Extraído de NAENARA (Web Informativa de la República Popular Democrática de Corea)
Grupo de inspección del CDN revela la verdad del caso “Cheonan” (parte I)
Han transcurrido 7 meses desde que ocurrió en el Mar Oeste de Corea el incidente de hundimiento del buque de guerra “Cheonan” de las fuerzas navales títeres surcoreanas.
Desde el principio, calificamos como un complot la “hipótesis de intervención del Norte (de Corea)” en ese incidente y declaramos ante el mundo la voluntad de esclarecer hasta el final la verdad del caso.
Y por tal razón, propusimos la investigación sobre el terreno por parte de un grupo de inspección del Comité de Defensa Nacional de la RPDC.
Por temor a que se revelara lo más recóndito del caso, los imperialistas norteamericanos y la banda traidora de Lee Myung Bak impidieron obstinadamente la investigación sobre el terreno del grupo de inspección del CDN de la RPDC y se apresuraron a publicar el llamado “resultado de investigación” del “grupo de investigación conjunta de civiles y militares”.
Cuando ese resultado fue criticado como del todo sospechoso, publicaron hace poco otro invento, esta vez el llamado “informe definitivo”, que suscita la censura y la burla de todo el mundo.
Por otra parte despliegan sucesivamente en las aguas cercanas a las de la RPDC los ejercicios marítimos conjuntos a modo de “demostración de fuerzas armadas” y, al mismo tiempo, actúan con desesperación para lograr una sanción internacional contra la RPDC.
Queríamos dar a conocer al mundo la verdad del caso del “Cheonan” de manera más científica y justa, una vez que concluyera la investigación sobre el terreno el grupo de inspección del CDN.
Pero, los imperialistas norteamericanos y la banda traidora surcoreana niegan la investigación sobre el terreno del grupo de inspección del CDN y hasta la propuesta magnánima de nuestra parte de trasladar a Panmunjom todas las pruebas materiales del caso del “Cheonan”, supuestamente recogidas en el lugar del hecho, para verificarlas en conjunto.
Por lo tanto, decidimos publicar, como primer paso y a base de los datos recogidos hasta la fecha, esta acta de revelación para que todo el mundo vea qué complot más absurdo es el incidente de la corbeta “Cheonan”.
1. El pedazo de aleación de aluminio habla por sí solo que no es del torpedo norcoreano
El “grupo de investigación” de los imperialistas norteamericanos y sus compinches surcoreanos afirmó que el pedazo de torpedo recogido en las aguas marítimas de la isla Paengnyong, lugar de la tragedia, es de aleación de aluminio.
Y anunció a la opinión pública que ese pedazo es una prueba material del ataque de “torpedo norcoreano”.
El ejército y el pueblo de la RPDC hemos observado hasta ahora en silencio qué harían con ese pedazo metálico los imperialistas norteamericanos y los títeres surcoreanos, que alardean de conocer al dedillo a la RPDC, y hemos esperado con paciencia para hablar después de que los verifiquemos en el mismo lugar del hecho.
Pero, ante la imposibilidad de hacerlo, queremos revelar la verdad ahora mismo.
Nuestras fuerzas navales tienen torpedos al igual que las de otros países.
Decimos sin disimulo que poseemos torpedos con un poder de ataque que va más allá de la imaginación humana.
Pero, nuestros torpedos no se fabrican con la aleación de aluminio, como lo hacen otros países, sino son hechos al estilo coreano con el material de aleación de acero producido por nuestra clase obrera.
Ya habíamos pensado en entregar a los imperialistas norteamericanos y los títeres surcoreanos una muestra de aleación de acero para que ellos la compararan con el pedazo recogido y reconocieran que el “supuesto de ataque de torpedo del Norte” es un complot.
Todavía tenemos la voluntad de entregársela directamente.
A fin de cuentas, ellos mismos negaron la “teoría de ataque del torpedo del Norte”, al insistir en que el pedazo de aleación de aluminio es del “torpedo norcoreano”.
Aprovechando esta ocasión, desenmascaramos el carácter fraudulento e ilícito de los guiones de complot anti-RPDC, inclusive varios “informes de investigación” publicados por EE.UU. y los títeres surcoreanos en torno al caso de “Cheonan”.
2. La hélice del torpedo es un invento de punta a cabo
Como una de las pruebas “convincentes” que confirman la “teoría de intervención del Norte” en el incidente de la corbeta “Cheonan”, EE.UU. y la banda traidora de Lee Myung Bak presentaron la hélice del torpedo que provoca dudas desde el momento de su hallazgo.
