Por: Marcos Domich
Fuera del país me he sorprendido con la noticia, difundida en Internet, de la realización de un “Encuentro Nacional Indianista-Katarist a” (ULAQA) que tuvo facetas preocupantes. El encuentro, realizado en los ambientes de la Universidad Pública de El Alto (UPEA) y auspiciado por unas 7 agrupaciones, entre ellas la Carrera de Sociología, tenía un extraño contenido. Se exhibieron “estandartes” con la simbología nazi y algunos de los participantes portaban abrigos que imitaban a los de los soldados nazis y brazaletes con la típica svástica. Pero además emitían un extraño discurso y poses que eran, como ellos mismos se encargaron de explicitarlo, una mezcla de indianismo y nazismo que no admite dudas acerca de su raigambre de derecha extremista, fascista.
La esencia nazi, que siempre implica racismo, se exteriorizó de inmediato. Un muchacho rubio que participaba ingenuamente, acaso llevado por aquello de que hay que apoyar toda manifestación india en la Bolivia de hoy y del cambio, fue excluido de los actos con violencia verbal y una “argumentación” entre espeluznante y ridícula. Le dijeron que por tener “más pelos en la cara” era más próximo al mono y por lo tanto menos evolucionado, incapacitado “para hacer la revolución”. En suma, que era un eslabón inferior de la evolución del homo sapiens. No concluye en eso la irracional argumentación, acusaron al creador de la teoría de la evolución de las especies, al ilustre Charles Darwin, de haber “robado la concepción evolucionista de la Puerta del Sol”. Atribuyen al gran científico algo que ni siquiera tiene coherencia en el tiempo. Mientras Darwin formulaba sus teorías, en la década del 30 del siglo XIX, dudamos que tuviera noticia acerca de la Puerta del Sol.
Fuera del país me he sorprendido con la noticia, difundida en Internet, de la realización de un “Encuentro Nacional Indianista-Katarist a” (ULAQA) que tuvo facetas preocupantes. El encuentro, realizado en los ambientes de la Universidad Pública de El Alto (UPEA) y auspiciado por unas 7 agrupaciones, entre ellas la Carrera de Sociología, tenía un extraño contenido. Se exhibieron “estandartes” con la simbología nazi y algunos de los participantes portaban abrigos que imitaban a los de los soldados nazis y brazaletes con la típica svástica. Pero además emitían un extraño discurso y poses que eran, como ellos mismos se encargaron de explicitarlo, una mezcla de indianismo y nazismo que no admite dudas acerca de su raigambre de derecha extremista, fascista.
La esencia nazi, que siempre implica racismo, se exteriorizó de inmediato. Un muchacho rubio que participaba ingenuamente, acaso llevado por aquello de que hay que apoyar toda manifestación india en la Bolivia de hoy y del cambio, fue excluido de los actos con violencia verbal y una “argumentación” entre espeluznante y ridícula. Le dijeron que por tener “más pelos en la cara” era más próximo al mono y por lo tanto menos evolucionado, incapacitado “para hacer la revolución”. En suma, que era un eslabón inferior de la evolución del homo sapiens. No concluye en eso la irracional argumentación, acusaron al creador de la teoría de la evolución de las especies, al ilustre Charles Darwin, de haber “robado la concepción evolucionista de la Puerta del Sol”. Atribuyen al gran científico algo que ni siquiera tiene coherencia en el tiempo. Mientras Darwin formulaba sus teorías, en la década del 30 del siglo XIX, dudamos que tuviera noticia acerca de la Puerta del Sol.