Por: Alfredo Schmilinsky Ochoa
Bueno, pues, como hubiera dicho el padre Barnola, ahora sí nos la pusimos, que en maracucho quiere decir, ahora sí que nos jodimos. ¡Lo que faltaba! ¡y que homenajes a Trotski! ¿Y eso por qué? ¿Por qué homenajes en estas latitudes a un hombre que ni siquiera en su propia tierra natal se le recuerda? ¿Cuál ha sido su magna obra para que después de 70 años de su trágico fallecimiento se le está recordando? Bueno, si es por esto, cuántos hombres ilustres no han tenido el mismo trágico final. Y sin embargo, casi nadie se acuerda de ellos.
Que yo sepa, aparte de sus intrigas contrarrevolucionarias y de sus frustrados intentos de desplazar a Lenin de la conducción del proceso revolucionario, esta versión rusa de Teochoro, no se distinguió por nada más. Pero, perdón, me equivoco, porque a Trotski se le recuerda, entre otras cosas infaustas, por la fracasada insurrección popular de 1905, en la que murieron centenares de miles de indefensos obreros y campesinos. Y hay quienes afirman que ese pogrom fue organizado por Trotski a sabiendas de lo que iba a suceder, es decir, que él sabía que adonde llevaba a toda esa multitud era a un matadero.
Y no nos vengan con la boutade de que lo ignoraba. Porque, ¿cómo desconocer a lo que se exponía una multitudinaria concentración de hombres y mujeres desarmados que se enfrentaban a un régimen ferozmente autocrático y criminal, como lo era el régimen zarista, que no dudó en utilizar ametralladoras punto 50 contra los centenares de miles y miles de personas participantes en aquella gigantesca concentración? Si Trotski hubiera ignorado lo que iba a suceder, entonces no merecía estar en la dirección del Partido, sino en alguna célula de la más apartada región del país (en Siberia, por ejemplo). Y sin embargo, existen fanáticos y adoradores de fetiches que sostienen, sin el menor empacho y sin que se les arrugue el ojo, que ese genocidio fue tan bueno, que hizo posible los sucesos revolucionarios de octubre y noviembre. ¡Qué de valor, por no decir otra cosa más fuerte, pero menos decente!
Aparte de todo lo anterior, de Troski no se recuerda que haya hecho nada en beneficio de la población, que reclamaba más atención a sus problemas que a los cabildeos y conspiraciones contrarrevolucionarias de este traidor. ¿Y entonces? .Porque yo entiendo que se le rindan homenajes de agradecimiento a alguien que se haya distinguido por sus notables servicios a una causa justa, eso, repito, lo entendemos, ¡pero a Trotski! ¿Por qué no a Tin Tan, a Cantinflas y a tantos otros que tanto hicieron para alegrarnos la vida¡Ellos hicieron mucho más que lo que hizo Trotski. Y sin embargo, aparte de algunas esporádicas reposiciones de sus películas, poco se les recuerdan.
Entre los méritos que se le atribuyen a Trotski figura la creación del ejército rojo. Y en efecto, fue un hecho de relativa importancia. Ello se debe a que esa creación tiene dos aristas sumamente cuestionables. Primero, porque se le utilizó y fue esgrimida contra el fundador del estado soviético, es decir, contra Lenin. Y dos, porque fue un ejército organizado sobre la base de una férrea disciplina, de una disciplina prusiana, en la que el soldado le teme más a sus propios generales que a los del enemigo.
Esta situación, que desdice mucho de una fuerza armada socialista, cambió cuando a la muerte de Lenin, Stalin tomó el Poder y organizó un ejercito auténticamente revolucionario y en el que los soldados se dirigen a sus superiores llamándolos camarada general, camarada mayor, etc. De allí que la disciplina en este tipo de ejercito se base más en la conciencia de la tropa que sabe por qué pelea y que valores defiende, en radical contraste con lo que ocurre con los ejércitos de formación prusiana, cuyas disciplinas se basan en la obediencia ciega impuesta por bárbaros castigos.