Al decir de ellos, una embarcación civil sacó por casualidad con su traína dicha parte de torpedo que no pudieron encontrar durante más de 50 días decenas de buques dotados de ultramodernos equipos de sonda.
Lo más absurdo sucedió después cuando la hélice presentada por el “grupo de investigación” era otra que la presentada anteriormente por la TV.
Decían que la hélice sacada a flote por el barco pesquero tenía pegado un pedazo de papel plateado, pero la muestra de 1.5 metros de largo exhibida por el “grupo de investigación” el 20 de mayo no lo tenía.
Esta no es la única duda.
Al principio, dicho grupo dijo que habían sido recogidas del casco del buque “Cheonan” las sustancias de las pólvoras HMX, RDX y TNT.
Sin embargo, fue presentado un dato, según el cual de la hélice del torpedo, supuestamente utilizada para el hundimiento de la corbeta “Cheonan”, no fue detectada ni la mínima cantidad de pólvora.
Es imposible que no contenga ninguna pólvora el torpedo que explota por la ignición de esta sustancia química. Menos creíble resulta que de la hélice de ese torpedo que partió en dos la corbeta de mil 400 toneladas no se detectara sustancia alguna.
EE.UU. y los títeres surcoreanos pretextaron que no pudieron recoger la pólvora porque la hélice estuvo sumergida largo tiempo en las aguas muy saladas del mar.
Este pretexto tampoco pudo convencer a nadie porque ellos ya habían anunciado que recogieron la sustancia de pólvora de la armadura del buque “Cheonan” que estuvo hundido en la misma zona marítima durante el mismo tiempo.
3. Diseño del torpedo que burla al mundo
Al presentar el supuesto “resultado de investigación conjunta”, los títeres surcoreanos exhibieron en el local de la entrevista el diseño de torpedo CHT-02D, con el fin de mostrar la autenticidad de su argumentación. E insistieron en que este aparato fue producido por el mismo Norte porque en la introducción del diseño de torpedo se lee: “La República Popular Democrática de Corea garantiza”.
Pero, se puso al desnudo que realmente ese plano está escrito en japonés y fue revelado claramente que el motor del torpedo del diseño es cuadrado y el de la hélice en exhibición es de forma aerodinámica.
Ante el peligro de que se revelara su torpeza, los títeres surcoreanos reconocieron que hicieron explicaciones con el diseño de un torpedo similar.
En el “informe del resultado de investigación conjunta” ellos presentaron el citado diseño como “el que aparece en el catálogo de torpedos divulgado por la RPDC para exportarlos a otros países” y sostuvieron que “una imagen del torpedo CHT-02D les fue proporcionada por la sección de análisis de informaciones”.
Seguidamente, insinuaron que se trata de un file de computación, refiriéndose al “proceso de imprimir letras desde una computadora” en la RPDC.
Todo esto prueba que ellos no conocen correctamente si el diseño del torpedo es un material impreso, imagen o file de computación.
También, fue revelado que los títeres surcoreanos cambiaron en secreto en varias ocasiones el diseño en cuestión para hacer de éste un “producto del Norte”.
Esto demuestra que la hélice, presentada por EE.UU. y el Sur de Corea como prueba “contundente” del “ataque de torpedo del Norte” no pasa de ser un invento que burla al mundo.
4. “1 pon”, muestra de la ignorancia
En la industria armamentista de la RPDC, las piezas y los equipos no llevan números escritos por alguna pluma sino números grabados.
Además, utilizamos comúnmente la palabra “ho” en vez de “pon”. Es decir, la letra “1 pon” no es nuestro usual modo de denotar el número.
Si es verdad que el buque fue hundido por el torpedo, su ojiva y hélice habrían sufrido severa deformación debido a la alta temperatura y presión que genera la explosión. Por lo tanto, resulta absurdo que esa escritura se mantenga tan fresca.
La parte trasera de la hélice y la pala de timón, exhibidas por el “grupo de investigación” de los títeres surcoreanos, presentan seria corrosión en sus partes exteriores.
Para evitar la corrosión, el torpedo se pinta antes de hacerse al mar y en el momento de explosión, la pintura se quema totalmente por la alta temperatura y los restos del torpedo comienzan a ser corroídos por aguas saladas.
Según la opinión de los científicos de la esfera, el punto de quema de la pintura de la especie de silicón y cerámica, la más resistente al calor, es de 760℃ y el de la pintura aceitosa ordinaria es de 350℃ a 500℃.
