¿CRISIS DE CIVILIZACIÓN O CRISIS DEL MODO DE PRODUCCIÓN?
Por: Jerónimo Carrera
En los actuales tiempos de fines de milenio, tanto en lo referente al panorama nacional como en cuanto a los asuntos internacionales, con frecuencia se oyen voces que pretenden explicarnos la situación caótica que vivimos ahora mediante revividas tesis de un carácter obviamente idealista o metafísico.
Incluso, echando con gran descaro al basurero de la historia los últimos cinco siglos de impresionante desarrollo científico, y tratando de sepultar todo lo avanzado por el racionalismo humanista a partir del Renacimiento, se apela a muy viejas supercherías sobre los orígenes mismos de la humanidad. Todo con la intención de impregnarnos de pesimismo respecto a nuestras posibilidades de luchar por vivir en un mundo mejor.
Por eso se ha hecho tan importante para poder alcanzar ese mejor futuro que la humanidad progresista rechace la visión fatalista y distorsionadora, auspiciada por los medios monopolizados a escala internacional, según la cual “hemos llegado al fin de la historia”, “se acabaron las ideologías”, “estamos ahora en un mundo unipolar”, “triunfó el capitalismo y murió el marxismo”, y tantas otras frases necias del mismo estilo.
Sólo enfrentando tales tonterías de la propaganda masiva de esos medios mercenarios, haciendo uso de argumentos serios y científicos que hagan prevalecer la verdad, será posible contribuir a la pronta recuperación del movimiento popular –en nuestro caso- en Venezuela.
De allí lo necesario que resulta exponer ante el pueblo venezolano las causas reales de esta terrible bancarrota de nuestro país, y al mismo tiempo, denunciar a los culpables, es decir, a quienes debemos inculpar no sólo en lo personal, como individuos, sino más que todo en lo social, como parte que son de la clase dominante.
Hay que recalcar mucho, por ejemplo, la noción primordial de que esta crisis venezolana no ha sido gestada por factores puramente de índole local. Aunque así lo propague tozudamente Uslar Pietri en su “pizarrón dominical”, no es por estar el petróleo en manos del Estado que nos ha llegado tan grave crisis. Para empezar, en Venezuela nunca el petróleo ha sido controlado realmente por el Estado, sino por los grandes consorcios imperialistas.
Esto fue así antes y después de la nacionalización, que por algo fue calificada de chucuta. Y ha sido la injerencia de esos factores foráneos, precisamente, la causa básica de toda la deformación de la economía venezolana, empezando con la ruina de nuestra agricultura hasta culminar en un endeudamiento que nos ha puesto de rodillas ante el FMI y los banqueros yanquis. Pero también allá, en los países acreedores, la economía ha entrado hace tiempo en una prolongada crisis. Lo cual nos indica que nuestra muy criolla crisis no es tal, pues en realidad es una crisis dependiente de la crisis general que sufren esos mismos países acreedores.
La verdad completa, además, la gran verdad que debe saberse, hay que proclamarla a todo pulmón: mundialmente estamos en crisis, sin que ello pueda servirnos de consuelo a los venezolanos. Pero habrá que precisar también que se trata de una inmensa crisis del modo de producción imperante hoy en el mundo, del capitalismo con todas sus nefastas características de despilfarro de recursos y un creciente empobrecimiento de las masas populares.
Si quieren llamarla “crisis de civilización” o “falta de valores éticos”, o lo que prefieran, es algo que puede agradar al paladar burgués pero que en nada va a cambiar la esencia del problema ni la suerte del trabajador. Por lo tanto, debemos decirlo claramente, es la crisis mundial de todo el sistema capitalista la que estamos pagando los venezolanos.
Fuente: PrensaPopularSolidaria ComunistasMiranda
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