nuclear y la ayuda prestada a los pueblos de Asia, África,
América Latina que sacudieron el yugo colonial.
Nosotros, los comunistas, no ocultamos
que en la historia soviética no todo era fácil. La vida real es
diferente. Sobre todo, la vida de los pioneros, constructores de una
nueva sociedad. Pero el PCFR llama a todos los ciudadanos de Rusia a
recordar, proteger y defender contra todo tipo de ataques nuestro pasado
heroico común. Estamos en la antesala del 100 Aniversario de la Gran
Revolución Socialista de Octubre. Rusia tiene todo el derecho a
festejarlo con la misma amplitud que como en Francia se celebran los
aniversarios de la Gran revolución francesa. Hay que reconocerlo ahora,
ya, en la víspera del 70 aniversario de la Victoria del pueblo soviético
sobre la Alemania fascista y el Japón militarista. No es casual que
José Stalin calificó aquel triunfo como victoria del sistema socialista.
Y ese sistema nació en octubre de 1917.
En las filas del Partido Comunista de la Federaciòn Rusa hay
lugar para el debate, existe la diferencia de opiniones sobre cuestiones
concretas, pero no hay quienes estén dispuestos a renunciar a su
patria, su historia y dignidad. Nos unen a nosotros el patriotismo, los
ideales de la justicia y el poder del pueblo. Estamos luchando por el
socialismo y lo entendemos así: es imposible si está separado de nuestra
tierra, de la herencia creada a lo largo de los siglos, habitando una
casa común el pueblo ruso y otros pueblos. Recordamos perfectamente las
palabras de Alejandro Pushkin de que el irrespeto por los antepasados es
la primera señal de la inmoralidad.
La ofensiva contra Rusia se desarrolla
hoy en muchos frentes. Se usa cualquier medio: desde la presión
económica y diplomática hasta las amenazas militares. Un importante
papel juega la ofensiva ideológica e informativa. El aguijón de los
rusòfobos dispara abundante el veneno del antisovietismo. Su objetivo
consiste en separarnos de las raíces y privarnos del pasado heroico capaz
de inspirarnos a la lucha por un futuro mejor. El objetivo principal de
la propaganda occidental es borrar de la memoria las grandes
realizaciones de la época del socialismo. En vez de ello tratan de
inculcar el complejo de vergüenza por sus antepasados, inculcar a los
jóvenes el deseo de deshacerse de ella con la mayor rapidez.
Para sacar a Rusia de la crisis, para
abrir los nuevos horizontes, es preciso hacernos conciencia de la unidad
de nuestra historia. Reconociéndolo, el Presidente de Rusia V.Putin de
un modo lógico propuso asimilar lo mejor del pasado. El Patriarca Kiríl
resaltó especialmente el aporte de los ciudadanos soviéticos al
desarrollo de nuestro país. Cuando se toma conciencia de las verdades
tan importantes, hay que actuar sin demora. Y hay que empezar por los
institutos del gobierno y sus representantes. La carcoma del
antisovietismo debe ser extirpada de ellos decidida e irrevocablemente.
En noviembre de 1941, en la hora de un
peligro mortal, José Stalin llamó a seguir el ejemplo de los héroes
patrióticos de todos los tiempos. Un patriota de verdad tampoco hoy
puede renunciar a ningún logro de nuestra historia milenaria. En la
lucha por Rusia están en nuestras filas las druzhinas de la Rus
de Kiev y los regimientos del Estado de Moscú, las milicias de las
provincias rusas y los grandes héroes de Suvórov, los soldados de
Borodino y los héroes de la Guardia Roja que aplastaron la intervención
extranjera de 1918-1922, y los valerosos combatientes de la Gran Guerra
Patria.
Estoy seguro que el pueblo de Rusia
defenderá audazmente su derecho al futuro y, por consiguiente, el
derecho a la verdad sobre su pasado. Luchará independientemente de la
posición que tome la cúpula gobernante. Nuestro pueblo multinacional
seguirá defendiendo el derecho de sus hijos y nietos a vivir en un país
que no necesita lecciones impartidas desde otro lado del océano. En un
país que no sea un comedero de la oligarquía global. En un país que
apoyándose en su gran historia determine por sí mismo cómo tiene que
ser. No dudo que los jóvenes de Rusia desean vivir en la tierra de sus
héroes y entusiastas, no en la tierra de traidores y drogadictos.
Frente a un peligro exterior es el
momento de que todos reconozcan: el antisovietismo es una forma de la
rusofobia, y los que combaten contra la historia soviética son enemigos
declarados de Rusia. Para el antisovietismo solamente hay un lugar: en
el basureo de ideas perniciosas, destructivas y podridas. Ellas --esas ideas del antisovietismo-- no
deberán envenenar nuestra vida cotidiana. La sociedad rusa debe respirar
aire limpio y fresco. ¡El país necesita un ambiente sano lleno del orgullo
por las gestas de sus antepasados y de la fe en el futuro que de ellas emana. Nuestro paìs necesita, requiere y merece un ambiente sano
para la creación y el progreso!
Respetuosamente,
Guennadi Ziuganov
Presidente del CC del PCFR
Fuente: PCFR/Solidnet/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
Correo:pcvmirandasrp@gmail.com
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