Si se supone que fueron usados 250kg de pólvora en el ataque al buque, como argumenta el “grupo de investigación” de títeres surcoreanos, la energía generada en este momento elevaría la temperatura de la parte trasera de la hélice a 325℃ como mínimo y a más de 1 000℃ como máximo.
Si la pala del timón externo en el extremo trasero del torpedo estaba corroída, su interior habría sido afectado por la temperatura más alta y el de la parte trasera de la hélice, donde aparecen las letras “1 pon”, se habría calentado a una temperatura de 325℃ a 1 000℃.
Mas, las letras “1 pon” no se han escrito con la pintura sino con un rotulador. La tinta de este medio de escribir, que se ha generalizado en el mundo, se hace con xileno (con el punto de ebullición de 138.5℃), tolueno (110.6℃) y alcohol (78.4℃). Por lo tanto, la tinta se hubiera quemado por completo si se le hubiera aplicado por lo menos la temperatura de 300℃.
Si se hubiera quemado o quedado la pintura exterior, también hubieran estado en esa situación las letras “1 pon” escritas con un rotulador. Esto es de carácter científico.
Pero, la tinta se mantiene intacta cuando la pintura más resistente al calor se desapareció quemada. Nadie podrá explicar esta contradicción por muy elocuente que fuera.
Es más que natural que numerosas personas señalen que no pueden entender por qué el Norte de Corea escribió las letras “1 pon” sólo en la mencionada parte del torpedo cuando lo montaban.
Esas letras, lejos de ayudar a aclarar que el torpedo es del “Norte”, muestran lo contrario, la falta de conocimientos científicos de los conspiradores.
Mediante su experimento en las mismas aguas del accidente, un oceanógrafo probó científicamente que la superficie de la hélice, donde se ven esas letras, es más clara que las otras, porque fue limada con papeles abrasivos para inscribir esas letras y no la volvieron a meter en el agua después de realizada esta acción, mientras los profesores universitarios de EE.UU. y Canadá analizaron con precisión la tinta de las letras “1 pon” y comprobaron oficialmente que ella está en uso en el Sur de Corea. Esto llevó a los conspiradores a un atolladero.
Hasta ahora, en todas partes del Sur de Corea, están de moda las frases irónicas, tales como “el autobús azul ‘1 pon’, que circula por la calle, es de fabricación norcoreana para el Sur”, “todos los deportistas ‘1 pon’ con monos azules son norcoreanos”, “¿No será un agente norcoreano mi sobrino cuya escritura es parecida a la de ‘1 pon’?”, etc., las cuales muestran cuán absurda es esta prueba.
5. La declaración falsa: “columna de agua”
Pero, EE.UU. y los títeres surcoreanos presentaron lo de la “columna de agua” para echar tierra a esos argumentos y calificarlo de “ataque de un torpedo del Norte”.
Si el hundimiento del buque patrullero fue producido por el ataque de un torpedo, resulta natural que se produjera una columna de agua. Por esta razón, la “columna de agua” atrajo la atención de la prensa en esclarecer la causa del hundimiento.
Pero, inmediatamente después del caso, los tripulantes del citado buque o los que estaban de vigilancia en el mar de entorno no presentaron en sus declaraciones ningún testimonio de la columna de agua.
Unos días después, un guardia de la isla Paengnyong dijo de sopetón que la vio. Declaró que escuchó un ruido y acertó a ver un destello de color blanco que apareció y despareció en el ángulo acimutal 270° a distancia de unos 4 kilómetros del frente marítimo.
Al comparar su declaración con la posición de su puesto, la dirección señalada por él es un lugar completamente distinto al del hundimiento del “Cheonan” y lo que vio no fue una columna de agua sino un “destello de color blanco”.
En el tiempo del surgimiento del caso ninguno de los 58 sobrevivientes del patrullero “Cheonan” declaró que avistó una columna de agua, un resplandor o una llamarada que se producen cuando el barco se destruye por el torpedo.
Según el resultado de haber examinado con la fotografía de rayos X y otros métodos a los muertos no fueron descubiertas, afirman, heridas por los fragmentos o la quemadura, sino hubo fracturas y otras heridas por rasgaduras de piel.
Dicen que esto demuestra que es muy escasa la posibilidad de que ellos murieran por heridas externas o asfixia sino por el ahogamiento en circunstancias determinadas.
El otro ejemplo que el grupo de investigación del Sur de Corea sacó a relucir para apoyar lo de la “columna de agua” es el hecho de que a la cara del vigilante a babor se le salpicaron gotas de agua y en el buque estaba estancada gran cantidad de agua, lo cual provocó risas a la gente.