Y si no hubiera sido así, ¿por qué creen los enemigos de la Unión Soviética que el nuevo ejército rojo creado por Stalin, pudo derrotar al invicto ejército alemán y librar la gesta más sublime y heroica que nación alguna haya librado jamás, como fue la batalla de Stalingrado?. Cualquier otro ejército, por muy bien armado que estuviera, se habría rendido en masa. Como ocurrió con todos los ejércitos europeos, incluyendo el británico, que fue acorralado en Dunquerque, en la costa norte de Francia, y como ratas fue completamente exterminado por las tropas del III Reich.
En 1.918, después de haber sido herido Lenin por Dora Kaplan , una supuesta activista de izquierda, el gobierno revolucionario dirigido por Lenin, en su afán de construir el socialismo lo más rápidamente posible, nacionalizó la industria. Lo mismo hizo con los bancos y con las empresas que contaran con más de diez trabajadores. Se prohibió también el comercio en todo el país realizado por una sola persona.
Ahora, en un país devastado por más de cinco años de guerra y con una industria prácticamente inexistente, el desempleo alcanzó cifras alarmantes. Los campesinos, al prohibírseles vender sus productos, empezaron a cultivar sólo lo indispensable para garantizar su subsistencia. Por tal razón, la producción agrícola rusa disminuyó en un 40 por ciento. Al escasear los comestibles en las ciudades, la población urbana se desplazó hacia los campos, decidida a obtener alimentos por cualquier medio. El hambre se generalizó y a consecuencia de ésta las personas empezaron a morir por la falta de alimentos.. Esta situación provocó una revuelta campesina que amenazaba con extenderse hacia las zonas urbanas. En 1921 se produjo un alzamiento de los marineros de una base naval. Por tal motivo, se envió al ejercito rojo, al mando del inefable Trotski , para sofocarla. Lo hizo, pero ejerciendo una represión y un derramamiento de sangre completamente innecesarios.
Ante este cuadro dantesco, Lenin, viendo que el país se les escapaba de las manos y que se estaba haciendo ingobernable, impuso la Nueva Política Económica, NEP. Esta consistía en anular muchas de las medidas nacionalizadoras que se habían tomado en el campo económico y que estaban llevando a la nación al colapso total. Nadie habló, en aquella circunstancia, con excepción de Trotski, un saboteador contumaz del proceso revolucionario y que su único fin parecía ser oponerse a todo lo que Lenin decía o hicíera, de profundización de la revolución, como irresponsablemente se está haciendo aquí, donde unos recién llegados a la política y que aparte del libro Mantilla, jamás han leído un libro y menos de los fundadores del marximo, pretenden dictar cátedra acerca de la revolución.
De manera, pues, que la economía de guerra y las medidas restrictivas de la libre actividad comercial fueron anuladas. Se les devolvió a los campesinos el derecho al comercio privado. Sólo tenían que entregar al gobierno el 10 por ciento de la producción en calidad de impuestos, el resto podían venderlos libremente en el mercado. Fue privatizada la industria ligera. Las tiendas, que desde los día de la revolución permanecía cerradas, volvieron a abrir sus puertas al público.
Todas estas medidas tomadas por Lenin, encontraron una fuerte oposición por parte incluso de su propio Partido, en especial, cuando no, por Trotski. Muchos comunistas pensaban que volver a los principios y métodos capitalistas constituía una traición a la revolución. Sin embargo Lenin, para justificar esta flexibilización de la actividad económica, expresó: “…el mayor peligro para la revolución es querer hacerla demasiado rápido”.Con lo cual reconocía que aún en Rusia no estaba preparada para un verdadero socialismo. Con estas palabras estaba demostrando ser un verdadero marxista,
Porque un marxista, un revolucionario, no marcha, como lo proponía Trotski, ciegamente hacia delante, como el sapo, dándose topazos contra la realidad. El verdadero revolucionario es aquel que marcha hacia delante, cuando hay que marchar hacia delante; se detiene, cuando es imprescindible detenerse; incluso que sabe cuando hay que dar un paso atrás , cuando es imperativo, para salvar la revolución, dar un paso atrás, como sucedió en Brest Litovsk, por ejemplo.
