Por: Jerónimo Carrera
Hoy quiero decir algo sobre uno de esos temas que en el mundo de nuestros tiempos ya deberían estar fuera de moda, al menos para el conjunto de fuerzas de izquierda.
En efecto, recuerdo que hace ya más de medio siglo, cierto día del mes de febrero, en el año 1956, y en plena dictadura aquí de la criminal pandilla perezjimenista, al encontrar yo en la sección de internacionales del diario caraqueño “El Universal”, en forma muy destacada, un despacho desde Moscú de la ahora desaparecida –por lo desacreditada, quizás- agencia yanqui United Press, y relativo a la celebración allá del XX Congreso del PCUS, quedé estupefacto.
Me dije, no puede ser, esta es una patraña más del imperialismo, que busca sembrar desaliento –sembrando pesimismo- en los partidos comunistas obligados a actuar en la clandestinidad, como el nuestro…
Pero cuando algo después pude leer acá un ejemplar del periódico que editaba entonces en Bucarest el Buró de Información, órgano de varios partidos comunistas europeos, fue como pude darme cuenta de lo mucho de veracidad que tenía ese despacho de la UP yanqui. Pues en ese Congreso de los comunistas soviéticos había sido condenado, en forma muy seria y con gran sentido autocrítico, ese prolongado periodo de unos veinte y pico de años -tras de la muerte de Lenin (1870-1924)- en que estuvo Stalin (1879-1953) como el dirigente supremo del Partido y de la URSS.
Las consecuencias de tan significativo paso, iniciado por nuestros camaradas soviéticos cuando los imperialistas ya habían desatado en su contra una ofensiva que se conoce con el nombre de “guerra fría”, se hicieron sentir en el seno del movimiento comunista internacional. Bien podríamos decir que la historia del movimiento obrero mundial ha quedado signada por la denuncia de toda forma de “culto a la personalidad”.
En la edición siguiente de la “Historia del PCUS”, de 1960, por ejemplo, se dice esto: “A Stalin le corresponden grandes méritos no sólo por su contribución para asegurar el triunfo del socialismo en la URSS, sino también por su aporte al desarrollo del movimiento comunista y de liberación en el mundo. Esto, naturalmente, hizo que J. Stalin adquiriera gran prestigio y popularidad. Sin embargo, con el transcurso del tiempo se empezó a atribuir a Stalin todas las victorias alcanzadas por el País Soviético bajo la dirección del Partido. Comenzó a crearse paulatinamente el culto a la personalidad de J. Stalin.” (Pág. 807).
Entonces comenzaron a aparecer los pequeños Stalin, sus copias, en los partidos comunistas de una gran cantidad de países. Felizmente, y quizás por lo que algunos autores han calificado como “el sentido igualitario de los venezolanos”, aquí en nuestro PCV no tuvimos nunca, ni mucho menos ahora, tal anomalía tan extraña al marxismo.
Los comunistas venezolanos, ya declarados pública y solemnemente bolivarianos desde 1944, sin embargo nunca hemos practicado ningún culto personal. Así se puede constatar en la obra “Bolívar visto por marxistas”, de la cual han aparecido dos ediciones, una en 1987 y otra en 2006, ambas del Fondo Editorial “Carlos Aponte” y ahora totalmente agotadas.
En el extenso prólogo de dicha obra escribí yo estas palabras muy definitorias al respecto: “Desde luego que los marxistas no estamos en modo alguno formando filas en el culto bolivariano. No lo podemos estar, pues el marxismo es por su propia esencia contrario al culto a las personalidades. Cuando se ha llegado en determinados países a establecerse un culto semejante, bajo gobiernos dirigidos por marxistas, no ha sucedido eso sobre la base del marxismo sino a pesar del marxismo. Las razones habría que buscarlas en las situaciones concretas de atraso cultural y político…” (Pág. 29).
Fuente: PrensaPopularSolidaria http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com Correo: pcvmirandasrp@gmail.com
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Hace 6 años
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