Un soldado sobreviviente del patrullero “Cheonan” testimonió que “entonces fui encargado de la vigilancia a estribor, pero no descubrí ningún fenómeno especial como la columna de agua”, refutando categóricamente lo de la “columna de agua” de los títeres surcoreanos.
Esto demuestra que tal hipótesis fue falsificada de manera coercitiva por la capa superior del ejército títere surcoreano para atribuir la causa del hundimiento del “Cheonan” al “ataque de un torpedo del Norte”.
6. “Ruta de infiltración en forma de U” —opinión de un ciego
Al cabo del incidente, el imperio y las autoridades militares títeres del Sur de Corea afirmaron a pie juntillas que antes y después del caso no hubo ningún movimiento sospechoso del Ejército Popular de Corea.
Pero, en lo que publicaron del “resultado de investigación”, dijeron ruidosamente que 2-3 días antes del incidente se había observado que unos submarinos de pequeño tamaño y un supuesto buque salieron de una base naval del EPC en el Mar Oeste de Corea y regresaron 2-3 días después.
El problema está en que en dicha base no hay ni sombra de submarino pequeño.
Los fantoches insistieron en que el polémico submarino que cargaba torpedos salió de la susodicha base a la alta mar rumbo al oeste, dobló hacia el sur y se movió finalmente al este, infiltrándose en el mar cercano a la isla Paengnyong en forma de U.
Es un embuste demasiado descabellado.
Ante la opinión pública que demandaba los datos exactos que lo pudieran justificar, los títeres surcoreanos dijeron al principio, sin tan ni son, que no podían ofrecer informaciones del movimiento de los submarinos norcoreanos porque esto revelaría el nivel del servicio de inteligencia de su ejército.
Cuando esa demanda se hizo irresistiblemente fuerte, pretextaron que debido al mal tiempo, las correspondientes imágenes de video eran de mala calidad, por eso no pudieron presentarlas.
Esto quiere decir que ellos reconocen que no pudieron detectar ningún movimiento debido a las malas imágenes de video.
Hasta hace poco, ellos hablaban en tono ufano de que la distinción de submarino se realiza a base de los datos de observación conjunta Sur de Corea-EE.UU. y el sofisticado satélite del imperio capta imágenes muy confiables con una resolución de menos de un metro vigilando determinadas zonas las 24 horas del día.
Sin embargo, esta vez hablan abstractamente de la supuesta “ruta de U” insistiendo en que únicamente en ese caso no pudieron presentar un exacto resultado de observación debido a las malas imágenes captadas 1-2 días antes y después del incidente.
De hecho, durante varios días antes y después del incidente, el tiempo no estaba mal para la observación. Esto revela que la “imposibilidad de observar”, alegada por ellos, es una artimaña para echar a la “caja negra” su complot sobre la infiltración de nuestro submarino.
7. Sustancias adheridas de aluminio negadas por la ciencia
Esta argucia fue rechazada totalmente por el análisis a precisión de los físicos célebres de la RPDC y otros varios países del mundo.
El “grupo de investigación” de los títeres surcoreanos insistió en que el aluminio contenido en el material explosivo del torpedo se convirtió en el óxido de aluminio no cristalino por la explosión y la congelación y que esta sustancia no cristalina aparece como aluminio en el espectroscopio de energía, pero, no es así en el análisis de difracción de rayos X.
Los físicos de EE.UU., Canadá y otros países lo refutaron diciendo que la explosión y la congelación no convierten el cien por ciento del aluminio en óxido de aluminio no cristalino y explicaron que es casi cero por ciento la probabilidad de oxidación de aluminio y lo mismo ocurre con la de conversión del aluminio oxidado en sustancias no cristalinas.
En particular, las sustancias adheridas al casco del buque y la hélice del torpedo son materiales que no se forman a alta temperatura, sino en temperatura media o baja, a diferencia del óxido de aluminio no cristalino formado por la explosión.
Para confirmarlo de manera científica, analizaron y verificaron las sustancias absorbidas con diversos métodos como la difracción de rayos X, la observación con microscopio electrónico y los espectros de energía, de rayos infrarrojos y de láser, etc., y realizaron pruebas para comprobar el resultado, así como propusieron al “grupo de investigación” surcoreano un experimento público.
Los físicos de la RPDC también expresaron el mismo criterio.
Los títeres que no querían aceptar esta opinión se vieron obligados a reconocer la falsedad de sus datos e insistencias, llamados científicos, diciendo que en su análisis inicial se habían extraído óxidos de aluminio no cristalinos y, en cuanto a los cristalinos, una cantidad tan mínima que era difícil encontrarlos.