También después de la muerte de Lenin, Trotski creyó que los intereses tanto de los trabajadores como los del campesino se encontraban radicalmente encontrados. Que lo que era bueno para los unos era malo para los otros y viceversa. ¿Como planteó Trotski esta supuesta contradicción? Bueno, sacrificando a los más pendejos, que en este caso no eran otros que los hombres y mujeres del campo. Es decir, a los campesinos, que tenían que producir más alimentos aumentando la jornada de trabajo y cobrando menos por sus productos. Para imponer esta política, urgió a los trabajadores a organizarse en batallones de trabajo, al estilo militar, como única manera de poder establecer una economía planificada. Por supuesto, la puesta en práctica de esta política de querer imponer el socialismo a sangre y fuego, provocó la confrontación armada entre campesinos y obreros, en la cual perecieron 5 millones de los primeros.
Permítanme hacer aquí un paréntesis para decir lo siguiente: Luis Bilbao, un periodista argentino que nos visita con mucha frecuencia, aludió por televisión a este hecho criminal, pero lo que no dijo fue quién provocó aquella matanza. Con lo cual quedó en el aire la idea de que fue Stalin. Pero continuemos: también al fallecimiento de Lenin los comunistas aparecían profundamente divididos tanto ideológica como organizativamente.
Las más destacadas de esas disputas eran las que protagonizaban los partidarios de la NEP y los ultraizquierdistas (ultrosos, como los de un Grano de Maíz), liderados, por supuesto, por Totski, quien pensaba que mediante la NEP se le hacían demasiadas concesiones a la burguesía reaccionaria. Pero, además, los ultraizquierdistas insistían en intensificar el control sobre toda la actividad económica, aun cuando era evidente que ese control estaba llevando a la tumba al recién instaurado régimen soviético. Nunca como en esta oportunidad la frase de que los extremos se tocan, han tenido tanta vigencia. Eso ocurría con los llamados ultrarizquierdistas, que en el fondo lo que buscaban era la destrucción de la revolución soviética, para, en el mejor de los casos, instaurar un gobierno socialdemócrata.
Pero donde se pone de manifiesto la real inclinación política de Trotski fué a raíz del incidente Brest Litovsk, donde dejó claramente establecido que en lugar de ser un hombre de izquierda era todo lo contrario, es decir, un hombre de derecha, cuyo único propósito no era otro que dar al traste con la revolución.
En efecto, una de las consignas de Lenin --durante los sucesos de octubre o noviembre, según el calendario que se use-- y que Trotski adversó con todas sus ganas, pues era partidario de continuar la guerra, fué la de concertar la paz con el enemigo, esto es, terminar una guerra que no hacía otra cosa que desangrar miserablemente al noble pueblo ruso e incrementar hasta lo indecible sus terribles penurias y sufrimientos. Pero además de estas consideraciones, la propuesta de Lenin se basaba en que no había la menor posibilidad de salir airosos de aquella conflagración; no había el menor chance de derrotar a un ejército enemigo mucho mejor armado, mejor alimentado y mejor entrenado que el improvisado Ejército Rojo. Finalmente, después de una férrea oposición por parte de Trotski, se impuso la tesis de Lenin, la cual fué recibida por el martirizado y sufrido pueblo ruso con alborozadas y manifestaciones de júbilo.
Para realizar las negociaciones con los delegados de los ejércitos de Alemania e Inglaterra, que se encontraban estacionados en la frontera misma de Rusia, fue designado -tremenda metida de pata- nada más y nada menos que el inefable León Trotski. ¿Cómo llevó a cabo este siniestro personaje la misión de lograr la suspensión definitiva de las hostilidades?. Bueno, desafiando e insultando a los representantes del ejército enemigo, a los que le decía, entre otras muchas frases ofensivas, que los dirigentes soviéticos iban a llevar la revolución hasta el corazón mismo de Alemania y de la “pérfida Albión”.
