Por:Tomás Andino Mencía
2. Renunciar a nuestras banderas a cambio de maquillaje y promesas
Apenas hace un mes y medio, el FNRP realizamos nuestra magna Asamblea Nacional “Campesinos Mártires del Aguan” (26/2/2011) donde definimos un curso de acción totalmente opuesto al reconocimiento y a la “reconciliación” con el régimen golpista.
En esa combativa Asamblea Nacional las bases definimos un proceso de lucha por la refundación del país mediante la Auto Convocatoria a una Asamblea Constituyente y definimos, además, reunir a los luchadores sociales del país para diseñar y ejecutar un plan de lucha contra las políticas neoliberales del régimen de Porfirio Lobo Sosa. A continuación cito las resoluciones a que me refiero:
“Se realizará la auto convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente, teniendo como respaldo las declaraciones soberanas, el día 28 de junio de 2011.”
“Se realizará un Encuentro de Luchadores del Movimiento Social que militan en el frente con el fin de definir una plataforma de lucha unificada de todos los sectores sociales”
Ahora resulta que, sin que haya habido otra Asamblea Nacional, esas metas se cambiaron en la mencionada reunión, por este otro propósito:
“… buscar esa reconciliación que ha hablado con muy buen lenguaje el Presidente Juan Manuel Santos en Colombia, como mediador, para buscar este proceso de reconciliación de la familia hondureña,…” (Discurso del Coordinador General del FNRP, Manuel Zelaya, el 16 de abril 2011, en Caracas, Venezuela)
Ahora no se habla de sacar a los golpistas del Estado mediante la lucha popular sino de “reconciliarnos” con ellos, como si fuéramos parte de la misma “familia”.
El criterio de la Resistencia siempre ha sido que, primero, queremos ver en la cárcel a todos los golpistas, represores y asesinos, y después, hablemos de reconciliación. Lo extraño es que la demanda de juicio y castigo a los que violaron derechos humanos no aparece en el planteamiento de nuestro Coordinador y Sub Coordinador, sino que ahora tendremos que conformarnos con que:
“en Honduras haya un compromiso de respeto de los Derechos Humanos, porque después del Golpe de estado lo que tenemos es represión y muerte por la dictadura que hemos tenido” (Discurso de Juan Barahona, el 16 de abril 2011 en Caracas, Venezuela)
Tampoco se menciona el concepto de Refundar el Estado de Honduras, sino solo de “volver” al orden constitucional, mediante una Constituyente.
“Que esto nos permita en Honduras volvamos al orden constitucional a través de una Asamblea Nacional Constituyente” (Discurso de Juan Barahona, el 16 de abril 2011 en Caracas, Venezuela)
Pero ¿de qué tipo de Constituyente hablan? Como se puede ver, ha desaparecido del vocabulario de nuestros dirigentes el concepto de “Auto Convocatoria a la Constituyente” y que esta sea “originaria” y “refundacional”, pese a ser un mandato de la misma Asamblea Nacional y de un millón 343 mil firmas.
Planteado en estos términos, el único convocante posible de la “Constituyente” a que nos conduce este acuerdo, es el régimen golpista de Porfirio Lobo y Juan Orlando bajo el sistema de los partidos políticos existentes, lo que significa una “Constituyente” al estilo tradicional de la oligarquía, salvo porque se podría añadir al FNRP como una fuerza política electoral más.
Estoy seguro que Pepe y Juan Orlando Hernández, propondrán que tal decisión sea objeto de un Plebiscito en el marco del Artículo 5 reformado de “su” Constitución, con todas las desventajas que eso tiene, como he demostrado en otro artículo (“¿Quién gano con la reforma al Artículo 5 constitucional?”). Como pintan las cosas, no sería extraño que nuestros dirigentes también lo acepten.
En cuanto al retorno del Coordinador General del FNRP, Manuel Zelaya Rosales, y demás exiliados, se sigue planteando como parte de la propuesta, solo que ahora desapareció la mención de las condiciones de la OEA para que sean retirados los juicios políticos en su contra, algo realmente descabellado si consideramos el carácter represivo y artero de este régimen.
Finalmente, se remata el giro “reconciliatorio” con la demanda de ser reconocidos como “fuerza beligerante”, por supuesto, para luchar en las urnas.
Así lo dijo el compañero Juan Barahona, quien se pronunció por un acuerdo:
“que nos permita también tener la posibilidad de que se reconozca al FNRP como una fuerza política con la facultad de participar en futuros procesos electorales para la búsqueda de la toma del poder político desde la Resistencia… ” (Discurso de Juan Barahona, el 16 de abril 2011 en Caracas, Venezuela)
Como bien dice Galel Hernández (“Recuento de un Encuentro”, FIAN 17-4-11), antes nosotros desconocíamos al régimen por ilegitimo, pero ahora es al revés, ya que algunos de nuestros dirigentes están dispuestos a pedirle al régimen que sea este quien reconozca a la Resistencia, con tal de tener acceso a diputaciones, alcaldías y regidurías, que, como se ha demostrado hasta la saciedad, no significan haber “tomado el Poder”.
Por cierto, resulta sintomático que en el campo electoral no aparece el cambio del Tribunal Supremo Electoral ni tampoco el cambio de Ley Electoral entre las condiciones que se le pide a Pepe Lobo para un arreglo, como lo establecen las condiciones definidas en la Asamblea Nacional del FNRP del 26 de febrero para una eventual participación. Esta ausencia nada despreciable significa aceptar que sean los partidos tradicionales los que dirijan el proceso electoral a través de su desprestigiado TSE.
Todo lo anterior tiene como supuesto que el FNRP tendría que reconocer como válida la Constitución de 1982, rota por el Golpe de Estado, así como su Ley Electoral; y de igual manera tendría que reconocer como “Presidente” –como le llaman ahora-- al dictador Porfirio Lobo así como a su Corte Suprema de (in)Justicia, el Congreso, la Fiscalía General del Estado, las “gloriosas” Fuerzas Armadas, entre otras instituciones del Estado oligárquico.
Para decirlo en pocas palabras, hacer lo que nos recomiendan en esa “mediación” seria renunciar a nuestras principales banderas de lucha. ¿A cambio de qué? A cambio de algunos cambios cosméticos y de promesas que sabemos de antemano no cumplirá.
La experiencia nos indica que, una vez obtenido lo que quieren, nada obligara al régimen golpista a cumplir lo que habría ofrecido; si no pregúntenle al magisterio que opina de la palabra de Pepe Lobo y Juan Orlando.
En cambio, los golpistas obtendrían su ingreso definitivo a la OEA y su fortalecimiento económico internacional.
¿Quién sale beneficiado con semejante negocio? La respuesta es obvia: el golpismo que se consolidaría en el poder.
Fuente: Voselsoberano/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com/
Correo: pcvmirandasrp@gmail.com
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