Pues, la explosión experimental del casco por el torpedo y el análisis de las sustancias absorbidas, que lanzaron, según los títeres, un resultado de mayor vigor científico, muestran que ellos trataron de justificar su investigación sin conocer la verdad científica de que el aluminio no se convierte cien por ciento en el óxido no cristalino mediante la explosión.
8. La hélice de babor y la lámpara fluorescente no destruidas
Además, no había sido dañada la lámpara fluorescente instalada en la línea divisoria de las dos partes del buque.
Los visitantes dijeron en tono irónico que habían visto por primera vez en su vida un torpedo de superprecisión que parte en dos el buque dejando intacta la lámpara que estaba bien cerca del punto de explosión.
Agregaron que merecía la patente como “mágica y blindada” porque resistió a la prueba de la explosión.
En efecto, la deformación de la hélice del buque constituye el principal punto de debate para explicar su encallamiento. Por eso lo más importante era aclarar esta duda elemental, pero los títeres no supieron dar ninguna explicación al respecto.
Ante la creciente duda, el Ministerio de Defensa del Sur de Corea dejó confuso el resultado del análisis de la hélice destruida y expresó absurdamente que la lámpara para el buque estaba hecha para resistir impactos y que no hay por qué ella tiene que romperse al partir en dos el casco del “Cheonan”.
La hélice del babor y la lámpara no dañadas dieron un no rotundo a la teoría de Estados Unidos y los títeres surcoreanos de que “Cheonan” fue hundido por el “ataque del torpedo del Norte”.
9. La prueba publicada demuestra el hundimiento por los escollos
El mayor interrogatorio es si la corbeta “Cheonan” fue sumergida por un torpedo o arrecife.
A fin de ratificar que la causa de este caso se debió al ataque del torpedo, los títeres surcoreanos expusieron a la prensa la proa y la popa del buque de guerra que inicialmente no deseaban exhibir ante el público.
Al respecto, los especialistas dijeron que todas las pruebas demuestran claramente que el hundimiento del buque fue engendrado por los escollos y que el “grupo de investigación conjunta” cometió errores fatales al analizar la causa.
Ante todo, la proa de la corbeta fue descubierta en el área entre las islas Paengnyong y la Taechong donde hay muchos escollos.
También, la fisura en la parte exterior y la hendidura de la parte izquierda del aparato de seguridad izquierdo de la popa, y las huellas de raspamiento en la armadura del casco y el aparato de seguridad se producen sólo cuando el buque se choca contra algún escollo o el arenal.
Si la corbeta fuera destruida por el ataque del torpedo, ella no estaría rasgada parcialmente ni oxidada.
Al ver que el aparato de seguridad no sufrió ninguna alteración mientras la hélice derecha de la popa estaba torcida completamente, los especialistas, que insisten en el hundimiento por arrecife, dicen que si el buque hubiera sido hundido por la explosión sin contacto bajo el agua, que causa violenta contracción y expansión, el aparato de seguridad se habría roto o desaparecido y que esto es una duda lógica.
Los títeres surcoreanos califican esta duda de “tesis absurda” que “ayuda al enemigo” y tratan de censurar los argumentos justos tildándolos de otro color.
Pero, no pueden encubrir jamás la verdad.
Si el torpedo hubiera estallado cerca de la corbeta “Cheonan” como insiste el “grupo de investigación”, el casco del buque debe estar incrustado de sus fragmentos, cosa que no sucedió en realidad. Además, ningún tripulante sufrió la rotura del tímpano ni de la articulación, ni tampoco aparecieron peces muertos sobre el mar, fenómenos que ocurren tras el ataque del torpedo.
El resultado de análisis de la imagen “TOD” publicado por el Ministerio de Defensa del Sur de Corea, y las coordenadas presentadas por el “grupo de investigación” y por el sistema automático de mando táctico de la marina surcoreana evidencian que a la hora del accidente publicada por el “grupo de investigación” la corbeta “Cheonan” continuaba navegando rumbo al noroeste. El hecho de que la corbeta siguió la navegación contra la corriente de agua después de la referida hora muestra la falsedad de la suposición de su “hundimiento por el torpedo”.
Los sobrevivientes expresaron que habían sentido que el buque emergía chocándose contra algo duro junto con un sonido estruendoso y olía a petróleo quemado, lo cual es otra prueba del hundimiento del buque por escollos.