La reacción de los enemigos, no se hizo esperar y de inmediato iniciaron de nuevo las hostilidades. Ante esta gravísima situación, Lenin, para salvar a Rusia de una catástrofe inminente, se vio obligado, venciendo la férrea oposición de sus enemigos internos, a la cabeza de los cuales se encontraba el que te conté, a las potencias extranjeras la ya citada región, es decir, a Brest Litovsk
Ahora, en defensa de este sujeto sus panegiristas lo único que aluden es al castigo que se les impuso a los traidores de la revolución, achacándoselo a una decisión personal de mi camarada Stalin. Nada más falso y mendaz, porque esos sujetos, después de haber confesado, fueron sometidos a un juicio público y abierto y donde podían estar presentes, como en efecto estuvieron, incluso periodistas de los Estados Unidos.
Por otra parte, si se toma en cuenta el holocausto al que fue sometido el pueblo ruso a través de toda su historia, desde las invasiones tártaras hasta la segunda guerra mundial, en la que perecieron más de 20 millones de ciudadanos soviéticos, se tendrá que llegar a la conclusión de que esos castigos no sólo fueron justos, sino que también eran necesarios para salvaguardar la integridad de la nación y de un sistema que, como el socialista, le garantizaba al pueblo ruso el fin de un vía crucis y de un suplicio que, como el de Tántalo, parecía interminable.-
Con este artículo saldo una deuda con un amigo de esta página.
Quien esto escribe siente un gran respeto por Walter Martínez.; es sin duda uno de los mejores profesionales del periodismo, si no el mejor y más culto, que ejercen esa actividad en Venezuela. Sin embargo, lamento decirlo, en relación con la crisis de los cohetes de Cuba está equivocado, o más exactamente, miente a conciencia,. El afirma que un convoy de naves de guerra rusas que se dirigían a la isla antillana para respaldarla en el caso de una agresión yanqui, se devolvió antes de llagar a los puertos de Cuba. Nada más falso.
No sólo no se devolvieron esos buques sino que anclaron en los puertos de la Isla. Porque, si esos buques no tenían intenciones de desempeñar las tareas que le habían sido encomendadas, entonces ¿por qué vinieron? No tiene sentido ¿verdad? Lo que realmente sucedió fue que los buques llegaron y esperaron a que se venciera el ultimatum que el gobierno de los Estados Unidos había dado para el retiro de los misiles del territorio cubano.
Ese fue un momento de verdadera crispación y angustia para todos los habitantes de la tierra, porque el reloj corría y nadie sabía qué hacer para evitar la catástrofe que parecía inminente. Hasta que al hermano de Kennedy, Robert, faltando pocas horas para el vencimiento del plazo establecido se le prendió el bombillo y le planteó al Presidente la firma de un tratado mediante el cual los Estados Unidos se comprometían a desistir de cualquier acción armada contra Cuba y a desmantelar los cohetes que norteamérica tenía emplazados en Europa y Asia apuntando hacia el territorio de la Unión Soviética, y todo a cambio de que la URSS retirara sus cohetes de la nación antillana, y así se hizo. De modo que si los buques de la armada rusa se hubieran devuelto antes de llegar a su destino, la revolución cubana hubiera desaparecido, porque, entonces, los Estados Unidos no hubiera tenido necesidad de proponer y firmar ningún tratado de no agresión en relación con Cuba.
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alfredoschmilinsky@hotmail.com
Nota: ¿Qué hace Vives TV en Caracas? ¿Quién diablos ve ese canal clandestino? ¿Por qué ese canal no está en Maracaibo y en manos de un verdadero profesional que no lo utilice para su promoción personal? Aquí las mafias de la oposición cuentan como mínimo con tres canales y un sin número de radioemisoeas, y pese a que el Zulia es la región electoral más importante del país, el proceso no cuenta con ninguno ¿No es esto un verdadero desperdicio? ¿Por qué todo tiene que ser para Caracas? El Zulia también existe. ASO
Fuente: Envíos a Nuestro Correo/PrensaPopularSolidaria
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