No es casual que los especialistas nacionales y extranjeros insistan en que no hubo explosión submarina sin contacto de cerca, la hélice del torpedo no tiene nada que ver con la destrucción de la corbeta “Cheonan” y nada testimonia que el torpedo es “del Norte”, basándose en el análisis integral del estado de destrucción del aparato de energía propulsora del torpedo y del casco del buque —según los títeres surcoreanos el primero fue encontrado en el área del hundimiento de la corbeta—, las declaraciones de los involucrados, las heridas y cadáveres, las ondas sísmicas y aéreas, la prueba de explosión submarina, la marea del mar cerca de la isla Paengnyong, los elementos de explosivos y las piezas del torpedo.
10. Desaparecidas imágenes del “Cheonan”
En particular, las “ondas de choque” que causaron daños más directos al “Cheonan”, dieron un gran impacto al casco al aproximársele a una velocidad de 8 mil metros por segundo.
Onda de choque tan poderosa producida a tantos metros de distancia es capaz de partir el buque en 1.1 segundo.
En un video sobre el ensayo de la “explosión acuática sin contacto” contra un torpedo mediano, realizado en el año 2004 por el Instituto para Estudios de Defensa surcoreano, el torpedo “Paeksang-o” (tiburón blanco) con 185kg de TNT rompe el buque en dos pedazos en menos de un segundo.
Además, a más de diez segundos de la explosión, cuando se haya desaparecido la columna de agua de decenas de metros de alto, la proa y la popa se alejan decenas de metros. Y a los 30 segundos, el mar se traga por completo el barco.
Teóricamente el buque “Cheonan”, presuntamente atacado por el torpedo “CHT-02D” con 250 kg de TNT y más potente que el “Paeksang-o”, debiera haberse hundido completamente a los 30 segundos de la explosión con su popa y proa guardando cierta distancia.
El Ministerio de Defensa surcoreano, que hasta hoy se niega a publicar la nota de navegación y los detalles de la sonda acústica, so pretexto de secreto militar, divulgó a regañadientes un video de TOD sobre el lugar del incidente, el cual ha captado todo este proceso salvo los momentos de la explosión del buque y de su desintegración.
Entonces, ¿a dónde fueron a parar esas imágenes que bien podrían aclarar la causa del hundimiento del buque?
Al principio, al publicar las imágenes del movimiento normal del “Cheonan” antes de la explosión, de la proa y la popa divididas ya después de la explosión, y del hundimiento de la proa, el Ministerio de Defensa surcoreano insistió en que no tenía las imágenes del momento más importante de la separación de la proa y la popa.
Pero, por la fuerte crítica de la opinión pública, se vio forzado a publicar en dos ocasiones las imágenes adicionales, acrecentando aún más las sospechas.
El video de TOD, presentado adicionalmente por los títeres, proyecta un pasaje de entre 32 y 40 segundos tras la explosión del buque.
Según este material con 8 segundos de duración, la popa y la proa no están distantes, y la chimenea del buque se ve como un punto negro y está inclinada hacia el estribor, apuntando a la isla Paengnyong.
A juzgar por experimentos científicos y conocimientos generales, en esos instantes el buque debe haber desaparecido de la superficie del agua.
Perplejo, el Ministerio alegó que “se ha filmado difusamente por el foco del TOD de tres magnificaciones” y que el casco del buque, dividido en dos partes, no se ve correctamente por la baja resolución”.
También las imágenes, publicadas en tres partes divididas so pretexto de que son secretos militares, muestran que el hundimiento del buque no se debió al ataque de torpedo.
11. Jugada insensata de medición del tiempo de corrosión
La absurdidad del “resultado de la investigación”, presentado por EE.UU. y los títeres surcoreanos, la revela también su jugada de medición del tiempo de corrosión del cuerpo propulsor de torpedo.
Al publicar el “informe intermedio de investigación”, los títeres dijeron que, mientras analizaban el material metálico de la hélice del torpedo y su capa corroída, no pudieron medir el exacto tiempo de corrosión por lo demasiado grande que era el margen de diferencias entre uno y otra.
Añadieron que por eso los miembros del “grupo de investigación” evaluaron ocularmente que la corrosión era similar a la de uno o dos meses.
Entonces, ¿no hubo otro medio sino la vista humana para medir ese tiempo?
Vale la pena recordar el resultado de experimentos de un especialista surcoreano en asuntos marítimos.
Con el fin de aclarar científicamente el estado de corrosión de la corbeta “Cheonan”, él metió los pedazos calentados de aluminio, acero inoxidable y hierro en las aguas con condiciones similares a la zona marítima del hundimiento, como la salinidad y la marea, etc. y los sacó cierto tiempo después.
Según el resultado, esos pedazos no quedaron tan oxidados como la hélice del torpedo. En particular, el pedazo de aluminio tenía absorbidas algunas sustancias blancas, pero la parte calentada tenía el colorido negro, en rotundo contraste con las sustancias pegadas a la hélice propulsora, de las que hacía mención el “grupo de investigación” surcoreano.
También el pedazo de hierro estaba cubierto de herrumbre negra, pero, al ponerlo en el aire tras limpiarlo, ésta se tornó amarilla. Como un contraste con la herrumbre roja del eje de la de hélice propulsora del torpedo, constituye una prueba de que éste estaba mucho más oxidado que aquél.
También el acero inoxidable se puso negro en algunas partes, pero, no se corroboró un fenómeno de corrosión.
El especialista surcoreano dijo que la hélice, expuesta por el “grupo de investigación conjunta” para demostrar el ataque del torpedo norcoreano, estaba cubierta de herrumbre de una manera exagerada, lo que prueba, continuó, que permaneció sumergida en el mar 4-5 años por lo menos y fuera del agua bastante tiempo.
También el resultado de la investigación de Rusia señala que según el análisis y la comparación científicos del estado de oxidación del casco de la corbeta “Cheonan” y de hélice del torpedo “1 pon”, se puede juzgar que la segunda estuvo debajo del mar durante más de 6 meses, y sacar la conclusión de que los dos objetos no tienen relación uno con otro.
Efectivamente, en el apéndice del “informe final” publicado por el “grupo de investigación” surcoreano están señalados los datos del “EDS” (análisis espectral de energía) que comprueban que las sustancias extraídas del torpedo no son el óxido de aluminio producido por la explosión, sino el hidróxido de aluminio que se obtiene de la corrosión.
Los especialistas extranjeros expresaron unánimemente su incertidumbre, pues esos datos que se obtienen cuando se calientan las sustancias absorbidas a la temperatura de 200℃, aparecieron en el “informe final”, y no en el “informe intermedio de investigación”, afirmando que el resultado de experimentos sobre las sustancias absorbidas, por ser igual al que se da en el tratamiento térmico del hidróxido de aluminio, contradice la conclusión del “informe final” de que ellas se produjeron debido a la explosión.
Incluso manifestaron que podían interpretar que la aparición de tal dato en el “informe final”, lleno de engaños y falsedades, es posible gracias a algunos científicos honestos.
Al decir que su prueba no se realizó de manera científico-técnica sino con la simple “vista humana”, los títeres surcoreanos revelaron por sí solos que su investigación tuvo lugar sin fundamentos científicos y a la ligera, y también demostraron bien que su “alegato sobre la intervención del Norte” en el incidente de hundimiento de la corbeta “Cheonan” es de cabo a rabo una farsa inventada.
12. Simulacro experimental del hundimiento que resultó ser un hazmerreír
Pero, este ensayo puso al revés el resultado de la investigación realizada hasta ahora.
Al principio, los títeres publicaron que la capacidad explosiva correspondía a nuestro torpedo mediano “CHT-02D” de 250kg de TNT y, a base de esto, presentaron el resultado de la investigación.
En efecto, en los datos técnicos del torpedo “1 pon”, publicados por los títeres, la cantidad de pólvoras estaba definida como 250kg. El problema consiste en que con esta cantidad no se logra hundir el buque “Cheonan”.
Generalmente, en el torpedo se usa una pólvora más potente que TNT.
Los especialistas dicen que la capacidad explosiva del torpedo es 1.4-2 veces mayor que TNT. Por lo tanto, la capacidad explosiva del torpedo “1 pon” llegará a la de 350-500kg de TNT.
También los títeres, al reconocerlo tardíamente, realizaron, para corregir su error, otro simulacro experimental de la explosión en el agua, aumentando la capacidad explosiva del torpedo a 360kg de TNT, porque sólo así podrían reproducir la imagen real de la destrucción del buque “Cheonan”, sobre todo de la sala de motores y el suelo del casco.
El resultado del experimento negó varios fenómenos aparecidos con el hundimiento de la corbeta “Cheonan”.
Si se niega el hecho de que la dimensión de la explosión deducida a base de las ondas sísmicas y las sonoras aéreas captadas en aquel entonces fue de 140-260kg de TNT, esto significaría negar todas las pruebas basadas en la capacidad explosiva, como el surgimiento de choque y calor, la altura de la columna de agua, el grado de las heridas de los tripulantes, la posibilidad de existencia de las letras “1 pon”, la no existencia de huellas de las ondas de choque por la explosión de torpedo ni en el casco ni en el polvorín interior del buque hundido, etc.
En cuanto al simulacro un miembro del “grupo de investigación” dijo que “nos vimos obligados a modificar con afán y completar el modelo durante unos 2 meses”, confesión que demuestra que el informe no fue nada más que un montaje de datos falsos.
A fin de cuentas, los títeres hicieron ingentes esfuerzos por imponer a la RPDC la responsabilidad del hundimiento de la corbeta “Cheonan”, pero, esto negó el resultado de su propia investigación.
13. “Informe final”, convertido en acta de acusación malintencionada
Pero, este informe las amplificó más demostrando que la promesa de ellos es otra mentira.
A diferencia del primer informe que analizaba principalmente las causas del incidente, esta vez se limitó a enumerar las actividades de investigación por fechas, el proceso y contenido de este trabajo y los datos de análisis, omitiendo todas las partes que no podían aclarar, en cuanto a las sospechas que cayeron sobre ellos como lluvias.
Esto no era sin razón, porque aunque presentaron de nuevo como una prueba material la hélice del torpedo que según ellos habían encontrado sobre el terreno para comprobar su “alegato de ataque del torpedo del Norte”, clave de la sospecha, no pudieron sacar la prueba directa de que es norcoreano, volviendo a decir lo que dijeron antes en cuanto a las letras “1 pon” y al “diseño de torpedo”.
Las publicaciones surcoreanas criticaron ese defectuoso “informe final” preguntando quién creería las pruebas indirectas enumeradas en él y lamentaron que aunque la investigación demoró mucho tiempo con la participación de numerosos especialistas, no encontraron ninguna prueba perfecta de la causa del hundimiento y, al contrario, amplificaron y reprodujeron sólo las dudas. Por eso es natural, —continuaron— que más del 70 por ciento de los habitantes surcoreanos sospechan la “tergiversación de la verdad por las autoridades para alcanzar su objetivo político o evadir la responsabilidad”, y que los demás también desconfían de ellas.
De hecho, los círculos políticos, sociales y científicos, así como los habitantes de distintos sectores sociales del Sur de Corea, celebran ahora seminarios urgentes para condenar el “informe final” y expresan su disposición de aclarar hasta final la verdad del incidente.
No es casual que el grupo de investigación de Rusia, el único en indagar sobre el terreno el hundimiento del buque “Cheonan”, confesara que “no ha podido encontrar ninguna prueba para cuestionar el torpedo norcoreano”; que el grupo sueco que participó en la investigación conjunta reservara oficialmente la posición de que “el hundimiento fue obra de un pequeño submarino norcoreano”; y que en varios países del mundo levantaran sospechas sobre el “resultado de la investigación” y demandaran la reinvestigación.
Perplejos ante el bombardeo de críticas de distintos medios de difusión masiva de Rusia, Alemania, China, EE.UU. y otros países del mundo, que tildaron de intriga sin parangón el “informe final sobre el incidente de Cheonan” publicado por las autoridades surcoreanas, los conspiradores vituperaron a los que planteaban las sospechas de la siguiente manera: “Les bastaría ver las caricaturas, pues hemos filmado en ellas todas las sospechas y controversias”.
Hablar de la “limitación de la capacidad de análisis” en la época actual de nanogramo es, a fin de cuentas, reconocer que no se puede ocultar la verdad con la falsedad. Y el haber sustituido por las caricaturas la explicación científica y técnica sólo revela cuán pueril es la intriga de los conspiradores.
Mediante el caso del “Cheonan”, que sacrificó vidas de muchos soldados para la confrontación con los compatriotas, la camarilla de Lee Myung Bak demostró su siniestra naturaleza como traidores a la nación sin igual, como recalcitrantes provocadores a los connacionales y como vendepatrias serviles a EE.UU.
Al instigar a su miserable lacayo a ejecutar esa farsa anti-RPDC, EE.UU. hizo ver a todo el mundo a sí mismo como inigualable “realizador” de las farsas de ese tipo y volvió a sacar grandes provechos estratégicos en la región del Extremo Oriente y el Nordeste Asiático.
Son innumerables los datos reveladores de la falsedad del resultado de la investigación presentado por EE.UU. y la banda traidora.
Si ellos siguen lanzando frenéticamente la campaña de enfrentamiento con la RPDC pretextando el hundimiento de la corbeta “Cheonan”, publicaremos las segunda y tercera actas para desenmascarar su fraudulencia.
EE.UU. y la banda del traidor Lee Myung Bak que fabricaron un complet sin precedentes en la historia nacional serán severamente castigados por la época y la historia.
2 de noviembre de 2010
Pyongyang
Fuente:Naenara: http://175.45.176.14/sp